12.07.2015 Views

Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> obstinado camino hacia <strong>la</strong> tragedia<strong>de</strong>svanecería en pa<strong>la</strong>bras, y seña<strong>la</strong> el sentido vindicador <strong>de</strong> <strong>la</strong> explosión. Y elpueblo no se engaña en su juicio, como no se engañó en su convicción. Seengañan por el contrario, a sí mismos, o preten<strong>de</strong>n engañar a los <strong>de</strong>más, todosaquellos que han negado, con una energía que <strong>de</strong>bieran tener para otras cosas (serefiere a “La Protesta”) toda posibilidad que el acto tenga sentido. ¿Creíanacaso ya <strong>de</strong>svanecidos el dolor y <strong>la</strong> indignación por <strong>la</strong> tragedia horrenda?¿Suponían todo terminado con <strong>la</strong>s <strong>de</strong>scargas eléctricas <strong>de</strong>l 23 <strong>de</strong> agosto? ¿Noesperaban que aquel<strong>la</strong>s chispas encendieran estas bombas?Hombres <strong>de</strong> poca fe, <strong>de</strong> ánimo f<strong>la</strong>co, que aspiráis a orientar al pueblo,oíd lo que éste os dice: ‘era fatal’. Y así afirma su convicción y seña<strong>la</strong> el sentido30<strong>de</strong>l acto”.También Rodolfo González Pacheco toma posición en “LaAntorcha” respecto <strong>de</strong>l atentado cometido por <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. Reproducimos<strong>la</strong> nota porque es una típica página literario-política <strong>de</strong><strong>la</strong>narquismo <strong>de</strong> esos tiempos. Su título: “Los muertos hab<strong>la</strong>n”.“Nadie, ni el pobrecito Taboada, para quien el dinamitazo habrá sidocomo un rayo, sintió <strong>la</strong> l<strong>la</strong>marada en el rostro y el sacudón en <strong>la</strong> entraña, que nos<strong>de</strong>slumbró y nos sacudió a nosotros al recibir, camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> prisión, <strong>la</strong> noticia <strong>de</strong><strong>la</strong>s bombas. Porque nosotros sentíamos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía meses, el correr <strong>de</strong> los ácidossobre el tabique <strong>de</strong> corcho. Porque nosotros habíamos visto forjar el hierro,rellenarlo <strong>de</strong> explosivos y ajustar <strong>la</strong>s tuercas. Porque nosotros habíamos oído elpaso <strong>de</strong> aquel a quien nadie conoce, <strong>de</strong> aquel que marcha con su disco frío en <strong>la</strong>mano, como un muerto con su lengua muda en <strong>la</strong> boca. Porque nosotrosesperábamos...¿Sabéis qué es esto: saber que <strong>la</strong> fatalidad está en pie y avanza. Laangustia que esto implica en los días y <strong>la</strong>s noches <strong>de</strong> un hombre que ama a loshombres, ama a los más infames...? No, no lo podéis saber si nos sois anarquistas.¡Y nosotros lo sabíamos! Procesadnos, jueces. Hundidnos en <strong>la</strong>smazmorras, arrojadnos al redon<strong>de</strong>l <strong>de</strong> vuestras bestias patriotas. ¡Lo sabíamos!Sabíamos que iban a hab<strong>la</strong>r los muertos. Que más bajo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>spa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Sacco y Vanzetti, <strong>de</strong> France y <strong>de</strong> Debs, había otras más gran<strong>de</strong>s; queal fondo <strong>de</strong> los sollozos <strong>de</strong> Rosina Sacco y Luisa Vanzetti había un mar <strong>de</strong> l<strong>la</strong>nto;que <strong>la</strong> pena <strong>de</strong> Dante Sacco, el niño, y Ma<strong>la</strong>testa, el anciano, sería como <strong>la</strong>sombra que perseguiría a todos los hombres <strong>de</strong> trabajo. Sabíamos que, con <strong>la</strong>slimaduras adheridas a <strong>la</strong>s uñas <strong>de</strong> los herreros, con el cemento que espolvorean <strong>la</strong>sblusas <strong>de</strong> los albañiles y el resp<strong>la</strong>ndor <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s herramientas, se estabaformando un casco —¿sólo uno?— a cuyo seno confluía todo el dolor, <strong>la</strong> ira y <strong>la</strong>audacia que <strong>de</strong>satasteis vosotros —¡oh, burgueses!— sobre el mundo. Y todavíasabíamos otra cosa: que un <strong>de</strong>sconocido <strong>de</strong>bía recoger aquello para ir hacerlo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!