Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
A partir de aquel momento la<br />
política comienza a divorciar poder y<br />
resultados extrapolíticos, que son<br />
todos aquellos que sin ser políticos<br />
en sí mismos, dependen de ella para<br />
ser alcanzados como fenómenos<br />
públicos de alcance social. Divorciar<br />
poder y resultados para expresar el<br />
éxito político trae algo más grave:<br />
desentender el poder, y por lo tanto<br />
el éxito político, de las intenciones,<br />
de los valores, éticos en primer<br />
lugar, que fundamentan los<br />
propósitos de cualquier proceso<br />
político, y de las consecuencias a<br />
largo plazo de todo este<br />
desentendimiento.<br />
Fidel Castro sostuvo el poder<br />
exactamente porque logró un cambio<br />
de percepción total en la medida de<br />
lo que es el éxito político asociado a<br />
propósitos, valores y resultados. Solo<br />
por las consecuencias visibles de lo<br />
que constituye la destrucción<br />
múltiple y masiva de todo un<br />
proyecto de nación �no solo está<br />
destruido el post-‐1959, también lo<br />
está su antes�, se empieza recién a<br />
ponderar qué cosa es en verdad el<br />
castrismo como fenómeno histórico<br />
y, a lo que siempre agregaría,<br />
ponderar como fenómeno cultural.<br />
El análisis del castrismo por sus<br />
consecuencias debería llevarnos a<br />
una revalorización más fundamental<br />
sobre poder, éxito, fracaso y<br />
política. La muerte de Menoyo<br />
permite retomar esta senda para el<br />
caso cubano. Él triunfa justamente<br />
en el espacio clave: en el de poner<br />
en tensión al castrismo con los<br />
propósitos primeros de la Revolución<br />
desde orígenes compartidos �<br />
probablemente la poca distinción<br />
práctica y teórica entre ambos<br />
fenómenos, castrismo y Revolución<br />
cubana, no ha ayudado a muchos<br />
revolucionarios auténticos�; en el de<br />
desmoralizar la guerra �desde su<br />
conversión al diálogo� como<br />
instrumento para construir futuros;<br />
en el de perdonar a sus verdugos<br />
después de perder la vista de un ojo,<br />
y en el de alumbrar dos valores de<br />
obligado acatamiento para hombres y<br />
mujeres pretendidamente públicos:<br />
el de la decencia y el del respeto<br />
humano a la diferencia.<br />
Estos son los éxitos mayores de<br />
Menoyo, que deberían apreciarse en<br />
política porque construyen o se<br />
colocan en el terreno más preciado<br />
para cualquier visionario: el de los<br />
legados. Es precisamente lo que el<br />
castrismo no logrará desde su pírrico<br />
triunfo histórico en términos de ese<br />
poder absoluto al que se aspira y<br />
sobre el que se montó para construir<br />
la nada.<br />
Frente a estos éxitos,<br />
languidece el que fue quizá su mayor<br />
defecto público: el de Comandante<br />
en acto hasta después de la muerte.<br />
Menoyo:<br />
la<br />
prevalencia<br />
de los<br />
valores