Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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12.07.2015 Views

Notasinseparable— apenas comenzaban a ver su realización. Conocía profundamente ladoctrina anarquista y no tenía otro deseo más ferviente que verla propagada difundida. Ycuando la propaganda y difusión era obstaculizada e interdicta por la feroz represión,aceptaba la lucha sobre el terreno que imponía el enemigo, sin quejas, como un deber quese cumple con el corazón alegre y la inteligencia abierta. Murió frente al enemigo con lasarmas en la mano, en la buena batalla”.América Scarfó lo recordaba como “un muchacho siempre alegre, amigo debromas”. Usaba el seudónimo de Mardoqueo.“La Nación” califica tanto a Márquez como a Rojas de “forajidos”. Delprimero confirma que en Rosario había sido condenado y que había huido de unhospital adonde había sido llevado, el 7 de diciembre de 1929. De Rojas señalaque no tenía antecedente policial alguno y que había nacido en España, en 1902 y“aparecía como contratista de obras”.De Braulio Rojas dirá “L’Adunata”: “Braulio Rojas conocido por suactividad anarquista en Rosario y Córdoba era totalmente desconocido por la policía de laCapital y no tenía antecedentes judiciales. Tenía 29 años de edad, era argentino y albañilde profesión. Los periódicos lo han descrito como un gran y terrible delincuente, pero enrealidad no saben nada de él. El hecho de haberlo descubierto en los alrededores de la casade Burzaco, sobre la cual desde ahora dominará la sombre de Severino Di Giovanni, bastaa la fantasía de los periodistas plumíferos a sueldo para vender los más innobles mentiras.En verdad, el compañero Rojas hacía poco que se había unido con Scarfó, impulsado sobretodo por la imposibilidad que cada espíritu apasionado e intrépido encontraba paraactuar útilmente en favor de las propias ideas anarquistas en los cuadros de la así llamadavía legal. El había comprendido profundamente la tragedia del movimiento anarquistaargentino: había visto a los hombres desaparecer poco a poco y aparecer en la soledad de lacárcel, de la interdicción, del exilio; había asistido a la desaparición instantánea de lasinstituciones obreras, de los periódicos ideológicos, a la juventud perderse en deportes enlos cuales se degenera la inteligencia y se ofusca la conciencia; a la ciudadanía entregarsea todas las infamias de la dictadura. Y no estaba dispuesto a silenciar los ímpetus de sucorazón generoso. Eludió la vida impotente de los más que no se podía conciliar con lafuria rebelde de su temperamento de luchador, y se lanzó al peligro con la conciencia plenade sus actos y de las consecuencias que iba a encontrar. Llevó un tesoro precioso deenergía y de joven entusiasmo a sus compañeros de lucha. Y cae, demasiado pronto,desgraciadamente, en la emboscada que el orden —contra el cual se había rebelado— letendió en Burzaco”.181Atilio Angonelli —antiguo vecino de Burzaco y cuya tarjeta de visitadecía: “Primer jefe. Asociación de Reservistas Almirante Brown”—, único testigosobreviviente de la captura de Paulino Scarfó y del allanamiento de la quinta“Ana María” nos dio algunos detalles interesantes. Nos relató que, oído eltiroteo, corrieron a ver qué pasaba un grupo de vecinos y que cuando llegaron yalo tenían a Paulino Scarfó esposado y contra un cerco. Así lo tuvieron largo rato yse fue juntando gente. Al responder los oficiales de policía al público de que setrataba de un “terrible asesino y pistolero”, algunos con el evidente propósito de

Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciacongraciarse con la autoridad comenzaron a insultar al preso y se le fueronaproximando amenazadoramente. Fernández Bazán los dejó hacer, le venía biencomo etapa de “ablandamiento” del anarquista. Paulino los miraba a todos conindiferencia pero cuando vio que ya lo iban a atacar, abrió los labios para decir:—¿Por qué se rompen? No ven que mañana me van a fusilar...Esa frase, dicha casi con indiferencia, tuvo la virtud de parar a los quedaban muestras de agresividad.El mismo Atilio Agonelli —que firmó las actas policiales delallanamiento y de la versión policial