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¿Termina la Adolescencia?… - Asociación Psicoanalítica de ...

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<strong>…</strong><strong>¿Termina</strong> <strong>la</strong> <strong>Adolescencia</strong>?...Algunas consi<strong>de</strong>raciones teóricasacerca <strong>de</strong>l final <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescenciay <strong>la</strong> caducidad <strong>de</strong>l saberMarcos Koremblit“Con tantas cosas te sentís como in<strong>de</strong>fensoY sacudís a<strong>de</strong>ntro una remera.La valija y <strong>la</strong> vida ya están listas,Y en un rincón <strong>de</strong> vos tu adolescencia.Te asusta el misterio <strong>de</strong>l futuro,y luego <strong>de</strong> salir cerrar <strong>la</strong> puerta,pero el paso hay que darlo, muchachitosi hay un niño que llora, el hombre espera.Y aunque esté el miedo que llevás a<strong>de</strong>ntroY un libro oscuro con sus letras negras.Están en tu valija <strong>la</strong> esperanzaUna foto, un amigo, una tarjeta,Una piba <strong>de</strong> nombre in<strong>de</strong>finidoEse poster sacado <strong>de</strong> tu piezaY esa manía rara, esa costumbre<strong>de</strong> andar entre filósofo y poeta.Todas pequeñas cosas inserviblesPara los que no saben lo que cuentaA<strong>de</strong>más en el niño crece el hombreDecidido a pelear por su inocenciaTenés razón: son tantas tantas cosasY esa valija ver<strong>de</strong> como pesa”.La valija ver<strong>de</strong>, César Isel<strong>la</strong>Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296277


MARCOS KOREMBLITINTRODUCCIONEn este trabajo <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>ré algunas i<strong>de</strong>as en torno al final <strong>de</strong> <strong>la</strong>adolescencia. Como veremos, éste es un concepto polémico, <strong>de</strong>modo que según cómo se lo consi<strong>de</strong>re, tendrá distintas consecuenciasclínicas.En principio encuentro una dificultad <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n empírico y otra <strong>de</strong>or<strong>de</strong>n conceptual. A diferencia <strong>de</strong> lo que ocurre en los comienzos <strong>de</strong><strong>la</strong> adolescencia, los observables acerca <strong>de</strong> su finalización no son tanc<strong>la</strong>ros. No hay parámetros clínicos evi<strong>de</strong>ntes que nos indiquen que <strong>la</strong>adolescencia termina. El camino habrá que buscarlo por otro <strong>la</strong>do.Al pensar para <strong>la</strong> adolescencia una terminación o cierre (sea paraésta así como para cualquier otro momento vital) podría suponerseque algo <strong>de</strong>be entrar en algún carril establecido <strong>de</strong>l cual se espera untambién pre-establecido final. Esto nos situaría en una línea querecorre <strong>la</strong> historia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva evolutiva y en asociacióncon una supuesta normalidad, lo que implica una postura con algúnsesgo valorativo.En <strong>la</strong> misma línea po<strong>de</strong>mos pensar <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> “adolescencia tardía”,tal como luego veremos es p<strong>la</strong>nteada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> algunos autores. En estapostura estaría implícita <strong>la</strong> referencia a algo que <strong>de</strong>bería ocurrir enalgún momento vital, que sería “a<strong>de</strong>cuado”, “a tiempo”, pero o noapareció o lo hizo fuera <strong>de</strong>l momento esperado. Esta noción tiene unafuerte impronta psiquiátrica, acuñada por ejemplo, en el concepto <strong>de</strong>“reacción vivencial normal”, y está asociado a una norma, a unparámetro i<strong>de</strong>al, tema que es discutible para una perspectiva queintente ser psicoanalítica en su abordaje conceptual.Toda visión metapsicológica conlleva una clínica que <strong>de</strong> el<strong>la</strong><strong>de</strong>riva y aunque aspiraríamos a mantener cierta coherencia entreambas, lo cual no siempre logramos, <strong>de</strong>bemos ser conscientes <strong>de</strong>lnivel <strong>de</strong> tensión que existe entre teoría y praxis.Nuestra concepción acerca <strong>de</strong> cómo termina <strong>la</strong> adolescencia<strong>de</strong>bería ser solidaria con <strong>la</strong> conceptualización que tengamos acerca<strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia misma en todo su <strong>de</strong>venir y éste es el trabajo quehoy propongo.“Fin <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia” tiene a<strong>de</strong>más una fuerte impronta “epocal”.Lo que hoy consi<strong>de</strong>remos adolescente, o su finalización, es unacategoría conceptual que emerge en <strong>la</strong> época y <strong>la</strong> cultura que nostocan vivir. Sabemos que cada época tiene sus propias y diversas<strong>de</strong>finiciones y que éstas irán siempre cambiando.278Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


...¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...Querría evitar hacer una puntualización semiológica <strong>de</strong>l final <strong>de</strong><strong>la</strong> adolescencia, parámetro que no comparto; en cambio tomaré encuenta una vertiente metapsicológica haciendo algunas consi<strong>de</strong>racionesque sobre este tema nos traen distintos autores:La metapsicología freudiana subraya para el final <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia<strong>la</strong> constitución <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong>l Superyo tras el sepultamiento <strong>de</strong>lcomplejo <strong>de</strong> Edipo, re-activado luego <strong>de</strong> <strong>la</strong> represión instaurada en<strong>la</strong> <strong>la</strong>tencia. Algunas <strong>de</strong> sus consecuencias serán <strong>la</strong> imposición <strong>de</strong>limperativo categórico, <strong>la</strong> instauración <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> <strong>la</strong> represión y <strong>de</strong>ljuicio <strong>de</strong> existencia, y <strong>la</strong> sumisión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pulsiones parciales al<strong>de</strong>finitivo primado genital. Serán abandonadas <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva<strong>la</strong>s elecciones incestuosas, se renunciará a <strong>la</strong> bisexualidad y seten<strong>de</strong>rá a <strong>la</strong> elección <strong>de</strong> objeto heterosexual y exogámico.Otra consecuencia <strong>de</strong> este proceso será que el “<strong>…</strong>i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l yotendrá que <strong>de</strong>finir su propio proyecto <strong>de</strong> vida, <strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al<strong>de</strong> los padres<strong>…</strong>”; por lo que algunos autores harán hincapié en <strong>la</strong>“...discriminación entre quiénes son los padres y quién soy yo...”,que no se daría en términos <strong>de</strong> lucha generacional como en <strong>la</strong>adolescencia media, sino en tanto “<strong>…</strong><strong>de</strong>limitación <strong>de</strong> subjetivida<strong>de</strong>s<strong>…</strong>”.(Quiroga, S., 1988)Los analistas tenemos un papel importante en esta etapa, ya que alser éste un tránsito con osci<strong>la</strong>ciones, <strong>de</strong>beríamos enten<strong>de</strong>r que <strong>la</strong>discriminación no se dará en términos <strong>de</strong> espacios físicos sinomentales, dado que se van atenuando los fenómenos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificaciónproyectiva más propios <strong>de</strong>l comienzo adolescente.La misma autora adscribe a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> adolescencia temprana,media y tardía, l<strong>la</strong>mando a esta última también fase resolutiva; “lotardío” lo discrimina en referencia a dos elementos distintos: estadospatológicos prolongados, es <strong>de</strong>cir, adolescencias que no terminan, oadolescencias <strong>de</strong> aparición en una etapa <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida en que ya no sonesperadas sus manifestaciones. En su afirmación <strong>de</strong>staca <strong>la</strong> vertientetemporal, siendo que “tardía” es algo que, aunque parezca tautológico,para el<strong>la</strong> tendrá el valor <strong>de</strong> una fase resolutiva.El riesgo <strong>de</strong> esta posición es soldar excesivamente <strong>la</strong> adolescencia auna expectativa normativa respecto <strong>de</strong> cuándo es esperable <strong>la</strong> aparición<strong>de</strong> algunas manifestaciones y no <strong>de</strong> otras por estar fuera <strong>de</strong> tiempo,perdiéndose <strong>de</strong> vista así el aspecto singu<strong>la</strong>r propio <strong>de</strong> cada proceso.Peter Blos l<strong>la</strong>ma conclusión <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia a este período,sugiere que es una etapa <strong>de</strong> consolidación, y continuación directa <strong>de</strong>lproceso adolescente.Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296279


