Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)
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El obstinado camino hacia la tragediaLa explosión ocasionará nueve muertos y treinta y cuatroheridos. Pero ni aún el número de víctimas dice a las claras lo que fue eseinfierno. “La Nación escribirá: “El estallido produjo tal expansión que noquedó nada en pie en la oficina. El mostrador, hecho añicos, cayó sobre losempleados y encima de ellos los demás restos de muebles y todas las personas quese encontraban en el reducido local, las que fueron lanzadas por las ráfagas degases del explosivo hacia el mismo sitio formando así un montón informe. Ysobre todos los restos y personas cayeron inmediatamente grandes trozos deladrillos de los tabiques, los escombros del cielo raso, fragmentos de cristales,ofreciendo así el conjunto un cuadro aterrador. El estallido fue sencillamente42formidable y dio la sensación de que se desplomaba todo el edificio”.La gente huía despavorida, una nube de polvo cubría la avenidaQuintana, había cuerpos que quedaban despedazados, irreconocibles.El propio presidente de la Nación, don Marcelo T. de Alvear, alconocer la catástrofe deja el almuerzo y en compañía de su ministro deGuerra, general Agustín P. Justo, se dirige al lugar del hecho y allí da suscondolencias al cónsul fascista. Minutos después de que se retire Alvearllega uno de los secretarios de don Hipólito Yrigoyen, y deja una tarjetitade éste donde expresa su pesar. El atentado conmociona al país. Durantedías enteros no se hablará de otra cosa. El repudio es unánime. Lapolicía, para demostrar que hace algo, encarcela a 400 anarquistas. Pourla galerie también detiene a los dirigentes comunistas Penelón y RodolfoGhioldi. Hay una psicosis general; un agente lleva preso a un albañil queiba leyendo un diario en italiano, “por sospechoso”. En el barrio de VélezSársfield detienen a un obrero de ideas avanzadas en cuya habitación seencuentra sospechosamente un frac. Luego, el detenido demostrará quepertenece a un mozo de confitería que es compañero de pieza y que lo43usa para el trabajo. No, el gobierno radical no se anda con chicas. Todoaquel de ideas extremas que no puede aclarar bien su posición, vaadentro, por lo menos en averiguación de antecedentes.La excitación general sólo se apaga cuando el 25 se miden, enRiver Plate, Victorio Campolo y el norteamericano Monte Munn, una delas peleas más esperadas.Pero Severino Di Giovanni no ha terminado su faena del día conla bomba en el Consulado. Una vez dejada la maleta, él y Ramé se dirigena La Boca. Todavía les queda otro maletín. Severino entra en la farmaciade Almirante Brown y Aristóbulo del Valle, propiedad de Beniamino
Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciaMastronardi, presidente del subcomité fascista de La Boca. Son las 12.30.Ramé queda en la puerta. Di Giovanni lleva en la mano derecha elmaletín y encima de él, el sobretodo. Lo atiende el dependienteDomingo Prego. El cliente le pide un medicamento. Cuando elempleado se va hacia la trastienda, el terrorista deja el maletín en el suelovolcándolo debajo de una silla. Recibe el medicamento, paga y se va.Pero hay alguien que ha observado cuidadosamente todos losmovimientos del anarquista.Tres veces se le cruzarán niños en momentos claves de su vida.Esta es una de ella. El pequeño Dante Mastronardi ha visto el maletín. Yen vez de correr y avisarle a ese extraño hombre joven vestido de negroque se ha olvidado el objeto, se va acercando maravillado, como sihubiese sido un rey mago que le dejara un misterioso regalo para él. Elniño mira hacia todos lados, nadie lo ve y abre despaciosamente elmaletín. Allí hay un envoltorio cubierto por papeles de diarios. De élemerge un tubito de vidrio, un maravilloso tubito que despide color ybrillo al recibir los rayos del sol. Lo toma entre sus dedos y lo va sacandomientras trata de adivinar lo que contiene su interior. Sin saberlo, acaba dedesarmar la bomba.Así describe “La Nación” técnicamente lo ocurrido: “La tapa deltubito estaba fuertemente asegurada y al querer retirarla, el contenido líquidodel mismo se volcó cerca de la valija pero no sobre el envoltorio, de tal manera queno existió contacto con lo que había adentro. A ello pues débese que no se produjola explosión como habría ocurrido si el contenido del tubo llegara a comunicarsecon los elementos que conformaban el paquete colocado en el maletín. El ácidocayó sobre uno de los ángulos de la valija lo que produjo una llamarada. En elmaletín había 50 barras de gelinita, 32 clavos de 5 pulgadas, 11 clavos de 3pulgadas, un bulón de hierro, 2 tornillos de igual metal, y algodón. La carga de la44bomba era formidable y del mismo poder que la del consulado”.Al producirse la llamarada, el niño gritó, corrió el padre y luegotodo el mundo. De haber explotado, nada sano hubiera quedado de lafarmacia del delegado fascista.Las exequias de las víctimas del consulado italiano sonimponentes. Siete de los muertos eran fascistas. La publicación “FasciItaliani All’Estero”, órgano oficial del fascismo, traerá una larga crónica45del suceso. Señala que de los nueve muertos, dos eran argentinos. Uno deellos el alto funcionario del gobierno de Alvear, Miguel Luis Durañona.
