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Cuadernos 3 - Plan alfa

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Claustro JerónimoREVISTA DE ESPIRITUALIDAD JERÓNIMA CUADERNOS 3 • NAVIDAD 2001LA PRÁCTICADE LA HOSPITALIDADEN LA ORDEN DE SANJERÓNIMO EN ESPAÑAJavier Onrubia Rebuelta


ClaustroJerónimoEDITA:Monasterio de Santa María del Parral40003 - SEGOVIATeléf. 921 431 298 • Fax: 921 422 592E-mail: oshsmparral@plan<strong>alfa</strong>.esFotografía portada:Fray Martín de Vizcaya (Zurbarán).Fotografía contraportada:Monasterio del Parral.Campanario desde el claustro principal.Maqueta e imprime:Gráficas CEYDEDepósito Legal: Sg-56/2000El presente número de <strong>Cuadernos</strong> denuestra revista, al igual que los dos anteriores,presenta un trabajo monográficosobre un tema de espiritualidad monásticay más en concreto jerónima: la tradiciónhospitalaria de nuestra Orden.De un modo cercano, claro y sencillo,el autor -buen amigo, amante de laOrden y huésped de nuestras Casasconunas pinceladas ilumina la realidadactual de la hospitalidad jerónima.C U A D E R N O S N º 3A propósito del tema ............................ 3Ayer: San Jerónimo y Santa Paula.Orígenes de la Orden de San Jerónimo.. 4La hospitalidad jerónimaen nuestros días .................................... 8Huesped de los jerónimos...................... 15


Parezcamos a San Jerónimo en esto,no volvamos jamás el rostro a la hospitalidad,y sea este muy particular ejercicio de esta su religión,recibamos a todos los que quieren nuestra compañíaFray José de SigüenzaMonasterio de Santa María del Parral. Refectorio.


A la comunidad de monjes jerónimos deSanta María del Parral, en Segovia,a quien siento tan cercana.JAVIER ONRUBIA REBUELTAA PROPÓSITO DEL TEMALos medios de comunicación, de los que hoy disponemos en nuestra sociedad -radio, prensa, TV, internet...- con cierta periodicidad nos suelen ofrecer informaciónsobre la posibilidad que tenemos de pasar algunos días en los numerosos monasteriosrepartidos por nuestra geografía. Se han publicado varias guías en las que aparecendatos de cómo llegar a cada monasterio, si admiten hombres y/o mujeres -o inclusofamilias-, duración de la estancia, condiciones del alojamiento, precio por día y persona,actividades en las que se puede participar, etc. Esto es lo que algunos han llamado“otra forma de hacer turismo”. A mí, esta expresión no me gusta demasiado.Por supuesto que cuando se visita un monasterio hay que disfrutar de la arquitectura,la pintura y la escultura, pero, sin duda, lo más importante son las “piedras vivas”;los hombres y mujeres que viven en él la llamada del Padre, ese don -tan incomprendidomuchas veces- que es la vocación. Por eso, un monasterio vacío pierde su razónde ser.Yo he disfrutado de la hospitalidad monástica en numerosas ocasiones, casi siempreen monasterios jerónimos, por lo que estas páginas se centrarán en esta Orden.Mi intención al escribirlas es la de invitar a todas aquellas personas que se sientanatraídas por descubrir una forma alternativa de vivir la fe -distinta a como la vivimosquienes estamos en medio de un mundo lleno de inquietudes, prisas y desasosiegos,a dar el paso de llamar a las puertas de una comunidad contemplativa y ser su huésped.Bien merece la pena hacer la experiencia, y recomiendo repetirla con cierta asiduidad,sea por unos días o unas horas. No tardarán en gozar de sus frutos.Ahora conozcamos un poco la práctica de la hospitalidad en una Orden que se hacaracterizado por ejercerla desde su nacimiento: la Orden de San Jerónimo.3


