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Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciacompañeros, con los cuales había cometido el asalto, en la cantinaitaliana (antes se las llamaba fondas) de Pedro Goyena 285, propiedadde Domingo Grabino. Un llamado telefónico anónimo avisa de esacircunstancia a la policía, que rodea el lugar con gran cantidad deefectivos.Dice “La Prensa”: “Los pesquisantes hicieron su entrada en conjuntoal comercio. Di Giovanni que ocupaba una silla y miraba hacia la puerta, de uncertero golpe de vista conoció a alguno de los empleados policiales y dando ungrito de alerta se puso de pie y extrajo de entre sus ropas una pistola, a la vez queretrocedió rápidamente y desapareció por una de las puertas interiores delcomercio”.El prófugo —no se sabe cómo— logró eludir el cerco policial yprotagonizó el siguiente hecho, que “La Nación” registró en unrecuadro a dos columnas: “El cinismo de Di Giovanni”. “Di Giovanni hademostrado en todas las oportunidades en que fuera detenido un cinismo hastacierto punto espectacular. Así fue como en ocasión del atentado al City Bankmanifestó a la policía que los daños materiales y las víctimas que resultaron delsuceso eran para él ‘motivos de alegría’ (aquí se nota la imaginación tropicaldel cronista de “La Nación”: no hay ninguna constancia oficial ni en losdiarios de la época de que Di Giovanni haya hecho una tal declaración);no olvidó tampoco ayer de mofarse de los pesquisas que lo tuvieron poco menosque atrapado por algunos instantes. Efectivamente, dando una nueva muestrade su cinismo y acaso de su temeridad, diez minutos más o menos después dehaber escapado a los pesquisas, utilizó un teléfono que, teniendo en cuenta eltiempo transcurrido se supone que sea de las inmediaciones, y por el aparatollamó al restaurante de Pedro Goyena, siendo atendido por uno de los pesquisas.Di Giovanni se mofó entonces del policía y manifestó su alegría por la forma fácilen que había podido eludir a la comisión policial, amenazando además a losrepresentantes de la autoridad en diversas formas. Luego cortó en seguida lacomunicación no pudiéndose establecer el número del aparato que utilizó pararealizarla”.Los diarios tendrían así tema para varios días y algunos de ellos—los de la oposición— se burlan de la incapacidad de la policía paraprender a Di Giovanni, que siempre se le escapa. Así, en la sección “Ecosdel día” de “El Mundo” (25-6-30) en una grajea titulada “Conoce elpaño”, se dice lo siguiente: “Severino Di Giovanni es un tipo macanudo.Pertenece a la escuela de Roscigna, Silveyra y otros ilustres prófugos que lagente escéptica está considerando ya como invenciones policiacas para disculparsu ineficacia. Porque vamos a ver, quien es Roscigna, ¿existe o no existe? Pero
Por la libertad absoluta con las obras de Reclus y la colt 45no, Di Giovanni existe de veras. Los valientes policías lo comprobaron el lunesporque lo vieron, le hicieron levantar las manos, lo arrinconaron y... lo dejaronescapar. Es un caradura este Di Giovanni, y un pilluelo. Que se escape, estábien, pero nos parece canallesco que se aproveche que es más grande y asuste a lospesquisas con que les va a tirar una bomba, ni más ni menos como cuando lospadres sin corazón asustan a los hijos con el cuco. Francamente estuvo mal DiGiovanni. No tiene derecho a portarse tan mal”.La figura de Di Giovanni se había hecho tan popular que hastala historieta “El gato Félix” se ocupaba de él. En un cuadro de la tirapublicada el 1º de julio de 1930, el gato Félix va por un camino en elcampo y exclama: “¡qué hermoso día! ¡Soy libre como Severino DiGiovanni!”. Y detrás de él, a la vera del camino hay un cartel dibujadoque dice: “¡Cuidado con las bombas!”.Pero no solamente chistes mordaces publicaba “El Mundo”. Enun artículo de fondo del 20 de julio exige que el gobierno emplee a lasfuerzas armadas para cazar a Di Giovanni y postula que se usen todoslos medios posibles para terminar con el delincuente. El establishment semuestra preocupado. “La Nación” exige públicamente a los anarquistas—se refiere por supuesto a los de “La Protesta”— que se definan si estáno no con los asaltos que acaban de producirse. Pero los que tienen másmiedo son los italianos fascistas. Su vocero, “Il Mattino d’Italia”, el 21 dejulio, escribe lo siguiente: “La fuga de Di Giovanni amarga el triunfo de laautoridad que, con la captura del delincuente hubiera resultado un triunfocompleto, sensacional. Así, se permanece bajo la impresión poco agradable desaber que el bandido está en Buenos Aires, en plena actividad delictiva, decididoacaso a las peores empresas. Es de esperar que la policía tome muy pronto surevancha. No sólo para impedir otros delitos sino también porque la figura deeste delincuente no logre formarse una aureola de algo irrefrenable, de corajeindómito y de astucia genial que podría seducir y llegar a una forma deadmiración pública la cual, aunque basada en el miedo es siempre homenaje auna superioridad reconocida, aunque sea en el mal.Di Giovanni que aparece y desaparece, que está a la cabeza de unabanda de delincuentes y que tiene en jaque él solo a la policía, mientras los otrosse dejan agarrar; Di Giovanni que ejercita su actividad oscura con pleno éxito ysus venganzas como bandido de leyenda, Di Giovanni el anarquista, el bombista,el asaltante, el homicida, el jefe de una banda de audaces comienza atransformarse en una especie de héroe del delito, un personaje por el cual todos seinteresan, si bien aterrorizados, pero reconociéndole una superioridad. Serábueno que la leyenda se esfume antes de nacer. Que el delincuente seguido de
