12.07.2015 Views

Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violenciapana<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> Ensenada, a <strong>la</strong> madrugada, y que vestía un sobretodo que le iba muy gran<strong>de</strong>.<strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> era un hombre pura generosidad pero lo perdía su temperamento muynervioso. Siempre tenía trabajo para todos los compañeros y por eso algunos trataban <strong>de</strong>no encontrarlo. <strong>El</strong> único vicio que tenía era comer manzanas. Así como le endilgaron lo<strong>de</strong> <strong>la</strong>s camisas <strong>de</strong> seda, así los enemigos <strong>de</strong> él <strong>de</strong>cían que <strong>Severino</strong> sólo comía manzanas <strong>de</strong>California, que en aquel tiempo era un lujo. Pestañeaba seguido porque era bastantemiope. Siempre tenía calor, cuando llegaba a algún lugar tenía el mismo gesto: se sacabael saco y se abría <strong>la</strong> camisa. Vivió unas semanas en mi casa y mi madre creía que se trataba<strong>de</strong> un abogado”.<strong>El</strong> doctor Sánchez Viamonte re<strong>la</strong>tó al autor re<strong>la</strong>tó al autor <strong>de</strong> este libro<strong>la</strong> siguiente anécdota <strong>de</strong> Alfredo Pa<strong>la</strong>cios, el diputado y dirigente socialista. Enun viaje a La P<strong>la</strong>ta en tren, reconoció a un hombre sentado enfrente <strong>de</strong> él, quedormía plácidamente. A Pa<strong>la</strong>cios <strong>la</strong> figura le pareció conocida y lo <strong>de</strong>spertó:“Tenga cuidado amigo —le dijo— que lo andan buscando. Yo a usted lo conozco por losdiarios”. <strong>El</strong> que dormía era <strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>, quien le agra<strong>de</strong>ció a Pa<strong>la</strong>cios yañadió: “Yo también lo conozco a usted por los diarios”.Los compañeros sobrevivientes confirmaron esta predisposición <strong>de</strong><strong>Severino</strong> a dormirse en los trenes.En <strong>la</strong> quinta “Ana María”, <strong>Severino</strong> y América tuvieron a vecessituaciones difíciles, como por ejemplo, un domingo que repentinamente se lepresentaron los dueños <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa —el ingeniero Chiocci y su mujer— a visitarlosy ver cómo tenían <strong>la</strong> quinta. Mientras <strong>Severino</strong> le mostraba <strong>la</strong>s flores, <strong>la</strong>sverduras, el cria<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> pollos y el maizal, América <strong>la</strong> hizo pasar a el<strong>la</strong> aldormitorio —“<strong>la</strong> única pieza presentable”—, porque en <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más había publicaciones<strong>de</strong> todo tipo. Pero <strong>la</strong> mujer <strong>de</strong>l ingeniero al parecer no se apercibió <strong>de</strong>nada. Hizo sólo un comentario: “qué lindos dientes tiene su marido”, le dijo aAmérica. Esta, por su parte pensó: “Podías mirar otras cosas”. (Re<strong>la</strong>to <strong>de</strong> AméricaScarfó, <strong>de</strong>l 12-4-73.)Pese a <strong>la</strong> persecución y que en cualquier momento podía caer <strong>la</strong> policíaa buscarlo, <strong>Severino</strong> dormía a <strong>la</strong> noche profundamente. Cosa que no podía hacerAmérica quien estaba alerta siempre a todos los ruidos. Cuando afuera algorompía el silencio en <strong>la</strong> quinta, América, sobresaltada <strong>de</strong>spertaba a <strong>Severino</strong>quien casi sin <strong>de</strong>spertarse contestaba automáticamente: “son los árboles”.178Versiones <strong>de</strong> <strong>la</strong> época seña<strong>la</strong>ban que <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Franco había sidohecha por Afredo Pa<strong>la</strong>cios o por el doctor López Lecube. Sobre esta versióninquirí al hermano <strong>de</strong>l teniente Franco, el ingeniero Franco Páez, resi<strong>de</strong>nte enMendoza. Me señaló que el doctor López Lecube —conocido jurista— lo asesorópero le advirtió: “que todo iba a ser inútil”, a pesar <strong>de</strong> lo cual, Franco insistió. LópezLecube estaba vincu<strong>la</strong>do a Franco a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> señora <strong>de</strong> éste, Pepita <strong>de</strong>Arzuaga.En marzo <strong>de</strong> 1973 leía en <strong>la</strong> revista “Vea y Lea” un reportaje al escritorPavón Pereyra quien reproduce estas pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Juan Perón: “Ningún motivo essuficiente para privar a un hombre <strong>de</strong> lo que <strong>Di</strong>os le ha concedido. Yo inspiré el famoso

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!