AYER: SAN JERÓNIMO Y SANTA PAULAORÍGENES DE LA ORDEN DE SAN JERÓNIMOLa hospitalidad es una forma de ejercer la caridad muy característica delEvangelio. Son textos muy claros al respecto: Mt 15, 32; 19, 21; 25, 34-39; Lc 24, 29;Jn 21, 12; Hech 16, 15; Rom 12, 13; 1Tm 3, 2; Tit 1, 8; Heb 13, 2 y 1Pe 4, 9.San Jerónimo, fiel seguidor de Jesús y maestro de monjes, puso en práctica la hospitalidad,y nos dejó constancia de ello en sus cartas:Nosotros también... hemos edificado un mesón junto al monasterio, no vaya a ocurrirque si ahora vienen a Belén José y María, tampoco hallen posada. Pero son tantas lasmultitudes de monjes que aquí afluyen de todo el orbe, que nos sentimos agobiados y nipodemos abandonar la obra comenzada ni tenemos fuerzas para llevarla adelante...(Ep. 66, 14 a Heliodoro).Bonitamente se dice “perseguir la paz”, según la expresión del Apóstol: “persiguiendo lahospitalidad” (Rom 12, 13), de modo que no invitemos a los huéspedes con palabra ligeray apresurada y, por así decirlo, con la boca pequeña: antes al contrario, hemos de retenerloscon todo el ardor del alma y dejándolos que se lleven algo de nuestra ganancia yahorro (Ep. 125, 14 a Rustico, monje).También Santa Paula, discípula aventajada de San Jerónimo, construyó una hospedería,que no bastaba para acoger a la gran multitud de visitantes que llegaban yque, al marcharse de allí, se convertían en grandes propagandistas de lo que habíanvisto y admirado.A los que llamaban a las puertas de estas hospederías se les lavaba los pies, se lesfacilitaba alojamiento, comida y bebida, y seguramente -de una u otra manera- se lespredicaría la Palabra. Eran peregrinos, pobres, vagabundos o personas que deseabanencontrarse cara a cara con estos hombres de Dios, cuyo ejemplo de vida era conocidoen lugares muy distantes de donde ellos habitaban.Transcurre el tiempo y el espíritu de San Jerónimo perdura por su fama de santidad,transmitida a través de sus Vidas y sus escritos, dando origen, en el siglo XIV, a la fundaciónde varios institutos religiosos. En España la Orden de San Jerónimo. Por eso los nuevosmonjes dispusieron que la hospitalidad fuera una parte muy importante de su espiritualidad.No podía ser de otra manera si estaban decididos a vivir como su Padre y Patrón.Todo esto nos lo confirma la historia. Iremos de la mano del gran historiador jerónimo,Fray José de Sigüenza, sin necesidad de recurrir a otros, como Fr. Pedro de la4


Vega, Fr. Francisco de los Santos, Fr. Francisco Salgado y Fr. Juan Núñez, pues no sepretende con este trabajo realizar un detallado y exhaustivo estudio sobre la hospitalidadjerónima.Escribe el magnífico historiador jerónimo:La principal [razón de imitar a San Jerónimo] por tenerle tanta devoción, y éstanacida por un divino impulso, y por tenerle siempre delante de los ojos, como ejemplovivo de penitencia, llamándolos Dios del mundo a la soledad, de la soledad al monasterio,donde noche y día se desvelasen en loores divinos, en hospitalidad, en acoger huéspedesy peregrinos, pues estos habían sido los dos ejercicios del glorioso doctor en la cuevadonde se albergó María, como él tantas veces repite... (SIGÜENZA, Fr. José de, Historiade la Orden de San Jerónimo, Madrid, 1907. 1909, Tomo I, págs. 25-26).La hospitalidad que en ella se ejercita da buen testimonio de esto. Es un común refugiode todos, pues no hay suerte alguna, ni estado de gente, que no se hospede sin sacoen casa de San Jerónimo, ni hay casa de San Jerónimo que cierre la puerta a ninguno(T. I, p. 37).Y a propósito de cómo se practicaba en los primeros monasterios:- Monasterio de San Jerónimo de Cotalba, Gandía (Valencia): Tras esto hacengrande acogida y hospitalidad a cuantos van y vienen, sin negarla ni despedir alguno,dándoles a comer y cenar con harta liberalidad (T. I, p. 76).- Monasterio de Santa María de Guadalupe (Cáceres): Las hospederías abiertasperpetuamente, recibiendo a los que llegan con tanto amor y reverencia, y crianza,como si fuesen los dueños de la casa (T. I, p. 94-95).- Monasterio de Nuestra Señora de La Mejorada, Olmedo (Valladolid): La hospederíaes un mesón, pagado y bien servido, para todos cuantos van y vienen con cualquierocasión y aun sin ella. Acaece los más días darse de comer a quince y veinte personas,y muchas llegan a treinta, cosa que en la Orden, con ser tan larga en esto, hahecho siempre maravilla, y cotejado este gasto con lo que tiene de recibbo, parece que segasta a cuenta del cielo (T. I, p. 115).- Monasterio de San Jerónimo de Espeja (Soria): Hizo un buen claustro donde viveel convento y otro más pequeño para hospedería (T. I, p. 123).- Monasterio de San Jerónimo de Valparaiso (Córdoba): La casa hace otra manerade limosna que la llamaremos mejor hospedaje: da de comer en la hospedería a cuantagente honrada va de aquella ciudad, que hay día que pasan de setenta, y lo ordinarioson muchos (T. I, p. 139-140).5


