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Finalmente, pudo más su orgullo de<br />
oficial del MININT y su ego herido por mi<br />
reticencia a hablar que la sensatez. Se decidió<br />
a poner por escrito mi declaración y a hacer<br />
un acta de retención de mis pasaportes, del<br />
acta de la Aduana y del dinero que llevaba,<br />
que era poco y él sabía que no había razón<br />
para ello, pero para los militares cubanos que<br />
viven en tanta pobreza cualquier dinero de<br />
bolsillo, que puede ser normal para un turista<br />
de este planeta, les parece una fortuna y les<br />
llama mucho la atención.<br />
Durante todo el tiempo que me tuvieron<br />
detenido en la Unidad 62 no me brindaron ni<br />
agua para beber, menos ningún tipo de<br />
alimento. Allí estuve alrededor de doce horas,<br />
continuamente bajo la fuerte presión de los<br />
instructores. Creo que tuve suerte de que me<br />
permitieran al menos ir un par de veces a un<br />
baño que quedaba cerca del salón donde me<br />
mandaban a esperar entre los interrogatorios.<br />
En ese tiempo tuve la oportunidad de<br />
observar el manejo habitual de esa unidad,<br />
que realmente es poco, ya que no es una<br />
unidad de policía común donde detienen a<br />
delincuentes. En dos ocasiones llegaron<br />
personas a ver a determinado oficial para<br />
tratar algún asunto. Uno de ellos, aunque<br />
venía vestido de civil, se identificó en la<br />
carpeta como Teniente Coronel del MININT,<br />
venía a interesarse por la situación de algún<br />
amigo o familiar.<br />
Algo me llamó mucho la atención, y fue la<br />
entrada y salida constante de muchachitas a la<br />
unidad. Esta instalación tiene también la<br />
función de albergue de policías que no son<br />
nativos de La Habana. En los últimos años,<br />
debido al desinterés de los habaneros en<br />
formar parte de la policía y en general de<br />
cualquier dependencia del MININT, por los<br />
bajos sueldos que les pagan, se ha dado el<br />
fenómeno de que un elevadísimo por ciento de<br />
los militares son traídos de las provincias<br />
orientales. Comúnmente son llamados por los<br />
habaneros como �����������������������<br />
sos<br />
por su bajo nivel cultural y su gran<br />
incapacidad. Son personas muy pobres que<br />
encuentran en la vida militar la posibilidad de<br />
trasladarse a la capital y tener dónde dormir y<br />
comer. Normalmente, estas personas no<br />
pueden emigrar desde sus lugares de origen<br />
hacia La Habana y, cuando son sorprendidos<br />
sin documentos que acrediten su estancia<br />
legal, son deportados a sus provincias, lo que<br />
constituye una violación de la Constitución de<br />
la República, que establece el libre tránsito en<br />
el territorio nacional.<br />
De estas chicas, que entraban y salían<br />
constantemente y que se dirigían al área de<br />
dormitorios de los albergados, había algunas<br />
que parecía que estaban en calidad de novias,<br />
pero la mayoría era evidente que se dedicaban<br />
a la prostitución, lo que comúnmente en Cuba<br />
�������������������������<br />
, y a las que lo<br />
��������������������������������<br />
. Todas<br />
eran guajiritas que vivían en las cercanías de<br />
la unidad, muchas de ellas también de origen<br />
oriental. No entraban por la puerta principal,<br />
sino por otra situada a un costado, y lo hacían<br />
de forma discreta, tratando de no llamar<br />
mucho la atención. Esta situación es muy<br />
curiosa, ya que la prostitución es perseguida<br />
por el gobierno, y es precisamente la policía la<br />
encargada de reprimir a las que la practican.<br />
Es de dominio público de todos los cubanos<br />
que el detectar prostitutas es una fuente de<br />
ingresos para los policías, ya que en muchos<br />
casos no llegan a pisar las estaciones<br />
policiales, sino que el asunto se resuelve con<br />
dinero u ofreciéndoles el servicio sexual a los<br />
uniformados.