Liturgia21 de Octubre - XXIX Domingo del Tiempo OrdinarioLa misa de cada domingo nos convoca ala comunidad cristiana para celebrar la entregade Jesús por cada uno de los hijos deDios, ya que –como escuchamos en el Evangeliode la liturgia de hoy– “el hijo del hombreha venido para dar su vida en rescate portodos”. Por eso mismo, cada celebración esuna llamada que Jesús nos hace para que susalvación llegue a todos los hombres. Sercristiano es ser testigo y ser misionero, paraque la fe en Jesucristo se difunda y llegue a todos los hombres y pueblos.En este domingo en que celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, la Obra Pontificiade la Propagación de la Fe nos invita a fijarnos en los misioneros que, en el mundoentero, son testigos privilegiados y mensajeros de la fuerza del Evangelio; ellos son “Misionerosde la fe”, como reza el lema de este día del DOMUND.En este Año de la Fe convocado por el papa Benedicto XVI y que acaba de comenzar,estamos invitados a ser nosotros mismos “misioneros de la fe”. Así se lo pedimos al Señor,para nosotros y para toda la Iglesia.Dios ha enviado a su Hijo Jesucristo a dar su vida en rescate de todos sus hijos de adopción;por eso invocamos su misericordia con confianza:Tú, que no has venido a ser servido sino a servir. Señor, ten piedad.·MONICIÓN DE ENTRADAACTO PENITENCIALTú, que das la vida por todos. Cristo, ten piedad.Tú, que nos envías a ser “misioneros de la fe”. Señor, ten piedad.MONICIÓN A LAS LECTURASLa lectura del profeta Isaías de hoy nos presenta la figura misteriosa del “Siervo de Dios”que ha sido llamado para dar su vida por los demás. Solamente en Jesucristo podemos comprenderla profundidad de este misterio: Él es el que da su vida voluntariamente para que,con su propio sacrificio, todos los hijos de Dios alcancen la salvación y la vida. De estamanera, se convierte en el único Sumo Sacerdote que nos da entrada en la casa de Dios. Élha realizado su misión en pobreza y <strong>servicio</strong>; por eso, invita a sus discípulos a servir tambiény a no aspirar a inútiles grandezas humanas. La escucha de su palabra en este día delDOMUND nos debe hacer abandonar nuestras aspiraciones de superioridad y dominio segúnlos valores de este mundo, para ser servidores y misioneros de la fe en Cristo.14
LiturgiaSUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA·La lectura del profeta Isaías describe una figura llena de enigmas: la del “siervo” quevoluntariamente se ofrece a Dios para cumplir su plan de salvación y, por medio de su propiosufrimiento, manifestar a todos la gracia divina. El “siervo” se asocia a la culpa en quetodos han caído, pero, por su inocencia y su justicia ante Dios, la expía y la borra.·El alcance de este misterio sólo puede ser plenamente comprendido a la luz del NuevoTestamento. En el salmo pedimos: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, comolo esperamos de Ti”; es el grito que sale de la boca del hombre que gime bajo el pesode sus culpas y que sabe que únicamente Dios puede librarle de la situación de angustia enque vive por culpa de su pecado. Sin embargo, muchas veces nuestras mismas culpas nosimpiden descubrir la profundidad de la misericordia de Dios, e incluso algunos dejan deesperar en su gracia y perdón. Cristo se entrega “por todos” (Evangelio) y la universalidadde su salvación es fuente de vida y esperanza en cualquier situación, por desesperada queparezca a los ojos de los hombres.·Es más, Cristo es el gran sumo sacerdote “que ha atravesado el cielo” (2.ª lectura). Jesúsva a la pasión “voluntariamente aceptada” (Plegaria Eucarística II) para que el hombreconciba en su corazón la esperanza de que Él siempre se compadece de nosotros, porque“ha sido probado en todo, como nosotros”; así nos introduce ante “el trono de gracia” paraalcanzar siempre misericordia de parte de Dios.·El pasaje del Evangelio muestra claramente cuánto nos cuesta entrar en este misteriode la gracia misericordiosa y salvadora de Dios. Los discípulos no comprenden la misiónde Jesús y están demasiado preocupados por alcanzar grandeza y poder según los criteriosdel mundo. Jesús no se escandaliza ni se lo recrimina en modo alguno: les ofrece la cordialinvitación a “beber su cáliz” y a participar de “su bautismo”. Es la misma invitación quenos dirige a nosotros, sus discípulos de hoy en día, a que comprendamos que la grandezaestá en el <strong>servicio</strong> y que el poder es el del amor compasivo y misericordioso, porque ambosabaten las barreras que el mal uso del dinero o de cualquier clase de autoridad levantaentre los hombres, creando diferencias injustas.·Solo la fe puede captar este misterio, y la fuerza que nos da “mantenernos firmes” en ellatransforma nuestras vidas y nuestro mundo. Manteniéndose firme en la fe el cristiano participadel sacerdocio de Cristo, porque hace de su vida una entrega total, que es “sacerdotal”, alofrecerse a sí mismo a Dios y dar testimonio de Cristo con su vida, lo que también implicadar razón de su esperanza (cf. LG 10). Como dice el Papa en su Mensaje para esta Jornada:“La fe es un don que se nos da para ser compartido [...]. Es el don más importante que se nosha dado en nuestra existencia y que no podemos guardarnos para nosotros mismos” (n. 9).·La cambiante situación del mundo nos exige creatividad para proponer el Evangelio,como el Papa expresa en su Mensaje: “La cooperación <strong>misionera</strong> se debe ampliar hoy connuevas formas para incluir no solo la ayuda económica, sino también la participación directaen la evangelización [...]. La celebración del Año de la Fe y el Sínodo de los Obispossobre la Nueva Evangelización serán ocasiones propicias para un nuevo impulso de la cooperación<strong>misionera</strong>, sobre todo en esta segunda dimensión” (n. 6).15