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Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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Notaslimpias. Ahora vestía un mameluco azul, lleno <strong>de</strong> manchas <strong>de</strong> grasa y que olía mal, quepara mí tenía el valor <strong>de</strong> un símbolo...”La segunda parte <strong>de</strong> “Cómo y porque soy anarquista” fue publicada en“Anarchia” <strong>de</strong>l 1º <strong>de</strong> junio, Nº 5. Y dice así: “Al entrar a <strong>la</strong> vida por primera vez recibínuevas impresiones que me reforzaron en el incipiente sentimiento <strong>de</strong> justicia y, al mismotiempo, <strong>de</strong> odio, ya que el contacto directo con el trabajo y <strong>la</strong> miseria humil<strong>la</strong>nte quesoporta el obrero y que hasta ese momento no había valuado en toda su crueldad, tocaronmis fibras más sensibles <strong>la</strong>nzándome a <strong>la</strong> lucha por un i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> superación.Todas <strong>la</strong>s mañanas me trepaba al ‘tranvía obrero’ y más <strong>de</strong> una vez me dije a mímismo: ‘justo el fiel cuadro <strong>de</strong> <strong>la</strong> miseria’. Realmente, <strong>la</strong> imagen <strong>de</strong> este tranvía con suinforme carga humana, que va todos los días al yugo, amontonada como en vagones <strong>de</strong>animales, con gente colgada hasta <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ventanil<strong>la</strong>s, expuestas a ser trituradas al menormovimiento, no pue<strong>de</strong> otra cosa que <strong>de</strong>spertar un sentimiento <strong>de</strong> repulsión. Hombresancianos, plenos <strong>de</strong> achaques, que tosen continuamente y escupen a jirones suspulmones, otros más jóvenes, con el rostro reflejando <strong>la</strong> miseria y <strong>la</strong> amargura, chicosandrajosos, más jóvenes que yo, con los síntomas precoces <strong>de</strong> <strong>la</strong> anemia y <strong>la</strong> tuberculosis.¿Qué cosa representa este cuadro sino <strong>la</strong> imagen fiel <strong>de</strong> una c<strong>la</strong>se oprimida y exhausta? Ytodos los días presenciaba estos cuadros <strong>de</strong> hambre en movimiento. A<strong>de</strong>más, aunquenuevo, yo también formaba parte <strong>de</strong> ellos.Trabajaba en el taller con entusiasmo, aunque no fuera una situacióneconómica <strong>de</strong>masiado cómoda no faltaba el afecto y <strong>la</strong> concordia. Pero prefería muchasveces convivir el duro lecho improvisado con periódicos ya sea sobre un banco o en el suelo<strong>de</strong>l local <strong>de</strong> ‘La Antorcha’. Iba hasta allí porque eran mis compañeros, porque era el centro<strong>de</strong> agitación y <strong>de</strong> <strong>la</strong> propaganda que estimu<strong>la</strong>ban mi entusiasmo y <strong>de</strong> <strong>la</strong> cual conservorecuerdos gratos e inolvidables. Sentía por los compañeros, por <strong>la</strong> propaganda y por <strong>la</strong>si<strong>de</strong>as aquel afecto que se conserva puro en los corazones <strong>de</strong> todos aquellos que como yo,eran jóvenes. Tenía 17 años.Des<strong>de</strong> mi primer contacto con <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as anarquistas hasta hoy hantranscurrido tres años, tres años que viví todas <strong>la</strong>s alternativas <strong>de</strong>l movimientoanarquista <strong>de</strong>l país.Ahora me encuentro en una prisión. Ya no estoy en <strong>la</strong> calle compartiendo <strong>la</strong>sdurezas <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida en <strong>la</strong> lucha eterna con mis amigos y compañeros. No estoy mástrabajando por <strong>la</strong> propaganda, compartiendo con ellos <strong>la</strong> cálida camara<strong>de</strong>ría que serespiraba en nuestros locales y en nuestras conferencias. Ahora, en <strong>la</strong> prisión me muer<strong>de</strong><strong>la</strong> nostalgia <strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha cotidiana. Evoco en <strong>la</strong> soledad <strong>la</strong>s vigorosas figuras anarquistasque me sirvieron <strong>de</strong> ejemplo moral y que supieron estimu<strong>la</strong>rme con su fuerte actividad ysus frases <strong>de</strong> afecto y <strong>de</strong> pasión.Una garra brutal me ha arrancado violentamente <strong>de</strong> su <strong>la</strong>do pero no logró nilogrará arrancarme <strong>de</strong>l todo.Mi corazón y mis pensamientos estarán siempre junto a ellos porque losvínculos que nos unen son irrompibles. Los anarquistas saben compren<strong>de</strong>rse con afecto yarmonía que están radicados en el corazón humano, dan frutos hermosos y exquisitos. Lacárcel no impedirá <strong>la</strong>s sonrisas y los saludos cordiales entre los compañeros queapreciándose viven por el i<strong>de</strong>al y para el i<strong>de</strong>al.

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