del tiroteo, como testigo (Orden Social Nº62907, tomo V)—, nos relató el siguiente hecho: “nunca me voy a olvidar de eseepisodio porque en el mismo perdí unas copas de champaña de finísimo cristal francés.Por la tarde del mismo día, el comisario Foix nos pidió a los vecinos que estábamospresentes en la quinta ‘Ana María’ si no podríamos facilitarle unas copas de champaña.Inmediatamente accedí y les traje las mías. Evidentemente eran para ponerlas allí, sobrela mesa del comedor y tomar unas fotografías a fin de hacer aparecer que Di Giovanni ydemás habitantes pasaban una vida rumbosa y hacían orgías. (En aquel entonces elchampaña era la bebida clave símbolo de riqueza o de la vida ligera y licenciosa.)Cuestión es que se las dejé y cuando las fui a retirar me devolvieron unas de cristalordinario, sin ningún valor. Ante mis protestas me dijeron que eran las únicas quequedaban”.La revista “Caras y Caretas” reproducirá fotografías de la quinta. Se veallí canteros limpios y bien cuidados. Pero, no sea que los lectores se dijeran:“Esta es una quinta normal”, por eso se lo “ayudaba” a tomar conciencia con estetítulo: “El cuartel general de la temible banda de asaltantes” y “Sugerenteaspecto de los jardines que rodeaban a la residencia de los bandidos, a cuyasombra se proyectó más de un asalto horrendo”. Aunque en un epígrafe, elredactor se traiciona un poco al escribir: “Uno de los senderos del jardín de la casa,cuya frondosa vegetación y poético arbolado parecían más bien el refugio de un artista”.182En el artículo mencionado de “L’en dehors”, América Scarfó describiráasí la despedida: “Nuestra conversación fue interrumpida varias veces. Unmilitar tuvo con Severino una discusión sobre un libro de Lombroso y como Severino seexpresó con mucha calma y sentido común, el militar exclamó: ‘Creía que iba a encontrara un hombre espiritualmente destrozado’. A lo que Severino respondió: ‘Amo demasiadola vida, pero no deploro mi destino, al contrario, éste reafirma la razón de mi existencia.Morir así es una forma de vivir la vida más intensamente’. Al sacerdote que, de cuando encuando, renovaba sus intentos y, en cierto momento, intentó acariciarle la frente,Severino le dijo con gesto vivaz: ‘no me ensucie la frente’.Cuando llegó la hora de separarnos —continúa América en el artículo— yolo pude abrazar. Y al mismo tiempo le aseguré que guardaría siempre su recuerdo. ‘No tepreocupes más —me respondió—, vive tu vida. Te pido solamente ser una segunda madrepara mis hijos, como lo fuiste hasta ahora’”.183Días después, en un reportaje que le hace “Crítica” al actor JoséGómez, describe así lo que vio: “El fusilamiento de Di Giovanni fue una emoción

Notasinseparable— apenas comenzaban a ver su realización. Conocía profundamente <strong>la</strong>doctrina anarquista y no tenía otro <strong>de</strong>seo más ferviente que ver<strong>la</strong> propagada difundida. Ycuando <strong>la</strong> propaganda y difusión era obstaculizada e interdicta por <strong>la</strong> feroz represión,aceptaba <strong>la</strong> lucha sobre el terreno que imponía el enemigo, sin quejas, como un <strong>de</strong>ber quese cumple con el corazón alegre y <strong>la</strong> inteligencia abierta. Murió frente al enemigo con <strong>la</strong>sarmas en <strong>la</strong> mano, en <strong>la</strong> buena batal<strong>la</strong>”.América Scarfó lo recordaba como “un muchacho siempre alegre, amigo <strong>de</strong>bromas”. Usaba el seudónimo <strong>de</strong> Mardoqueo.“La Nación” califica tanto a Márquez como a Rojas <strong>de</strong> “forajidos”. Delprimero confirma que en Rosario había sido con<strong>de</strong>nado y que había huido <strong>de</strong> unhospital adon<strong>de</strong> había sido llevado, el 7 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1929. De Rojas seña<strong>la</strong>que no tenía antece<strong>de</strong>nte policial alguno y que había nacido en España, en 1902 y“aparecía como contratista <strong>de</strong> obras”.De Braulio Rojas dirá “L’Adunata”: “Braulio Rojas conocido por suactividad anarquista en Rosario y Córdoba era totalmente <strong>de</strong>sconocido