Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)
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Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciapaís. Y más que todo tiene valor, porque América publica eso en la revistamás leída del anarquismo individualista. Su director, Armand, era unaautoridad indiscutida en la temática de las relaciones individuales. Alpublicar su carta, América se exponía a ser desmentida. Si lo de Teresina nohubiera sido así como ella lo describe, ésta hubiera podido enterarse ydesmentido. Más todavía, América se exponía a que por esa publicación seenteraran sus propios padres —a través de envíos anónimos o dedelaciones— y a sufrir las consecuencias. Cuando las relaciones amorosas—y más en ese tiempo— tenían algún aspecto poco común, las partes seescondían, por lo general. Aquí, tanto América como Severino exponíanclaramente su posición ante sus compañeros de ideas.Las críticas habían sido especialmente duras con Severino. El que73más lo había censurado moralmente fue Umberto Lanciotti. Es que enesos revolucionarios del grupo expropiador la mujer había cumplidosiempre un papel muy secundario. O bien era la compañera que cuidabalos hijos y el refugio obligado del perseguido, o bien cumplían la partelogística, es decir alquilando las casas para su domicilio ilegal, llevandomensajes y también —y esto con toda consecuencia y libertad— haciendode samaritanas en el consuelo y en el placer durante el descanso delguerrero. Ante este nuevo hecho, la relación amorosa apasionada deSeverino y América, los compañeros de lucha sentían como una especie deinvasión de algo desconocido hasta el momento, tenían miedo que lofemenino invadiera la esfera dura y sin concesiones de la lucha. Todo esodebía dejarse para después del triunfo final.La respuesta de Emile Armand ayudará a los enamorados yterminará con la posición crítica de los compañeros. Le dirá a América, enel mismo número de “L’en Dehors”: “Compañera: mi opinión importa poco enla materia de lo que me transmites sobre lo que haces. ¿Estás de acuerdoíntimamente con tu concepción personal de la vida anarquista o no estás deacuerdo? Si estás de acuerdo, ignora los comentarios e insultos de los otros ycontinúa tu camino. Nadie tiene el derecho de poder juzgar vuestra forma deconducirte, aun en el caso que la esposa de tu amigo fuera hostil a esas relaciones.Toda mujer unida a un anarquista (o viceversa) sabe muy bien que no deberáejercer sobre él o sufrir de parte de él una dominación de cualquier orden”. Porúltimo le aconseja que proceda como le dicta su conciencia y su sentir.Antes de la carta de América a “L’en Dehors”, una borrascahabía enturbiado la relación de Severino y América. Las críticas de loscompañeros, los impedimentos casi insalvables para continuar larelación, su propia situación familiar hacen crisis en América, quien lehará reproches a Severino y le dirá que termina la relación. El 23 de
El anarquista, el amor, la mujeroctubre, Severino le escribirá una carta plena de tristeza. Le dice: “Tú,como el ángel de mis sueños has cumplido el dulce rito del amor sin que de miparte haya habido un hechizo o alguna ilusión óptica”. Y agrega: “No huboningún engaño, porque unidos, teniéndonos de la mano nos hemos dirigidotranquilos hacia el altar y hemos bebido el cáliz de todas las dulzuras (...). Perono quiero persuadirte. Como tu quieras. No iré a buscarte al colegio. Aunquedebes saber que no temo las dificultades. No iré, solamente porque tú no quieres,y no trataré ni siquiera de verte a pesar de que tengo una gran necesidad”. Porúltimo se despedirá: “Adiós, mi aurora que ha desaparecido antes de llegar almediodía. Adiós, pálida flor del amor. Adiós, mi única esperanza...”.Como típica reyerta de enamorados, el reencuentro borrarátodos los problemas y sellará la unión con más fuerza. De esereencuentro saldrá la carta de América para “L’en Dehors”. Que era unaespecie de acta que oficializaba los sentimientos hasta ahora retenidosen la intimidad.El momento justo, porque pocos días después la vida les iba aser poco generosa. Sufrirían un golpe que los uniría en la senda de latragedia definitiva.74
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<strong>El</strong> anarquista, el amor, <strong>la</strong> mujeroctubre, <strong>Severino</strong> le escribirá una carta plena <strong>de</strong> tristeza. Le dice: “Tú,como el ángel <strong>de</strong> mis sueños has cumplido el dulce rito <strong>de</strong>l amor sin que <strong>de</strong> miparte haya habido un hechizo o alguna ilusión óptica”. Y agrega: “No huboningún engaño, porque unidos, teniéndonos <strong>de</strong> <strong>la</strong> mano nos hemos dirigidotranquilos hacia el altar y hemos bebido el cáliz <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s dulzuras (...). Perono quiero persuadirte. Como tu quieras. No iré a buscarte al colegio. Aunque<strong>de</strong>bes saber que no temo <strong>la</strong>s dificulta<strong>de</strong>s. No iré, so<strong>la</strong>mente porque tú no quieres,y no trataré ni siquiera <strong>de</strong> verte a pesar <strong>de</strong> que tengo una gran necesidad”. Porúltimo se <strong>de</strong>spedirá: “Adiós, mi aurora que ha <strong>de</strong>saparecido antes <strong>de</strong> llegar almediodía. Adiós, pálida flor <strong>de</strong>l amor. Adiós, mi única esperanza...”.Como típica reyerta <strong>de</strong> enamorados, el reencuentro borrarátodos los problemas y sel<strong>la</strong>rá <strong>la</strong> unión con más fuerza. De esereencuentro saldrá <strong>la</strong> carta <strong>de</strong> América para “L’en Dehors”. Que era unaespecie <strong>de</strong> acta que oficializaba los sentimientos hasta ahora retenidosen <strong>la</strong> intimidad.<strong>El</strong> momento justo, porque pocos días <strong>de</strong>spués <strong>la</strong> vida les iba aser poco generosa. Sufrirían un golpe que los uniría en <strong>la</strong> senda <strong>de</strong> <strong>la</strong>tragedia <strong>de</strong>finitiva.74