Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)
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Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciainiciativas que en Italia eran la ambición de nuestro movimiento. El libro es unade esas iniciativas. Los camaradas deben darlo todo para el éxito. Yo quedarédespierto para que mi sueño se realice. Hace años que deseo reunir en unvolumen los «Escritos sociales» de varios compañeros desaparecidos y decamaradas que viven y cuyas obras están esparcidas en la actualidad en raraspublicaciones. Por ejemplo Reclus, Ciancabilla, Malatesta, Merlino, PaoloFlores, los dos Molinari, Galleani, Fabbri, por no hablarte nada más que dealguno entre los que deseo reunir sus escritos. Los camaradas no pueden dejar dereconocer el valor de todo esto. Y la colección de escritos sociales no quedará sóloen el dominio italiano sino que invadirá, como en el caso de Reclus, el dominiofrancés, inglés, español, alemán, ruso. En suma, el pensamiento anarquista bajoel prisma poliédrico de diversas individualidades’.Y sus proyectos eran grandiosos. Poseía el entusiasmo del neófito y lavoluntad del hombre hecho, consciente de la gran necesidad de la difusión denuestro ideal. A veces parecía que el que escribía esas cartas fuera un hombreque, preocupado solamente del movimiento intelectual estaba despegado de lavida terrena o que ésta le interesaba poco, mientras que nosotros sabemos que larealidad es diferente. Es en esta contradicción que reside, me parece, su tragediamoral. Las cosas y los hombres lo habían empujado hacia una vía que éltransitaba porque estaba obligado, pero que en el fondo de sí mismo sentía que noera la suya.Exponía así un día (a fines del año ‘30) su plan en materia deediciones”. (Aquí Treni detalla el plan ya transcripto en el capítulo X).Luego prosigue: “Sin embargo, la reacción en la Argentina se hacíacada vez más pesada y toda forma de propaganda se hacía imposible. No sólo en elterritorio de la República se notaba la presión de las castas militares en el podersino también en el exterior: se abría la correspondencia y todas las que parecíansospechosas eran secuestradas haciendo extremadamente difícil toda relaciónentre camaradas residentes en la Argentina y aquellos que se encuentran afueray que podían ayudarlos en su obra de propaganda y de agitación. Tengo ante mivista una carta de los primeros días de enero de 1931 que da un poco la idea de lasdificultades que sufría”. (Aquí Treni reproduce la carta con la desesperaciónde Severino ante la pérdida de casi todos los originales deEscritos sociales, ya transcripta en el capítulo X).Hemos llegado —prosigue Treni— casi al término de la tragedia.Más restringido era el número de los militantes dejados en libertad, más fácil leresultaba a la policía individualizar a aquellos que continuaban la lucha, y cuyacaptura ya descontaba. Algunos atentados terroristas precipitaron losacontecimientos. Un poco por la aureola de gloria que le atribuían, un pocoporque la policía no llegaba jamás a detener a los autores de lo que pasaba en
Regreso al camino de todos los díasBuenos Aires, todo lo que se producía en esta ciudad le era atribuido. Paratranquilizar a la opinión pública pero sobre todo por la presión de los hombres delnuevo gobierno —para dar un barniz pasajero a la efectividad de la dictaduramilitar y a la ley marcial— la policía resolvió escudarse en alguien que le podíaservir de chivo expiatorio: Severino Di Giovanni, quien, en ese sentido, era lamejor presa.”Luego, Treni describe la captura y el fusilamiento. Tambiéntranscribe la última carta de Severino, que hemos reproducido en elcapítulo citado. Por último, dice Treni: “Sin ninguna duda su vida y suacción son difícilmente comprensibles para quien las observa demasiadosuperficialmente y olvida el punto de partida de todo: el aislamiento que la ley leimpuso y también que le impusieron algunos camaradas. El mismo, en unfragmento de la carta ya citada pero que merece ser repetido, escribía: ‘Tú nopuedes comprender mi tragedia. Verdadera tragedia de quien vive diariamenteproscripto de la sociedad y vituperado por los anarquistas... aceptables’. Cuandouno ha comprendido esta primera situación de un hombre apasionado comohemos visto que era él, el resto se comprende fácilmente, porque sigue una línealógica, bárbara tal vez —como él mismo lo escribe— pero siempre lógica.¡Comprender!Eliseo Reclus ha escrito: ‘comprender para perdonar’. Y es lo quenosotros hemos siempre tratado de hacer eliminando las apologías casi siempreinútiles y perjudiciales sobre todo en frente a la complejidad de los hechos endonde Di Giovanni se debatió y que soportaron los altibajos de su conciencia y desu pasión”. Hugo Treni.“Crítica” en su primer número luego de que le fue levantada lasuspensión impuesta por Uriburu —el 5 de febrero de 1932 (a más de unaño de los fusilamientos)— informa sobre el regreso del teniente Francode su exilio en el Paraguay y aprovecha la oportunidad para pedirdisculpas a los lectores acerca de la información que tuvo que dar enocasión de la muerte de Di Giovanni y Scarfó. Señala que fue presionadapor el gobierno igual que el teniente Franco en su defensa. Denuncia elhecho de que tanto Di Giovanni como Scarfó fueron bárbaramentetorturados luego de ser condenados a muerte. Esa denuncia la corroboraráaños después el cronista policial Gustavo González —decano de losperiodistas del Departamento Central de Policía— quien asistió al197fusilamiento de Di Giovanni.“Crítica”, que había sido la mejor arma con que contó Uriburu
