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Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciacódigos juntos. Allá los esclavos que necesitan del amo, los cretinos patriotasque asaltaron en horas de dolor, luto y vergüenza los indefensos barrios judíos deBuenos Aires para dar satisfacción y alientos a los miedos y cobardías de sucaudillo. Pero al menos levantemos la voz nosotros y digamos que la Argentina—no como la patria ni como nación— sino como pueblo, como pensamiento yvoluntad obrera no es ese circo, ese muladar de bajos apetitos donde hacendemostración de servilismo unos centenares o miles de lacayos, de votantesapesebrados en los puestos públicos. Digamos esto, y más: a los gritos agorerosque piden dictadura, fascismo y muerte para el proletariado, opongamos un‘abajo Yrigoyen’, ‘guerra a la dictadura’, rebelión a las prepotencias de uncaudillo tristemente célebre sólo porque hizo mérito ante la rapaz burguesíaindustrial enviando a los campos tropas que asesinan cobardemente a lostrabajadores ‘golondrinas’, ametrallando obreros en veinte represionesdolorosas e inolvidables, estableciendo la más sorda persecución contra lasreivindicaciones proletarias y los hombres militantes de movimientoshuelguistas, pues después de fingir atenderlos los acribilla por la espalda. Frentea la patria de Yrigoyen y de Santiago, de las turbas de comité que quierenreeditar semanas trágicas, demos un grito digno de ¡abajo la patria!, ¡abajo la124dictadura!, ¡abajo Yrigoyen!”.De varios lados llegó el reproche al anarquismo que, con suposición, hacía el juego a la ultra derecha. Por eso, el 5 de agosto, elantorchismo publicó un nuevo volante donde tomaba posición ante esosreproches. Se titulaba “Sangre en las manos”. Toma como oportunidadel envío de tropas por parte del gobierno a Rosario, donde habíadisturbios por movimientos huelguistas. Dice: “El yrigoyenismo gobernantehace ya muchos años que lleva sangre en las manos. No podrá lavarlasjamás, porque es sangre de pueblo, de trabajadores. Ahí están aún presentes lasferoces y no olvidadas represiones de Santa Cruz y de la Semana de Enero, lasmás trágicas que ha sufrido el proletariado argentino. Bastarían estas solas paracondenarlo, significarlo en toda su infamia, sus designios de exterminio y demuerte sobre las clases obreras y campesinas”. Y entrando de lleno al reproche,señala: “No podemos engañar ni engañarnos sobre la naturaleza criminal de estosgobiernos haciendoles aparecer como víctimas de los turbios juegos del capitalismoy los grandes intereses de la burguesía agraria. Es una muy hábil manera dedistraer a los obreros del verdadero fondo de los hechos, el insistir que si hayrepresión y sofocamiento de las agrupaciones obreras ello sólo se debe a lospropósitos reaccionarios del capitalismo de ‘aventura’. Pero la verdad es otra, otraaún a riesgo de irritar a los caciques del actual gobierno; el fementido obrerismo, elsangriento sarcasmo de paternidad de los pobres, hace a menudo crisis en los
La lucha es siempre amargahisterismos y pánicos seniles del presidente Yrigoyen quien no ha trepidado nitrepidará en la represión de toda rebeldía proletaria, de cuanto no esté rendido a suspies de caudillo prepotente. A sólo un paso de la tragedia, recogieron los proletariosde Rosario una oportuna lección de los hechos. Allí fueron —y aún no han sidoretirados a pesar del ‘acuerdo’ obrero-patronal— los cuerpos del ejército enviadospor expreso mandato de la casa Rosada para descargar el exterminio, la desolacióny la muerte sobre los hogares obreros. No es una simple cuestión política, sino elmiedo al levantamiento de abajo, el mismo miedo que dictó la masacre de la semanade Enero y el estado de guerra en la provincia santafecina, no hace muchos meses.Como todo gobernante, confía en la sola solución de las armas. Y la mismarepresión para el movimiento revolucionario de la Argentina no será una cuestiónde ‘orden’ de ‘seguridad nacional’ o bajo la presión del novísimo hallazgo de quepor ahí denominan capital de ‘aventura’, sino una simple y llana cuestión deoportunidad, de tiempo, de encontrarse las manos vacías de otras preocupacionespolíticas para obrar contra nosotros.No deben ser los que se llaman revolucionarios —prosigue elvolante— los gratuitos e indirectos sostenedores del engaño popular respecto delgubernamentalismo actual. Aun así, aun cuando calláramos, no serían lavadas lasmanos manchadas de sangre obrera, sangre de trabajadores y compañeros, delpresidente Yrigoyen. El fue el ejecutor indirecto de masacres inolvidables y quien,en los pasados agitados días, envió a Rosario cuerpos de ejército con el evidentepropósito de ahogar en sangre toda combatividad obrera que no se sometiera a sus‘paternales’ designios. Si bien la represión no salió del desafío y la amenaza de losinfelices muchachos del pueblo patrullando en pie de guerra por las calles deRosario, las sangrientas intenciones quedan en los planes y las sabias ‘soluciones’de estos gobernantes. Hora es que se destruya la sangrienta farsa del paternalismoyrigoyenista. No temamos por ello favorecer ciertas oposiciones políticas igualmentefunestas que el caudillo radical.Pero no silenciemos el criminal intento gubernativo, los planes dereacción e infamias gobernantes, por cuanto ello involucraría atar de pies ymanos a los trabajadores frente a la amenaza creciente que no podemos ignorar”.Los amantes seguían comunicándose a través de mensajeros.Los encuentros se habían vuelto cada vez más difíciles. El soñado viaje aFrancia para allá unirse definitivamente había quedado postergadohasta la liberación de Alejandro Scarfó. El 28 de junio le escribe Severinoa América: “Cuando tenemos a un hermano bajo las garras del Estado, no sedeben cerrar más los ojos para el reposo, y siempre vigilar hasta la victoria, hastael intento prefijado...”.El 10 de julio, el fiscal solicita ocho años de prisión para
