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USO Y MANEJO DE LA FAUNA SILVESTRE EN LAORINOQUIA COLOMBIANA: CACERÍA YTRÁFICO DE ESPECIESBIODIVERSIDAD DE LA CUENCA DEL ORINOCO:II. ÁREAS PRIORITARIAS PARA LA CONSERVACIÓNY USO SOSTENIBLEE. IrabaF. Trujillotraloría General de la República (2010), en la Orinoquíacolombiana, al igual que en el resto del país, el tráfico ilegalde especies desborda las capacidades del Estado.Ahora bien, al igual que en otras regiones del país, las redesde tráfico ilegal dependen siempre de varios grupos humanoslocales, que tienen amplio conocimiento sobre losanimales con los que conviven, y terminan por extraerlospara el mercado ilegal. Debido a la preocupante situaciónde pobreza rural, muchos de esto grupos humanos acudena este tipo de actividades como solución temporal asus problemas económicos, no obstante no reciben sino unmínimo margen de ganancia sobre cada animal traficado(Baptiste-Ballera et al. 2002).La región de la Orinoquía cuenta con una población de36.829 indígenas, dispersa en su mayoría en los 31.615 km 2de territorios indígenas, pertenecientes a 18 etnias distintas(Sánchez 2006). En términos generales, los indígenastienen un uso adecuado de la fauna silvestre, de tal suerteque no la ven como un objeto que sólo sirve para el consumohumano, sino dentro de redes simbólicas complejas, enlas que no existe distinción alguna entre persona y animal(Sánchez-Silva 2007). No obstante, en algunos casos, hanido perdiendo y sustituyendo sus prácticas tradicionalescon el tiempo, básicamente debido al largo y complejo procesode colonización y al cambio de valores que han experimentadoa lo largo de muchas décadas. Este proceso ha hechoposible que, entre otras cosas, empiecen a ver la faunasilvestre como un objeto comercial, el cual pueden vendere intercambiar por víveres básicos, o incluso por servicioscomo agua o electricidad. Las redes de traficantes aprovechantambién su gran conocimiento de la biodiversidad,que usan para extraer todo tipo de especies en los diversosecosistemas de los Llanos Orientales.Los campesinos y colonos presentan por su lado unos usosbastante diferentes de la fauna silvestre, siendo un pocomás lejanos de la idea cultural indígena del animal comopersona, y más cercanos a verla como un objeto consumibley aprovechable (Sánchez-Silva 2007). Para ambosgrupos, podemos decir que son tanto extractores comousufructuarios directos de la fauna silvestre, usándola confines medicinales, y aún como mascotas. Incluso, durante ladécada de los cuarentas y cincuentas y sesentas, los colonosfueron los protagonistas del “tigrilleo” o caza de tigrillos, ydel tráfico masivo de pieles (Sánchez-Silva 2007). Así pues,este uso histórico se ha convertido en un incentivo paralos traficantes, quienes aparte de aprovechar la situaciónsocioeconómica de estos grupos, han sabido expandir losusos de fauna –por ejemplo los del consumo de tortugasentrecampesinos e indígenas.Entre los grupos sociales que extraen fauna silvestre enla Orinoquía, hay que mencionar también a los militares,de los que se sabe compran o intercambian animales, especialmentefelinos y serpientes. Allí, la fauna se convierteno sólo en mascota, sino también en símbolo de poder, yaque al intentar tener un animal poderoso, están queriendomostrar también una idea de virilidad y de “amansamiento”de las bestias salvajes, que se complementa perfectamentecon su estatus social de militares. Es importante aclarar queestos tipos de práctica están prohibidos dentro de las FuerzasArmadas, pero la falta de control o interés hace que seauna actividad relativamente