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<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violenciainiciativas que en Italia eran <strong>la</strong> ambición <strong>de</strong> nuestro movimiento. <strong>El</strong> libro es una<strong>de</strong> esas iniciativas. Los camaradas <strong>de</strong>ben darlo todo para el éxito. Yo quedaré<strong>de</strong>spierto para que mi sueño se realice. Hace años que <strong>de</strong>seo reunir en unvolumen los «Escritos sociales» <strong>de</strong> varios compañeros <strong>de</strong>saparecidos y <strong>de</strong>camaradas que viven y cuyas obras están esparcidas en <strong>la</strong> actualidad en raraspublicaciones. Por ejemplo Reclus, Ciancabil<strong>la</strong>, Ma<strong>la</strong>testa, Merlino, PaoloFlores, los dos Molinari, Galleani, Fabbri, por no hab<strong>la</strong>rte nada más que <strong>de</strong>alguno entre los que <strong>de</strong>seo reunir sus escritos. Los camaradas no pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>reconocer el valor <strong>de</strong> todo esto. Y <strong>la</strong> colección <strong>de</strong> escritos sociales no quedará sóloen el dominio italiano sino que invadirá, como en el caso <strong>de</strong> Reclus, el dominiofrancés, inglés, español, alemán, ruso. En suma, el pensamiento anarquista bajoel prisma poliédrico <strong>de</strong> diversas individualida<strong>de</strong>s’.Y sus proyectos eran grandiosos. Poseía el entusiasmo <strong>de</strong>l neófito y <strong>la</strong>voluntad <strong>de</strong>l hombre hecho, consciente <strong>de</strong> <strong>la</strong> gran necesidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> difusión <strong>de</strong>nuestro i<strong>de</strong>al. A veces parecía que el que escribía esas cartas fuera un hombreque, preocupado so<strong>la</strong>mente <strong>de</strong>l movimiento intelectual estaba <strong>de</strong>spegado <strong>de</strong> <strong>la</strong>vida terrena o que ésta le interesaba poco, mientras que nosotros sabemos que <strong>la</strong>realidad es diferente. Es en esta contradicción que resi<strong>de</strong>, me parece, su tragediamoral. Las cosas y los hombres lo habían empujado hacia una vía que éltransitaba porque estaba obligado, pero que en el fondo <strong>de</strong> sí mismo sentía que noera <strong>la</strong> suya.Exponía así un día (a fines <strong>de</strong>l año ‘30) su p<strong>la</strong>n en materia <strong>de</strong>ediciones”. (Aquí Treni <strong>de</strong>tal<strong>la</strong> el p<strong>la</strong>n ya transcripto en el capítulo X).Luego prosigue: “Sin embargo, <strong>la</strong> reacción en <strong>la</strong> Argentina se hacíacada vez más pesada y toda forma <strong>de</strong> propaganda se hacía imposible. No sólo en elterritorio <strong>de</strong> <strong>la</strong> República se notaba <strong>la</strong> presión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s castas militares en el po<strong>de</strong>rsino también en el exterior: se abría <strong>la</strong> correspon<strong>de</strong>ncia y todas <strong>la</strong>s que parecíansospechosas eran secuestradas haciendo extremadamente difícil toda re<strong>la</strong>ciónentre camaradas resi<strong>de</strong>ntes en <strong>la</strong> Argentina y aquellos que se encuentran afueray que podían ayudarlos en su obra <strong>de</strong> propaganda y <strong>de</strong> agitación. Tengo ante mivista una carta <strong>de</strong> los primeros días <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1931 que da un poco <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong>sdificulta<strong>de</strong>s que sufría”. (Aquí Treni reproduce <strong>la</strong> carta con <strong>la</strong> <strong>de</strong>sesperación<strong>de</strong> <strong>Severino</strong> ante <strong>la</strong> pérdida <strong>de</strong> casi todos los originales <strong>de</strong>Escritos sociales, ya transcripta en el capítulo X).Hemos llegado —prosigue Treni— casi al término <strong>de</strong> <strong>la</strong> tragedia.Más restringido era el número <strong>de</strong> los militantes <strong>de</strong>jados en libertad, más fácil leresultaba a <strong>la</strong> policía individualizar a aquellos que continuaban <strong>la</strong> lucha, y cuyacaptura ya <strong>de</strong>scontaba. Algunos atentados terroristas precipitaron losacontecimientos. Un poco por <strong>la</strong> aureo<strong>la</strong> <strong>de</strong> gloria que le atribuían, un pocoporque <strong>la</strong> policía no llegaba jamás a <strong>de</strong>tener a los autores <strong>de</strong> lo que pasaba en