Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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12.07.2015 Views

El obstinado camino hacia la tragediarey Victor Manuel. Provoca veinte muertos y un centenar de heridos.Nunca se sabrá quiénes fueron los autores. De cualquier manera, losantifascistas lo celebran como una señal de la rebelión del pueblo. HastaAldo Aguzzi, el pacifista, le encuentra justificación como fatal reacciónde la violencia de los de abajo y, en “L’Allarme” de mayo de 1928 escribe:“Es la historia que se vindica. La gran vindicadora ha hecho sonar su diana porboca de un héroe desconocido que ha jugado con ardor su propia vida”.El momento es favorable. Además, en Buenos Aires hay ungrave conflicto con los panaderos: dos panaderías de Sarandí hansaltado en pedazos y en Rosario hay una huelga general que ya ha41ocasionado varios muertos.Las cosas se han ido preparando bien. Los trabajos en lafabricación de bombas se hacen en una especie de casa de campo deLomas del Mirador que ha sido alquilada por Paulino Scarfó. Allí está eldepósito de explosivos y se trabaja solamente de noche. De ese lugarsaldrán Severino y Ramé, en la mañana del 23 de mayo de 1928, con dosmaletines. El hombre rubio vestido de negro iba al encuentro de sutragedia definitiva. Ese día 23 iba a ser el punto de partida de su totalperdición. Y contra él se iba a iniciar una implacable persecución, la cazadel hombre. Toda la sociedad burguesa con sus autodefensas iba a corrertras él, día tras día, noche tras noche, cada vez más numerosos susperseguidores, cada vez más solo él, hasta que le pusieran el pie encimay lo aplastaran contra un muro.Reconstruido el hecho con las declaraciones posteriores detestigos, actuaciones sumariales, policiales y judiciales, y el relato decompañeros del Grupo Di Giovanni cuarenta años después, el hechodebió desarrollarse así: Di Giovanni entró al Consulado con el maletín yla intención de llegar hasta el despacho del cónsul. Para ello tenía quepasar por el gran salón destinado a oficinas de pasaportes donde seagolpaban más de doscientas personas, a pesar de que era la hora en queya el público raleaba. Evidentemente, el Consulado Italiano en su nuevoedificio de la avenida Quintana vivía días de gran actividad. En lacolonia italiana había llegado la euforia de los primeros años derealizaciones del fascismo.Los italianos de buen pasar aquí volvieron a sentir interés por supatria, a sentirse verdaderamente italianos. Había comenzado unacorriente “hacia la patria”. Viajes especiales, facilidades. Los italianos de“oltremare” que llegaban a la tierra madre eran paseados, recibidosespecialmente y agasajados. Cuando volvían, contaban maravillas de

Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciaMussolini y entusiasmaban a nuevos grupos para visitar Italia. ElConsulado era permanentemente un hervidero de gente. En la hora demayor atención al público había hasta 600 personas que esperaban seratendidas. Se entraba por una escalera que bajaba a una planta ampliadonde se hallaba un extenso salón, y al fondo, los mostradores. Al finalde ese salón había una escalera que llevaba a las demás oficinas y aldespacho del cónsul, al cual no se permitía el paso del público sino conpermiso especial. Había más de una docena de ordenanzas y personasde civil que se notaba eran personal de vigilancia, ya que mirabanatentamente a todos los recién llegados. Además, un vigilante de lapolicía hacía guardia en la puerta.Parece ser que Di Giovanni hizo varios intentos por pasar haciael despacho de Capanni ya que se lo vio andar rondando algunosminutos. Pero se equivocó en un detalle: como precisamente estaba porllegar el embajador, Capanni se estaba preparando para recibirlo y noatendía a nadie. Di Giovanni se debe haber sentido observado ysospechado —no era para menos con el pesadísimo maletín quellevaba— porque resolvió salir. Es seguro que conversó entonces conRomano —que lo esperaba en un automóvil— y resolvieron que esteúltimo intentara de nuevo, ya que no era tan conocido como DiGiovanni. Romano entró al Consulado pero al no poder tampoco pasarhacia el despacho del Cónsul y como el tiempo le urgía —la bombapodía explotar en cualquier momento— la dejó junto a la escalera deentrada, a veinte metros de los mostradores.A las 11.42 estalló la bomba que produjo una verdaderacatástrofe: el acto terrorista más formidable ocurrido en la Argentinahasta ese momento. Empecemos por describir la bomba. Así la describe“La Nación” de acuerdo al peritaje policial: “el artefacto colocado es igual aldel National City Bank (colocado dentro de un maletín). Un artefacto de hierrode más de medio metro de largo con una tapa asegurada y tapados todos losintersticios con cemento armado. El interior, bien repleto de gelinita, dinamita yrecortes de hierro. Sobre todo ello, un tubo de cristal dividido en dos conteniendoen cada fracción ácidos distintos. La separación es de corcho o de cartón por lacual se filtran ambos líquidos, los que, al unirse, producen la explosión.Mientras la valija va de canto no pueden combinarse los líquidos, pero cuando esacostada, inmediatamente comienza la filtración y el efecto es cuestión desegundos”.Es decir que los terroristas han tenido que llevar el artefacto congran peligro de sus vidas porque cualquier movimiento brusco podíaponer en contacto los líquidos.

