Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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12.07.2015 Views

Notasalegato del teniente Franco en la defensa de Severino Di Giovanni, y mil veces loreiteraría”. Ante esta afirmación consulté al ingeniero Franco Páez , quien merespondió: “No es cierto. Perón en aquel momento era ayudante del comandante en jefe,general Medina, el mismo que puso el cúmplase al fusilamiento. Perón estuvo con elgolpe de Uriburu, mi hermano era secretamente radical. Además, entre los dos habíacierta enemistad, lo mismo que con Pedro Eugenio Aramburu, el mas tarde general. Lostres se conocieron en Santiago del Estero”.Con respecto a lo aseverado por Franco en la defensa de Di Giovanni seve corroborado en las actas del juicio (M. 1 Res. Sumario de guerra Nº 249/930,CSGM). Las pruebas policiales presentadas son la pistola Colt 45 C. 151450,automática, Governement Model, un cargador con seis cápsulas llenas y otrocargador con una cápsula llena y cinco vacías, es decir, que Severino habríahecho sólo cinco disparos. La otra prueba presentada es el plomo extraído delcadáver del agente de policía muerto por Di Giovanni. Pero no presenta el plomoque mató a la menor Berardone.En la misma sentencia de muerte de Di Giovanni, figura el siguientepárrafo contra Franco: “Que el defensor del procesado llevado sin duda por el calor de laimprovisación ha vertido conceptos que no se ajustan a los principios que impone ladisciplina, ley básica de la que un militar jamás puede prescindir y que constituyen lainfracción prevista en el último párrafo del art. 358 del Código de Justicia Militar”.179Anarquistas expropiadores que fueron compañeros de celda deCortucci nos ha relatado que fue Cortucci quien dio a la policía la pista de laquinta “Ana María”, sin que por eso se lo tome directamente como una delación,ya que el planteo de Cortucci era bastante lógico: durante días enteros aguantóbárbaras torturas sin hablar hasta que por lo menos pasaran 48 horas delmomento en que él había quedado citado con Di Giovanni en la quinta “AnaMaría”. El calculó que al no presentarse a la cita, Di Giovanni se daría cuenta deque algo raro pasaba, y averiguaría que él —Cortucci— había caído en manos dela policía y levantaría de inmediato vuelo de Burzaco con toda su gente. Más,cuando la policía le muestra el diario en que se informa de la captura de DiGiovanni, Cortucci piensa que ante ese hecho, los que quedan en la quinta “AnaMaría” desaparecerán de inmediato de allí. Es entonces cuando Cortucci, enmedio de otra sesión de “ablandamiento”, en la madrugada en que estabanjuzgando a Di Giovanni, da la dirección de la quinta convencido de que la policíava a encontrar allí sólo una casa vacía.Esos mismos anarquistas reconocieron que tanto Di Giovanni comoPaulino Scarfó y los otros compañeros cometieron una doble impudencia. Elprimero, al ir a una imprenta que sabía que podía estar vigilada, y los segundos,al no abandonar de inmediato la quinta una vez producida la detención de DiGiovanni.Dos años después, en un artículo que América Scarfó escribe para elperiódico francés “L’en dehors” (marzo, 1933, pág. 80) titulado “Nuevos detallessobre la tragedia de Buenos Aires”, dice textualmente: “Es cierto, este desgraciado

Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciacompañero dio a la policía la dirección de nuestra casa en Burzaco. Yo he ido a conversarpersonalmente y tengo una carta de él donde me confiesa la verdad. Pero ¿cómoconsiderarlo un delator luego que una misma vio con sus propios ojos las barbaries de queson capaces esas bestias salvajes? Cortuci es una víctima de la policía argentina querecurrió a todos los métodos para arrancarle la información deseada. Fue la que condujo ala catástrofe de Burzaco. Resistió durante diez días, después —sometido a indeciblessufrimientos—, cederá. Tal vez otro, más fuerte, hubiera podido resistir sin hablar. Perotodo el mundo no tiene sangre de héroe. Yo siento por Mario Cortucci —a quien los jueceshan condenado a prisión perpetua— un gran sentimiento de piedad. Creo que el recuerdode su falta