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Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violenciay luego <strong>de</strong> <strong>la</strong> tempestad, en el cielo limpio, aparece el arco iris. En si, <strong>la</strong> mía no hasido una tempestad <strong>de</strong>masiado fuerte y me dará ocasión para afrontar otras cosasmás peligrosas y diré como Nietzsche: ‘En <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra y <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida,aquello que no nos mata nos vuelve más fuertes’. Es así que por cada golpe querecibimos, nos temp<strong>la</strong>mos más para así con más éxito recorrer el camino nuestroya recorrido por otros y que nos seña<strong>la</strong>ron como meta. Y nosotros los jóvenes,aunque somos pocos, somos incansables y no abandonaremos <strong>la</strong> luchacomenzada.Siento palpitar en mi corazón cosas bel<strong>la</strong>s y buenas, pero con toda mibuena voluntad no sé expresar<strong>la</strong>s. Cosas bel<strong>la</strong>s que quisiera realizar pero ¿quépuedo hacer si estos pensamientos... no... quieren... brotar? Pero <strong>la</strong> primavera noestá lejos... Y tengo fe en mí: fe que se centuplica porque es esfuerzo voluntario elque me impulsa a alcanzar aquel<strong>la</strong> nuestra meta, cueste lo que cueste.Me han operado <strong>la</strong> herida una vez. Dentro <strong>de</strong> poco, probablemente, meoperarán una segunda vuelta. Los médicos me atien<strong>de</strong>n bien. Lo que me molestaes <strong>la</strong> vigi<strong>la</strong>ncia cada vez más severa que me circunda. Se imaginan que soy unmonstruo. No tiene otra explicación que el miedo que los llena <strong>de</strong> tantos temoresfantásticos. Mi saludo a todos los compañeros. Vuestro Giuseppe Romano.Rosario, 31 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1929”.<strong>El</strong> 25 <strong>de</strong> agosto los dos amantes se vuelven a encontrar poralgunas horas. Un día <strong>de</strong>spués, <strong>Severino</strong> le recordará a América: “Me hastocado todo mi ser, mi vida. Lo has hecho vibrar como has querido. Te leía en losojos todo el <strong>de</strong>seo y todo el amor con que está colmada tu graciosa existencia (...)¡Qué bel<strong>la</strong> estabas ayer noche! ¡Cómo cantaban nuestros sentidos, bajo <strong>la</strong>segunda luna <strong>de</strong> agosto, ayer noche!”. Y luego: “Tus pupi<strong>la</strong>s, radiantes comotodas <strong>la</strong>s expresiones <strong>de</strong> <strong>la</strong> más casta voluptuosidad eran <strong>la</strong>s compañerasoportunas <strong>de</strong> <strong>la</strong> risa que llenaba enteramente tus ojos negros. La luna, envidiosa,refulgía (...) Y te apretaba contra mí, y besaba tu pequeña boca que invitaba anuevos besos, te besaba entonces todavía más, mucho más. (...) Nocheinolvidable que jamás olvidaré, que jamás olvidaremos, porque ha sabidoabrirnos <strong>la</strong>s vías libres <strong>de</strong>l amor eterno, <strong>de</strong>l amor nuestro, <strong>de</strong>l amor que noconoce ningún otro <strong>Di</strong>os, que aquel que propicie todas <strong>la</strong>s dulzuras terrenas ycelestiales, <strong>la</strong>s fortunas <strong>de</strong>l Edén y <strong>de</strong> todos los escondrijos paradisíacos (...) <strong>El</strong>idilio vivió en <strong>la</strong> noche <strong>de</strong> ayer toda su belleza. Ahora no resta nada más, oh amor,que apagar <strong>la</strong> sed en nuestras juveniles fuentes con todos los éxtasis, todos losefluvios, todos los cantos y con todos los pecados”.Pero otras veces, <strong>Severino</strong> esperará en vano, y eso lo <strong>de</strong>sespera.

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