- Monasterio de Montamarta (Zamora): Dejaron aquellos santos fundadores dos cosasmuy encargadas en este convento: la primera, que el oficio divino se haga... Lo segundo,que se haga mucha caridad y humanidad con los huéspedes, sin diferencia alguna,que por esta causa han recibido de Dios grandes favores y bienes (T. I, p. 151).- Monasterio de la Murtra, en Badalona (Barcelona): Tienen una hospedería de lasmejores que hay en toda esta religión, aunque las hay muy buenas, donde hay tantoejercicio de hospitalidad (T. I, 297).- Monasterio de San Juan de Ortega (Burgos): La razón de esta maravilla, ella semanifiesta, que es la caridad y hospitalidad, fundamento y principio de este edificio,que con santa competencia de fe con su fundador, ejercitan en ella los religiosos de S.Jerónimo... repartiéndose sin esto cada día, más de ochocientas raciones a los pobres dela tierra... (T. I, p. 337).En definitiva, y recurro de nuevo al P. Sigüenza, la Orden supo desde el principiocultivar la caridad para con el visitante:...toda la orden tiene como por ejercicio la hospitalidad, acariciar huéspedes, abrigarpobres y socorrer necesidades... (T. I, p. 117).Es interesante advertir cómo en algunos capítulos generales se llegó a prevenirciertos excesos producidos por personas que se “aprovechaban” de la hospitalidad jerónima.Sobre el de 1468 se ha escrito:En lo de la hospitalidad, advirtieron también con gran prudencia, se ejercitase comosiempre, y más con los necesitados y pobres, mostrándoles alegría en el rostro y caridaden las almas, palabras y obras. En los que no tienen esta necesidad (ni los traeesto a nuestros monasterios, sino el gusto) amonestaron se hiciese con recato el hospedaje,no se usasen cortesías, se excusasen gastos y otras policías, que no son de nuestrolenguaje, que los sirviesen, sí, conforme a su calidad y a las obligaciones, ensenándolesa contentar con lo honesto y con lo que es bueno a personas religiosas... (T. I, p.387).Y en el de 1599:Que así mismo en las hospederías se moderasen los gastos, porque no todos los que sehospedan son tan ángeles, ni apóstoles de Cristo, que no vaya a vueltas algún Judas,que tiene por perdido cuanto regalo hacen Marta y María a los pies o a la cabeza delmismo Señor que en sus huéspedes viene disfrazado (T. II, p. 66).Los Jerónimos recibían en sus monasterios a reyes, nobles, bienhechores de lacasa, autoridades, peregrinos, pobres, vagabundos y necesitados de todo tipo. Reyes6


Monasterio del Parral desde Segovia.y nobles sentían una atracción muy fuerte por la forma de vida de los Jerónimos. Poreso Enrique IV visitaba Santa María del Parral (Segovia); Isabel la Católica, Guadalupe(Cáceres); El Escorial (Madrid), Felipe II, y por supuesto, Yuste (Cáceres)donde murió Carlos I. Ya el primer monasterio y cuna de la orden, San Bartolomé deLupiana (Guadalajara), contaba con un claustro dedicado a hospedería, y se convirtióen un cenobio muy visitado y favorecido por la realeza.En este contexto, hablemos un poco del Hospedero. Según lo describen el “Librode Costumbres” de algunos monasterios, debía de ser un monje afable, con experiencia,consciente de que él era la imagen de la comunidad para el huésped. Era el encargadode tener preparadas las celdas de los huéspedes, limpiar la vajilla dedicada a ellos, barrerlas dependencias de la hospedería y prestar la debida atención a los recién llegados.La historia nos ha dejado el retrato de alguno de ellos más destacados por su celohospitalario. Por ejemplo Fray Martín de Vizcaya, a quien incluso conocemos por elespléndido retrato que de él hizo Zurbarán, y que se encuentra en la sacristía delMonasterio de Guadalupe. En él aparece Fray Martín repartiendo trozos de pan a ungrupo de pobres. Escribe Sigüenza:... Así el Prior le puso en la puerta de aquella casa (Guadalupe), oficio de confianza,por la frecuencia de los huéspedes, negocio de diversas calidades, variedad de gentes, ymultitud de pobres. Así es menester que el que allí se pone no sólo sea prudente, sino7


