Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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12.07.2015 Views

Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciaaduladores y criminales de profesión, hicieron del atropello y el asesinato unareligión y no por eso dede sentirse la protesta revolucionaria, el gesto airado delos hombres libres heridos en sus más caros sentimientos. Tenga en cuenta elseñor Uriburu y Hermelo, que aunque exterminen a todos los rebeldesdeclarados, no por eso dejarán de existir. La protesta humana siempre surgecuando un grupo de hombres quiere pisotear los más sagrados derechosindividuales.El alma humana sabe soportar pero también sabe estallar con todas lasfuerzas que la misma reacción provoca. ¡Demostraremos a los verdugos que no171en vano se expande la sangre de los mártires!”.La joven pareja no sólo estaba unida en el amor sino en lavoluntad de la resistencia. En la misma página, con el seudónimo deIlegalista, Severino escribe: “¡Escucha compañero!!! Habrás leído el bandopor el cual te has enterado de la orden de entregar las armas so pena de perder lavida. Creo que todo esto lo sabes. Bien ahora yo te digo: ¿qué piensas hacer?¿Obedecer y desarmarte que sería entregarte a la voracidad de los lobos, oresistir?Si me permites te daré una indicación: ¡no entregues las armas, resiste,pelea! ¿No sabes que existe la lista negra de los subversivos a quien se debeeliminar, confeccionada por el sinistro Carlés? ¿No sabes que el afán único delnuevo jefe de policía es limpiar la ciudad de todo elemento luchador y activo en lacontienda social? Si no lo sabes, entérate.Por lo tanto, ya que te han de matar, vende cara tu vida, no entreguestus armas, pelea, dale a entender que no impunemente fusilarán a todo aquel quesea una expresión de avanzada y de rebeldía en la vida de los pueblos; que la vidade cualquier subversivo no se troncha así no más sino que es digna de respeto ydebe ser temida por los jefes y sicarios, su eliminación.¡Por la libertad y por tu vida, en contra del bando y de la dictadura: noentregues tus armas, compañero!”.En el artículo “La avalancha dictatorial”, escrita por Severino ymuy posiblemente puesto en castellano por América, se critica a losestudiantes que dos días antes del 6 de setiembre realizaronmanifestaciones en contra de Yrigoyen. Dice: “Sucedíanse las manifestacionesestudiantiles que, ligados por un interés de clase a la oposiciónrecorrían las calles haciendo ruidosa ostentación de hostilidades hacia el partidogobernante. El 4, una de esas manifestaciones que intentaba llegar a la Plaza deMayo para exigir la renuncia del caudillo máximo del radicalismo y sussecuaces, fue disuelta por la cosacada que con anterioridad había sido apostadaen dicho sitio. Heridos por ambas partes y un estudiante muerto. Izando éste

La última luchacomo bandera, los estudiantes persistieron en su actitud y tremolando banderasnacionales y pañuelos ensangrentados atraviesan las calles al grito de ¡Mueranlos asesinos! ¡Viva la Patria! El ‘viril’ grito de ¡viva la revolución! Fue cantadacon voz de segunda tiple y en falsete por los pulidos y circunspectos niños cacasque, en la semana de enero y demás jornadas verdaderamente revolucionariasdel proletariado argentino constituían las patotas patrioteras ansiosas dederramar sangre anarquista y que hoy cantan loas a la energía del flamantegobierno dictatorial”.Con respecto a la clase media señala: “La gran masa carente deespíritu crítico para penetrar en las bajas pasiones que impulsan los acontecimientosque a su vista se sucedían siguió, cuando el triunfo los aureolaba, a losjefes del cuartelazo político-militar-dictatorial. Su actuación fue vivar a losnuevos déspotas con igual fervor que había elevado a la categoría de ídolo a unviejo senil y valetudinario, ahora convertido en triste y miserable guiñapohumano. Como homenaje al gobierno naciente, la multitud saqueó e incendió eldomicilio del ídolo caído con la misma inconciencia que años antes había tiradode su carroza. ¡El pueblo cambiaba de amos!”.Con respecto a la resistencia en sí, Severino lamenta la defecciónde muchos y habla por primera vez bien de “La Protesta”. Dice: “No erasecreto enigma los alcances y trascendencia del movimiento político militar paratodo revolucionario con criterio propio. La instauración de la dictadura era unhecho, triunfase cualquiera de los dos bandos en lucha; el peligro que estosuponía para el movimiento revolucionario y sus hombres era evidente, no habíamás que mirar hacia los países víctimas del flagelo dictatorial. El momento erade prueba y exigía enfrentarlo con valentía y denuedo, morir como hombresdefendiendo nuestra libertad y nuestra vida o ser barridos por la reaccióntriunfante. Este era el dilema. Frente a la revuelta político-militar cabíaúnicamente levantar la rebelión verdaderamente revolucionaria, individual ocolectiva. La pasividad, la ‘espera de acontecimientos’ era una traición a lospropios postulados. Más, como siempre, nada se hizo para contener el avancereaccionario. Por cobardía, unos; por ceguera, otros; por indiferencia los más.Las organizaciones obreras como la FORA y la USA recomendaban la calma asus afiliados, alegando que cualquier levantamiento popular podía ser aprovechadopor la contrarrevolución. Seguían esperando más acontecimientos. ¡Laola reaccionaria los ahogaba y ellos esperaban que tomase más fuerza paraenfrentarla!Pocas voces se alzaron en el movimiento revolucionario y anarquistacontra tal cobarde actitud. Únicamente se salvaron del naufragio moral ‘LaProtesta’ y el grupo ‘La Antorcha’ que adoptaron una gallarda posición deataque frente a los desmanes dictatoriales de la reacción triunfante”.