por <strong>la</strong> policía <strong>de</strong> <strong>la</strong>Capital y no tenía antece<strong>de</strong>ntes judiciales. Tenía 29 años <strong>de</strong> edad, era argentino y albañil<strong>de</strong> profesión. Los periódicos lo han <strong>de</strong>scrito como un gran y terrible <strong>de</strong>lincuente, pero enrealidad no saben nada <strong>de</strong> él. <strong>El</strong> hecho <strong>de</strong> haberlo <strong>de</strong>scubierto en los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa<strong>de</strong> Burzaco, sobre <strong>la</strong> cual <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora dominará <strong>la</strong> sombre <strong>de</strong> <strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>, bastaa <strong>la</strong> fantasía <strong>de</strong> los periodistas plumíferos a sueldo para ven<strong>de</strong>r los más innobles mentiras.En verdad, el compañero Rojas hacía poco que se había unido con Scarfó, impulsado sobretodo por <strong>la</strong> imposibilidad que cada espíritu apasionado e intrépido encontraba paraactuar útilmente en favor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s propias i<strong>de</strong>as anarquistas en los cuadros <strong>de</strong> <strong>la</strong> así l<strong>la</strong>madavía legal. <strong>El</strong> había comprendido profundamente <strong>la</strong> tragedia <strong>de</strong>l movimiento anarquistaargentino: había visto a los hombres <strong>de</strong>saparecer poco a poco y aparecer en <strong>la</strong> soledad <strong>de</strong> <strong>la</strong>cárcel, <strong>de</strong> <strong>la</strong> interdicción, <strong>de</strong>l exilio; había asistido a <strong>la</strong> <strong>de</strong>saparición instantánea <strong>de</strong> <strong>la</strong>sinstituciones obreras, <strong>de</strong> los periódicos i<strong>de</strong>ológicos, a <strong>la</strong> juventud per<strong>de</strong>rse en <strong>de</strong>portes enlos cuales se <strong>de</strong>genera <strong>la</strong> inteligencia y se ofusca <strong>la</strong> conciencia; a <strong>la</strong> ciudadanía entregarsea todas <strong>la</strong>s infamias <strong>de</strong> <strong>la</strong> dictadura. Y no estaba dispuesto a silenciar los ímpetus <strong>de</strong> sucorazón generoso. <strong>El</strong>udió <strong>la</strong> vida impotente <strong>de</strong> los más que no se podía conciliar con <strong>la</strong>furia rebel<strong>de</strong> <strong>de</strong> su temperamento <strong>de</strong> luchador, y se <strong>la</strong>nzó al peligro con <strong>la</strong> conciencia plena<strong>de</strong> sus actos y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s consecuencias que iba a encontrar. Llevó un tesoro precioso <strong>de</strong>energía y <strong>de</strong> joven entusiasmo a sus compañeros <strong>de</strong> lucha. Y cae, <strong>de</strong>masiado pronto,<strong>de</strong>sgraciadamente, en <strong>la</strong> emboscada que el or<strong>de</strong>n —contra el cual se había rebe<strong>la</strong>do— letendió en Burzaco”.181Atilio Angonelli —antiguo vecino <strong>de</strong> Burzaco y cuya tarjeta <strong>de</strong> visita<strong>de</strong>cía: “Primer jefe. Asociación <strong>de</strong> Reservistas Almirante Brown”—, único testigosobreviviente <strong>de</strong> <strong>la</strong> captura <strong>de</strong> Paulino Scarfó y <strong>de</strong>l al<strong>la</strong>namiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> quinta“Ana María” nos dio algunos <strong>de</strong>talles interesantes. Nos re<strong>la</strong>tó que, oído eltiroteo, corrieron a ver qué pasaba un grupo <strong>de</strong> vecinos y que cuando llegaron yalo tenían a Paulino Scarfó esposado y contra un cerco. Así lo tuvieron <strong>la</strong>rgo rato yse fue juntando gente. Al respon<strong>de</strong>r los oficiales <strong>de</strong> policía al público <strong>de</strong> que setrataba <strong>de</strong> un “terrible asesino y pistolero”, algunos con el evi<strong>de</strong>nte propósito <strong>de</strong>

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