de gran caridad. A todo esto respondió Fray Martín santamente, y conforme a lasesperanzas que de él se habían concebido: la caridad que usaba con los pobres, fue excelente.Dábales todo cuanto podía... Tratábalos con tanta reverencia, y mostrabatenerlos tanto respeto, que parecía era él el que recibía la caridad, y no el que la daba...Así parecía que recibía en cada pobre un Jesucristo (T. I, p. 215).Otro monje que recordamos es Fray Alonso de Ontiveros, del Parral, a quien elmismo Sigüenza nos lo presenta de esta manera:Hiciéronle portero, y fue su caridad tanta, que no comía nunca la ración por darla alos pobres, socorrió allí grandes necesidades, que no podían manifestarse a todos... ypasaban en esto continuos milagros, que sería cansancio referirlos (T. I, p. 550).Pero llega el “bueno” -lo digo irónicamente- de Juan Mendizábal, Presidente delConsejo de Ministros, y en 1835 decreta la supresión de todas las órdenes religiosas masculinasy la consiguiente venta de sus posesiones en favor del Estado. Consideraba queestos bienes estaban en “manos muertas” y eran improductivos. Fue la llamada “desamortización”.Así acabó también, claro es, con las hospederías monásticas.Como los Jerónimos no tenían ninguna casa fuera de España, cuando pasó el vendavalno pudieron venir jerónimos del extranjero a restaurar sus monasterios en laPenínsula, por lo que la Orden permaneció inactiva hasta poco antes de que hubierapodido acaecer su extinción canónica. Gracias a D. Manuel Sanz Domínguez,luego Fray Manuel de la Sagrada Familia, que inspirado por Dios se comprometió asu restauración, el día 11 de agosto de 1925 llegaron al Parral un grupo de postulantes.El 10 de julio de 1927 emitieron sus primeros votos religiosos seis monjes. Y así,con distintas circunstancias y avatares, hasta nuestros días en que, en los dos monasteriosexistentes, Santa María del Parral y San Jerónimo de Yuste, la hospitalidadsigue siendo una parte importante del carisma y del espíritu jerónimo.LA HOSPITALIDAD JERÓNIMAEN NUESTROS DÍAS¿Cómo practica la Orden de San Jerónimo la hospitalidad en nuestros días?.Fieles al legado de siglos anteriores, las comunidades jerónimas, después de su restauración,recogen esta rica herencia y la asumen totalmente. Fray Antonio de Lugo,OSH, escribió en la revista “Cistercium”:8


El ejercicio de la hospitalidad en que resplandece la caridad cristiana, es tenido entrelos jerónimos como una de sus tradiciones que proceden del Santo Padre [SanJerónimo]; se ejercita con todos, sin discriminación alguna y sin interés; esto sólo bastaríapara considerar a los jerónimos como auténticos hombres de Dios. Todos losMonasterios tenían hospedería, según sus posibilidades, y en atender huéspedes ypobres invertían buena parte de sus ingresos. Con la hospitalidad va pareja la caridadcon que atendían a cuantos pobres acudían a sus puertas (núm. 119, julio-septiembre1970, p. 236)Fray Ignacio de Madrid, monje del Parral, especialista en la historia de la Orden,la describe así:La OSH es un instituto monástico que, en vida retirada, se dedica a las alabanzasdivinas, a la contemplación y al trabajo. Los monjes comparten con los que vienen aellos, mediante la hospitalidad y la limosna, el fruto de esa contemplación y trabajo(“Síntesis histórica de la Orden Jerónima”,1973).La Madre Cristina de la Cruz Arteaga, muy conocida por su ejemplar dedicacióna la Orden y por sus escritos históricos y espirituales, la definió como hospitalaria ydadivosa (“23 Institutos religiosos, hoy”, Madrid, 1974, p. 69)Las “Constituciones de los Monjes de la Orden de San Jerónimo”, actualmentevigentes, dedican el n. 168 del capítulo X, titulado “Con amor apostólico”, a explicarel concepto que hoy tienen sobre la hospitalidad:La forma más tradicional de nuestra caridad con el prójimo es la hospitalidad, formaexquisita y eficaz de apostolado. En medio de un mundo que introduce inquietud ydisipación en el corazón del hombre, se ve legitimada la separación de quienes anhelanvivir un tiempo la soledad monástica con deseo de buscar a Dios en la paz interior.La caridad pastoral, pues, nos impone una acogida en nuestra familia monásticaa todo el que quiera compartir seriamente nuestra vida, siempre que quedengarantizados dentro del monasterio la soledad, el silencio y el Orden.Y en las “Declaraciones a las Constituciones” se concreta la manera de ejercer esahospitalidad:Atienda a los huéspedes un monje idóneo que se distinga por su observancia y espíritumonástico. Los demás sólo nos relacionaremos con ellos previo permiso del padre prior.Cuidemos que por la presencia de los huéspedes no disminuya la soledad y el silencioni se turbe el Orden del monasterio. El padre prior con su consejo determine el máximode huéspedes que convenga recibir y el tiempo de permanencia.9