MARCOS KOREMBLITConsi<strong>de</strong>ra que dicha conclusión es su momento <strong>de</strong> cierre, sea éstenormal o patológico, y propone tomar en cuenta que “<strong>…</strong><strong>la</strong> adolescencia<strong>de</strong>be terminar, veamos cómo, pero <strong>de</strong>be terminar<strong>…</strong>”. (Blos,1979)Esta posición muy c<strong>la</strong>ra y <strong>de</strong>finida <strong>de</strong>bería ser discutida, y es parte<strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate que propongo mantener abierto en este trabajo.En tanto el complejo <strong>de</strong> Edipo fue disuelto al finalizar <strong>la</strong> niñeztemprana, reapareciendo en <strong>la</strong> pubertad, Blos <strong>de</strong>staca que el conflictoa resolver es fundamentalmente <strong>la</strong> disolución <strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong> Ediponegativo.Conceptualiza <strong>la</strong> adolescencia como una crisis que <strong>de</strong>be seratravesada y <strong>de</strong> <strong>la</strong> cual se <strong>de</strong>berá salir. No atravesar<strong>la</strong> tendráconsecuencias que se verán en <strong>la</strong>s adolescencias prolongadas siendoéstos los modos que se utilizan para eludir dicha crisis.En estos adolescentes tardíos “<strong>…</strong>paradójicamente no hayconflicto que abordar ya que no lo vivencian, lo elu<strong>de</strong>n. Lafunción <strong>de</strong>l analista consistirá en promover que puedan alcanzardicho conflicto <strong>de</strong> modo que puedan ingresar en <strong>la</strong> fasefinal...”.Querría subrayar que en Blos <strong>la</strong> adolescencia es conceptualizadacomo crisis primero, como conflicto <strong>de</strong>spués; en sus <strong>de</strong>scripcioneshabría a<strong>de</strong>más una superposición <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, en <strong>la</strong>s que adolescenciatardía y prolongada aparecen como sinónimos. En <strong>la</strong> conceptualización<strong>de</strong> S. Quiroga, más allá <strong>de</strong> nuestra posición al respecto, está másc<strong>la</strong>ra <strong>la</strong> distinción <strong>de</strong> algo que no apareció cuando se suponía <strong>de</strong>bíahacerlo (tardío), <strong>de</strong> aquello que apareció, pero con manifestacionesclínicas que se mantienen en el tiempo más allá <strong>de</strong> lo esperable(prolongado).Tal vez Blos al superponerlos adopte una perspectiva clínica,quitándole peso a una posición excesivamente genérica y normativasobre este tema.Blos p<strong>la</strong>ntea a<strong>de</strong>más que “<strong>…</strong><strong>la</strong> disarmonía entre el adolescente y<strong>la</strong>s <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad llevan a que esta frustración seaneutralizada mediante sobrecompensaciones narcisísticas con unexagerado optimismo y gratificaciones fantaseadas; <strong>la</strong> evolución siesto no se trabaja a<strong>de</strong>cuadamente llevaría a <strong>la</strong> clínica <strong>de</strong>l trastornonarcisista <strong>de</strong> carácter<strong>…</strong>”. (Blos, 1979)En re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong>s adolescencias que se prolongan en el tiempo, nosencontramos con pacientes que a pesar <strong>de</strong> los embates adolescentesmantienen <strong>la</strong> ilusión <strong>de</strong> conservar una re<strong>la</strong>ción omnipotente con el280Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


...¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...“saber”. Esto nos introduce en el tema <strong>de</strong> <strong>la</strong> “caracteropatía adolescente”.C. Moguil<strong>la</strong>nsky p<strong>la</strong>nteó que “...una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s funciones privilegiadasque tiene el proceso adolescente es ten<strong>de</strong>r a <strong>la</strong> <strong>de</strong>scaracteropatización.En este sentido su eficacia pue<strong>de</strong> medirse por el grado <strong>de</strong>reacción neurótica no caracteropatizada, <strong>de</strong> p<strong>la</strong>sticidad que puedatener alguien al cabo <strong>de</strong> este proceso...”.La ganancia <strong>de</strong> un proceso adolescente “...es <strong>la</strong> transformación <strong>de</strong>una mente restringida en una abierta a nuevos sentidos mediante untrabajo <strong>de</strong> duelo en el cambio <strong>de</strong> posición subjetiva al <strong>de</strong>stituirgarantías, con <strong>la</strong> incertidumbre que esto implica...” (Moguil<strong>la</strong>nskyC., 1999).Las “garantías” a <strong>la</strong>s que Moguil<strong>la</strong>nsky hace mención, tienenestrecha re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong> omnipotencia propia <strong>de</strong> un “saber <strong>la</strong>tente”que caería en <strong>la</strong> adolescencia, con <strong>la</strong> consecuente pérdida <strong>de</strong> certezasy con el riesgo inevitable por <strong>la</strong> “incertidumbre” que lo acompaña.Querría subrayar que <strong>la</strong> dimensión <strong>de</strong> “duelo” que él <strong>de</strong>scribe esen términos <strong>de</strong> cambio en <strong>la</strong> posición subjetiva.D. Meltzer <strong>de</strong>scribe <strong>la</strong> clínica <strong>de</strong> adolescentes que regresantransitoriamente a <strong>la</strong> rigi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>la</strong>tencia al no soportar losimpulsos edípicos exacerbados en esta etapa (Meltzer, 1974). Estaafirmación <strong>la</strong> amplía en los Seminarios <strong>de</strong> Novara al referirse a una<strong>de</strong> <strong>la</strong>s cuatro comunida<strong>de</strong>s por <strong>la</strong>s que el adolescente transita: e<strong>la</strong>dolescente que regresa al equilibrio <strong>la</strong>tente <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida en familia.Los otros tres movimientos <strong>de</strong>fensivos que él <strong>de</strong>staca son: el <strong>de</strong><strong>la</strong>dolescente que se inserta en <strong>la</strong> cínica comunidad <strong>de</strong> pares adolescentes,por otro <strong>la</strong>do, el que estableciendo una “huída hacia a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte”entra por un túnel en el mundo <strong>de</strong> los adultos adoptando sólo susemblemas, y por último el adolescente ais<strong>la</strong>do, quien para Meltzer,reviste mayor gravedad clínica.Recor<strong>de</strong>mos <strong>la</strong> advertencia <strong>de</strong> Meltzer respecto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s osci<strong>la</strong>cionesque en este tránsito se producen. Estos grupos o comunida<strong>de</strong>s losconcibe como “estados <strong>de</strong> <strong>la</strong> mente”; <strong>de</strong>staca <strong>la</strong> “movilidad entre” <strong>la</strong>scomunida<strong>de</strong>s, alertando acerca <strong>de</strong>l riesgo <strong>de</strong> quedar capturado <strong>de</strong>manera estereotipada en alguna <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s.En los Seminarios que dictó en Montevi<strong>de</strong>o en 1994 se refirió,<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s posibles salidas <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida en familia, al grupo <strong>de</strong> los<strong>de</strong>silusionados y al <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scontentos. Los primeros entrarían en <strong>la</strong>comunidad intelectual con intereses ligados a lo cultural, ético oestético, y los segundos, en <strong>la</strong> comunidad <strong>de</strong>lincuencial quienes sePsicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296281


