Severino-Di-Giovanni.-El-idealista-de-la-violencia%20(1)

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12.07.2015 Views

Anarcobanditismo contra anarquismo de salónposible, por aquello que quería ser y no por aquello que fue. No impediremos poreso que la turba califique de feroces a los autores y haremos la mejor obra en prode los verdaderos valores concretos del atentado individual tal cual los anarquistaslo conciben y al mismo tiempo infundiremos a los otros los sentimientosde solidaridad para con los autores, que desde el principio creemos haberexpresado incondicionalmente, a pesar de las perturbaciones del primer momentoy mientras el ciclón de la reacción caía sobre nosotros”.Rechaza el argumento de haber sido elogiado por la policía yaque “el grupo de ‘L’Allarme’ fue gratificado de un modo especial... con un mesde prisión”.También “La Antorcha” —el 9-9-28— reacciona contra elartículo de Severino. Señala que no atribuyó el atentado a manosfascistas.Sí, que el culpable era en última instancia el fascismo. Dice queno renegarán ni repudiarán los atentados populares aunque causenvíctimas inocentes. “Pero sí lamentamos éstas”, agrega. “¿Qué pretende, quefestejemos alegremente las víctimas ajenas a la presunta intención del posibleautor?”, se pregunta. Por su parte, en la misma edición, Rodolfo GonzálezPacheco, en una columna titulada “La cosecha” y en respuesta aSeverino dice: “¡Quisiéramos ser uno de los despedazados por esa bomba! Sí.Haber caído ahí. Ser rotos, aventados y revueltos entre escombros y llamas. Ycon el último aliento arrastrarnos de rodillas hasta esa criatura herida—¡sagrada como mis hijas!— para pedirle perdón por la infamia de los hombres.¡Y morir jurándole que eso no es la Anarquía! Y no nos desdecimos ni una coma.Pensamos lo que pensábamos: el culpable, sea quien sea, es un producto delsistema burgués delirante de violencias y cinismos. El, el sistema, es el criminalque arrea a la carnicería a 10 millones de humanos, como en la pasada guerra;que avienta hogares y templos, mutila y relaja espíritus. El es el que corrompetodo, ensucia, con solo mirar, la vida. Pero esta bomba allí, barriendo ydespedazando obreros y niños, ¿qué significa entonces? Lo que significa la pesteque propagan los podridos a sus hijos o sus nietos. La cosecha de la pudriciónmoral burguesa”.Di Giovanni, en el número de “La Diana” de París, de setiembrede 1928, agradece el artículo “La venganza de los espectros y la voz delos desconocidos”, donde el redactor Sieglinde reivindica el atentadodel Consulado. Severino agrega una aclaración con respecto a laafirmación de Aguzzi de que en el atentado había resultado víctima unaniña: “Protestamos alto y fuerte —dice Severino— contra esta mentira‘aguzzina’ (carcelera). Ninguna tierna criatura fue muerta. Sólo una chica de

Severino Di Giovanni. El idealista de la violenciatrece años sufrió lastimaduras tan leves que ni siquiera fue puesta en la lista delos heridos en la mañana del atentado. En cuanto a las víctimas inocentes, esnecesario verlas más de cerca. Revisemos la lista”. Y luego enumera lasvíctimas y sus relaciones con el fascismo. Señala más adelante, y aquí dealguna manera reconoce que es el autor del atentado: “Miles de indicios yel estudio consciente hecho por nosotros mismos en el lugar de los acontecimientoshacen ver y comprender que los vindicadores desconocidos tenían comoobjetivo a las autoridades fascistas y consulares, en especial a Italo Capanni.Esas mismas autoridades han reconocido que un incidente banal retardó sullegada al Consulado y si la bomba hubiera explotado veinte minutos más tarde,los asesinados por Capanni en Foiano della Chiana, del Valdarno, de SanDonado y Consolo y Pilati podrían reposar en paz... Pero la perfección no existeni siquiera en los atentados. Estos benditos ‘unionistas’ deberían de una vezenseñarnos con el ejemplo cómo se hacen los atentados inteligentes: esos que danjusto en el blanco...”.52En la misma “Diana”, Severino reproduce otra frase deGalleani dirigida a los que hablan de revolución y no la hacen: “Cuandonos burlamos del buen Dios, ellos refunfuñan; cuando desobedecemos al Estadoy a quien lo representa, ellos protestan; cuando combatimos a la propiedad,ponen mala cara y cierran los bolsillos. Nos rebelamos contra la moral y ellos,por miedo al escándalo, se encierran en la caparazón y no dan señales de vida.¿No pueden hacernos el grandísimo favor de moverse de una buena vez ellosmismos ya que saben tan bien cómo debe dar la revolución sus primeros pasos?”.En “L’Emancipazione”, de San Francisco, California (agosto de1928), Di Giovanni —con el seudónimo de Niv. Doni.— publicará elartículo: “Contra el derecho de matar”, “El fascismo, el antifascismo ynosotros”. En él sostiene que: “El fascismo, desde su nacimiento, ha concretizadotodo su programa práctico y teórico con una sola frase: el derecho dematar. Este programa fue sancionado primero por la burguesía agraria ysiderúrgica, más tarde por la burguesía bancaria y naviera y en seguida harecibido el bautismo de la legalidad oficial de la monarquía, que ha convalidadoeste delito de matar con su augusta firma”.Luego prosigue: “El homicidio, el asesinato legal, el robo ordenadodesde lo alto, el fraticidio impune, el parricidio aplaudido, se han mostradoobscenamente día a día, en cada momento de la vida y en todos los rincones de lapenínsula”. Tras señalar que se ha vuelto al tiempo de los Borgia, de laInquisición y de los Habsburgo, escribe: “El derecho de matar, esa trágicasíntesis del programa fascista, no tiene frente a sí sino a un tímido ysuperficialísimo antifascismo que hace el ridículo en tal forma que llama a la