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<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violenciaMastronardi, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l subcomité fascista <strong>de</strong> La Boca. Son <strong>la</strong>s 12.30.Ramé queda en <strong>la</strong> puerta. <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> lleva en <strong>la</strong> mano <strong>de</strong>recha elmaletín y encima <strong>de</strong> él, el sobretodo. Lo atien<strong>de</strong> el <strong>de</strong>pendienteDomingo Prego. <strong>El</strong> cliente le pi<strong>de</strong> un medicamento. Cuando elempleado se va hacia <strong>la</strong> trastienda, el terrorista <strong>de</strong>ja el maletín en el suelovolcándolo <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> una sil<strong>la</strong>. Recibe el medicamento, paga y se va.Pero hay alguien que ha observado cuidadosamente todos losmovimientos <strong>de</strong>l anarquista.Tres veces se le cruzarán niños en momentos c<strong>la</strong>ves <strong>de</strong> su vida.Esta es una <strong>de</strong> el<strong>la</strong>. <strong>El</strong> pequeño Dante Mastronardi ha visto el maletín. Yen vez <strong>de</strong> correr y avisarle a ese extraño hombre joven vestido <strong>de</strong> negroque se ha olvidado el objeto, se va acercando maravil<strong>la</strong>do, como sihubiese sido un rey mago que le <strong>de</strong>jara un misterioso regalo para él. <strong>El</strong>niño mira hacia todos <strong>la</strong>dos, nadie lo ve y abre <strong>de</strong>spaciosamente elmaletín. Allí hay un envoltorio cubierto por papeles <strong>de</strong> diarios. De élemerge un tubito <strong>de</strong> vidrio, un maravilloso tubito que <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> color ybrillo al recibir los rayos <strong>de</strong>l sol. Lo toma entre sus <strong>de</strong>dos y lo va sacandomientras trata <strong>de</strong> adivinar lo que contiene su interior. Sin saberlo, acaba <strong>de</strong><strong>de</strong>sarmar <strong>la</strong> bomba.Así <strong>de</strong>scribe “La Nación” técnicamente lo ocurrido: “La tapa <strong>de</strong>ltubito estaba fuertemente asegurada y al querer retirar<strong>la</strong>, el contenido líquido<strong>de</strong>l mismo se volcó cerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> valija pero no sobre el envoltorio, <strong>de</strong> tal manera queno existió contacto con lo que había a<strong>de</strong>ntro. A ello pues débese que no se produjo<strong>la</strong> explosión como habría ocurrido si el contenido <strong>de</strong>l tubo llegara a comunicarsecon los elementos que conformaban el paquete colocado en el maletín. <strong>El</strong> ácidocayó sobre uno <strong>de</strong> los ángulos <strong>de</strong> <strong>la</strong> valija lo que produjo una l<strong>la</strong>marada. En elmaletín había 50 barras <strong>de</strong> gelinita, 32 c<strong>la</strong>vos <strong>de</strong> 5 pulgadas, 11 c<strong>la</strong>vos <strong>de</strong> 3pulgadas, un bulón <strong>de</strong> hierro, 2 tornillos <strong>de</strong> igual metal, y algodón. La carga <strong>de</strong> <strong>la</strong>44bomba era formidable y <strong>de</strong>l mismo po<strong>de</strong>r que <strong>la</strong> <strong>de</strong>l consu<strong>la</strong>do”.Al producirse <strong>la</strong> l<strong>la</strong>marada, el niño gritó, corrió el padre y luegotodo el mundo. De haber explotado, nada sano hubiera quedado <strong>de</strong> <strong>la</strong>farmacia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>legado fascista.Las exequias <strong>de</strong> <strong>la</strong>s víctimas <strong>de</strong>l consu<strong>la</strong>do italiano sonimponentes. Siete <strong>de</strong> los muertos eran fascistas. La publicación “FasciItaliani All’Estero”, órgano oficial <strong>de</strong>l fascismo, traerá una <strong>la</strong>rga crónica45<strong>de</strong>l suceso. Seña<strong>la</strong> que <strong>de</strong> los nueve muertos, dos eran argentinos. Uno <strong>de</strong>ellos el alto funcionario <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Alvear, Miguel Luis Durañona.