MARCOS KOREMBLITmanejarían con fines <strong>de</strong>lictivos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l grupo, aunque <strong>de</strong>stacó queno significa que sean <strong>de</strong>lincuentes en sí. P<strong>la</strong>nteó a<strong>de</strong>más que existeuna interfase gran<strong>de</strong> entre ambos grupos (Mantikow <strong>de</strong> So<strong>la</strong> B.,1995).Meltzer difiere en <strong>la</strong> manera <strong>de</strong> concebir <strong>la</strong> adolescencia respecto<strong>de</strong> otros autores; coloca <strong>la</strong> problemática adolescente en otra categoríaconceptual, ya no como una crisis o conflicto, sino como “estado<strong>de</strong> <strong>la</strong> mente”, el que pue<strong>de</strong> coincidir o no con una etapa cronológica.Al <strong>de</strong>finir <strong>la</strong>s comunida<strong>de</strong>s como estados mentales con su mo<strong>de</strong>lo<strong>de</strong> dimensión geográfica, Meltzer en Novara se acerca a una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>estructura, <strong>de</strong> estados en los que se asienta un sentimiento <strong>de</strong>i<strong>de</strong>ntidad, en una configuración dinámica <strong>de</strong>l self y los objetosinternos, y se aleja así <strong>de</strong> una perspectiva genética con estadios fijosa ser recorridos en un or<strong>de</strong>n pre<strong>de</strong>terminado.La osci<strong>la</strong>ción entre comunida<strong>de</strong>s, al modo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s osci<strong>la</strong>cionesPs-D <strong>de</strong> Bion, no constituye un pasaje secuencial evolutivo, sino unprincipio económico para lidiar con el dolor mental.DUELOS EN LA ADOLESCENCIA. CADUCIDAD DEL SABER. LIMITEAL SABEREn <strong>la</strong> bibliografía psicoanalítica acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia hahabido un cambio <strong>de</strong> vértice: el primitivo concepto <strong>de</strong> duelo se ha idocorriendo hacia el <strong>de</strong> caducidad <strong>de</strong>l saber y mi propuesta es pensarloen términos <strong>de</strong> “límite”, lo que intentaré <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r.Haciendo un recorrido conceptual vemos cómo los primerostrabajos kleinianos <strong>de</strong> <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> Arminda Aberastury, hacíanhincapié en los duelos que el adolescente <strong>de</strong>bía transitar: por elcuerpo infantil, por <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad y roles y por los padres <strong>de</strong> <strong>la</strong> infancia.Los duelos eran pensados en términos <strong>de</strong> reactivación <strong>de</strong> losduelos infantiles y <strong>la</strong> psicopatología adolescente era medida enfunción <strong>de</strong> <strong>la</strong> capacidad <strong>de</strong>l aparato mental <strong>de</strong> e<strong>la</strong>borar dichaspérdidas; si operaba ese salto se producía un enriquecimiento en <strong>la</strong>capacidad simbólica, lo que ocurría al finalizar <strong>la</strong> adolescencia.(Aryan, A., 1985) 11Ya por esta época nos encontramos con autores que alertaban sobre el riesgo <strong>de</strong> concebir <strong>la</strong>adolescencia excesivamente asociada a los duelos, no jerarquizando el complejo <strong>de</strong> Edipo comoorganizador, tal como luego veremos (Ríos, C., 1985).282Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


...¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...Con el tiempo fue operando un corrimiento a partir <strong>de</strong> otraslecturas que fueron complejizando y enriqueciendo <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l dueloque se fue haciendo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> <strong>la</strong> problemática <strong>de</strong>l saber. En estecambio tuvieron mucha influencia tanto <strong>la</strong>s lecturas <strong>la</strong>canianas,como <strong>la</strong>s <strong>de</strong> Meltzer con los Seminarios <strong>de</strong> Novara especialmente,que tiene una fuerte apoyatura en Bion en cuanto al problema <strong>de</strong>lconocimiento ubicado en el eje K –K; para este autor el cambiopasaría por <strong>la</strong> caducidad <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> creencias que, en tantoestructuras no saturadas, <strong>de</strong>berán encontrar un nuevo sentido.Meltzer, como ya hemos comentado, jerarquiza el pasaje entrecomunida<strong>de</strong>s como un intento <strong>de</strong> organizador simbólico frente al<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n puberal, luego que <strong>la</strong> calma <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>la</strong>tencia se <strong>de</strong>sorganiza víaretorno <strong>de</strong> lo reprimido.Equiparando adolescencia y neurosis, muchos autores piensana <strong>la</strong> adolescencia como un tiempo segundo, tiempo <strong>de</strong> organizaciónluego <strong>de</strong>l ruidoso retorno <strong>de</strong> lo reprimido con el fenómenopuberal. 2Piera Au<strong>la</strong>gnier <strong>de</strong>scribe para <strong>la</strong> adolescencia dos etapas. En <strong>la</strong>primera jerarquiza <strong>la</strong> permanencia i<strong>de</strong>ntificatoria, mientras que sería<strong>la</strong> segunda, <strong>la</strong> re<strong>la</strong>cional, <strong>la</strong> que prepara para <strong>la</strong> entrada en buen puerto<strong>de</strong> <strong>la</strong> edad adulta.Ambas etapas son el coro<strong>la</strong>rio <strong>de</strong> un trabajo psíquico, <strong>la</strong> constitución<strong>de</strong> lo reprimido. El fracaso <strong>de</strong> <strong>la</strong> represión pue<strong>de</strong> manifestarse por suexceso al igual que por su <strong>de</strong>fecto y en ambos casos <strong>la</strong> consecuencia seráuna reducción drástica <strong>de</strong> los posibles re<strong>la</strong>cionales.Clínicamente, esta postura tiene re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong>s <strong>de</strong>scripcionesmeltzerianas <strong>de</strong>l adolescente ais<strong>la</strong>do y para otros esquemas referencialespodría pensarse como pre-psicosis. Sería el resultado <strong>de</strong> undéficit en el campo simbólico, <strong>de</strong> un movimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sinvestiduracontra el cual el sujeto se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho tiempo, graciasa diferentes prótesis supletorias imaginarias.La adolescencia en tanto implica un momento <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>garantes i<strong>de</strong>ntificatorios, podría poner <strong>de</strong> manifiesto <strong>la</strong> precariedad<strong>de</strong> <strong>la</strong> estructura yoica, siendo “lo re<strong>la</strong>cional” el campo don<strong>de</strong> se haráevi<strong>de</strong>nte.2Esta i<strong>de</strong>a, si bien pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> Freud a partir <strong>de</strong>l tercero <strong>de</strong> los “Tres Ensayos parauna Teoría sexual”, se completa con <strong>la</strong> lectura <strong>de</strong> “Moisés y <strong>la</strong> religión monoteísta” <strong>de</strong> 1937,don<strong>de</strong> el concepto <strong>de</strong> “<strong>la</strong>tencia” es reubicado en <strong>la</strong> teoría y en <strong>la</strong> concepción <strong>de</strong> <strong>la</strong> acometida endos tiempos <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida sexual.Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296283


