You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
1<br />
E l o y Gutié r r e z M e n o y o<br />
T<br />
E<br />
S<br />
T<br />
A<br />
M<br />
E<br />
N<br />
T<br />
O<br />
EL AÑO 1959 REGISTRÓ un acontecimiento que parecía marcado por<br />
la poesía: la Revolución Cubana. De aquella Revolución, esparcidos<br />
por la Isla y por el mundo, quedan hoy restos dolorosos de un nau-‐<br />
fragio. En el 2003 regresé a Cuba. Enemigo en un tiempo del Estado<br />
cubano y percibido así oficialmente, intentaba una actividad pacífica<br />
que fecundara a favor de un espacio político. Durante años, desde el<br />
exilio en visitas puntuales a Cuba, habíamos dialogado con este go-‐<br />
bierno con vista a una apertura política. Con el país hecho añicos, sin<br />
el socorro de la desaparecida esfera comunista, no le quedaba a Cuba<br />
otra salida que no fuera el cambio.<br />
Así se lo manifesté a Fidel Castro en nuestros encuentros que conside-‐<br />
ré breves pero sustantivos. Sin embargo, desde mi llegada sorpresiva,<br />
no se me ha extendido el carnet de identidad ni se me ha otorgado el<br />
espacio político que se discutió en un tiempo. Es cierto que se ha<br />
tolerado mi presencia, pero ello ha ocurrido bajo el ojo orwelliano del<br />
Estado que se ha preocupado por observar de cerca a nuestra mi-‐<br />
litancia.<br />
En el tiempo que he pasado aquí, he visto también la destitución de<br />
sus cargos de algunos de los funcionarios oficiales que compartieron<br />
conmigo, y otros activistas de Cambio Cubano, no sólo la preocupación<br />
por los problemas que asolan a nuestro pueblo, sino también la urgen-‐<br />
cia de producir la necesaria apertura política. Esa apertura política<br />
traería consigo grandes transformaciones que se hacen impostergables<br />
y para las cuales no faltó, en los momentos de nuestras conversacio-‐<br />
nes, cierto estímulo alentador por parte del más alto liderazgo de este<br />
país.<br />
Hoy día, sin perder mi fe en el pueblo cubano, denuncio que aquella<br />
empresa, llena de generosidad y lirismo, que situaría de nuevo a Cuba<br />
a la vanguardia del pensamiento progresista, ha agotado su capacidad<br />
de concretarse en un proyecto viable.<br />
Comparto esta realidad con los mejores factores del pueblo cubano,<br />
estén en el gobierno, en sus depauperadas casas, o en el exilio, y asu-‐<br />
mo la responsabilidad de este tropiezo a la vez que me reafirmo en las<br />
ideas que en su inicio suscitaron la admiración de amplios sectores cu-‐<br />
banos e internacionales. Hago esta declaración en medio también de<br />
un diagnóstico médico en lo que va menguando mi salud personal.<br />
Asumo la responsabilidad de esta batalla y no me amedrenta el hecho<br />
de que algunos puedan calificarla de fracaso. La voluntad de perpe-‐<br />
tuarse en el poder de Fidel Castro ha podido en este caso más que la<br />
fe en la posible renovación de los mejores proyectos cubanos desde<br />
fecha inmemorial.<br />
¿Cuál es la Cuba a la que me enfrento hoy en medio de mi enferme-‐<br />
dad? Es una Cuba desolada en la que el carácter ético del proceso de<br />
1959 se ha hecho inexistente. El ciudadano ha ido perdiendo conscien-‐<br />
cia de sí mismo: se resiste, aunque a veces no lo exprese, y la juven-‐<br />
tud se sustrae y convierte el deseo de escapar en una obsesión desme-‐<br />
surada. Grandes sectores de la gente de a pie ya sabe de memoria que<br />
a