<strong>Severino</strong> <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong>. <strong>El</strong> <strong>i<strong>de</strong>alista</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> violenciatrece años sufrió <strong>la</strong>stimaduras tan leves que ni siquiera fue puesta en <strong>la</strong> lista <strong>de</strong>los heridos en <strong>la</strong> mañana <strong>de</strong>l atentado. En cuanto a <strong>la</strong>s víctimas inocentes, esnecesario ver<strong>la</strong>s más <strong>de</strong> cerca. Revisemos <strong>la</strong> lista”. Y luego enumera <strong>la</strong>svíctimas y sus re<strong>la</strong>ciones con el fascismo. Seña<strong>la</strong> más a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, y aquí <strong>de</strong>alguna manera reconoce que es el autor <strong>de</strong>l atentado: “Miles <strong>de</strong> indicios yel estudio consciente hecho por nosotros mismos en el lugar <strong>de</strong> los acontecimientoshacen ver y compren<strong>de</strong>r que los vindicadores <strong>de</strong>sconocidos tenían comoobjetivo a <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s fascistas y consu<strong>la</strong>res, en especial a Italo Capanni.Esas mismas autorida<strong>de</strong>s han reconocido que un inci<strong>de</strong>nte banal retardó sullegada al Consu<strong>la</strong>do y si <strong>la</strong> bomba hubiera explotado veinte minutos más tar<strong>de</strong>,los asesinados por Capanni en Foiano <strong>de</strong>l<strong>la</strong> Chiana, <strong>de</strong>l Valdarno, <strong>de</strong> SanDonado y Consolo y Pi<strong>la</strong>ti podrían reposar en paz... Pero <strong>la</strong> perfección no existeni siquiera en los atentados. Estos benditos ‘unionistas’ <strong>de</strong>berían <strong>de</strong> una vezenseñarnos con el ejemplo cómo se hacen los atentados inteligentes: esos que danjusto en el b<strong>la</strong>nco...”.52En <strong>la</strong> misma “<strong>Di</strong>ana”, <strong>Severino</strong> reproduce otra frase <strong>de</strong>Galleani dirigida a los que hab<strong>la</strong>n <strong>de</strong> revolución y no <strong>la</strong> hacen: “Cuandonos bur<strong>la</strong>mos <strong>de</strong>l buen <strong>Di</strong>os, ellos refunfuñan; cuando <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cemos al Estadoy a quien lo representa, ellos protestan; cuando combatimos a <strong>la</strong> propiedad,ponen ma<strong>la</strong> cara y cierran los bolsillos. Nos rebe<strong>la</strong>mos contra <strong>la</strong> moral y ellos,por miedo al escándalo, se encierran en <strong>la</strong> caparazón y no dan señales <strong>de</strong> vida.¿No pue<strong>de</strong>n hacernos el grandísimo favor <strong>de</strong> moverse <strong>de</strong> una buena vez ellosmismos ya que saben tan bien cómo <strong>de</strong>be dar <strong>la</strong> revolución sus primeros pasos?”.En “L’Emancipazione”, <strong>de</strong> San Francisco, California (agosto <strong>de</strong>1928), <strong>Di</strong> <strong>Giovanni</strong> —con el seudónimo <strong>de</strong> Niv. Doni.— publicará e<strong>la</strong>rtículo: “Contra el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> matar”, “<strong>El</strong> fascismo, el antifascismo ynosotros”. En él sostiene que: “<strong>El</strong> fascismo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su nacimiento, ha concretizadotodo su programa práctico y teórico con una so<strong>la</strong> frase: el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>matar. Este programa fue sancionado primero por <strong>la</strong> burguesía agraria ysi<strong>de</strong>rúrgica, más tar<strong>de</strong> por <strong>la</strong> burguesía bancaria y naviera y en seguida harecibido el bautismo <strong>de</strong> <strong>la</strong> legalidad oficial <strong>de</strong> <strong>la</strong> monarquía, que ha convalidadoeste <strong>de</strong>lito <strong>de</strong> matar con su augusta firma”.Luego prosigue: “<strong>El</strong> homicidio, el asesinato legal, el robo or<strong>de</strong>nado<strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto, el fraticidio impune, el parricidio ap<strong>la</strong>udido, se han mostradoobscenamente día a día, en cada momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida y en todos los rincones <strong>de</strong> <strong>la</strong>penínsu<strong>la</strong>”. Tras seña<strong>la</strong>r que se ha vuelto al tiempo <strong>de</strong> los Borgia, <strong>de</strong> <strong>la</strong>Inquisición y <strong>de</strong> los Habsburgo, escribe: “<strong>El</strong> <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> matar, esa trágicasíntesis <strong>de</strong>l programa fascista, no tiene frente a sí sino a un tímido ysuperficialísimo antifascismo que hace el ridículo en tal forma que l<strong>la</strong>ma a <strong>la</strong>

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