Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)
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Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciaaconsejarlo para hacer una edición modelo. En ese sentido, los que máslo ayudaron fueron Luigi Fabbri y Hugo Treni, los intelectualeslibertarios italianos exiliados en Montevideo.La casi descabellada idea de la imprenta propia para editar elquincenario y las obras completas de Reclus es llevada a la práctica convoluntad de hierro. Para ello es necesario mucho dinero y Severino enese tiempo no tiene un centavo. ¿Cómo hacer? Sencillamente, mediantela expropiación. El asalto a mano armada. Para ello hay hombres quepiensan como él: Paulino Scarfó, Jorge Tamayo Gavilán, Paco González,Mario Cortucci, Braulio Rojas, Roberto Lozada, Fernando Malvicini,Emilio Uriondo, José Nutti, Juan Márquez, Práxedes Garrido, FernandoPombo, Umberto Lanciotti, Juan López Dumpiérrez, y un italianitorubio, que hace buenas migas con él, Silvio Astolfi, quien al mismotiempo asumirá un papel insólito para ayudar a su amigo.Para la acción que comenzarán obtienen armas: Colt, calibre 45,un calibre desusado todavía en actos de esa naturaleza y que la policíano poseía. Con Colts 45 para imprimir las obras del pacifista Reclus.El hombre cuyo nombre y retrato aparecen en todos los diariosdel país espera pacientemente horas enteras a su amada para un cortoencuentro. Así, por ejemplo, le escribe a América: “te esperaré el lunesdesde las 7 de la mañana en la estación San Isidro, en el lugar que ya sabes”. Elhombre que era capaz de liberar presos, que hubiera podido raptar a lamujer que amaba, respetaba los sentimientos familiares de ésta, y searriesgaba a la mirada de todos —de esos soplones “siempre listos” quepululaban en la sociedad— para poder ver por unos minutos a su serquerido.Pero las cosas no podían seguir así. La familia Scarfó se habíamudado de la casa de Monte Egmont, a la calle Cuenca. La vigilancia delos padres y del hermano mayor sobre América era muy intensa. Ella sequedaba de noche con el pretexto de estudiar pero era para leer las cartasde Severino y contestarlas. Se había hecho una especie de carpeta degénero de doble forro donde guardaba las cartas. Pero la madre insistía yle repetía: “una chica de tu edad no tiene que estudiar de noche”. Sospechabaalgo. Hasta que su hermano Antonio revisó sus cosas y leyó las cartas.Cuando ella regresó una tarde del colegio, él la sorprendió con lapregunta: “¿Así que tenés novio?”. Ella atinó sólo a responder: “No, ¿porqué me le preguntás?”. “Porque escribe muy lindas cartas”, fue la respuesta.
Por la libertad absoluta con las obras de Reclus y la colt 45América no se anonadó al darse cuenta de que no habían descubiertoque el autor de las cartas era Severino. Pero la madre la sometió a uninterrogatorio más intenso: “¿quién es tu novio? ¿quién es él?” América149sólo podía responder: “un muchacho que ustedes no conocen”.El amor y la pasión tienen corta paciencia y mucha imaginación.Severino resolvió terminar con el problema. Para ello ideó el siguienteplan para poder vivir junto a América y huir con ella a Francia cuandoliberara a Alejandro. Ese plan, como todo lo de Severino, tenía algo deburla a lo que fueran lazos y leyes burguesas. Por ejemplo: ¿qué pasabasi América, por ser menor de edad, se casaba con permiso de sus padres?Pasaría a ser esposa y por tanto sólo dependiente del permiso de sumarido para abandonar el país. Claro estaba que no podía casarse conSeverino. ¿Con quién entonces? Muy sencillo, con Silvio Astolfi, unfresco de carácter bastante desfachatado, en esto parecido a Ramé, perode físico con cierta semejanza a Severino. Por lo menos era rubio como ély podía encajar bien como autor de las cartas descubiertas, ya quemuchas de ellas estaban firmadas por “tu rubio malito”. Además, buenamigo de Severino, capaz de hacer todo por el anarquista enamorado.Hacer hasta de novio.Severino le propuso el plan a América. Y en un encuentro lallevó a conocer a su futuro esposo. Silvio trabajaba en un taller mecánicoy allí le fue presentado.El plan cumplirá con todos los ritos de la época para una familiade la pequeña clase media, italiana y católica. América comunicará a suspadres que se ha enamorado de Silvio Astolfi. Vino entonces la inevitablepresentación. El padre de América le preguntó a Astolfi dóndevivía y trabajaba. En esos lugares pidió antecedentes y las referenciasdadas por anarquistas repentinamente aburguesados fueron, porsupuesto, muy buenas. A pesar de eso, los padres y el hermano mayor sesintieron defraudados. Ellos esperaban un partido mejor para América,la preferida, la que estudiaba. Además, un amigo del hermano deAntonio la pretendía y estaba ya por recibirse de abogado.Los padres le dan permiso a América para atender en la puerta alnovio, como se estilaba en aquellos años, paso previo para luegoatenderlo adentro, con presencia de la madre o algún hermano menor. Lospadres le conceden ese permiso dos veces por semana, una hora a latardecita. Silvio Astolfi cumple disciplinadamente con las visitas y losvecinos pueden ver conversar a la joven pareja, los martes y los viernes.Es decir, conversar no es la expresión correcta, ya que Silvio Astolfi era