MARCOS KOREMBLITLa adolescencia habrá que pensar<strong>la</strong> entonces como un momentodon<strong>de</strong> operará <strong>la</strong> inclusión en el campo simbólico y el establecimiento<strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n social fundamentado en <strong>la</strong> represión. El complejo <strong>de</strong>Edipo será lo que organice <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> transitarlo.Como momento <strong>de</strong> pasaje, lo primero que se cuestiona es el saber,en tanto ya no se dispone <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificaciones capaces <strong>de</strong> sostenerlo.“...Los padres no son dueños <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras, se presentifica así<strong>la</strong> fal<strong>la</strong> en el Otro; surge entonces <strong>la</strong> ‘crisis <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad’ y enconsecuencia <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> familiar como respuesta fantasmática<strong>…</strong>”.“Habría dos formas <strong>de</strong> saber, un saber ‘supuesto’, don<strong>de</strong> e<strong>la</strong>dolescente atribuye al adulto un saber que colma, referido a <strong>la</strong>sexualidad; otra forma es el saber que emerge en <strong>la</strong> experienciamisma y cuando éste aparece, el saber que cae correspon<strong>de</strong> a <strong>la</strong>caída <strong>de</strong> <strong>la</strong> transferencia, expresándose en forma <strong>de</strong> duelo...”.(Barredo, C., 2006)Vemos aquí cómo <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> duelo está plenamente ubicada enreferencia a <strong>la</strong> caída <strong>de</strong>l “saber”, y no será “supuesta” sino queemanará <strong>de</strong> <strong>la</strong> propia experiencia.En lo personal me parece importante revisar <strong>la</strong> noción <strong>de</strong> “caducidad<strong>de</strong>l saber”. Veo más a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong>finirlo en términos <strong>de</strong> “límiteal saber” ya que en esta i<strong>de</strong>a está más c<strong>la</strong>ra <strong>la</strong> dimensión <strong>de</strong> algo quefue “supuesto”, nunca estuvo, y por vía <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia quedaráacotado.El término “caducidad” podría confundir y mantener <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ailusoria que algo se tuvo, se perdió, y por en<strong>de</strong> se podría alguna vezrecuperar. Esta confusión si bien es <strong>de</strong>l campo teórico, está implícitatambién en el transcurrir <strong>de</strong> muchas adolescencias que frente a lonovedoso establecen algún nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>smentida. Sostienen <strong>la</strong> ilusiónque en algún momento podrán recuperar algo <strong>de</strong> aquello que perdieron;esta fantasía está condicionada tanto por <strong>la</strong> atracción que todavíaejerce el supuesto “paraíso perdido”, como por el temor a enfrentarlo nuevo <strong>de</strong>sconocido.“<strong>…</strong>El problema no se limita a lo que hay que abandonar, o a loque se <strong>de</strong>be renunciar, sino que se duplica por <strong>la</strong> imposibilidad <strong>de</strong>enfrentar lo que es nuevo y absolutamente esencial en <strong>la</strong> adolescencia<strong>…</strong>como un conflicto entre <strong>la</strong> atracción <strong>de</strong> lo nuevo y <strong>la</strong> imposibilidad<strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a lo mismo...”. (A. Green, 1988).En su máxima expresión lo encontramos en aquellos adolescentesmás perturbados, tan bien <strong>de</strong>scriptos por los Laufer, en los que elbreak-down se produce frente a <strong>la</strong> irrupción <strong>de</strong>l nuevo cuerpo284Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


...¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...sexuado. Este hecho los lleva a ape<strong>la</strong>r al mecanismo <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>smentidapor <strong>la</strong> imposibilidad <strong>de</strong> mantener una re<strong>la</strong>ción con su nuevo cuerpopuberal sexuado. (Laufer, 1988)Para Meltzer si estamos saliendo <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia es porquecomo adultos po<strong>de</strong>mos pensar <strong>la</strong> adolescencia. Este po<strong>de</strong>r pensarimplica un aumento en <strong>la</strong> cualidad introspectiva y paradójicamente,este mayor contacto, lleva <strong>de</strong> manera regresiva hacia una mayoraceptación <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia infantil.“<strong>…</strong>Lo que parece llevar hacia atrás es en realidad lo que llevahacia <strong>de</strong><strong>la</strong>nte, lo que permite crecer<strong>…</strong>” dirá Meltzer en Novara,queriendo subrayar que el mayor y más auténtico contacto consigomismo en este tirón regresivo, lejos <strong>de</strong> infantilizar permite una mayorriqueza y complejidad emocional. 3FINAL DE ADOLESCENCIA Y FINAL DE ANALISISDe <strong>la</strong> lectura <strong>de</strong> algunos autores post-kleinianos, como Meltzer enEl proceso psicoanalítico (Meltzer, 1968), se podría equiparar <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a<strong>de</strong> proceso adolescente con <strong>la</strong> <strong>de</strong> proceso analítico. Ambos procesosson así concebidos en función <strong>de</strong> un recorrido por fases, al igual quesu final.Esta posición supone que <strong>la</strong> aplicación <strong>de</strong>l dispositivo analíticocondicionaría el establecimiento <strong>de</strong> dichas fases en el transcurrir <strong>de</strong><strong>la</strong> adolescencia, así como en el análisis todo, los que <strong>de</strong>berían entraren un carril pre-<strong>de</strong>terminado. Esto se complica aún más a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong>pensar en el final <strong>de</strong> ambos, y se per<strong>de</strong>ría así el valor <strong>de</strong> experienciaúnica y singu<strong>la</strong>r.Me interesa <strong>de</strong>stacar <strong>la</strong>s diferencias que ocurren entre ambosprocesos:Todo final <strong>de</strong> análisis lleva implícito una experiencia <strong>de</strong> duelo quehabrá que atravesar.La adolescencia es un momento narcisista, don<strong>de</strong> <strong>la</strong> predominancia<strong>de</strong>l Yo I<strong>de</strong>al se expresa en <strong>la</strong> frecuente aparición <strong>de</strong> fenómenos“omni” (omnipotencia, omnisciencia, etc.). En contraste con esto, enel final <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma y a través <strong>de</strong>l I<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l Yo, el sujeto podráapo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> sus emblemas, asumir su condición sexuada y hacer3“Cuando hay un niño que llora, el hombre espera” diría el poeta.Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296285


