tierras americanas, ya que había i;ido vecino de La Espailola, exploradoil,:I)l Juan de la Cosa y Amédeo V I~SpUeiO, compañero de Alonso (le Oj eda,prisionero de Vasco NÚñez de Balboa y ew~niigo cl1perdenido de ci;tc aSil icgrei;o a la metrÓpoli.Desgracíadamente no nos han Ilegailo d'lluiienL"" "ohre los puntos de,ista ddBachill"r con relación ul ilHlio panameÎío, tal como lo expui;o enla cékbre Junta de Valladolid. Lo que sí quedÓ fue un meniorial exten-"') iiobn~ los tituloii pontificales en los que estahlm;ía una analogía entre la':lHiquista española y la conquista judía de la tierra de Promi,;ón quehahía concedido Jehová a Abraham, la cual se encontraba habitada porgeliLilei; y a los (:uales tuvo ,1Ull hacer Jossu¡~ un requerimiento para queadora"en u Jehová como Dios verdadero y ante la negativa de ésto:; infie"le:;, vino la guerra. En el caso al1ericano-"nos ha (k decir el Bachiler..el Papa esLuba en lugar de Dios como su legíLimo n'pre5entanle y ei;tastierras se las había dado a los Reyes Católicos que se las podía quitar a¡ns indi05 "e tomársela por la fuerza e matarlos tJ prenderlos sobre ello,(~ dar por esclavos a los que sobre ello fueren presos, e como había fechoj ossué a los de la tierra de promisión".Pero como a J ossué, había que darle a conocer a los indios la misiónencomendada a los Reyes Católico8 por el Pontífce de Roma. Se le en.curgó e8te trabajo a los más célebres juristas de la época: a Juan Torre:,de Palacios Rubio, a quien cupo la responsabilidad de redactar el documentolargo y farragoso que en la historia habria de llamarse el Reqiierimientoy cuyo contenido era el siguiente: Una explicación de la creacióndel mundo, de la primera pareja que habitó el paraíso terrenal, de la caídade Adán y Eva, el diluvio universal, la historia del puehlo judío, el nacimientode Cri8to, su crucifixión y muerte, el poder delegado por Cristo aSan Pedro para la fundación rle la Iglesia, la delegación de San Pedro alPapa de Roma y el otorgamiento de estas tierras por el Sumo PontífceHomano ~ los Reyes de España para 8U conquista y-cristianización.Esta notificación había que hacérsela a los indios antes de usar laf.erza, invitándoles a aceptar pai;íficamente el dominio del Rey de Españay la predicación de la fé católica. Si el indio oponía resistencia entoncespasaba a ser lícita la guerra. Este documento redactado expresamente parala expedición de Pedrariaø al Darién venia a ser la consagración de lafiosofía medioeval sobre el podr terrenal del Pontífice Romano.Sobre este documento dice el historiador nortamericano Charles Anderson:"<strong>El</strong> 'Requerimiento' era el docliento político j uridico más abominableque jamás hubiera producido el intelecto humano. Sólo el cristianismopracticado en la forma en que 10 era en España hacia el año 1<strong>50</strong>0era capaz de elaborar un documento semejante. Ninguna otra de las na-. LüTERIA PAGINA 73
dones europeas, catÓlicas o protestantei;, que VIIleron a Amí~rica y exploraronel Nuevo Mundo, hizo jamás exigencias tan absurdas a los indios".Pero lo que ignora este ingenuo y sectario historiador norteamericanoes que la notificación de Palacios Rubio significaba un gran adelanto humanitarioen lOS US05 de la conqui5ta incÎiana. Pero hay algo más, es imperdonableque al criticar esti~ documento del siglo XV 1 se ò!vi:ëie que entradoel siglo XVIII, o sea aproximadamente doscientos años después dercilaetado el Requerimiento, el Reverendo Samuel Hopkins exponía en J703en las colonias inglesas, la teoría de que Dios queria que los indios fuesenl'xterminados y aprobaba 1m; i:iieerias de indio5 que se haeian con jauríasde perros.Es natural que el extenso documento lIcno de cxplieaeiones tec)\(igieas,di£íeile5 de ser tradueidas y eomprenclida5 por los ¡mlios, llegara a CUIlplirsu cometido. Casi enseguida la i:ortesana armada dc l'edrarÏas Dávilapudo constatar el absurdo de tal procedimiento. <strong>El</strong> mismo BachilerMartí.n Fernández de EncI<strong>50</strong> n05 ha de dar cuenta de cuando por primeravez hace u;;o de úl al leedo el documento a los indÍos del Cenú en las vecindadesdel Darién. Veamos que alegan los indios puestos frente al do-('umento: "que en lo que deeía que no había sino un Dios; y que estegobernaba el eÎelo y la tierra y que era Señor de tod'l, que les parecÎa bieny que así. dehí.a ser; pero que en lo que decía (¡ue el Papa era Señor detodo el Universo en lugar de lJios, y que él había fecho merced de aquellatierra al Rey de Castilla, dixeron que el Papa dehia estar borrachocuando lo hi7.o, pues daba lo que no era suyo, y que el Rey que pedíay tomaba tal merced debía ser algÚnloco, pues pedía lo que era de otros,y que fuese allá a tomarla, que ellos le ponían la caheza en un palo, comotenían otras quc me mostraron de enemigos suyos puestas encima deseiid05 palos cabo el lugar".Gonzalo Fel'ández de OYÎedo v Vald(~s, que corno es bien sahido veníaen la expedición de Pedrarias al Dariéii, nos ha de contar una anécdotasenifij ante en torno al uso inÚtíl del Requerimiento. Despu~s de unencuentro con los indios dice que fue donde PeclrarÌas y le dijo: "Señor:parí'ceme que e5t05 indios no i¡uierim escuchar la teología deste Heauerimiento,ni vos tenéis quien se la di, entender: mande Vuestra Merced guar-~lflllc, ha;;ta que tengamo5 algÚn indio destos en una jaula, para que despacio10 aprenda e el Señor Ohi5pO se lo dé ~i entemler. E dile el Hequerimíento,y él lo tomo con mucha risa del e de todos los que me oyeron".Luego, añade: "Yo pregunté después del año de mile quinientos e díez yseys, al doctor Palados Rubio porqueél había ordenado aquel 'Requerimíento,si quedaba satisfecha la conciencia de los cristianos con' aquel Reque.rimiento; e diXüme que sí, si se hiciese como el requerimiento lo dice.PAGINA 74 LOrERI .
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