agravará todavía más sus sufrimientos”.Meses después de este artículo, Mario Cortucci, con otros anarquistasencabezará una rebelión de presos y, a la cabeza de ellos, caerá muerto bajo lasbalas de los guardiacárceles. El hecho ocurrió en la cárcel de Caseros, en lospabellones 1 y 9, donde se hallaban presos treinta anarquistas. Mario Cortucciactuó con gran valentía, tratando de abrir paso a sus compañeros con un arma defuego. La represión la efectuó el regimiento 3 de infantería, con ametralladoras.A Cortucci lo secundó Ramón Pereira, quien llevaba una bomba fabricada en lacelda. Esta le explotó y le llevó la mano derecha. Cortucci recibió dos heridasmortales. Tenía 31 años. Cuarenta años después, el autor de este libro habló conRamón Pereira, ya anciano, quien había pasado su vida en la lucha por susideales y en la cárcel. En la década del 70, Pereira, lisiado, era vendedor degolosinas en el zoológico.180Cuando el periódico “L’Adunata dei Refrattari” de Nueva Yorkinforma sobre la muerte de Juan Márquez y Braulio Rojas, dirá lo siguiente:“Juan Márquez, de 27 años, argentino, anarquista y chofer de profesión había sidodetenido varias veces por la policía por resistencia a la fuerza pública, y en 1928 fuecondenado a siete años de prisión por el robo de un automóvil. El 7 de diciembre de 1929,estando detenido en la cárcel de Rosario, aprovechando un momento de distracción delcarcelero que lo conducía a la enfermería y de su gran agilidad, salió a la calle tal cual seencontraba —en camiseta y calzoncillos—, se apodedel primer automóvil queencontró y logró evadirse casi milagrosamente. La singularidad de esta cinematográficahuida dice bien de la índole de su carácter. Era un muchacho todo coraje y cariño y, comosus compañeros, dedicaba toda su actividad a la propaganda. En esos días cuando cayó nopensaba en otra cosa que en el periódico que iba a aparecer en esos días y gozaba yapensando cómo se iban a poner rojos de ira los buenos burgueses al tener que leer lasrazones de los anarquistas, a los que la dictadura con tanto celo se esforzaba en teneramordazados. Sabía qué le esperaba y no se movía si no estaba armado con sus pistolas 45con sus cargadores de recambio, pronto a defender su vida hasta el último esfuerzo.Conocía las torturas que se practican en las mazmorras de la policía y estaba decidido a nocaer otra vez. Cuando huye de la casa de Burzaco esperaba tener tiempo para salvarse. Encambio, cae con el pecho destrozado por una cerrada carga de fusiles y no sabemos, si tuvotiempo de usar sus armas. Ha muerto llevándose muchos secretos preciosos para lapolicía y el sueño generoso del cual junto a Paulino Scarfó —de quien era un amigo

<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violenciacompañero dio a <strong>la</strong> policía <strong>la</strong> dirección <strong>de</strong> nuestra casa en Burzaco. Yo he ido a conversarpersonalmente y tengo una carta <strong>de</strong> él don<strong>de</strong> me confiesa <strong>la</strong> verdad. Pero ¿cómoconsi<strong>de</strong>rarlo un <strong>de</strong><strong>la</strong>tor luego que una misma vio con sus propios ojos <strong>la</strong>s barbaries <strong>de</strong> queson capaces esas bestias salvajes? Cortuci es una víctima <strong>de</strong> <strong>la</strong> policía argentina querecurrió a todos los métodos para arrancarle <strong>la</strong> información <strong>de</strong>seada. Fue <strong>la</strong> que condujo a<strong>la</strong> catástrofe <strong>de</strong> Burzaco. Resistió durante diez días, <strong>de</strong>spués —sometido a in<strong>de</strong>ciblessufrimientos—, ce<strong>de</strong>rá. Tal vez otro, más fuerte, hubiera podido resistir sin hab<strong>la</strong>r. Perotodo el mundo no tiene sangre <strong>de</strong> héroe. Yo siento por Mario Cortucci —a quien los jueceshan con<strong>de</strong>nado a prisión perpetua— un gran sentimiento <strong>de</strong> piedad. Creo que el recuerdo<strong>de</strong> su falta agravará todavía más sus sufrimientos”.Meses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> este artículo, Mario Cortucci, con