Vista del Monasterio del Parral.Sean recibidos y atendidos, cualquiera que sea su condición religiosa, social y económica,con sumo respeto y caridad, viendo en ellos al mismo Cristo (cf. Mt 25, 34-40).En cuanto buenamente pueda ser no se exija pensión alguna por su estancia: agradezcamosla ocasión que nos proporcionan de ejercitar la caridad (nn. 85-87).La “Regla de Vida para las Monjas Jerónimas” contiene igualmente un punto dedicadoa la hospedería:Nuestra vida fraterna se extiende, más allá de nuestros muros, a nuestros vecinos yvisitantes, a cuantos nos benefician y aman a nuestra Orden y aun a toda la comunidadde los hijos de Dios. La forma más tradicional de nuestra caridad con el prójimoes la buena acogida y aun hospitalidad, forma exquisita y eficaz de apostolado...Es de desear que, dentro de las posibilidades locales, tan diversas, y sin menoscabo denuestra observancia y horario conventual, se ejercite también “ad extra” la clásicahospitalidad jerónima con los sacerdotes, familiares, amigos y bienhechores y con loshermanos necesitados -tan queridos por Santa Paula- que, de algún modo llamen alas puertas de sus hijas... Donde pueda hacerse con edificación y sin menoscabo de lasnormas de clausura, una delicada forma de hospitalidad será hacer partícipes a nues-10


tros visitantes de la liturgia de nuestro coro, del recogimiento de nuestras iglesias, deesa paz y quietud que transparentan los atrios de la Casa del Señor (n. 66).La revista “Imágenes de la Fe” en el año 1992, publicó un número monográfico(el 266) dedicado al tema “Monasterios abiertos”, en el que -entre otros monasteriosseincluyen los jerónimos de Yuste, El Parral y San Matías (Barcelona). Allí encontramosuna abundante información sobre la hospitalidad jerónima. En la presentación,Fray Francisco de Andrés, monje de Yuste, dice:La hospitalidad ha sido siempre una de las notas características de la inspiración delos fundadores, que la Iglesia siempre ha sabido apreciar y valorar como “muy propiode nuestras casas”, según decía Pablo VI. Hoy se puede decir que, más que nunca, tienevigencia en nuestros días la hospedería monástica, donde el hombre, que sabe “detenerse”en el tiempo, se permite pensar, reflexionar, encontrase consigo mismo, con sussemejantes y con Dios. Siguen siendo no pocos los que desconocen estos lugares deencuentro, de renovación interior, de toma de conciencia. Los monasterios al serviciode quien busca la verdad en el silencio, la luz en la quietud, el sosiego en un mundosin prisas, el sentido de su vida en un mundo desconcertado.La revista nos ofrece algunos datos sobre el papel y el funcionamiento de las hospederíasdel Parral y Yuste:Un aspecto muy importante en nuestra vida monástica es la hospedería a la que tienenacceso los hombres (no es mixta -para mujeres-). El huésped se puede incorporara la vida comunitaria como un monje más: coro, trabajo, por supuesto las comidas,que se hacen con la comunidad. La estancia suele ser de una semana y es gratuita. Sepone a su disposición cuanto puede tener un monje, ya que se le considera como unmiembro más de la comunidad. La hospedería no se tiene como lugar de estudio o desimple descanso, sino de reflexión y oración. Las habitaciones son completas e individuales.Por los motivos que aquí se aducen, la estancia es en clausura para evitar quese transforme en hostal, parador o lugar de emplazamiento para una vida turística.Se respeta la ideología, el pensamiento... del huésped con tal de que no influya en lavida conventual. Se trata de ofrecerle un lugar, una vida, una comunidad que le ayudena ser él mismo, a encontrarse consigo mismo y con Dios.Es requisito previo avisar con alguna anticipación, y la aportación económica se dejaa la voluntad...El reportaje dedicado al Monasterio de San Matías, de monjas jerónimas, dedicaun espacio al “Casal Bellesguard”, centro de espiritualidad, de retiro y de oración, quedesde noviembre de 1976 es atendido por estas religiosas:11


