metiendo contra el Obispo y contra Aristóteles, dijo que aquél fiósofo"'fa gentil y deberia estar achicharrándose en los infiernos y que no eradable usar de su doctrina, sino en cuanto se amoldase con el espiritu dela religiÓn cristiana". Las Casas fue autorizado, a raíz de esta discusión,a emprender un plan de colonización pacífico y persuasivo en la costa deParia, que fracasó por utópico.Pero las huellas medioevales y modernas no sólo las habremos de encontraren la ideología y en la actuación del hombre español del siglo XVI,frente a los títulos valederos, en torno al indio y sobre la tierra, sino tambiénla podemos hallar en las grandes transformaciones que se introducenen el Nuevo Mundo. Creo que lo más esencial de ellas es la fundación deciudades, actividad ésta en que el conquistador se convierte de soldadopn pohlador y la acción, antes guerrera, pasa a ser acto funcionaL. "Seexploraba y se peleaba sólo para poblar. Nos ha de decir Carlos Pereyra:"<strong>El</strong> que no hacía esto era un fracasado". Y Claudio Sánchez Albornozanota el trasplante al Nuevo Mundo de la experiencia de fundar ciudadtspor un pueblo saturado de mooioflvalismo. Pero, según mi leal sabei- \t:ntender la ciudad indiana está también saturada del espíritu moderi"Fundamentaré esla aseveración. La ciudad en América no iiaCt) comolas de la temprana o alta Edad Media, en torno de un monasterio o unacatedral o en el tra yei:to de una ruta comercial, sino por una decisión delconquistador, por una necesidad principalmente política.Pero para fundar se necesitarán una serie de requisitos minuciosameiilelegislados por la Corona. En ellos podemos adivinar muy claramentela concepción urhanista del dámero, o sea la ciudad trazada a línea y com.pás, sistema que reviven con toda lozanía los Reyes Católicos. Y digolPv ivt'n porque podemos encontrar su remoto origen en el campemeiito romano.Fn el eenlro del castrlUn estaba la plaza del t~jérciio donde residíanlas oficinas de la legión. Allí se encontraban dos calles; la vía decu-IIHina que se iniciaba en el norte con la puerta pretoria y terminaba en elsur con la puerta tlecumena; de este a oeste corría la vía principaLis, quetamhién se iniciaba y terminaba en las puertas principales derecha e izquierda.En estas cuatro secciones se instalaban las tiendas de campañaformándose entre ellas calles transversales.Esta concepción iirbanista de España para las Indias se legisla por primeravez en las instrucciones que se dan a Pedrarias para la conquista deCasiilla del Oro en el año de 151:3. Luego se amplían en las ordenanzasde Felipe Il de 1573.<strong>El</strong> acto prdiminar era la elección del sitio de la ciudad que hahía delIeiiar una serie de requisitos preñadas de modernidad. :-e contemplaba,en primer término al hombre, luego a los animales y por último, la calidad. LOT<strong>El</strong>UAPAGINA 7'1
de la tierra. Vayamos directamente al documento: "<strong>El</strong>ijase la provincia,comarca o tierra que se ha de poblar, teniendo en cillsirleración que seansaludables, lo cual se conoci~rá en la eopia que huhine de hombres viejosy mozos do buena complexión disposición y color y sin enfermedades; yt:U la copia de animales sanos y de competente tamaño, y de sanos frutos ymantenimientos, que no se críen cosas ponzoñosas y nocivas, de buena yfeliz constelación, el cielo claro y benigno, el aire puro y suave, sin im.pedimento ni alteraciones, y de buen temple sin exceso de calor o frío, yhabiendo de declinar mejor que sea frío".Como si esto fuera lloco, se ariaden niÚs requisitos: "Y que .,eaii r,'Ttilesy abundantes de todos frutos y mantenimientos v de hUl:nas tierra;;pina sembrados y cojerlos, y de pastos para criar gan¡idos, de montes yarboledas para leña y materiales de casas y edificios, de muchas y buenasaguas para beber y regadío".Pero la ciudad había de tener, principalmente, una función civilizadora.De ella habría de irradiar la cultura civil y religiosa representada por eltemplo y las nuevas organizacíones juridicas y sociales a las cuales habíade amoldarse el indio. De alli que tambií:n era exigible que las regionesdonde se hahía de levantar la fundación hispana "sean pobladas de indiosy naturales a quien se pueda predicar el evangelio, pues este es el prineipalfin para que mandamos hacer los nup,vos descubrimientos y poblaeionelS".Escogido el sitio de la eiudad se procedía con el eonsejo de los oficialesreales y de los religiosos que acompañaban a la expedición a las diversaseeremonias que daban nacimiento a la ciudad.La eiudad era dividida como un tablero de ajf~drez, levantándose unplano en cuyo r~entro había de estar la plaza mayor. En torno a ella seinstalahan los edificios representativos de los tres grandes aetores de la vidaespañola de la Edad de Oro. . ., Dios, el pueblo y el Rey, representadosen la Iglesia, la casa del Cabildo y la Residencia del Gobernador.I,a fundacIÔn tenía una serie de ceremonias representativas y solemnes:la colocaciÓn de la picota símbolo de la justicia, la ínstalación de una eruzen el solar reservarlo para la iglesia, la celebraeión de una misa y la consagracióna un santo patrono y algunos ritos simbÓlicos, y espectaculares,pero también inútiles y simples, tales como el cortar la hierba y las ramasde los árboles o los eÎntarasos en el aire, para desafiar a cualquier poseedoro enemigo invisible. Todos estos actos tendían a hacer memorahleel heeho de la fundación y a que fuese recordado y respetado por todos,revistiéndole del prestigio de la representación real y religiosa.Para el cstudio de la fundaeión de ciudades en Panamá no contamoseon los documentos sustanciales que tan apasionante materia requiere. Noshacen falta las actas de funclaeiÓn de AcIa, de Panamá, de Nombre dePAGINA 80LOTEIA
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