12.07.2015 Views

boletín de estética - Núcleo Onetti

boletín de estética - Núcleo Onetti

boletín de estética - Núcleo Onetti

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

BOLETÌN DE ESTÈTICA 10 – JUNIO 2009 – ISSN 1668-7132ANTELO - ROGER CAILLOIS: MAGIA, METÁFORA, MIMETISMOCaillois <strong>de</strong>sagradaba pues tanto a los pru<strong>de</strong>ntes hegelianos como a losmás fervorosos nietzscheanos y, en el caso Bataille-Caillois, es la guerra,en los hechos, un punto <strong>de</strong> explícita divergencia entre ambos. Lateoría <strong>de</strong>l gasto <strong>de</strong> La parte maldita no sostiene lo mismo que Belloneou la pente <strong>de</strong> la guerre 15 , ni siquiera sintoniza con un esbozo <strong>de</strong> eselibro, el ensayo “El culto <strong>de</strong> la guerra”, incluido por Caillois en Fisiología<strong>de</strong>l Leviatán. A juicio <strong>de</strong> Bataille, la posición <strong>de</strong> Caillois, másque insatisfactoria, era poco radical, ya que no subrayaba el hechofundamental <strong>de</strong> la conflagración mo<strong>de</strong>rna, la diseminación biopolítica.Caillois había publicado en Sur, al comienzo <strong>de</strong> 1940, una “Teoría<strong>de</strong> la fiesta”, don<strong>de</strong> insinuaba que la guerra sería el <strong>de</strong>rivativo contemporáneoante la pérdida <strong>de</strong> ceremonial; pero la guerra –le retrucaBataille más tar<strong>de</strong>, en una carta <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1945– hace mucho queperdió el carácter soberano que tenía en común con la fiesta. Es tansólo, tal como la empresa industrial, una operación subordinada.La guerra <strong>de</strong> Caillois es, para retomar el título <strong>de</strong> Cozarinsky, la guerred´un homme seul. A través <strong>de</strong> sus “Debates sobre temas sociológicos”,en la casa <strong>de</strong> Victoria, está <strong>de</strong>cidido a capitalizar para sí la experiencia<strong>de</strong> las reuniones anteriores, en la rue Gay-Lussac,conformando aquí un Colegio ultramarino <strong>de</strong> sociología y, a través<strong>de</strong> él, practicar una peculiar sociología sagrada, que abdicaría <strong>de</strong>l factualismoempirista, para aten<strong>de</strong>r a la disposición <strong>de</strong> las representacionessociales. Se trataba, a su modo <strong>de</strong> ver, <strong>de</strong> serle fiel, por un lado,al ¿Que hacer? <strong>de</strong> Bataille y a los intelectuales <strong>de</strong> Contre-attaque, que<strong>de</strong>strucción radical <strong>de</strong> la cultura burguesa.” Cf. Ayala, Francisco, “El curso <strong>de</strong> RogerCaillois” Sur, nº 73, octubre <strong>de</strong> 1940, pp. 87-8. Esa discrepancia entre Ortega y Cailloisqueda clara si pensamos la distancia que separa I<strong>de</strong>as sobre la novela <strong>de</strong> Ortega yla Sociología <strong>de</strong> la novela <strong>de</strong> Caillois.15Cf. Caillois, La cuesta <strong>de</strong> la guerra, trad. <strong>de</strong> Rufina Bórquez, México, Fondo <strong>de</strong> CulturaEconómica, 1963; Caillois, Poncio Pilatos: el dilema <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, trad. <strong>de</strong> Miguel <strong>de</strong>Hernán, Buenos Aires, Sudamericana, 1962.se <strong>de</strong>finían radicalmente contrarios a la agresión fascista y hostiles,sin reservas, a la dominación burguesa, aunque, por otro lado, Cailloisno ocultara su incredulidad ante el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l comunismo en <strong>de</strong>tenerel avance nazi 16 .16Caillois le achaca al marxismo, entre otras cosas, el <strong>de</strong>sdén por la física y el psicoanálisis–las sintaxis <strong>de</strong>l arbitrio– y afirma entonces que “en esta forma el marxismollegó a fijarse en una lejana teología que sólo tuvo un tipo muy especial <strong>de</strong> relacióncon la investigación científica: servir para con<strong>de</strong>nar los resultados cuando los espíritusperversos creían –por otra parte, con igual arbitrariedad– po<strong>de</strong>r utilizarlos contraél. El materialismo histórico llegó, pues, a ser un verda<strong>de</strong>ro dogma, y el partido comunista,como toda Iglesia con respecto a todo dogma, cesó <strong>de</strong> recomendar a susmiembros que lo estudiaran: or<strong>de</strong>nó tan sólo que hicieran profesión <strong>de</strong>l mismo y quelo <strong>de</strong>fendieran <strong>de</strong> las críticas ‘contrarevolucionarias’. Así, en la conciencia <strong>de</strong> los militantes,se convirtió en una teoría que los doctos dominan, si bien ellos mismos a losumo conocen por la lectura <strong>de</strong> un fascículo, pero que la vida verifica todos los díasante sus ojos cada vez que un privilegiado <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> los intereses materiales <strong>de</strong> su claseo los suyos propios, hecho con el que no es absolutamente imposible tropezar. Entales condiciones, la fe en el marxismo continúa viva y eficaz, y esta doctrina encuentraverda<strong>de</strong>ros mártires, pues la más estable experiencia <strong>de</strong> sus a<strong>de</strong>ptos no les muestra,sin duda, sino el bien conocido egoísmo humano, individual o colectivo, pero,por contagio, los asegura <strong>de</strong> la verdad absoluta y permanente <strong>de</strong> una interpretación<strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo XIX, sobrepasada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho tiempo por lainvestigación positiva. De esta suerte, la adhesión es a tal punto viviente y profundaque enceguece a los fieles hasta en el mismo dominio en el cual han emprendido suacción. Porque esta doctrina pretendía engendrar, aconsejar, dirigir una política.Anunciaba la fatalidad <strong>de</strong> una revolución <strong>de</strong> masas efectuada por el proletariado organizado,que instauraría el socialismo universal. Gran<strong>de</strong>s movimientos se formaronen torno a tales esperanzas y se estrecharon sobre tales predicciones. Y nada sucedióque no las <strong>de</strong>smintiera expresamente: en los países industriales acaecieron revolucionesnacionalistas que no estaban en modo alguno <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las profecías y que llevarona los comunistas a los campos <strong>de</strong> concentración; por el contrario, el solo triunfo<strong>de</strong>l proletariado fue el golpe <strong>de</strong> mano completamente herético <strong>de</strong> un puñado <strong>de</strong>hombres en un imperio agrícola y feudal, a favor <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sastre militar. Tanto befabaesta victoria los principios <strong>de</strong>l marxismo como las <strong>de</strong>rrotas registradas sucesivamenteen otras partes por los diferentes partidos obreros. Pero la revolución no instituyómenos por ello al materialismo dialéctico como filosofía oficial <strong>de</strong> la ‘patria <strong>de</strong> lostrabajadores’, allí don<strong>de</strong> el socialismo había triunfado tan inconsi<strong>de</strong>radamente. Demodo que los trabajadores se hallan tanto más prontos a ver un enemigo en aquel1415

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!