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Por <strong>la</strong> libertad absoluta con <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> Reclus y <strong>la</strong> colt 45no, <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> existe <strong>de</strong> veras. Los valientes policías lo comprobaron el lunesporque lo vieron, le hicieron levantar <strong>la</strong>s manos, lo arrinconaron y... lo <strong>de</strong>jaronescapar. Es un caradura este <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>, y un pilluelo. Que se escape, estábien, pero nos parece canallesco que se aproveche que es más gran<strong>de</strong> y asuste a lospesquisas con que les va a tirar una bomba, ni más ni menos como cuando lospadres sin corazón asustan a los hijos con el cuco. Francamente estuvo mal <strong>Di</strong><strong>Giovanni</strong>. No tiene <strong>de</strong>recho a portarse tan mal”.La figura <strong>de</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> se había hecho tan popu<strong>la</strong>r que hasta<strong>la</strong> historieta “<strong>El</strong> gato Félix” se ocupaba <strong>de</strong> él. En un cuadro <strong>de</strong> <strong>la</strong> tirapublicada el 1º <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1930, el gato Félix va por un camino en elcampo y exc<strong>la</strong>ma: “¡qué hermoso día! ¡Soy libre como <strong>Severino</strong> <strong>Di</strong><strong>Giovanni</strong>!”. Y <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él, a <strong>la</strong> vera <strong>de</strong>l camino hay un cartel dibujadoque dice: “¡Cuidado con <strong>la</strong>s bombas!”.Pero no so<strong>la</strong>mente chistes mordaces publicaba “<strong>El</strong> Mundo”. Enun artículo <strong>de</strong> fondo <strong>de</strong>l 20 <strong>de</strong> julio exige que el gobierno emplee a <strong>la</strong>sfuerzas armadas para cazar a <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> y postu<strong>la</strong> que se usen todoslos medios posibles para terminar con el <strong>de</strong>lincuente. <strong>El</strong> establishment semuestra preocupado. “La Nación” exige públicamente a los anarquistas—se refiere por supuesto a los <strong>de</strong> “La Protesta”— que se <strong>de</strong>finan si estáno no con los asaltos que acaban <strong>de</strong> producirse. Pero los que tienen másmiedo son los italianos fascistas. Su vocero, “Il Mattino d’Italia”, el 21 <strong>de</strong>julio, escribe lo siguiente: “La fuga <strong>de</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> amarga el triunfo <strong>de</strong> <strong>la</strong>autoridad que, con <strong>la</strong> captura <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lincuente hubiera resultado un triunfocompleto, sensacional. Así, se permanece bajo <strong>la</strong> impresión poco agradable <strong>de</strong>saber que el bandido está en Buenos Aires, en plena actividad <strong>de</strong>lictiva, <strong>de</strong>cididoacaso a <strong>la</strong>s peores empresas. Es <strong>de</strong> esperar que <strong>la</strong> policía tome muy pronto surevancha. No sólo para impedir otros <strong>de</strong>litos sino también porque <strong>la</strong> figura <strong>de</strong>este <strong>de</strong>lincuente no logre formarse una aureo<strong>la</strong> <strong>de</strong> algo irrefrenable, <strong>de</strong> corajeindómito y <strong>de</strong> astucia genial que podría seducir y llegar a una forma <strong>de</strong>admiración pública <strong>la</strong> cual, aunque basada en el miedo es siempre homenaje auna superioridad reconocida, aunque sea en el mal.<strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> que aparece y <strong>de</strong>saparece, que está a <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> unabanda <strong>de</strong> <strong>de</strong>lincuentes y que tiene en jaque él solo a <strong>la</strong> policía, mientras los otrosse <strong>de</strong>jan agarrar; <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> que ejercita su actividad oscura con pleno éxito ysus venganzas como bandido <strong>de</strong> leyenda, <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> el anarquista, el bombista,el asaltante, el homicida, el jefe <strong>de</strong> una banda <strong>de</strong> audaces comienza atransformarse en una especie <strong>de</strong> héroe <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito, un personaje por el cual todos seinteresan, si bien aterrorizados, pero reconociéndole una superioridad. Serábueno que <strong>la</strong> leyenda se esfume antes <strong>de</strong> nacer. Que el <strong>de</strong>lincuente seguido <strong>de</strong>