...un lugar con buenas condiciones (materiales: habitaciones individuales, una buenabiblioteca de espiritualidad, etc., y ambientales: pequeño bosque privado) a disposiciónde los hermanos de hoy para ayudar no solo a una mayor interiorización, sino auna profundización espiritual hacia la intimidad con Dios.A la contemplativa, como ya se ha dicho, no le basta tener a Dios, si le faltan los hermanos...La oración, el silencio, la interiorización son realidades de la gracia cuyosfrutos se deben compartir con los hermanos.Hay varias obras publicadas que incluyen el testimonio de personas que han sidohuéspedes de monasterios jerónimos. Voy a citar dos que son bastante representativas,porque sirvieron para dar a conocer a los Monjes Jerónimos entre el gran público.Antonio Ortiz Muñoz publicó el libro “Los caballeros encerrados” (EdicionesStudium. Madrid. 1961) en el que narra su visita a Yuste:“Bien venido seas, hermano; que el Señor te pague la ocasión que nos brindas, con tuvenida, de servir en ti a Jesús”.Con estas cordialísimas palabras he sido recibido en el monasterio de Yuste. Se mehan abierto de par en par las puertas del cenobio, y no por privilegio especial, ni amistad,ni influencia. Únicamente porque soy peregrino, y me he acogido a la hospitalidadde la Orden, que en las Constituciones establece como uno de los fines principalesdel Instituto “el ejercicio de la caridad con los huéspedes que acuden a nuestras hospederías”.Huésped soy del monasterio de Yuste. El Padre Hospedero me ha dado la bienvenidacon esas amables frases y me ha indicado la celda que ocuparé en el claustro. Nohan de transcurrir muchos meses sin que Yuste cuente con hospedería. Mejor dicho,vuelva a funcionar la que antaño disfrutó de justo renombre y por la que desfilaronmillares de peregrinos” (p. 27).Más adelante reproduce un dialogo con el Padre Hospedero, quien le explica elsentido de la hospitalidad:- Pero cuando esté terminada la Hospedería...- No, no -el Padre Hospedero se adelanta rápido a mis palabras-. Nuestra Hospederíano será un Parador de Turismo, ni mucho menos.- ¿Entonces...?- Será la Hospedería de un monasterio, donde se recibe al que desea participar delambiente de recogimiento y oración para tratar con Dios los negocios del alma.12


- Comprendido.- Nosotros no somos hoteleros,sino hospederos, y nuestrooficio no es sino un medio deejercer la caridad con nuestroshermanos. Por eso nadacobramos, nada pedimos. Siel huésped quiere entregarnosalgo, Dios se lo recompensará(p.50).El libro también nos describepuntualmente la vida en comunidad,de la que participó el autor:el coro, la eucaristía, el refectorio,etc.En 1963 apareció el libro “LosMonjes Españoles”, de José MaríaB. Olarra (Editorial Gómez,Pamplona.) con un capítulo dedicadoal Parral. En el hay multitudde pequeñas observaciones, de las Vírgen del parral con el monasterio al fondo.que voy a transcribir dos:Así nos dirigimos hacia donde me han instalado habitación, en el claustro mayor delParral. Recuerdo que el barman de un parador de la sierra me dijo que, quien sabegastar su dinero, da limosna a los monjes por su hospedaje, mejor que pagar la facturade una pensión. Pues ellos “fueron los primeros hoteleros y aún nadie de nuestrogremio les gana en proporcionar el bienestar que ellos facilitan en sus alojamientos”(p. 103).Precisamente una de las actividades a que se dedican los Jerónimos es la hospedería,como obra de caridad, pues mediante la atención a quienes en ella permanecen unosdías ejercen un apostolado eficaz, por el ejemplo de trabajo y sencillez que ofrecen ylas piadosas conversaciones que mantienen, trayendo a la práctica de la Religión aquienes tal vez la habían olvidado (p. 104).En la Biblioteca del Parral he tenido la oportunidad de consultar otros trabajosmás recientes escritos por huéspedes que han plasmado -con gran exactitud- cómo13


Monasterio del Parral. Iglesiadesde el estanque de la portería.


