Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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12.07.2015 Views

El finson policías que han intervenido en el episodio. No existe siquiera un peritajeque establezca si con el arma del acusado halló la muerte la menor. Cuando DiGiovanni reaccionó, lo hizo frente al agente que lo tenía ya a mano. Se librabacontra él una batalla. Los nervios, por más de acero que lo sean, se resienten. Ehirió disparando por primera vez contra el agente de Cangallo y Río Bamba.Creo, señor presidente, que es un caso evidente de defensa propia. El espíritu deconservación de la especie tiene su principal aliento en el instinto deconservación del individuo, trátese de quien se trate. CINCUENTAREVÓLVERES DISPARABAN FUEGO CONTRA DI GIOVANNI”.El teniente primero Franco se ha detenido. Hace un a pausaoratoria. Hay un silencio total. Luego, con gesto amplio señala con elíndice al acusado y levanta la voz: “¡He aquí a Di Giovanni! Motivo deavidez de los comentarios truculentos de los cronistas policiales. Elfantasmagórico personaje que era el plato fuerte policial servido por una policíade supernumerarios que debía justificar de alguna manera la existencia de ésosen el presupuesto general de gastos”.Aquí, nadie se atreve a murmurar porque Franco se refiere a lapolicía de tiempos de Yrigoyen. “El honorable Tribunal —concluyeFranco— sabe que el acusado no ha sido detenido ni condenado una sola vez. Sehabía creado pues el delincuente fantasma que vivió radicado en la Argentinadurante ocho años. Admitir que Di Giovanni era un personaje capaz de burlar ajueces, policías y al pueblo, entre éste, al intelectual empeñado en colaborar en laafirmación del orden, sería reconocer la superioridad de este hombre sobre todaslas fuerzas físicas y morales de la Argentina.”Después de otra pausa, durante la cual mira desafiante a cadauno de los miembros del Tribunal, Franco continúa: “En su afán desuperarse, el hombre triunfa diariamente en el arte y en las ciencias. Así, en elandar de los siglos, transformó el frágil trirreme que surcó en otros tiempos losmares poblados de sirenas, en el potente acorazado que cruza hoy vertiginosamenteel océano rompiendo con su proa de acero las masas azules, transformótambién el Icaro mitológico de las alas de cera en las naves mecánicas. Hendió elcielo con la mirada fija de los telescopios y estudió los mundos lejanos.Reemplazó al alquimista moro por el químico moderno. Sin embargo no hapodido ni podrá animar de vida la célula microscópica porque el soplo animadores puramente divino. La vida es privativa de Dios. Sólo él la crea y sólo él debedestruirla. No puede el hombre, con el uso de sus leyes arrogarse la facultad deDios. Un simple sentimiento de humanidad nos priva de decretar la muerte, porcuanto sería atentatorio contra la ética. Se ha comparado la ética y el derecho endos círculos concéntricos. Éste reducido y perfectamente delimitado por las leyes

Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciade los hombres y el otro más amplio, infinito, que entra en las leyes de Dios.Considérase el Derecho como una reglamentación de la época. En consecuencia,ninguna ley del derecho podrá reglamentar lo que no tolera la ética. Por todo loexpuesto, Honorable Tribunal, después de afirmar que Di Giovanni fue llevado ala agresión, pido que el acusado no sea juzgado por la ley marcial. Reitero misdisculpas al Honorable Tribunal si juzga que me he excedido en la defensa, que seme ha impuesto, de la vida de este hombre. Ella es sincera y al dirigirme alHonorable Tribunal lo hago con la certeza con que un hombre de bien se dirige178siempre a los hombres de bien. Muchas gracias”.América se enteró de la caída de su compañero por Paulino,quien llegó a la quinta esa noche. Paulino traía la sexta. La primerareacción de América fue: “Bueno, qué hacen, váyanse ustedes”. Paulino noaceptó, quería asegurarse que primero se marcharan América y Laura, lahija de Severino. América le respondió: “no, ahora está durmiendo, no lapuedo despertar, mejor me voy temprano, cuando amanezca”.Paulino había llegado con tres compañeros: Braulio Rojas, JuanMárquez y “Luis” (que en realidad se llamaba Artemio Pieretti). Los trescomenzaron a quemar cosas y borrar huellas. Lo primero que sedestruyó fueron los cuadernos con direcciones que se usaban paraenviar el periódico “Anarchia”. A la madrugada se dispusieron a salirPaulino, Braulio Rojas y Juan Márquez. Luis quedaría para acompañar aAmérica y Laura.A la misma hora en que Paulino, Márquez y Rojas abandonabanla quinta, un camión con 24 hombres de la policía de la Capital ybonaerense al mando del comisario Fernández Bazán se detenía a cienmetros de allí. En esos mismos instantes, Di Giovanni escuchabasorprendido su insólita defensa por parte del teniente Franco.¿Qué había ocurrido? ¿Cómo había podido la policía descubrirel lugar? El jefe de Orden Social dirá después que la pista se logrótrabajosamente siguiendo a América Scarfó un día en que ésta fue avisitar a su hermano preso. Pero esta versión sólo servía para cubrir a lapolicía por las torturas que se estaba sometiendo a Mario Cortucci.Además, América no había concurrido a la cárcel desde que vivía en laquinta, precisamente para evitar que se descubriera el lugar. Por último,la policía hará trascender que la dirección de la quinta de Burzaco la dioMario Cortucci “apremiado por los interrogatorios”. Este más tarde, ante eljuez rechazará la imputación diciendo que nada dijo “pese a ser179bárbaramente torturado”.

