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El 24 de diciembre de 1929, por la mañana, se comete un atentadocontra Hipólito Yrigoyen. El presidente de la Nación sale ileso y elagresor es muerto a balazos y golpes por la custodia. Habrá dos versionesdel hecho, que nunca llegó a aclararse definitivamente. Según laprimera, el auto de Yrigoyen fue atacado a balazos a cien metros de sudomicilio por un italiano desequilibrado llamado Gualterio Marinelli,de antecedentes anarquistas. La segunda versión señala que Marinelli—que hacía ya muchos años se había alejado del anarquismo— quisoentregar una carta al presidente de la Nación para solicitarle la reincorporaciónde un médico en un hospital barrial y que la custodia policial loconfundió con un agresor y lo mató a tiros. La reacción de Yrigoyenpodría hacer creer la segunda versión ya que el Peludo fue al hospital aver el cadáver de Marinelli y luego resolvió que la Lotería Nacional leentregara a la viuda cien pesos mensuales.El atentado será interpretado de diferentes maneras en lossectores anarquistas. “La Protesta” duda de la versión policial pero decualquier manera se distancia del posible atentado, ya que señala quepara los anarquistas Yrigoyen vale más vivo que muerto (porque “vivo137seguirá cometiendo errores; muerto, se convertirá en mito”). “La Antorcha”,138en cambio, hará la defensa del atentado y del autor de los disparos.Severino Di Giovanni, en un artículo que publicará en “L’Adunata” haráun cálido elogio del hecho y elevará a Gualterio Marinelli a la categoríade héroe. Dirá que el atentado estuvo perfectamente preparado, queMarinelli pertenecía al grupo anarquista Nueva Era y que teníaantecedentes vindicadores en un atentado realizado contra un hotel dePocitos, Uruguay. Luego, en un artículo sobre Hipólito Yrigoyen, haceuna curiosa interpretación de la personalidad del político radical. Lanota se llama “Yrigoyen, el caudillo” y dice, entre otras cosas:“Si la Argentina es la tierra del caudillismo, Hipólito Yrigoyen es el
Por la libertad absoluta con las obras de Reclus y la colt 45prototipo del caudillo: una mezcla inconfesable de camorrista y de mafioso,caracterizado por la ausencia absoluta de ese coraje caballeresco que haceaparecer de algún modo simpático al antiguo dominador de la campañaargentina, el gaucho. Yrigoyen, en sesenta años de vida política —conmaniobras oscuras e intrigas disimuladas bajo la charlatanería del demagogo—logrará por dos veces la suprema magistratura de la República. Los sucesos mássangrientos y feroces fueron consumados bajo su primera presidencia enhomenaje a su profundo amor de Padre de la Patria y de los pobres, título con quees disfrazado por la innoble cortesanía de sus escribas.Y así como el lobo —prosigue Di Giovanni— pierde el pelo pero nolas mañas, otra vez de nuevo en el poder, las masacres proletarias comienzan aatormentar esta generosa tierra americana: en San Francisco, Córdoba, a sangrey fuego fueron reducidos recientemente los huelguistas que solicitaban untratamiento más humano, y hace dos meses en el premeditado desastre ocurridoen Plaza Once se sofocaron en sangre las protestas de la oposición por el asesinatode Carlos Washington Lencinas, muerto por mandato directo del ‘caudillo’”.Ese fin de año significa para Severino tristeza y depresión. Nohabía podido cumplir su palabra de liberar a Alejandro Scarfó. Eso, y nopoder ofrecer a América un lugar para llevar una vida en común, lollenaban de impaciencia. En Nochebuena le escribe a su amada: “Notte dinatale. La tempestad quería encerrar bajo su rumorosa campana el silencio denuestro descontento, así, como se cierra la vida de dos mariposas blancas entrelos dedos de un niño maligno.Todo se ha detenido en el borde donde corre velozmente la muerte ydonde solamente mi ala impulsa la nostalgia como un dardo hacia la luz que sealeja.Hoy, como regalo de Nochebuena —fiesta que me recuerda cosasinolvidables ya de mi niñez— quiero ofrecerte todo mi pensamiento. Regalo quepongo delante de tus ojos”.Y siete días después, en el último día del año: “Fin de año. Año decontinuo deseo insatisfecho. Columpio de alegrías y tristezas. Frutos agriosmordidos para exprimir deleites indefinidos. Casi inútilmente. Año de nochesinsomnes y de días soñados con los ojos abiertos. Año transcurrido construyendocastillos fantásticos e imposibles. Año de cantos melancólicos y nostálgicos.Fin de año: en mi corazón te has posado como una mano fría, descarnada;como un símbolo clarísimo de la vida ya pasada... Sirio me indica con su sonrisael camino y corro ansiosamente hacia ese destino, con su beso sobre la frente...!”.