transcurre la jornada diaria en un monasterio. En uno de estos escritos se describenlos platos servidos en las comidas y cenas, el desarrollo de la Misa Conventual, elorden en el que se colocan los monjes en el Coro para rezar las Horas, e incluso, unabreve descripción de cada monje. Por no estar estos trabajos destinados a su publicación,creo conveniente dejarlos en el anonimato. Resulta muy habitual, que quienha estado unos días en un monasterio, recoja sus impresiones por escrito.HUÉSPED DE LOS JERÓNIMOSAunque conozco directamente la hospitalidad jerónima por los monasterios masculinosde Yuste y El Parral, también he disfrutado la de los monasterios femeninos:el de Santa Paula, en Sevilla, y los de la Concepción Jerónima (El Goloso) y elCorpus Christi, en Madrid. Quiero destacar la extraordinaria acogida dispensada porlas Monjas Jerónimas, que siempre ha ido mucho más allá de lo que yo podía imaginarme.Me han facilitado puntualmente aquellos materiales que las he solicitadopara mis diversos trabajos sobre la Orden, y me han acogido siempre que las he visitadode tal manera, que me han hecho sentirme como un miembro más de la FamiliaJerónima.Sirva como ejemplo mi visita al monasterio sevillano. Llegué a primera hora de lamañana, tras un largo trayecto, por lo que las religiosas no me dejaron irme hasta quecomí en el locutorio y descansé un buen rato en una hamaca que me facilitaron expresamentepara que me recuperara del viaje.Mi primera noticia sobre los Jerónimos me la dio mi padre quien, por haber estudiadoel bachillerato interno en un colegio de Segovia en los años 40, conoció elParral. Al terminar la Semana Santa de 1978, visité por primera vez este monasterio.Tras ser recibido por Fray Julián Antoranz, pasé a hablar con el Padre Prior, FrayIgnacio de Madrid. Éste me proporcionó algunos libros sobre la Orden, a la vez queme advertía que lo mejor para conocer a los Jerónimos era pasar unos días con ellos.Dicho y hecho. Me propuse aprovechar la primera ocasión que tuviera y, cuando asífue, llamé a las puertas del monasterio. A partir de ese momento comencé a experimentarla hospitalidad de estos monjes.Me recibió el Portero, quien, tras un cariñoso saludo, avisó de mi llegada al Hospedero.Éste es el encargado de atenderte durante tu estancia en el monasterio. Mellevó a la celda que me había sido asignada. Las celdas disponen de baño con ducha,15


agua caliente, estufa de butano -hoy calefacción-, una mesa con su correspondientesilla, la cama, una mesita de noche con una pequeña luz, un banquito y un armarioestantería.Sobre la mesa me encontré una hoja, con la cual se me daba la bienvenida y se meinforma de las normas que rigen la hospedería y el horario de la comunidad. Incluyetambién algunas citas sobre la hospitalidad.El texto de esta hoja, sin las citas, es el siguiente:Bienvenido seas, hermano, a esta casa de Dios.Desde este momento te deseamos una grata y provechosa estancia entre nosotros,en la paz y el silencio de este monasterio.Elevamos nuestras plegarias al Todopoderosopara que salgas de aquí como hombre nuevo,dispuesto a glorificar y servir al Creador.El Señor te recompense la oportunidad que nos brindasde servir en tí a Cristo.NORMAS- Respeta el clima de soledad y silencio del Monasterio:• Cuida de no hablar por los claustros y tránsitos: en casos imprescindibles,hazlo brevemente y en voz muy baja.• Procura no entrar en la habitación de otro huésped, pero si fuere preciso,hablad de manera que no transcienda al exterior ni a las habitaciones contiguas.Nunca durante la siesta ni por la noche (de Completas al desayuno).• Evita también cualquier otra clase de sonido o ruido como, por ejemplo,radio y demás, o al menos utiliza los auriculares.- Tu comunicación habitual será con el monje Hospedero o con el P. Prior. Si deseascomunicarte con cualquier otro monje, manifiéstaselo al Hospedero o al P. Prior.- Puedes administrar el tiempo según tu conveniencia. Mas si deseas participar enlos actos de la comunidad: Liturgia de las Horas, Eucaristía y refección, procura serpuntual. Si asistes a los actos de culto, te rogamos cantes suavemente para no desentonarde los monjes.- El humo del tabaco es extraño al Monasterio; no fumes sino en la celda o en lahuerta.16


- Para que también otros puedan beneficiarse de nuestra Hospedería, el tiempomáximo que puedes estar con nosotros es una semana.- La pensión es libre y se confía a las posibilidades económicas y a la buena voluntadde cada uno.HORARIO2 Levantarse2,15 Oficio de lectura - Oración3,30 Descanso6,30 Levantarse7 Ángelus - Laudes - Lectio divina8,25 Desayuno8,45 Tercia - Trabajo12,20 Dejar trabajo13 Misa conventual - Acción de gracias14 Ángelus - Sexta14,15 Comida - Tiempo libre (descanso)16 Nona - Tiempo libre19 Ángelus - Oración19,30 Vísperas - Tiempo libre21 Cena21,30 Completas - Silencio mayor - DescansoDOMINGOS Y SOLEMNIDADES12 Misa conventual13,15 Ángelus - Sexta19 Ángelus - Vísperas - Exposición del Santísimo17


Interior de la iglesia del monasterio deSanta María del Parral desde los pies.