La última luchacomo ban<strong>de</strong>ra, los estudiantes persistieron en su actitud y tremo<strong>la</strong>ndo ban<strong>de</strong>rasnacionales y pañuelos ensangrentados atraviesan <strong>la</strong>s calles al grito <strong>de</strong> ¡Mueranlos asesinos! ¡Viva <strong>la</strong> Patria! <strong>El</strong> ‘viril’ grito <strong>de</strong> ¡viva <strong>la</strong> revolución! Fue cantadacon voz <strong>de</strong> segunda tiple y en falsete por los pulidos y circunspectos niños cacasque, en <strong>la</strong> semana <strong>de</strong> enero y <strong>de</strong>más jornadas verda<strong>de</strong>ramente revolucionarias<strong>de</strong>l proletariado argentino constituían <strong>la</strong>s patotas patrioteras ansiosas <strong>de</strong><strong>de</strong>rramar sangre anarquista y que hoy cantan loas a <strong>la</strong> energía <strong>de</strong>l f<strong>la</strong>mantegobierno dictatorial”.Con respecto a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se media seña<strong>la</strong>: “La gran masa carente <strong>de</strong>espíritu crítico para penetrar en <strong>la</strong>s bajas pasiones que impulsan los acontecimientosque a su vista se sucedían siguió, cuando el triunfo los aureo<strong>la</strong>ba, a losjefes <strong>de</strong>l cuarte<strong>la</strong>zo político-militar-dictatorial. Su actuación fue vivar a losnuevos déspotas con igual fervor que había elevado a <strong>la</strong> categoría <strong>de</strong> ídolo a unviejo senil y valetudinario, ahora convertido en triste y miserable guiñapohumano. Como homenaje al gobierno naciente, <strong>la</strong> multitud saqueó e incendió eldomicilio <strong>de</strong>l ídolo caído con <strong>la</strong> misma inconciencia que años antes había tirado<strong>de</strong> su carroza. ¡<strong>El</strong> pueblo cambiaba <strong>de</strong> amos!”.Con respecto a <strong>la</strong> resistencia en sí, <strong>Severino</strong> <strong>la</strong>menta <strong>la</strong> <strong>de</strong>fección<strong>de</strong> muchos y hab<strong>la</strong> por primera vez bien <strong>de</strong> “La Protesta”. <strong>Di</strong>ce: “No erasecreto enigma los alcances y trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l movimiento político militar paratodo revolucionario con criterio propio. La instauración <strong>de</strong> <strong>la</strong> dictadura era unhecho, triunfase cualquiera <strong>de</strong> los dos bandos en lucha; el peligro que estosuponía para el movimiento revolucionario y sus hombres era evi<strong>de</strong>nte, no habíamás que mirar hacia los países víctimas <strong>de</strong>l f<strong>la</strong>gelo dictatorial. <strong>El</strong> momento era<strong>de</strong> prueba y exigía enfrentarlo con valentía y <strong>de</strong>nuedo, morir como hombres<strong>de</strong>fendiendo nuestra libertad y nuestra vida o ser barridos por <strong>la</strong> reaccióntriunfante. Este era el dilema. Frente a <strong>la</strong> revuelta político-militar cabíaúnicamente levantar <strong>la</strong> rebelión verda<strong>de</strong>ramente revolucionaria, individual ocolectiva. La pasividad, <strong>la</strong> ‘espera <strong>de</strong> acontecimientos’ era una traición a lospropios postu<strong>la</strong>dos. Más, como siempre, nada se hizo para contener el avancereaccionario. Por cobardía, unos; por ceguera, otros; por indiferencia los más.Las organizaciones obreras como <strong>la</strong> FORA y <strong>la</strong> USA recomendaban <strong>la</strong> calma asus afiliados, alegando que cualquier levantamiento popu<strong>la</strong>r podía ser aprovechadopor <strong>la</strong> contrarrevolución. Seguían esperando más acontecimientos. ¡Lao<strong>la</strong> reaccionaria los ahogaba y ellos esperaban que tomase más fuerza paraenfrentar<strong>la</strong>!Pocas voces se alzaron en el movimiento revolucionario y anarquistacontra tal cobar<strong>de</strong> actitud. Únicamente se salvaron <strong>de</strong>l naufragio moral ‘LaProtesta’ y el grupo ‘La Antorcha’ que adoptaron una gal<strong>la</strong>rda posición <strong>de</strong>ataque frente a los <strong>de</strong>smanes dictatoriales <strong>de</strong> <strong>la</strong> reacción triunfante”.

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