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<strong>El</strong> 24 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1929, por <strong>la</strong> mañana, se comete un atentadocontra Hipólito Yrigoyen. <strong>El</strong> presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nación sale ileso y e<strong>la</strong>gresor es muerto a ba<strong>la</strong>zos y golpes por <strong>la</strong> custodia. Habrá dos versiones<strong>de</strong>l hecho, que nunca llegó a ac<strong>la</strong>rarse <strong>de</strong>finitivamente. Según <strong>la</strong>primera, el auto <strong>de</strong> Yrigoyen fue atacado a ba<strong>la</strong>zos a cien metros <strong>de</strong> sudomicilio por un italiano <strong>de</strong>sequilibrado l<strong>la</strong>mado Gualterio Marinelli,<strong>de</strong> antece<strong>de</strong>ntes anarquistas. La segunda versión seña<strong>la</strong> que Marinelli—que hacía ya muchos años se había alejado <strong>de</strong>l anarquismo— quisoentregar una carta al presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nación para solicitarle <strong>la</strong> reincorporación<strong>de</strong> un médico en un hospital barrial y que <strong>la</strong> custodia policial loconfundió con un agresor y lo mató a tiros. La reacción <strong>de</strong> Yrigoyenpodría hacer creer <strong>la</strong> segunda versión ya que el Peludo fue al hospital aver el cadáver <strong>de</strong> Marinelli y luego resolvió que <strong>la</strong> Lotería Nacional leentregara a <strong>la</strong> viuda cien pesos mensuales.<strong>El</strong> atentado será interpretado <strong>de</strong> diferentes maneras en lossectores anarquistas. “La Protesta” duda <strong>de</strong> <strong>la</strong> versión policial pero <strong>de</strong>cualquier manera se distancia <strong>de</strong>l posible atentado, ya que seña<strong>la</strong> quepara los anarquistas Yrigoyen vale más vivo que muerto (porque “vivo137seguirá cometiendo errores; muerto, se convertirá en mito”). “La Antorcha”,138en cambio, hará <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l atentado y <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> los disparos.<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>, en un artículo que publicará en “L’Adunata” haráun cálido elogio <strong>de</strong>l hecho y elevará a Gualterio Marinelli a <strong>la</strong> categoría<strong>de</strong> héroe. <strong>Di</strong>rá que el atentado estuvo perfectamente preparado, queMarinelli pertenecía al grupo anarquista Nueva Era y que teníaantece<strong>de</strong>ntes vindicadores en un atentado realizado contra un hotel <strong>de</strong>Pocitos, Uruguay. Luego, en un artículo sobre Hipólito Yrigoyen, haceuna curiosa interpretación <strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad <strong>de</strong>l político radical. Lanota se l<strong>la</strong>ma “Yrigoyen, el caudillo” y dice, entre otras cosas:“Si <strong>la</strong> Argentina es <strong>la</strong> tierra <strong>de</strong>l caudillismo, Hipólito Yrigoyen es el