Al entrar en clausura e incorporarte a la dinámica de la comunidad, comienzan apercibirse una serie de sensaciones muy diversas. Trataré de comentar las más frecuentes,las que he sentido en todas y cada una de mis visitas a los monasterios jerónimos,y que conozco son comunes a las de otros huéspedes, con los que he podidointercambiar opiniones al respecto.Silencio.El silencio no nace solamente de la ausencia de ruidos. Es algo más. En el monasterio,ciertamente, no se escucha el tráfico de vehículos, radios, televisiones o conversacionesen voz alta. Pero sí se escucha el correr del agua de las fuentes, la sacudidade las hojas de los árboles, el tañido de las campanas, el canto de los pájaros... Estossonidos te conducen a un estado tal de relajación, que te predisponen a una interiorizaciónque te ayuda a oír cosas que en otros ambientes se ahogan. Te sirve para concentrarteen la lectura o la meditación, que alcanzan en este silencio su total plenitud.La celda, el claustro y la huerta son lugares ideales para saborear este silencio.Soledad.Esta soledad voluntariamente aceptada te lleva a conocerte tal y cómo eres enverdad. Te descubre aspectos de tu personalidad muy profundos y ocultos. Hace queseas consciente de que tu vida sólo tiene sentido si te entregas a algo o a alguien.Notas como en tu corazón se hace presente toda la Creación. Aunque parezca paradójico,en la soledad se palpa una compañía universal “invisible”.Paz.Interna y externa. El tiempo parece que se detiene. Las prisas desaparecen de tualrededor. Actividades tan habituales como dormir, comer o caminar adquieren unanueva -y desconocida- perspectiva. Personalmente me sigue impresionando, igual queel primer día, la comida en el Refectorio. El comer en silencio, escuchando la lecturaque hace uno de los monjes, de algún texto apropiado para tal ocasión, es un momentoque crea una armonía interior muy especial .Se instalan en tu cuerpo y tu espírituuna calma y una placidez no sentidas hasta entonces. Todo lo que ves te resulta“nuevo”. Todo fluye apaciblemente en tí.Acogida.Otro aspecto a destacar es el de la acogida por parte de los monjes. Tu unión ala vida del monasterio se produce con una tremenda naturalidad. El Hospedero estásiempre muy atento para informarte puntualmente sobre el desarrollo de todos y cadauno de los actos comunitarios en los que puedes participar. En el Coro te indica19


donde debes situarte y te señala los salmos correspondientes a cada Hora; en elRefectorio te señala el lugar que tienes asignado; te enseña las diversas dependenciasmonásticas, etc. Esta autenticidad y sencillez en el trato te crea inmediatamente unclima muy agradable; te sientes como en tu casa...Concluiría diciendo que el silencio, la soledad y la paz, son tan sólo unos medios-eso sí, muy importantes- para vaciarnos de todo aquello que no nos sirve para alimentar,fortalecer y renovar nuestra Fe. Si la Palabra de Dios no nos empapa y nosayuda a ser “Hombres Nuevos”, la estancia en el monasterio no nos servirá de mucho.Podemos caer en el peligro de una pura “atracción estética”, en un simple romanticismopor la vida monástica. Por más que, de hecho, la experiencia de unos días enuna hospedería monástica, normalmente deja algún impacto -mayor o menor- aun enlos no creyentes.El paraje donde está enclavado el monasterio, la belleza de la celebración de laLiturgia de las Horas y de la Eucaristía o el encuentro con situaciones nuevas, son unpoderoso reclamo para convivir con una comunidad monástica contemplativa. Perotodo ello sin olvidar que eso que vemos -lo exterior- no es lo fundamental. Lo primordiales lo que no vemos, lo interior, lo que está en el corazón. Si importante escómo se hacen las cosas, aún mucho más es el por qué se hacen, lo que motiva elhacerlas. Descubrir y participar de estas motivaciones de los monjes es lo que puedehacer provechosa nuestra estancia en el monasterio y conseguir superar la simpleatracción estética o romanticismo, que decía antes.Como ya dije al comienzo de estas páginas, mi intención al escribirlas es invitartea tí, amigo lector, a conocer directamente la hospitalidad monástica. Es muyaconsejable hacer un alto en nuestro camino diario y, dentro de las posibilidades decada uno (situación familiar, laboral, etc), disponer de un tiempo y un espacio que nosayude a encontrarnos con nosotros mismos y con Dios, en el silencio, la soledad y lapaz que nos ofrecen los claustros, asomándonos a otra forma de vivir la Palabra.Si algún día nos encontramos en Yuste o en El Parral, sabré que este trabajo hatenido alguna utilidad.20


SI DESEAS INFORMACIÓN VOCACIONAL PONTE EN CONTACTO CON:Noviciado Orden de San Jerónimo. Monasterio de Santa María del Parral - 40003 SegoviaTeléf. 921 43 12 98 • E-mail: oshsmparral@plan<strong>alfa</strong>.es

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