Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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12.07.2015 Views

Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciaen las empresas más difíciles, en el propio nido infestado de sus mismosperseguidores, exponiendo su nombre, su misma sinceridad al vituperio detodos los que insultaban su magnífica temeridad.Luego del golpe, sólo quedaron en la resistencia —continúa“L’Adunata”— nada más que pequeños núcleos de acción viviendo clandestinamente,con un mañana incierto, pero resueltos a desafiar las sanciones de laley marcial instaurada por el nuevo régimen. Entre estos núcleos estaban—como siempre cuando la palabra debía ceder a la acción— Severino DiGiovanni, Paulino Scarfó y sus amigos, más activos y resueltos que nunca.Pocos días antes de caer —dice el autor de la nota— Severino me repetía queno podía hacer otra cosa que quedarse. En el momento que desaparece todalibertad, que se impide el ejercicio de los derechos más elementales, que se prohíbela propaganda de nuestras ideas en todas sus formas mientras nuestroscompañeros son perseguidos, no nos queda otra actitud que tomar: armarse yreivindicar con la fuerza los derechos y la libertad que nos niegan, demostrar conel sacrificio de nuestras vidas, donde sea, que no todos se rinden, que la causa dela libertad tiene todavía defensores y que los anarquistas saben afrontar la luchaque con tanta ferocidad se les impone, hasta las últimas consecuencias. Buenalógica la suya y a ella se mantuvo siempre fiel en su vida.La figura de Severino revela un temple extraordinario, sin ningunaduda. Para lograr mantenerse en la brecha, corazón y alma de un movimientoasombroso de iniciativas múltiples por casi cuatro años, debían converger asostenerlo además de la pasión irrefrenable de la fe, la inteligencia y una astuciano común. Pero la fantasía de los que no hacen nada y la malicia de los enemigosen disculpar su propia incapacidad de apresar lo inhallable, convergieron paracrear en torno a su nombre una leyenda más extraordinaria de lo que la realidadhumanamente podía dar, pintando a Severino —que por tantos años eludió a susdiarias pesquisas— como un personaje fantástico dotado de atributos sobrehumanosde ubicuidad y evanescencia, a la cabeza de una banda no menosfantástica de desconocidos perturbadores del orden y de la digestión de losbuenos burgueses”.Con respecto al grupo expropiador que acompañaba a Severino,dice “L’Adunata”: “En cuanto a la ‘banda’ era un grupo de hombresanimados de profunda pasión por las ideas libertarias y de una voluntad férreade probar la propia audacia y la propia vida para combatir y propiciar el futuro”.En cuanto a que Severino era el “jefe absoluto e intransigente”,dice: “es una leyenda de cabo a rabo, Severino sumaba a una clara inteligencia ya la facilidad de persuadir, una gran audacia e impetuosidad propia de lostemperamentos seguros de sí mismos. Pero que él haya sido ‘el jefe’ de un grupo

Regreso al camino de todos los díasde hombres ciegamente devotos y obedientes, ninguno de los que hayan conocidoa esos compañeros piensan eso. Eran hombres con caracteres y conciencia propiaaltamente desarrollados, y podían aceptar sí, razonamientos pero jamás plegarsea la sombra de una imposición. Actuaban como anarquistas y si lo hacían enconjunto fue porque sus caracteres eran afines, y juntos elegían los medios yavizoraban los fines por los cuales luchaban. Sus conductas estaban animadaspor la intensa aspiración común del anarquismo y no admitía jerarquías declase”.A Paulino Scarfó, sus compañeros de “L’Adunata” lo despediríancon las siguientes palabras: “El compañero Paulino Scarfó era unanalítico. A la edad de quince años estaba ya en el movimiento activo. Robaba ala noche y al sueño las horas para leer y estudiar, ya que el trabajo cotidiano no selo permitía de otra manera. Y a la causa se entregará por una necesidadirresistible de la razón que no se contenta con el dogma ni con los mediosambivalentes, y corre velozmente con la lógica hacia las consecuenciasextremas. Las tareas de la propaganda lo apasionan y se multiplica en todas lasmisiones apropiadas a su edad y a su entusiasmo”.Luego de describir su actuación en la campaña por Sacco yVanzetti y cómo es puesto al margen de la ley cuando cae preso suhermano Alejandro, “L’Adunata” continúa: “Al compañero Paulino se lehace cada vez más claro que la mejor propaganda es la del ejemplo. ¿Qué mejorejemplo de rebelión puede darse que la insurrección total contra las institucionesmás sagradas y más temidas del orden constituido? Se une a aquellos quepiensan como él y se proponen afrontar la lucha. Sabe bien que, actuando así seaparta de los preceptos de la moral reinante y que se creará así muchos enemigos,también en las filas de los propios compañeros. Pero sabe que la verdad está con élcontra todos los prejuicios de la interesada moral dominante, y no duda. Encuanto a su conciencia es más sólida que nunca y le indica el camino a seguir.Bien hubiera podido ante el primer dinero logrado con audacia darse una vidacómoda y, con el andar del tiempo, regularizar su situación frente a la ley. Peroen su acción de ataque al capital no habrá ningún atisbo de egoísmo. Elprivilegio de la propiedad no cambia ni se debilita por el hecho que una discretasuma pase de las manos de un conservador a las de un desheredado enfermo decodicia. El sabe ser un rebelde que ataca al capital para debilitar al régimen, yexpropia, no roba, expropia porque devuelve todo a los desheredados. Una parte,aunque mínima de la riqueza que ellos, esos desheredados, han producido.Se ha querido hacer de Paulino una víctima de las artes maléficas deSeverino. Nada más falso. Paulino Scarfó tenía un temperamento propioinaccesible a todo cuanto lo circundaba que no tuviera referencia a la idea por la