frecuente.CONCLUSIONES YRECOMENDACIONESEl aprovechamiento de fauna en la Orinoquia es una prácticaimportante para muchas comunidades indígenas y llanerasen la región. Los primeros dependen en gran medidade la cacería y la pesca para obtener fuentes proteicas parasu subsistencia, de lo que se deriva que requieran que laspoblaciones se mantengan en condiciones adecuadas paraque esta práctica sea sostenible en el tiempo. Como señalaRobinson y Bodmer (1999), muchas comunidades nativasno pueden acceder a comprar carne de animales domésticospor limitaciones económicas. Desafortunadamente,los pocos estudios y valoraciones existentes muestran unpatrón de declinación poblacional de la fauna en la mayoríade áreas pobladas de la región ocasionado en gran medidapor un aumento demográfico y de demanda de carne demonte, como también por la pérdida dramática de hábitatspoco intervenidos y de corredores biológicos.La cacería es cada vez más difícil para las comunidades indígenas,quienes deben desplazarse grandes distancias paraconseguir algo, o incurrir en prácticas negativas como eluso del fuego para quemar grandes extensiones y luego recogersus presas. El aumento demográfico de las poblacioneshumanas hace inferir que la cacería no sea sostenibleen la región, siguiendo el mismo proceso descrito para elneotropico (Robinson y Benett 2000).Algunas especies son más vulnerables que otras, ya sea poraprovechamiento masivo como en el caso de las tortugas,chigüiros o venados, o por que tienen requerimientos dehábitats exigentes y períodos largos de reproducción comoen el caso de los manatíes.Los ecosistemas naturales van desapareciendo a grandespasos para ser sustituidos por monocultivos donde no haycabida para la presencia de fauna silvestre, especialmentede grandes y medianos mamíferos. A esto se suman losconflictos entre felinos y ganadería, que se basan más enpercepciones erradas que en datos concretos de pérdidaseconómicas, que requieren con urgencia un análisis detallado.Con base en todo lo anterior es fundamental mantenerla integridad ecológica de grandes áreas geográficas en laOrinoquia, y el funcionamiento de corredores biológicospara que pueda existir flujo de especies entre zonas. Esto esurgente y debe basarse en la ampliación de áreas protegidasde orden nacional y regional, y fortalecer figuras como lasReservas Privadas y Reservas Municipales. Es igualmenteimportante apoyar las Corporaciones Regionales en la implementaciónde Planes de acción con especies amenazadascon visiones de mediano y largo plazo, apoyadas por gobiernosregionales y sectores productivos.Con las comunidades locales se debe trabajar la generaciónde alternativas para la obtención de alimento, y la promociónde acuerdos de conservación y manejo de fauna quepermita la recuperación de especies en su territorio. De lamisma forma se debe propender por medidas de manejobasadas en modelos simples de sostenibilidad, tratando deestandarizar las variables empleadas.El análisis preliminar de tráfico de especies muestra que laregión es importante para los traficantes y que el esfuerzoque hacen la Policía Nacional y las Corporaciones no es suficiente.Las leyes que castigan este tipo de delito son muylaxas y la mayoría de jueces de la nación no saben comofallar ante este tipo de delitos. La mayoría de las veces lasespecies incautadas mueren en penosas condiciones porfalta de recursos económicos para fortalecer los Centros deAtención y Valoración de Fauna Silvestre (CAVs), limitadacapacidad técnica y la muy baja respuesta a liberar animalesantes que se impronten. Esto último es crítico porquemuchas