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<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violenciacódigos juntos. Allá los esc<strong>la</strong>vos que necesitan <strong>de</strong>l amo, los cretinos patriotasque asaltaron en horas <strong>de</strong> dolor, luto y vergüenza los in<strong>de</strong>fensos barrios judíos <strong>de</strong>Buenos Aires para dar satisfacción y alientos a los miedos y cobardías <strong>de</strong> sucaudillo. Pero al menos levantemos <strong>la</strong> voz nosotros y digamos que <strong>la</strong> Argentina—no como <strong>la</strong> patria ni como nación— sino como pueblo, como pensamiento yvoluntad obrera no es ese circo, ese mu<strong>la</strong>dar <strong>de</strong> bajos apetitos don<strong>de</strong> hacen<strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> servilismo unos centenares o miles <strong>de</strong> <strong>la</strong>cayos, <strong>de</strong> votantesapesebrados en los puestos públicos. <strong>Di</strong>gamos esto, y más: a los gritos agorerosque pi<strong>de</strong>n dictadura, fascismo y muerte para el proletariado, opongamos un‘abajo Yrigoyen’, ‘guerra a <strong>la</strong> dictadura’, rebelión a <strong>la</strong>s prepotencias <strong>de</strong> uncaudillo tristemente célebre sólo porque hizo mérito ante <strong>la</strong> rapaz burguesíaindustrial enviando a los campos tropas que asesinan cobar<strong>de</strong>mente a lostrabajadores ‘golondrinas’, ametral<strong>la</strong>ndo obreros en veinte represionesdolorosas e inolvidables, estableciendo <strong>la</strong> más sorda persecución contra <strong>la</strong>sreivindicaciones proletarias y los hombres militantes <strong>de</strong> movimientoshuelguistas, pues <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> fingir aten<strong>de</strong>rlos los acribil<strong>la</strong> por <strong>la</strong> espalda. Frentea <strong>la</strong> patria <strong>de</strong> Yrigoyen y <strong>de</strong> Santiago, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s turbas <strong>de</strong> comité que quierenreeditar semanas trágicas, <strong>de</strong>mos un grito digno <strong>de</strong> ¡abajo <strong>la</strong> patria!, ¡abajo <strong>la</strong>124dictadura!, ¡abajo Yrigoyen!”.De varios <strong>la</strong>dos llegó el reproche al anarquismo que, con suposición, hacía el juego a <strong>la</strong> ultra <strong>de</strong>recha. Por eso, el 5 <strong>de</strong> agosto, e<strong>la</strong>ntorchismo publicó un nuevo vo<strong>la</strong>nte don<strong>de</strong> tomaba posición ante esosreproches. Se titu<strong>la</strong>ba “Sangre en <strong>la</strong>s manos”. Toma como oportunida<strong>de</strong>l envío <strong>de</strong> tropas por parte <strong>de</strong>l gobierno a Rosario, don<strong>de</strong> habíadisturbios por movimientos huelguistas. <strong>Di</strong>ce: “<strong>El</strong> yrigoyenismo gobernantehace ya muchos años que lleva sangre en <strong>la</strong>s manos. No podrá <strong>la</strong>var<strong>la</strong>sjamás, porque es sangre <strong>de</strong> pueblo, <strong>de</strong> trabajadores. Ahí están aún presentes <strong>la</strong>sferoces y no olvidadas represiones <strong>de</strong> Santa Cruz y <strong>de</strong> <strong>la</strong> Semana <strong>de</strong> Enero, <strong>la</strong>smás trágicas que ha sufrido el proletariado argentino. Bastarían estas so<strong>la</strong>s paracon<strong>de</strong>narlo, significarlo en toda su infamia, sus <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> exterminio y <strong>de</strong>muerte sobre <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses obreras y campesinas”. Y entrando <strong>de</strong> lleno al reproche,seña<strong>la</strong>: “No po<strong>de</strong>mos engañar ni engañarnos sobre <strong>la</strong> naturaleza criminal <strong>de</strong> estosgobiernos haciendoles aparecer como víctimas <strong>de</strong> los turbios juegos <strong>de</strong>l capitalismoy los gran<strong>de</strong>s intereses <strong>de</strong> <strong>la</strong> burguesía agraria. Es una muy hábil manera <strong>de</strong>distraer a los obreros <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro fondo <strong>de</strong> los hechos, el insistir que si hayrepresión y sofocamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s agrupaciones obreras ello sólo se <strong>de</strong>be a lospropósitos reaccionarios <strong>de</strong>l capitalismo <strong>de</strong> ‘aventura’. Pero <strong>la</strong> verdad es otra, otraaún a riesgo <strong>de</strong> irritar a los caciques <strong>de</strong>l actual gobierno; el fementido obrerismo, elsangriento sarcasmo <strong>de</strong> paternidad <strong>de</strong> los pobres, hace a menudo crisis en los