<strong>El</strong> obstinado camino hacia <strong>la</strong> tragediarey Victor Manuel. Provoca veinte muertos y un centenar <strong>de</strong> heridos.Nunca se sabrá quiénes fueron los autores. De cualquier manera, losantifascistas lo celebran como una señal <strong>de</strong> <strong>la</strong> rebelión <strong>de</strong>l pueblo. HastaAldo Aguzzi, el pacifista, le encuentra justificación como fatal reacción<strong>de</strong> <strong>la</strong> violencia <strong>de</strong> los <strong>de</strong> abajo y, en “L’Al<strong>la</strong>rme” <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1928 escribe:“Es <strong>la</strong> historia que se vindica. La gran vindicadora ha hecho sonar su diana porboca <strong>de</strong> un héroe <strong>de</strong>sconocido que ha jugado con ardor su propia vida”.<strong>El</strong> momento es favorable. A<strong>de</strong>más, en Buenos Aires hay ungrave conflicto con los pana<strong>de</strong>ros: dos pana<strong>de</strong>rías <strong>de</strong> Sarandí hansaltado en pedazos y en Rosario hay una huelga general que ya ha41ocasionado varios muertos.Las cosas se han ido preparando bien. Los trabajos en <strong>la</strong>fabricación <strong>de</strong> bombas se hacen en una especie <strong>de</strong> casa <strong>de</strong> campo <strong>de</strong>Lomas <strong>de</strong>l Mirador que ha sido alqui<strong>la</strong>da por Paulino Scarfó. Allí está el<strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> explosivos y se trabaja so<strong>la</strong>mente <strong>de</strong> noche. De ese lugarsaldrán <strong>Severino</strong> y Ramé, en <strong>la</strong> mañana <strong>de</strong>l 23 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1928, con dosmaletines. <strong>El</strong> hombre rubio vestido <strong>de</strong> negro iba al encuentro <strong>de</strong> sutragedia <strong>de</strong>finitiva. Ese día 23 iba a ser el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> su totalperdición. Y contra él se iba a iniciar una imp<strong>la</strong>cable persecución, <strong>la</strong> caza<strong>de</strong>l hombre. Toda <strong>la</strong> sociedad burguesa con sus auto<strong>de</strong>fensas iba a corrertras él, día tras día, noche tras noche, cada vez más numerosos susperseguidores, cada vez más solo él, hasta que le pusieran el pie encimay lo ap<strong>la</strong>staran contra un muro.Reconstruido el hecho con <strong>la</strong>s <strong>de</strong>c<strong>la</strong>raciones posteriores <strong>de</strong>testigos, actuaciones sumariales, policiales y judiciales, y el re<strong>la</strong>to <strong>de</strong>compañeros <strong>de</strong>l Grupo <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> cuarenta años <strong>de</strong>spués, el hecho<strong>de</strong>bió <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>rse así: <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> entró al Consu<strong>la</strong>do con el maletín y<strong>la</strong> intención <strong>de</strong> llegar hasta el <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong>l cónsul. Para ello tenía quepasar por el gran salón <strong>de</strong>stinado a oficinas <strong>de</strong> pasaportes don<strong>de</strong> seagolpaban más <strong>de</strong> doscientas personas, a pesar <strong>de</strong> que era <strong>la</strong> hora en queya el público raleaba. Evi<strong>de</strong>ntemente, el Consu<strong>la</strong>do Italiano en su nuevoedificio <strong>de</strong> <strong>la</strong> avenida Quintana vivía días <strong>de</strong> gran actividad. En <strong>la</strong>colonia italiana había llegado <strong>la</strong> euforia <strong>de</strong> los primeros años <strong>de</strong>realizaciones <strong>de</strong>l fascismo.Los italianos <strong>de</strong> buen pasar aquí volvieron a sentir interés por supatria, a sentirse verda<strong>de</strong>ramente italianos. Había comenzado unacorriente “hacia <strong>la</strong> patria”. Viajes especiales, facilida<strong>de</strong>s. Los italianos <strong>de</strong>“oltremare” que llegaban a <strong>la</strong> tierra madre eran paseados, recibidosespecialmente y agasajados. Cuando volvían, contaban maravil<strong>la</strong>s <strong>de</strong>

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