<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violenciaen <strong>la</strong>s empresas más difíciles, en el propio nido infestado <strong>de</strong> sus mismosperseguidores, exponiendo su nombre, su misma sinceridad al vituperio <strong>de</strong>todos los que insultaban su magnífica temeridad.Luego <strong>de</strong>l golpe, sólo quedaron en <strong>la</strong> resistencia —continúa“L’Adunata”— nada más que pequeños núcleos <strong>de</strong> acción viviendo c<strong>la</strong>n<strong>de</strong>stinamente,con un mañana incierto, pero resueltos a <strong>de</strong>safiar <strong>la</strong>s sanciones <strong>de</strong> <strong>la</strong>ley marcial instaurada por el nuevo régimen. Entre estos núcleos estaban—como siempre cuando <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>bía ce<strong>de</strong>r a <strong>la</strong> acción— <strong>Severino</strong> <strong>Di</strong><strong>Giovanni</strong>, Paulino Scarfó y sus amigos, más activos y resueltos que nunca.Pocos días antes <strong>de</strong> caer —dice el autor <strong>de</strong> <strong>la</strong> nota— <strong>Severino</strong> me repetía queno podía hacer otra cosa que quedarse. En el momento que <strong>de</strong>saparece todalibertad, que se impi<strong>de</strong> el ejercicio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos más elementales, que se prohíbe<strong>la</strong> propaganda <strong>de</strong> nuestras i<strong>de</strong>as en todas sus formas mientras nuestroscompañeros son perseguidos, no nos queda otra actitud que tomar: armarse yreivindicar con <strong>la</strong> fuerza los <strong>de</strong>rechos y <strong>la</strong> libertad que nos niegan, <strong>de</strong>mostrar conel sacrificio <strong>de</strong> nuestras vidas, don<strong>de</strong> sea, que no todos se rin<strong>de</strong>n, que <strong>la</strong> causa <strong>de</strong><strong>la</strong> libertad tiene todavía <strong>de</strong>fensores y que los anarquistas saben afrontar <strong>la</strong> luchaque con tanta ferocidad se les impone, hasta <strong>la</strong>s últimas consecuencias. Buenalógica <strong>la</strong> suya y a el<strong>la</strong> se mantuvo siempre fiel en su vida.La figura <strong>de</strong> <strong>Severino</strong> reve<strong>la</strong> un temple extraordinario, sin ningunaduda. Para lograr mantenerse en <strong>la</strong> brecha, corazón y alma <strong>de</strong> un movimientoasombroso <strong>de</strong> iniciativas múltiples por casi cuatro años, <strong>de</strong>bían converger asostenerlo a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>la</strong> pasión irrefrenable <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, <strong>la</strong> inteligencia y una astuciano común. Pero <strong>la</strong> fantasía <strong>de</strong> los que no hacen nada y <strong>la</strong> malicia <strong>de</strong> los enemigosen disculpar su propia incapacidad <strong>de</strong> apresar lo inhal<strong>la</strong>ble, convergieron paracrear en torno a su nombre una leyenda más extraordinaria <strong>de</strong> lo que <strong>la</strong> realidadhumanamente podía dar, pintando a <strong>Severino</strong> —que por tantos años eludió a susdiarias pesquisas— como un personaje fantástico dotado <strong>de</strong> atributos sobrehumanos<strong>de</strong> ubicuidad y evanescencia, a <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> una banda no menosfantástica <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocidos perturbadores <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y <strong>de</strong> <strong>la</strong> digestión <strong>de</strong> losbuenos burgueses”.Con respecto al grupo expropiador que acompañaba a <strong>Severino</strong>,dice “L’Adunata”: “En cuanto a <strong>la</strong> ‘banda’ era un grupo <strong>de</strong> hombresanimados <strong>de</strong> profunda pasión por <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as libertarias y <strong>de</strong> una voluntad férrea<strong>de</strong> probar <strong>la</strong> propia audacia y <strong>la</strong> propia vida para combatir y propiciar el futuro”.En cuanto a que <strong>Severino</strong> era el “jefe absoluto e intransigente”,dice: “es una leyenda <strong>de</strong> cabo a rabo, <strong>Severino</strong> sumaba a una c<strong>la</strong>ra inteligencia ya <strong>la</strong> facilidad <strong>de</strong> persuadir, una gran audacia e impetuosidad propia <strong>de</strong> lostemperamentos seguros <strong>de</strong> sí mismos. Pero que él haya sido ‘el jefe’ <strong>de</strong> un grupo

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