MARCOS KOREMBLITvaler los “títulos” que estaban a <strong>la</strong> espera <strong>de</strong> ser utilizados (Lacan,1957).Cierto es que <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia se sale también a través <strong>de</strong> <strong>la</strong>experiencia <strong>de</strong> duelo, pero conllevará siempre un tipo <strong>de</strong> estabilizaciónpor el camino <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al, en búsqueda <strong>de</strong> algún soporte i<strong>de</strong>ntificatoriopropio.Lo que quiero subrayar es que el final <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia asíconcebido, no es solidario con <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> análisis. Este final no<strong>de</strong>bería pasar por el <strong>la</strong>do <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntificación, sino por el camino <strong>de</strong>lduelo.Podríamos pensar que el adolescente seudo-maduro que <strong>de</strong>scribeMeltzer, aquel que atravesando el túnel intenta llegar a <strong>la</strong> adultez sinprocesamiento <strong>de</strong> duelo, busca, aunque <strong>de</strong> manera fallida o supletoria,algún tipo <strong>de</strong> i<strong>de</strong>al también.Estos finales <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia <strong>de</strong> matices “seudo”, paradójicamentese acercarían regresivamente más al funcionamiento propio <strong>de</strong><strong>la</strong> <strong>la</strong>tencia (cercano a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> “adhesión” que luego veremosp<strong>la</strong>ntea C. Moguil<strong>la</strong>nsky).Si concebimos para el análisis un final en re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong> existencia<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> imposibilidad, tal como p<strong>la</strong>ntea Freud en “Análisisterminable e interminable”, habría que pensar si el final <strong>de</strong> análisis en<strong>la</strong> adolescencia no transcurre en una <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> unadulto, más allá <strong>de</strong> cuándo concretamente se efectivice.Des<strong>de</strong> tal perspectiva podría pensarse en un cambio <strong>de</strong> interrogacióncomo proceso <strong>de</strong> pasaje <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong>l adolescente al análisis<strong>de</strong> un adulto, pero siempre conflictivo y lejos <strong>de</strong> ser i<strong>de</strong>al o armónico.Parte <strong>de</strong>l duelo en los finales <strong>de</strong> análisis con adolescentes podríanser pensados también en re<strong>la</strong>ción al límite o caducidad <strong>de</strong>l saber,pero respecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> figura <strong>de</strong>l analista.MATERIAL CLINICOPara ilustrar estas consi<strong>de</strong>raciones elegí <strong>la</strong> presentación <strong>de</strong>l materialclínico <strong>de</strong> Javier, paciente que comencé a ver cuando tenía 27años. Estaba atravesando por entonces una crisis <strong>de</strong>presiva consi<strong>de</strong>rable.Era el hijo menor <strong>de</strong> siete hermanos <strong>de</strong> una familia tradicionalporteña con una sólida posición económica.A mi criterio, y a pesar <strong>de</strong> su edad cronológica, Javier era un adultoque “<strong>de</strong>scriptivamente” seguía manteniendo un funcionamiento ado-286Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


...¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...lescente, (¿“tardío”, “prolongado”?), lo cual era parte <strong>de</strong> su preocupaciónpersonal y familiar también. 4Por entonces tenía un trabajo in<strong>de</strong>pendiente y venía postergando<strong>la</strong> terminación <strong>de</strong> una carrera universitaria que había transitado sindificulta<strong>de</strong>s, hasta el momento <strong>de</strong> confeccionar una tesis que a suscompañeros había <strong>de</strong>morado un período <strong>de</strong> un año. Javier ya llevabacasi cuatro y en un estilo obsesivizado se empastaba cada vez másintentando fallidamente ampliar<strong>la</strong> <strong>de</strong> manera interminable.En el terreno afectivo <strong>de</strong> manera simi<strong>la</strong>r veía como sus amigosiban <strong>de</strong>finiendo sus re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> pareja, mientras él iba cambiando<strong>de</strong> compañías ocasionales, en lo que inicialmente lo había ubicadocomo “el ganador” <strong>de</strong>l grupo. 5En <strong>la</strong> misma serie se daba el consumo <strong>de</strong> drogas, tema que tardó enincluirse en el análisis. Su nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia lo había llevado apa<strong>de</strong>cer un par <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntes automovilísticos por manejar drogado.Sus amigos, con quienes había comenzado a consumir, poco apoco iban <strong>de</strong>jando <strong>la</strong>s drogas, mientras que a él le costaba abandonar<strong>la</strong>s,lo que encubría con distintas racionalizaciones.Sus re<strong>la</strong>ciones con mujeres consistían en encuentros ocasionalescon prostitutas y mujeres que conocía a través <strong>de</strong> Internet. Con el<strong>la</strong>sse aseguraba una posición don<strong>de</strong> el self infantil omnipotente quedarasiempre confirmado en un lugar grandioso.El se jactaba con orgullo <strong>de</strong> mantener su físico siempre igual, nohaber aumentado <strong>de</strong> peso en los últimos años y seguir usando <strong>la</strong> mismaropa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> época <strong>de</strong>l colegio secundario. No parecía surgir ningunaaceptación <strong>de</strong>l transcurrir temporal con su dolor consecuente.A través <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>smentida y <strong>de</strong> mecanismos maníacos ibacada vez más instalándose en una posición <strong>de</strong> certezas. Necesitabasostener una imagen grandiosa <strong>de</strong> sí y expulsar cualquier elementoque pudiera cuestionar<strong>la</strong>.Cuando esto ocurría en el análisis, necesitaba faltar a <strong>la</strong>s sesiones<strong>de</strong>positando en <strong>la</strong> transferencia <strong>la</strong> preocupación por su estado,mientras él consumía drogas.Luego <strong>de</strong> dos años <strong>de</strong> análisis, su padre, <strong>de</strong> quien siempre traía una4La infancia y <strong>la</strong> adolescencia se prolongan precisamente en sus aspectos neuróticos;recor<strong>de</strong>mos que para Freud <strong>la</strong> neurosis adulta es una actualización <strong>de</strong> una neurosis infantil.5La graduación universitaria y una <strong>de</strong>finición en el terreno afectivo no fueron nunca pensadoscomo una posición personal <strong>de</strong> final i<strong>de</strong>al y armónico; mi preocupación pasaba por el nivel <strong>de</strong>sufrimiento que esto a Javier le acarreaba, ya que con los años se iba quedando cada vez mássolo.Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296287