<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violencia<strong>de</strong> los hombres y el otro más amplio, infinito, que entra en <strong>la</strong>s leyes <strong>de</strong> <strong>Di</strong>os.Considérase el Derecho como una reg<strong>la</strong>mentación <strong>de</strong> <strong>la</strong> época. En consecuencia,ninguna ley <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho podrá reg<strong>la</strong>mentar lo que no tolera <strong>la</strong> ética. Por todo loexpuesto, Honorable Tribunal, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> afirmar que <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> fue llevado a<strong>la</strong> agresión, pido que el acusado no sea juzgado por <strong>la</strong> ley marcial. Reitero misdisculpas al Honorable Tribunal si juzga que me he excedido en <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa, que seme ha impuesto, <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> este hombre. <strong>El</strong><strong>la</strong> es sincera y al dirigirme alHonorable Tribunal lo hago con <strong>la</strong> certeza con que un hombre <strong>de</strong> bien se dirige178siempre a los hombres <strong>de</strong> bien. Muchas gracias”.América se enteró <strong>de</strong> <strong>la</strong> caída <strong>de</strong> su compañero por Paulino,quien llegó a <strong>la</strong> quinta esa noche. Paulino traía <strong>la</strong> sexta. La primerareacción <strong>de</strong> América fue: “Bueno, qué hacen, váyanse uste<strong>de</strong>s”. Paulino noaceptó, quería asegurarse que primero se marcharan América y Laura, <strong>la</strong>hija <strong>de</strong> <strong>Severino</strong>. América le respondió: “no, ahora está durmiendo, no <strong>la</strong>puedo <strong>de</strong>spertar, mejor me voy temprano, cuando amanezca”.Paulino había llegado con tres compañeros: Braulio Rojas, JuanMárquez y “Luis” (que en realidad se l<strong>la</strong>maba Artemio Pieretti). Los trescomenzaron a quemar cosas y borrar huel<strong>la</strong>s. Lo primero que se<strong>de</strong>struyó fueron los cua<strong>de</strong>rnos con direcciones que se usaban paraenviar el periódico “Anarchia”. A <strong>la</strong> madrugada se dispusieron a salirPaulino, Braulio Rojas y Juan Márquez. Luis quedaría para acompañar aAmérica y Laura.A <strong>la</strong> misma hora en que Paulino, Márquez y Rojas abandonaban<strong>la</strong> quinta, un camión con 24 hombres <strong>de</strong> <strong>la</strong> policía <strong>de</strong> <strong>la</strong> Capital ybonaerense al mando <strong>de</strong>l comisario Fernán<strong>de</strong>z Bazán se <strong>de</strong>tenía a cienmetros <strong>de</strong> allí. En esos mismos instantes, <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> escuchabasorprendido su insólita <strong>de</strong>fensa por parte <strong>de</strong>l teniente Franco.¿Qué había ocurrido? ¿Cómo había podido <strong>la</strong> policía <strong>de</strong>scubrirel lugar? <strong>El</strong> jefe <strong>de</strong> Or<strong>de</strong>n Social dirá <strong>de</strong>spués que <strong>la</strong> pista se logrótrabajosamente siguiendo a América Scarfó un día en que ésta fue avisitar a su hermano preso. Pero esta versión sólo servía para cubrir a <strong>la</strong>policía por <strong>la</strong>s torturas que se estaba sometiendo a Mario Cortucci.A<strong>de</strong>más, América no había concurrido a <strong>la</strong> cárcel <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que vivía en <strong>la</strong>quinta, precisamente para evitar que se <strong>de</strong>scubriera el lugar. Por último,<strong>la</strong> policía hará trascen<strong>de</strong>r que <strong>la</strong> dirección <strong>de</strong> <strong>la</strong> quinta <strong>de</strong> Burzaco <strong>la</strong> dioMario Cortucci “apremiado por los interrogatorios”. Este más tar<strong>de</strong>, ante eljuez rechazará <strong>la</strong> imputación diciendo que nada dijo “pese a ser179bárbaramente torturado”.

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