Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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12.07.2015 Views

Severino Di Giovanni. El idealista de la violencialo denunció (a Ramé) como circulador de moneda falsa, delito éste que la mismajusticia no pudo comprobar”. Después agrega: “En el momento de expedirestas líneas, otra víctima del espía Montagna, acusado por éste de circularbilletes falsos de diez pesos ha sido absuelto”. Y por último —y éste debehaber sido el hecho determinante para matar a Montagna— señala:“Como ven los compañeros, las invenciones policiales, aún cuando esténayudadas por los delatores, no tienen éxito. Por eso, hagamos sentir también elpeso de nuestra solidaridad y las otras víctimas del espía Montagna seránliberadas: agitemos por los compañeros Romano, Scarfó, Oliver, Simplicio de laFuente y por todos los otros”.Este escrito, publicado nueve meses después de la muerte deMontagna, no deja dudas acerca de la autoría de Di Giovanni, ya que esél mismo quien se la adjudica. Claro que también es necesario decir quede las presuntas autorías sobre la base de reconocimientos propios uotras declaraciones no se puede abrir juicio definitivo. Es sabido que losanarquistas, cuando ya estaban sumamente jugados, se acusaban a símismos de delitos para dejar sin sospechas a otros que todavía podíanactuar con entera libertad.Pero además, en el artículo de “L’Emancipazione”, Severinodesliza como una especie de aviso para los buenos entendedores. Si biense acusa de la muerte de Montagna, escribe “el presunto autor delatentado” contra el Consulado italiano. No lo niega, pero tampoco loreconoce directamente. Es que, si bien había estado allí no fue él quiendela bomba en la sala de atención al público, como ya vimos.Con respecto a Montagna, un año y medio después, en elquincenario “Anarchia”, Severino —en un artículo sobre los medios enque se basa la policía para destruir al anarquismo— al hablar de los113delatores lo menciona a Montagna a quien califica de Judas Iscariote.Pero el documento más claro acerca de la culpabilidad deMontagna está dado en una carta de Luigi Fabbri a Malatesta, delprimero de mayo de 1930. El intelectual italiano, siempre muyponderado en sus juicios, estaba lejos de afirmar algo sin haberseasegurado antes que no podía cometer una injusticia. Le dice:“Montagna fue asesinado hace casi dos años y no era digno de ser llamadocompañero. Fue muerto porque (...) cómplice de un delito, denunció alprotagonista principal y se había puesto al servicio de la policía como señalador.No apruebo el hecho porque no apruebo la pena de muerte, pero por otra parte no114encuentro motivos para conmovernos demasiado por un tipo así”.También el grupo de “La Antorcha” califica de la misma manera

La lucha es siempre amargaa Montagna. En el número del 10-5-30 califica a Montagna de“confidente”.Después de lo de Montagna, Di Giovanni se traslada a CarlosCasares a una chacra donde se encuentran Malvicini y Vásquez Paredes,este último del grupo de Roscigna. A principios de mayo llega a ese lugary se lo comunica a América. Extraña el paisaje del río y así se lo dice: “Mifantasía recorre el lugar donde estuve residiendo hasta hace poco, ese verdaderoentretejido de arroyos, canales y ríos, de islas, como tantos besos de lanaturaleza, dispersas entre el agua. Y los paseos al arroyo Guayraca, al Paranáde las Palmas, al Caraguatá, al río Luján. (...) Adiós verde de miles de plantas,adiós flores tan queridas y tan efímeras como futuras ofrendas a mi amor lejano—lejano también en esta soledad grávida de nostalgia— adiós a todo ununiverso de fiesta, adiós, adiós...”.En esos días Severino participará en La Plata del intento deliberación de un compañero expropiador: Juan Sobradello, conocidomás como el Capitán Paz, del grupo Rosigna. Español vegetariano, Pazfue hombre definidamente de lucha y participó de casi todos los hechosde acción de Roscigna, Di Giovanni, Vásquez Paredes y Emilio115Uriondo.La acción de rescate fue de sumo riesgo y originó un tiroteo queconmovió a la capital platense. Paz no pudo ser rescatado y quedó malherido. En su carta del 19 de abril a América, Severino ya algo le habíaadelantado del rescate al anunciarle una reunión con Paco “y otroshermanos”. “Pasaremos —le agrega— unidos un día de diversión y desaludable confabulación. Debemos tener paciencia para arquitecturar algunostrabajos. Hablaremos también de nuestro amigo aquel—óptimo y valeroso—que se encuentra en La Plata y de quien tú me hablas en tu carta. Lo conozco porsu gesta (...) Nosotros, aquí, no podemos siempre vegetar sin florecer y darfrutos, y entre los frutos, también estará comprendido el amigo de La Plata. Hayalgunas personalidades que no se deben dejar más en un convento o ermita como116ese de la capital bonaerense”.López Arango y Abad de Santillán renuevan —por su parte, enese tiempo— sus ataques contra Severino. Quieren “aislar al fococorruptor” y por eso inician en las páginas de “La Protesta” una encuestasobre la violencia a la que se invita a escribir a los lectores. Son seispreguntas directas, una inteligente forma de aislar aún más a Severino:

<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violencialo <strong>de</strong>nunció (a Ramé) como circu<strong>la</strong>dor <strong>de</strong> moneda falsa, <strong>de</strong>lito éste que <strong>la</strong> mismajusticia no pudo comprobar”. Después agrega: “En el momento <strong>de</strong> expedirestas líneas, otra víctima <strong>de</strong>l espía Montagna, acusado por éste <strong>de</strong> circu<strong>la</strong>rbilletes falsos <strong>de</strong> diez pesos ha sido absuelto”. Y por último —y éste <strong>de</strong>behaber sido el hecho <strong>de</strong>terminante para matar a Montagna— seña<strong>la</strong>:“Como ven los compañeros, <strong>la</strong>s invenciones policiales, aún cuando esténayudadas por los <strong>de</strong><strong>la</strong>tores, no tienen éxito. Por eso, hagamos sentir también elpeso <strong>de</strong> nuestra solidaridad y <strong>la</strong>s otras víctimas <strong>de</strong>l espía Montagna seránliberadas: agitemos por los compañeros Romano, Scarfó, Oliver, Simplicio <strong>de</strong> <strong>la</strong>Fuente y por todos los otros”.Este escrito, publicado nueve meses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong>Montagna, no <strong>de</strong>ja dudas acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoría <strong>de</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>, ya que esél mismo quien se <strong>la</strong> adjudica. C<strong>la</strong>ro que también es necesario <strong>de</strong>cir que<strong>de</strong> <strong>la</strong>s presuntas autorías sobre <strong>la</strong> base <strong>de</strong> reconocimientos propios uotras <strong>de</strong>c<strong>la</strong>raciones no se pue<strong>de</strong> abrir juicio <strong>de</strong>finitivo. Es sabido que losanarquistas, cuando ya estaban sumamente jugados, se acusaban a símismos <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos para <strong>de</strong>jar sin sospechas a otros que todavía podíanactuar con entera libertad.Pero a<strong>de</strong>más, en el artículo <strong>de</strong> “L’Emancipazione”, <strong>Severino</strong><strong>de</strong>sliza como una especie <strong>de</strong> aviso para los buenos enten<strong>de</strong>dores. Si biense acusa <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> Montagna, escribe “el presunto autor <strong>de</strong><strong>la</strong>tentado” contra el Consu<strong>la</strong>do italiano. No lo niega, pero tampoco loreconoce directamente. Es que, si bien había estado allí no fue él quien<strong>de</strong>jó <strong>la</strong> bomba en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> <strong>de</strong> atención al público, como ya vimos.Con respecto a Montagna, un año y medio <strong>de</strong>spués, en elquincenario “Anarchia”, <strong>Severino</strong> —en un artículo sobre los medios enque se basa <strong>la</strong> policía para <strong>de</strong>struir al anarquismo— al hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> los113<strong>de</strong><strong>la</strong>tores lo menciona a Montagna a quien califica <strong>de</strong> Judas Iscariote.Pero el documento más c<strong>la</strong>ro acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> culpabilidad <strong>de</strong>Montagna está dado en una carta <strong>de</strong> Luigi Fabbri a Ma<strong>la</strong>testa, <strong>de</strong>lprimero <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1930. <strong>El</strong> intelectual italiano, siempre muypon<strong>de</strong>rado en sus juicios, estaba lejos <strong>de</strong> afirmar algo sin haberseasegurado antes que no podía cometer una injusticia. Le dice:“Montagna fue asesinado hace casi dos años y no era digno <strong>de</strong> ser l<strong>la</strong>madocompañero. Fue muerto porque (...) cómplice <strong>de</strong> un <strong>de</strong>lito, <strong>de</strong>nunció alprotagonista principal y se había puesto al servicio <strong>de</strong> <strong>la</strong> policía como seña<strong>la</strong>dor.No apruebo el hecho porque no apruebo <strong>la</strong> pena <strong>de</strong> muerte, pero por otra parte no114encuentro motivos para conmovernos <strong>de</strong>masiado por un tipo así”.También el grupo <strong>de</strong> “La Antorcha” califica <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma manera

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