MARCOS KOREMBLITversión sumamente exigente y <strong>de</strong>scalificatoria, le propuso ayudarloa comprarse un <strong>de</strong>partamento para irse a vivir solo. El impactoemocional fue enorme ya que Javier no había imaginado jamás esaposibilidad. Surgieron fantasías <strong>de</strong> sentirse “echado” <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> suspadres como confirmatorio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s características exigentes <strong>de</strong> supadre. Le era inconcebible pensar en su auto-manutención, cosa que<strong>de</strong> hecho estaba ocurriendo en <strong>la</strong> realidad.No imaginaba vivir en un <strong>de</strong>partamento que no fuera como el <strong>de</strong>sus padres, y <strong>la</strong> mudanza a un <strong>de</strong>partamento más chico y en un barrio<strong>de</strong> menor categoría lo vivía como un <strong>de</strong>scenso social ca<strong>la</strong>mitoso <strong>de</strong>lque su padre lo hacía víctima.El padre, <strong>de</strong> posible facilitador <strong>de</strong> <strong>la</strong> autonomía, pasaba a servivido por Javier como un personaje sádico que lo exponía a unasoledad intolerable.Con un tono me<strong>la</strong>ncólico, se quejaba <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>masiado b<strong>la</strong>ndopara afrontar lo que sentía como el rigor <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida. Sus padres le<strong>de</strong>cían que él era gran<strong>de</strong> y él no se sentía preparado: su visión <strong>de</strong>lmundo <strong>la</strong> construía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un Super-Yo infantil tirano y sádico conaspiraciones siempre imposibles <strong>de</strong> lograr.En <strong>la</strong>s mujeres buscaba alguien que le <strong>de</strong>volviera una imagengrandiosa <strong>de</strong> sí mismo, y <strong>la</strong>s <strong>de</strong>jaba ni bien esto se le ponía encuestión. Utilizaba <strong>la</strong>s mujeres y <strong>la</strong>s drogas para mantener unaposición maníaca i<strong>de</strong>alizada.Le era más fácil un encuentro lábil y casual que <strong>la</strong> dolorosaexperiencia <strong>de</strong>l contacto emocional.Yo era escuchado como parte <strong>de</strong> su reproche me<strong>la</strong>ncólico, lo queobligaba a realizar un trabajo adicional ac<strong>la</strong>ratorio frente a cadainterpretación.Su nivel <strong>de</strong> certezas infranqueable, al igual que <strong>la</strong>s drogas, lollevaban a refugios <strong>de</strong> inaccesibilidad narcisista.Igualmente seguía preocupado por sus dificulta<strong>de</strong>s en proseguircon su tesis. Por esa época se sentía <strong>de</strong>primido y frustrado por nopo<strong>de</strong>r enfrentar estas dificulta<strong>de</strong>s; quería po<strong>de</strong>r “resetear su discorígido, borrar lo anterior y volver a editarlo”, mo<strong>de</strong>lo que nos sirviópor algún tiempo para pensar sobre <strong>la</strong> “rigi<strong>de</strong>z” <strong>de</strong> su disco queparecía torturarlo.Lentamente iban apareciendo momentos <strong>de</strong> mayor contacto yotros en los que necesitaba volver a refugiarse en su habitual técnica<strong>de</strong> distancia y encierro. Esto comenzó a po<strong>de</strong>r revertirse a través <strong>de</strong>un trabajo <strong>de</strong> análisis <strong>la</strong>rgo y sostenido.288Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


...¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...Por el tercer año <strong>de</strong> análisis, Javier vino a una sesión muyconmovido, había comenzado una re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> mayor intimidad conuna prostituta. Se sentía cómodo y entendido, situación que losorprendía enormemente ya que no sabía cómo incluirlo en sumo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones en <strong>la</strong>s que ningún elemento emocional <strong>de</strong>bíaentrar en juego. “Me gusta estar con el<strong>la</strong>” <strong>de</strong>cía, “me hace sentir cosasque antes no había sentido, trabaja para mí, se mueve el<strong>la</strong>, mientrasque con otras mujeres siempre el trabajo lo tengo que hacer yo”.A continuación recordó un sueño en el que estaba en el casamiento<strong>de</strong> su mejor amigo cuya novia le pedía que él <strong>la</strong> besase: “Me sentí muymal, ¿cómo puedo estar tan confundido? El<strong>la</strong> es mi amiga” dijo.Javier necesitaba que todos trabajásemos para él, en <strong>la</strong> medida enque mantenía una posición <strong>de</strong> intensa pasividad. Si bien “se <strong>de</strong>jabahacer” por <strong>la</strong> prostituta, por sus padres o por mí, no parecía enrealidad estar allí. Cuando algo parecía llevarlo a un curso asociativopromoviendo un intercambio más vital, se sorprendía enormemente.El sueño parecía haberlo confundido, no podía pensar acerca <strong>de</strong> élen tanto se le mezc<strong>la</strong>ba <strong>la</strong> dimensión <strong>de</strong>l sentir con <strong>la</strong> <strong>de</strong>l hacer queresultaba en auto-reproches.Luego comenzó una re<strong>la</strong>ción con una compañera <strong>de</strong> trabajo queera <strong>de</strong> un menor nivel social que el suyo. Esto le provocaba unaintensa ambivalencia. Fascinación por un <strong>la</strong>do al sentir<strong>la</strong> distinta asus parejas anteriores, al mismo tiempo que le <strong>de</strong>spertaba cinismo y<strong>de</strong>nigración al percibir lo que para él eran diferencias <strong>de</strong>masiadogran<strong>de</strong>s. Esta re<strong>la</strong>ción, luego <strong>de</strong> un tiempo se terminó a instancias <strong>de</strong>el<strong>la</strong>. Javier se <strong>de</strong>primió mucho puesto que había <strong>de</strong>positado gran<strong>de</strong>sexpectativas en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción.Estaba intentando abandonar el refugio esquizoi<strong>de</strong> utilizado comoequilibrio <strong>de</strong>fensivo durante tiempo y creía que “<strong>de</strong>jándose adoptar”por una re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> pareja lo salvaría <strong>de</strong> sentimientos que, hastaentonces evitados, tendría ahora que enfrentar. Esto coincidía a<strong>de</strong>máscon <strong>la</strong> mudanza a su nuevo <strong>de</strong>partamento, hecho que lo manteníamuy asustado.En una sesión por esta época comentó muy emocionado que habíasalido muy <strong>de</strong>primido <strong>de</strong> <strong>la</strong> sesión anterior y que más tar<strong>de</strong> se habíaencontrado con unos amigos, a los que pudo contarles, lo que nuncahabía hecho antes. Los amigos “insistieron mucho obligándolo acomer”, ya que a él le estaba costando alimentarse por esta época.Este hecho y el diálogo mantenido lo habían hecho sentir muyacompañado y conmovido.Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296289


MARCOS KOREMBLITSiguió diciendo: “yo pensaba que poniéndome <strong>de</strong> novio se meiban a ir todos los problemas y evi<strong>de</strong>ntemente nunca me va a salir unare<strong>la</strong>ción si <strong>de</strong>posito ahí una especie <strong>de</strong> salvación a todo. Hoy me sentímucho mejor, sin <strong>la</strong> sensación que tenía antes en el pecho. En mi<strong>de</strong>partamento nuevo yo no tenía Internet, pero estuve probando ypu<strong>de</strong> encontrar una red”.Le jerarquicé como él podía aceptar <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> establecerre<strong>de</strong>s, en <strong>la</strong> medida que abandonaba <strong>la</strong> coraza <strong>de</strong>fensiva esquizoi<strong>de</strong>don<strong>de</strong> se atrincheraba, y <strong>la</strong> comida que los otros le ofrecían. Elequivalente ocurrió en el análisis en tanto <strong>de</strong>cidió aumentar el número<strong>de</strong> sesiones, hecho que había rechazado durante mucho tiempo.Por dicha época Javier fue <strong>de</strong>scubriendo que <strong>la</strong> realización <strong>de</strong>distintos trabajos profesionales le resultaban más sencillos <strong>de</strong> loimaginado.Su nueva realidad <strong>la</strong>boral le permitía revisar su actitud respecto a<strong>la</strong> tesis interminable; <strong>de</strong>cía sorprendido que él creía que <strong>la</strong> tesis<strong>de</strong>bería permitirle insertarse en <strong>la</strong> vida profesional, mientras que enél <strong>la</strong> realidad profesional le estaba permitiendo revisar su actitudpersonal frente a dicha tesis.Junto a esto y en tanto se iba sintiendo mejor fue trayendo algunosrecuerdos acerca <strong>de</strong>l colegio secundario y lo exigente que habíavivido esa época; había concurrido a un colegio tradicional bilingüeal que, según yo creía, había transitado sin mayores dificulta<strong>de</strong>s.Apareció entonces otra versión, <strong>de</strong> mayor exigencia, y recordó unmomento <strong>de</strong> un emotivo encuentro con su padre, a partir <strong>de</strong> unepisodio en el que se sintió acompañado y calmado por él frente a <strong>la</strong><strong>de</strong>manda que sentía.Así, en un mejor clima, e historización mediante, se iba insta<strong>la</strong>ndolentamente <strong>la</strong> inexorable vivencia <strong>de</strong>l paso <strong>de</strong>l tiempo como unacategoría que hasta entonces parecía no existir en él.Finalmente y luego <strong>de</strong> un <strong>la</strong>rgo período Javier pudo terminar sutesis y así logró graduarse. También disminuyó consi<strong>de</strong>rablemente elconsumo <strong>de</strong> drogas.En tanto fue pudiendo modificar su punto <strong>de</strong> vista infantil ygrandioso acerca <strong>de</strong> sus expectativas vitales, se le fue posibilitando<strong>de</strong> a poco ir comprometiéndose en proyectos más realistas y p<strong>la</strong>usibles<strong>de</strong> ser concretados.El corre<strong>la</strong>to transferencial consiste en que está pudiendo repensaralgunas <strong>de</strong> sus convicciones en un clima <strong>de</strong> mayor apertura yemocionalidad.290Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


...¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...El análisis sigue su curso.En lo personal, me impacta gratamente y no puedo <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sentirun valioso hal<strong>la</strong>zgo cuando en pacientes <strong>de</strong> estas características <strong>la</strong>temática ligada a <strong>la</strong> temporalidad comienza a surgir, y es movilizadolo que hasta el momento parecía enquistado.Lo mismo me suce<strong>de</strong> cuando comienzan a ser revisadas <strong>la</strong>sversiones que los pacientes venían trayendo a sesión <strong>de</strong> manera rígiday estereotipada.<strong>…</strong>¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...Si concebimos para <strong>la</strong> adolescencia un final, a mi criterio <strong>de</strong>beríaser pensado en términos <strong>de</strong> <strong>la</strong> renuncia a un “saber” que se quieraabsoluto, a certezas respecto <strong>de</strong> los padres, y <strong>de</strong> sí mismo también.La adolescencia conlleva una dimensión <strong>de</strong> riesgo y <strong>de</strong> aventuraexploratoria en un terreno <strong>de</strong>sconocido; atravesando esta experiencia,sin garantías y sin sostén i<strong>de</strong>ntificatorio, el joven ignora en quécondiciones saldrá <strong>de</strong> el<strong>la</strong>.El animarse a atravesar dicha experiencia nos hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> una clínica<strong>de</strong> pacientes, aventureros podríamos l<strong>la</strong>marlos, que estánauténticamente apasionados en <strong>la</strong> vida y en cuyas sesiones sentimosparticipar <strong>de</strong>l entusiasmo <strong>de</strong> alguien que está en un proceso <strong>de</strong>crecimiento y búsqueda <strong>de</strong> nuevos sentidos.En oposición a ellos, vemos el empobrecimiento en otros jóvenes,más inhibidos, en los que a consecuencia <strong>de</strong> temores no pue<strong>de</strong>ntransitar <strong>la</strong> adolescencia con toda <strong>la</strong> dimensión <strong>de</strong> aventura implícita,refugiándose muchas veces en múltiples racionalizaciones yexplicaciones.En su máxima expresión lo encontramos en aquellos que serigidifican yéndose hacia el campo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s caracteropatías don<strong>de</strong> elmatiz <strong>de</strong>fensivo que adquiere el uso <strong>de</strong> certezas hace que resultenelementos infranqueables y <strong>de</strong> un muy difícil abordaje terapéutico.Por último po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar a aquellos jóvenes que no encuentranuna c<strong>la</strong>ra <strong>de</strong>limitación psicopatológica. Son aquellos que toman<strong>de</strong> manera supletoria aspectos <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> manera mimética, y quehan recibido distintas <strong>de</strong>nominaciones conceptuales: falsoself paraWinnicott, personalida<strong>de</strong>s “as if” para H. Deutsch, i<strong>de</strong>ntificaciónadhesiva o seudomaduros para Meltzer, “adherentes” según C.Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296291


MARCOS KOREMBLITMoguil<strong>la</strong>nsky (quien intenta discriminar este concepto <strong>de</strong>l <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificaciónadhesiva <strong>de</strong> Bick y Meltzer), o pre-psicosis para otros, quedan cuenta con esta <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> <strong>la</strong> precariedad <strong>de</strong> un aparatoque no termina <strong>de</strong> constituirse.Estos jóvenes, si bien parecen adolescentes que pue<strong>de</strong>n participar<strong>de</strong> <strong>la</strong> vida grupal con sus emblemas y uniformes, en realidad no hacenverda<strong>de</strong>ra experiencia dado que, mantienen un resto disociado einaccesible. 6Igualmente estas categorías no son absolutas ya que nos encontraremoscon jóvenes que atraviesan estos vaivenes i<strong>de</strong>ntificatorios conmomentos a predominio <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación proyectiva, enquienes como antes mencioné, apo<strong>de</strong>rarse miméticamente <strong>de</strong> aspectos<strong>de</strong>l objeto, resulta <strong>de</strong> un esfuerzo por afianzarse en un mundo alque todavía no sienten como propio, y en otros momentos pue<strong>de</strong>nmás auténtica e introyectivamente i<strong>de</strong>ntificarse con él. 7CONCLUSIONESLa adolescencia tendrá su final o no, en función <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo conceptual<strong>de</strong>l que partamos. Es p<strong>la</strong>usible pensar un final <strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescenciapara quienes <strong>la</strong> conciben como “etapa vital” (Quiroga), como “conflicto”o “crisis” (Blos); por el contrario carecería <strong>de</strong> sentido hacerlo si se<strong>la</strong> concibe en términos <strong>de</strong> “estado mental” (Meltzer).Para aquellos autores que equiparan adolescencia y neurosis, víaretorno <strong>de</strong> lo reprimido, una adolescencia no termina o se prolongaen el tiempo, en función <strong>de</strong> los aspectos neuróticos que no pudieronresolverse en su momento, y está asociado a un cierto mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>concepción <strong>de</strong> <strong>la</strong> cura. 86Con los términos “aventura” y “hacer experiencia” aludo a una doble acepción: aventura “<strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia analítica” pues se percibe un clima <strong>de</strong> riesgo y enriquecimiento exploratoriointra-sesión, pero también a <strong>la</strong> aventura y experiencia “extra-analítica” que ocupan tantas horasen los re<strong>la</strong>tos <strong>de</strong> los análisis con adolescentes. Por suerte cada vez más los analistas hemos idoaprendiendo a incluir esta segunda acepción, mientras que años atrás algunas experiencias setendían a conceptualizar excesivamente en el terreno <strong>de</strong> <strong>la</strong>s actuaciones.7Esta es una i<strong>de</strong>a que sigo manteniendo <strong>de</strong> <strong>la</strong> vieja tradición meltzeriana quien hizo un esfuerzoconceptual importante por discriminar el siempre conflictivo tema <strong>de</strong> <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>ntificaciones; asícaracterizó los distintos tipos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación operantes en introyectivas y proyectivas; éstas sonsiempre osci<strong>la</strong>ntes y no está en el espíritu <strong>de</strong> Meltzer, al menos a mi enten<strong>de</strong>r, <strong>la</strong> intencionalidad<strong>de</strong> valorar<strong>la</strong>s en términos <strong>de</strong> “buenas” o “ma<strong>la</strong>s” i<strong>de</strong>ntificaciones.8Esta manera <strong>de</strong> concebir <strong>la</strong> adolescencia nos obliga a pensar si existe una psicopatología292Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


