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Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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Regreso al camino <strong>de</strong> todos los días<strong>la</strong> sentencia es oída como si fuera una ma<strong>la</strong> pieza literaria. La venda que quierencolocar sobre esos ojos ver<strong>de</strong> mar, que muestran <strong>la</strong> luz y <strong>la</strong> vitalidad interiores, esrechazada. Nuevas ligaduras sobre el banquillo, ahora. Los instrumentos <strong>de</strong>lcrimen se ponen en línea y aprestan sus armas. Una or<strong>de</strong>n dada con nerviosavoz, un sonoro grito <strong>de</strong> ¡Viva <strong>la</strong> anarquía!, Una <strong>de</strong>scarga sobre un pecho valientey, finalmente, el tiro <strong>de</strong> gracia sobre esa cabeza que sólo <strong>la</strong> muerte pudo abatir.La aurora está en su apogeo: <strong>la</strong> última estrel<strong>la</strong> se ha borrado, esplen<strong>de</strong> <strong>la</strong>vida sobre el cadáver <strong>de</strong> quien <strong>la</strong> quería digna y libre para todos. La tristeza <strong>de</strong>lmomento parece impregnar <strong>la</strong>s cosas como tocadas por el sagrado trance <strong>de</strong> <strong>la</strong>muerte que tanto dolor <strong>de</strong>ja tras <strong>de</strong> sí: unas tiernas criaturas han perdido a sumejor amigo; un sangrante corazón femenino se aferra al recuerdo <strong>de</strong>l que supomorir para fortalecer su ánimo para <strong>la</strong> lucha <strong>la</strong>rga; tantos compañeros quecierran los puños en silencio y en cuyos pechos se apelmaza el odio.<strong>El</strong> sol ha hecho su entrada triunfal, parece invitar a <strong>la</strong> alegría, y sinembargo, en ese mismo recinto don<strong>de</strong> pocas horas antes <strong>la</strong>tía un corazón libre, serepetirá <strong>la</strong> escena y otra vez el sol, amaneciendo, bañará en su luz difusa otrossangrientos <strong>de</strong>spojos. Le toca ahora aquel que sorprendió con su fría altivez a losverdugos. La misma emoción, <strong>la</strong> misma tristeza en el ambiente. Es tal sugran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> alma, que rehúsa recibir a <strong>la</strong> madre querida para ahorrarle el dolor<strong>de</strong> verlo <strong>de</strong>sfigurado por <strong>la</strong>s torturas que hasta último momento pa<strong>de</strong>ció. Como<strong>Severino</strong>, supo Paulino afrontar con valor <strong>la</strong> muerte. Tampoco aquellossoñadores ojos pardos temieron <strong>la</strong>s ba<strong>la</strong>s. Ni acusaron estupor al ser leída <strong>la</strong>sentencia. Su mirada, tan llena <strong>de</strong> calor y cariño cuando se dirigía a quienesamaba, se volvía impasible y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa hacia sus verdugos. Supo también morir.Y su muerte <strong>de</strong>sgarró un corazón materno y anegó <strong>de</strong> dolor el alma <strong>de</strong> todos losque fuimos sus hermanos tanto en sangre como en i<strong>de</strong>ales.¡Tanto dolor, tanta angustia oprime nuestro pecho! Más es necesarioserenar nuestro espíritu. Dar a los hechos su verda<strong>de</strong>ro valor y que el sacrificio<strong>de</strong> nuestros hermanos nos sirva <strong>de</strong> ejemplo. Así lo creyeron ellos. Sea nuestro195mejor tributo a su memoria <strong>la</strong> acción tesonera en contra <strong>de</strong> los tiranos”.Hugo Treni, ese intelectual refugiado en el Uruguay, que tantohabía discutido con <strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> contra <strong>la</strong> expropiación, y quehabía participado <strong>de</strong>l “jury” trató meses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> interpretar <strong>la</strong>personalidad <strong>de</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. Escribió un interesante y breve ensayodon<strong>de</strong> se empeña en ser justo con él a pesar <strong>de</strong> <strong>la</strong> diferencia i<strong>de</strong>ológicaque mantenían ambos. Fue publicado en “L’en Dehors” <strong>de</strong> París en julio<strong>de</strong> 1931. Se titu<strong>la</strong> “Un poco <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong>l bandido” y como acápite, en

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