veces se mantienen los animales como prueba deldelito por meses o años y mueren en cautiverio o las liberacionesya no son viables.En pocos años más habrá que evaluar si Colombia siguesiendo un país megadiverso con suficientes especies y biomasapara sustentar el uso y aprovechamiento de su fauna.BIBLIOGRAFÍAAldana-Domínguez, J., J. Forero-M, J. Betancur y J. Cavelier.2002. Dinámica y estructura de la población de chigüiros (Hydrochaerishydrochaeris: Rodentia, Hydrochaeridae) de CañoLimón, Arauca, Colombia. Caldasia 24: 445-458.Aldana- Domínguez, J. y E. Ladino. 2006. El caso del chigüiro(Hydrochoerus hydrochaeris). Pp 95-97. En: Plan de Acciónen Biodiversidad de la cuenca del Orinoco-Colombia/2005-2015-Propuesta técnica (Correa, H. D., S. L. Ruiz, y L. M. Arévalo,eds). Corporinoquia, Cormacarena, IAvH, Unitrópico,Fundación Omacha, Fundación Horizonte Verde, UniversidadJaveriana, Unillanos, WWF-Colombia, GTZ-Colombia, Bogotá,Colombia.Aldana- Domínguez, J., D. C. Ángel-Escobar, M. I. Vieira-Muñoz,C. E. Payán., P. A. Lozada, G. Ramírez y G. Castro. 2004.Conservación y uso sostenible del chigüiro (Hydrochaeris hydrochaeris)en el departamento del Casanare. Fase II. Informefinal Convenio 043-2002. Instituto Alexander von Humboldt-Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. Bogotá.Colombia. 295 pp.Aldana- Domínguez, J., D. C. Ángel-Escobar, y M. I. Vieira-Muñoz 2003. Evaluación del estado actual de las poblacionessilvestres de chigüiros (Hydrochaeris hydrochaeris) y los hábitatasociados en los municipios de Paz de Ariporo y Hato Corozal-departamentodel Casanare. Fase I. Informe final. InstitutoAlexander von Humboldt- Ministerio de Ambiente, Vivienda yDesarrollo Territorial Bogotá. Colombia. 168 pp.Aldana- Domínguez, J., y D. C. Ángel-Escobar. 2007. Evaluacióndel tamaño y densidad de poblaciones silvestres de chigüiros enel departamento del Casanare. Pp 33-48. En: Estudios sobre laecología del chigüiro (Hydrochoerus hydrochaeris), enfocados asu manejo y uso sostenible en Colombia (Aldana-Domínguez,J., M. I. Vieira-Muñoz, y D.C. Ángel-Escobar, eds.) InstitutoAlexander von Humboldt. Bogotá D.C., Colombia.Aldana-Domínguez J., Vieira-Muñoz M. I. y P. Bejarano (Enprensa). Estado del conocimiento, conservación y uso del chigüiroy el ponche en Colombia. En: José Roberto Moreira J. R.,Ferraz K. M., Herrera E. A. y Macdonald D.W. Capybara: biology,use and conservation. Brasil.Alderton, D. 1988. Turtles and tortoises of the World. BlandfordPress, Australia. 191 pp. Ayres, J., R. Barthem, D. Lima, A. Albernaz, R. Da Silveira, P.Santo y H. Queiroz. 1997. Mamiraua: Un proyecto de preservaciónde la biodiversidad de la várzea Amazónica. Ciência Hoje,São Paulo, 20 (118): 23-33.Baptiste-Ballera, L. G., S. Hernández-Pérez, R. Polanco-Ochoa yM. P. Quiceno-Mesa. 2002. La Fauna Silvestre colombiana: unahistoria económica y social de un proceso de marginalización.Pp. 295 – 340. En: Astrid Ulloa (Ed.), Rostros Culturales de laFauna: Las relaciones entre los humanos y los animales en elcontexto colombiano. Bogotá D. C.: Instituto Colombiano deAntropología e Historia, Fundación Natura. Bermúdez-Romero, A. L., F. Trujillo, C. Solano, J. C. Alonso y B.L. Ceballos-Ruíz. (Eds). 2010. Retos locales y regionales para laConservación de la Fauna Acuática del Sur de la Amazonia colombiana.Corpoamazonía, Institituto Sinchi, Fundación Omacha,Fundación Natura. Bogotá, Colombia. 189 pp.Caldwell, D y M. Caldwell. 1985. Manatees Trichechus manatus,Trichechus senegalensis and Trichechus inunguis. Pp. 33-66. En:168169

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