...¿TERMINA LA ADOLESCENCIA?...Quienes sostengan esta posición teórica esperarán en consecuenciaalguna forma <strong>de</strong> conclusión para esa neurosis, o sea, <strong>la</strong> supresióno por lo menos <strong>la</strong> disminución sintomática.Como p<strong>la</strong>nteara en mi introducción, encuentro algunos inconvenientesen pensar para <strong>la</strong> adolescencia, así como para cualquier otromomento vital, un final o terminación “i<strong>de</strong>al” ya que esto supondríael haber tenido que entrar en un carril pre-establecido y al cabo <strong>de</strong><strong>de</strong>terminado proceso, a un <strong>de</strong>ber ser aconflictivo según mol<strong>de</strong>, lo quea su vez nos sitúa en una línea evolutiva asociada a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> unanormalidad.Los mismos inconvenientes encuentro en <strong>la</strong> noción <strong>de</strong> “adolescenciatardía” tal como <strong>la</strong> vimos p<strong>la</strong>nteada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> algunos autores, yaque está implícita <strong>la</strong> referencia a lo que <strong>de</strong>bería ocurrir en algúnmomento vital y que o no apareció, o lo hizo fuera <strong>de</strong>l momentoesperado, lo que nos expone al mismo riesgo.Sin embargo pienso que <strong>la</strong> adolescencia <strong>de</strong>be tener un cierre oconclusión, algún tipo <strong>de</strong> estabilización que nunca será i<strong>de</strong>al niarmónica.Lo concibo asociado a algún nivel <strong>de</strong> imposibilidad, <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong>certezas, y caída <strong>de</strong> supuestos saberes.Este será un momento privilegiado, momento <strong>de</strong> cambio y <strong>de</strong><strong>de</strong>finición don<strong>de</strong> el sujeto se verá enfrentado a “cerrar <strong>la</strong> puerta yhacerse cargo <strong>de</strong>l peso <strong>de</strong> su valija”, 9 que hasta entonces veníasiendo sostenida por el mundo <strong>de</strong> los adultos. La adolescenciaterminará entonces cuando <strong>la</strong>s experiencias sean asumidas por elsujeto como propias, por el camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntificación, prescindiendo<strong>de</strong>l sostén encarnado en <strong>la</strong> figura <strong>de</strong> los padres. 10específicamente adolescente o si estamos aplicando a <strong>la</strong> adolescencia categorías psicopatológicasque no le son propias. En otros términos, si nos estamos refiriendo a una psicopatología“<strong>de</strong> <strong>la</strong> adolescencia” o “en <strong>la</strong> adolescencia”, tema en el que valdría <strong>la</strong> pena <strong>de</strong>tenerse, pero queexce<strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> esta presentación.9Con esto hago mención a <strong>la</strong> “valija ver<strong>de</strong>” aludida en el poema <strong>de</strong> César Isel<strong>la</strong> que incluyo alcomienzo <strong>de</strong>l trabajo.10En cuanto el tema <strong>de</strong> “los padres” se me podría cuestionar el peligro <strong>de</strong> confundir el conceptoen re<strong>la</strong>ción a “los padres empíricos” y <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> pensar a “los padres como un lugaren <strong>la</strong> estructura, una forma <strong>de</strong> creencia en un saber supuesto <strong>de</strong>l mundo adulto que colma ciertaurgencia <strong>de</strong>l saber” (C. Moguil<strong>la</strong>nsky, 2006).En lo personal creo que ambas acepciones están en juego: por un <strong>la</strong>do es propio <strong>de</strong>l imaginario<strong>de</strong>l adolescente quien necesita sostener en “los padres” una imagen <strong>de</strong> creencia y soportei<strong>de</strong>ntificatorio; a<strong>de</strong>más y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una estructura, son los padres empíricos también aquellosque nos traen los pacientes en sus re<strong>la</strong>tos al consultorio, aquellos que citamos para entrevistas,aquellos que nos pagan, aquellos que no nos pagan, etc.Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296293


MARCOS KOREMBLITDe este modo y <strong>de</strong> aquí en más, sólo <strong>de</strong> él <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá y tendrá a sucargo <strong>la</strong> libertad <strong>de</strong> hacerse camino para elegir su propio <strong>de</strong>stino.Será éste un momento <strong>de</strong> asunción subjetiva en el que se resignificaránlos elementos que participaron en <strong>la</strong> construcción <strong>de</strong> unahistoria singu<strong>la</strong>r. El sujeto a partir <strong>de</strong> ahora hará propia su experiencia,y será así dueño y autor <strong>de</strong> su propia historia.Pienso que uno <strong>de</strong> los trabajos más difíciles <strong>de</strong>l proceso adolescentese juega en atravesar el <strong>la</strong>rgo y difícil camino que conduce enel mejor <strong>de</strong> los casos, a concluir que el saber no lo encontrará ni enlos padres, ni en él, ni en el lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong>l que ocasionalmenteforma parte, lo cual implica siempre y <strong>de</strong>finitivamente un nivel <strong>de</strong>renuncia que lleva a que <strong>la</strong> adolescencia concluya.Esto implicará un trabajo <strong>de</strong> duelo en <strong>la</strong> línea <strong>de</strong>l saber, perofundamentalmente <strong>de</strong> estabilización i<strong>de</strong>ntificatoria con <strong>la</strong> consiguienteapropiación subjetiva <strong>de</strong> emblemas paternos heredados através <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al.Obligará a un trabajo <strong>de</strong> remo<strong>de</strong><strong>la</strong>ción <strong>de</strong>l Super-Yo, para que, entanto opere el complejo <strong>de</strong> castración permita acotar el goce y adoptarposiciones más realistas frente al mundo.Esta manera <strong>de</strong> concebir para <strong>la</strong> adolescencia un final nos obligacomo siempre, a adoptar una <strong>de</strong>cisión en cuanto a nuestra posicióncomo analistas. Nuestra posición <strong>de</strong>berá ser consecuente con <strong>la</strong> i<strong>de</strong>aque a un joven lo beneficiará recorrer cierto tránsito que hasta elmomento ha sido evitado; muchos pacientes que consultan con carta<strong>de</strong> presentación fóbica u obsesiva podrían ser pensados tambiéncomo inhibiciones a consecuencia <strong>de</strong> procesos adolescentes que sevienen evitando.Creo que esto nos pone a resguardo <strong>de</strong> <strong>la</strong> “eternización” que sufrenalgunos análisis cómplices <strong>de</strong> <strong>la</strong> evitación <strong>de</strong>l proceso adolescente yel dolor <strong>de</strong> su terminación.Finalmente esta problemática podríamos incluir<strong>la</strong> en una discusiónmás amplia acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong>s terminaciones y los límites <strong>de</strong> <strong>la</strong> vidaen general, <strong>de</strong> <strong>la</strong> aceptación <strong>de</strong> <strong>la</strong> finitud, <strong>la</strong> castración y <strong>la</strong> muertecomo procesos inevitables.294Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296


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MARCOS KOREMBLITMarcos KoremblitAv. Sca<strong>la</strong>brini Ortiz 2368, 10º "F"C1425DBR, Capital Fe<strong>de</strong>ralArgentina296Psicoanálisis - Vol. XXIX - Nº 2 - 2007 - pp. 277-296

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