otros anarquistasencabezará una rebelión <strong>de</strong> presos y, a <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> ellos, caerá muerto bajo <strong>la</strong>sba<strong>la</strong>s <strong>de</strong> los guardiacárceles. <strong>El</strong> hecho ocurrió en <strong>la</strong> cárcel <strong>de</strong> Caseros, en lospabellones 1 y 9, don<strong>de</strong> se hal<strong>la</strong>ban presos treinta anarquistas. Mario Cortucciactuó con gran valentía, tratando <strong>de</strong> abrir paso a sus compañeros con un arma <strong>de</strong>fuego. La represión <strong>la</strong> efectuó el regimiento 3 <strong>de</strong> infantería, con ametral<strong>la</strong>doras.A Cortucci lo secundó Ramón Pereira, quien llevaba una bomba fabricada en <strong>la</strong>celda. Esta le explotó y le llevó <strong>la</strong> mano <strong>de</strong>recha. Cortucci recibió dos heridasmortales. Tenía 31 años. Cuarenta años <strong>de</strong>spués, el autor <strong>de</strong> este libro habló conRamón Pereira, ya anciano, quien había pasado su vida en <strong>la</strong> lucha por susi<strong>de</strong>ales y en <strong>la</strong> cárcel. En <strong>la</strong> década <strong>de</strong>l 70, Pereira, lisiado, era ven<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>golosinas en el zoológico.180Cuando el periódico “L’Adunata <strong>de</strong>i Refrattari” <strong>de</strong> Nueva Yorkinforma sobre <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> Juan Márquez y Braulio Rojas, dirá lo siguiente:“Juan Márquez, <strong>de</strong> 27 años, argentino, anarquista y chofer <strong>de</strong> profesión había sido<strong>de</strong>tenido varias veces por <strong>la</strong> policía por resistencia a <strong>la</strong> fuerza pública, y en 1928 fuecon<strong>de</strong>nado a siete años <strong>de</strong> prisión por el robo <strong>de</strong> un automóvil. <strong>El</strong> 7 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1929,estando <strong>de</strong>tenido en <strong>la</strong> cárcel <strong>de</strong> Rosario, aprovechando un momento <strong>de</strong> distracción <strong>de</strong>lcarcelero que lo conducía a <strong>la</strong> enfermería y <strong>de</strong> su gran agilidad, salió a <strong>la</strong> calle tal cual seencontraba —en camiseta y calzoncillos—, se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong>l primer automóvil queencontró y logró evadirse casi mi<strong>la</strong>grosamente. La singu<strong>la</strong>ridad <strong>de</strong> esta cinematográficahuida dice bien <strong>de</strong> <strong>la</strong> índole <strong>de</strong> su carácter. Era un muchacho todo coraje y cariño y, comosus compañeros, <strong>de</strong>dicaba toda su actividad a <strong>la</strong> propaganda. En esos días cuando cayó nopensaba en otra cosa que en el periódico que iba a aparecer en esos días y gozaba yapensando cómo se iban a poner rojos <strong>de</strong> ira los buenos burgueses al tener que leer <strong>la</strong>srazones <strong>de</strong> los anarquistas, a los que <strong>la</strong> dictadura con tanto celo se esforzaba en teneramordazados. Sabía qué le esperaba y no se movía si no estaba armado con sus pisto<strong>la</strong>s 45con sus cargadores <strong>de</strong> recambio, pronto a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su vida hasta el último esfuerzo.Conocía <strong>la</strong>s torturas que se practican en <strong>la</strong>s mazmorras <strong>de</strong> <strong>la</strong> policía y estaba <strong>de</strong>cidido a nocaer otra vez. Cuando huye <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> Burzaco esperaba tener tiempo para salvarse. Encambio, cae con el pecho <strong>de</strong>strozado por una cerrada carga <strong>de</strong> fusiles y no sabemos, si tuvotiempo <strong>de</strong> usar sus armas. Ha muerto llevándose muchos secretos preciosos para <strong>la</strong>policía y el sueño generoso <strong>de</strong>l cual junto a Paulino Scarfó —<strong>de</strong> quien era un amigo

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