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Por <strong>la</strong> libertad absoluta con <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> Reclus y <strong>la</strong> colt 45América no se anonadó al darse cuenta <strong>de</strong> que no habían <strong>de</strong>scubiertoque el autor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cartas era <strong>Severino</strong>. Pero <strong>la</strong> madre <strong>la</strong> sometió a uninterrogatorio más intenso: “¿quién es tu novio? ¿quién es él?” América149sólo podía respon<strong>de</strong>r: “un muchacho que uste<strong>de</strong>s no conocen”.<strong>El</strong> amor y <strong>la</strong> pasión tienen corta paciencia y mucha imaginación.<strong>Severino</strong> resolvió terminar con el problema. Para ello i<strong>de</strong>ó el siguientep<strong>la</strong>n para po<strong>de</strong>r vivir junto a América y huir con el<strong>la</strong> a Francia cuandoliberara a Alejandro. Ese p<strong>la</strong>n, como todo lo <strong>de</strong> <strong>Severino</strong>, tenía algo <strong>de</strong>bur<strong>la</strong> a lo que fueran <strong>la</strong>zos y leyes burguesas. Por ejemplo: ¿qué pasabasi América, por ser menor <strong>de</strong> edad, se casaba con permiso <strong>de</strong> sus padres?Pasaría a ser esposa y por tanto sólo <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l permiso <strong>de</strong> sumarido para abandonar el país. C<strong>la</strong>ro estaba que no podía casarse con<strong>Severino</strong>. ¿Con quién entonces? Muy sencillo, con Silvio Astolfi, unfresco <strong>de</strong> carácter bastante <strong>de</strong>sfachatado, en esto parecido a Ramé, pero<strong>de</strong> físico con cierta semejanza a <strong>Severino</strong>. Por lo menos era rubio como ély podía encajar bien como autor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cartas <strong>de</strong>scubiertas, ya quemuchas <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s estaban firmadas por “tu rubio malito”. A<strong>de</strong>más, buenamigo <strong>de</strong> <strong>Severino</strong>, capaz <strong>de</strong> hacer todo por el anarquista enamorado.Hacer hasta <strong>de</strong> novio.<strong>Severino</strong> le propuso el p<strong>la</strong>n a América. Y en un encuentro <strong>la</strong>llevó a conocer a su futuro esposo. Silvio trabajaba en un taller mecánicoy allí le fue presentado.<strong>El</strong> p<strong>la</strong>n cumplirá con todos los ritos <strong>de</strong> <strong>la</strong> época para una familia<strong>de</strong> <strong>la</strong> pequeña c<strong>la</strong>se media, italiana y católica. América comunicará a suspadres que se ha enamorado <strong>de</strong> Silvio Astolfi. Vino entonces <strong>la</strong> inevitablepresentación. <strong>El</strong> padre <strong>de</strong> América le preguntó a Astolfi dón<strong>de</strong>vivía y trabajaba. En esos lugares pidió antece<strong>de</strong>ntes y <strong>la</strong>s referenciasdadas por anarquistas repentinamente aburguesados fueron, porsupuesto, muy buenas. A pesar <strong>de</strong> eso, los padres y el hermano mayor sesintieron <strong>de</strong>fraudados. <strong>El</strong>los esperaban un partido mejor para América,<strong>la</strong> preferida, <strong>la</strong> que estudiaba. A<strong>de</strong>más, un amigo <strong>de</strong>l hermano <strong>de</strong>Antonio <strong>la</strong> pretendía y estaba ya por recibirse <strong>de</strong> abogado.Los padres le dan permiso a América para aten<strong>de</strong>r en <strong>la</strong> puerta alnovio, como se esti<strong>la</strong>ba en aquellos años, paso previo para luegoaten<strong>de</strong>rlo a<strong>de</strong>ntro, con presencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> madre o algún hermano menor. Lospadres le conce<strong>de</strong>n ese permiso dos veces por semana, una hora a <strong>la</strong>tar<strong>de</strong>cita. Silvio Astolfi cumple disciplinadamente con <strong>la</strong>s visitas y losvecinos pue<strong>de</strong>n ver conversar a <strong>la</strong> joven pareja, los martes y los viernes.Es <strong>de</strong>cir, conversar no es <strong>la</strong> expresión correcta, ya que Silvio Astolfi era