¡icos ) l'I1 la empresa de Am(~rica, precisamente en el momento en (iue dIiOllblT espailOl tiene que cabalgar entre dos épocas, cuando veremos unai:òuyor producción dc esos fnitos tardios y pn~coces.Bajo la divisa de "tiiiito monta, monta tanto Isabel como Fernando--.. an a pasar a estas tierras de América y, p~)l consiguiente, de PanamÚbs huellas medioevales y modernas que traen consigo los bajeles españoles.España fue cuna de democracia y en ella tuvieron origen las institu,l iones representativas, ya que un siglo antes que se reuniera el parlamentode l.eiwster, se obteníala reprei;ntación popular eii las Cortes de Bur-¡~o;; de 1 I 01). Tenemos pues, la presencia de notas ilel Estado moder-110 CII el Estado medioevaL amamantado por la influencia de las antiguaslibertades ..isigodas. Frente a t"ste fenómeno, contemplamos a España co.1110 idCilulra del ITolianluismo 1 radicional .. LIIOdl'lo "dedo de la monarquíaautóerata. Igual traYl-CIoria aiitagónica helllOs de ver cn los dos grandel'reinos españoles dd siglo \ Iv: el de Castilla y Aragón. Mientras aquéliiaiitiene por más dc "ide siglos una guerra 1ft reconquist¡i contra los musulmanesque tiene d entusiasmo de una cruzada, en la que se favorece ala vida ciudadana colwedil-llIlo privilegios y fueros, permitiendo ciudadal\o~armados mientra~ lo~ seriores kudales .. '.omes ricos" delTeccli en iniportaii-"Îa_ en el ..~ino de A ragÚn verl:mos cada vez más fuerte la influencia iJ.(-sto~. Como lo prueba la fÓrmula de juramento que tenia que promii(:i,u"n el momento de i,u coronaciÓii, (1 rey arrodillado ante el justicia may.lIque IwrmaliecÍa sentado V que dccia; "Nos, que cada uno somos tanto co.1.110 ~os y (lue juntos podemos más que vos, os juramos obediencia y fidelidud~i respetáis nUt~i,tros fueros; si no, no".(:on la unión de las dos Coronas de Aragón y Castila, no sólo selogró definitivarnl:nte la unificación de la Península, sino también la fuerole inyección de modernidad que se complementa admirablemente en la~dos figuras reales. 1':sLo no ~'S original mio, utilizo aquí la gran autori(hiddel hispanista alemán Ludwig Pfandl cuancIo advierte; "Fernamlo e babdson dos prototipos del Renacimimito, cada cual a 8U maiwra. <strong>El</strong>, l'1lel sentido de maquiavelismo; ella en el de humanismo. Mantenl'r, sin mi.ramiento alguno, la voluntad de soberaiio respeto a los súbditos, como fin;iliplomacia astuta y exenta de todo impeimento interior, como medio, talcorno había sido ejercida por los príncipes y repúblicas de la Galia Gisal.pina, primero y después ponderada ingeniosamente por Maquiavelo, como('osa general. Tales son lol' rasgos del Renacimiento caracLerístico de Fernando.<strong>El</strong> concepto de Estado que radica en la idea de mejorar al mun.do y a los hombres, que no lucha tanto contra antiguiis malas costumbrescomo los que se esfuerzan por dar al orden político forma~ adecuadas, alfin que deja a un lado al feudalismo y establece la moderna jerarquia ad.LOTER1A PAGINA 6~
ininistrativa, tal es la dotación humanista del Renacimiento a Isabel",Pero j unlo a los eleriientos humanistas de un lado, v maquiavelistas delotro, los que indudabkmente son auténti(:os signos de modernidad, no sepmkn iwgar las líneas de fuerza lradicionales que esián igualmente prebcntesen la tónica político adminislrativa de los gobeniantcs. ¿, Quipn, enefedo, podría dudar de la adhesiÓn (Ir, las dm; coronas a las grandes VNdadcsy bellezas de la Edad Media '? ¿. Åcaso, en ese entoIlces como anles,no vemos actuar la idea de la fama con la misma intensidarl?y en lo que respecla a la religiosidad española, en la Epoca Modernacoilo en la M(,dioeval, IIO vamos a CIH,ontrar la misma escala de valores quevió admirablemente Menénrlez y Pidal en esa joya de la poesía ca"tellanaque son las "Coplas a la muerle do su padre" de Jorge lVlanriquc, en la(iue se encuentran tres muiulos claramente definidos; el mundo de la vidatemporal que es perecedera, "la vida de la fama, más larga y gloriosa quela corporal y la vida eterna, coronació" de las otras dos. Pues esas dosvidas, postel'iol'es a la muerte la" sienle iodo español".F"ta preocupación por no romper con las ligaduras medioevalcs noquedÓ circunscrita a la vida inlerior dd hombre españoL. Se puso de mauíri(~slo y mucho en la fonnaciÓn del espiritu imperial de Espaiia v fuepal¡;u!ile en su preparacir)! para llevar con t,xito la expansiÓn en el Nuevo:\undo.Paso enseguida a fundanu,nlar (jsta aseveraciÓn. Quiero recordar (iuelas causas que determinaron el ih,scubrimiento de América fueron de ordencientífico, político, econÚniico y religioso. Esta última carar:erizada, principalmente,por el sentido proselitista que la tipificÓ. Es eIerlo, sin emhargo,que el primer viaje, sin frailes y sir¡ proprisito de conversi,m, tienela apari(jiicia de (jmprr:sa COllWìcial. Pero enseguida hay que formalizar eldescuhriiniento, darle un título legal valedero y entonces es cuando Españasolicila en l1DR una donaciÓn de estas iierras al Papa, en ese entoncesAlejandro VI, pertenecienle a la (:asa espaúola de los Borjas (o comoSl' ilalianiza el apellido Borgias), y éste viene a ser el título de propiedadde España sobre las islas y tierra firme del mar océano, como en escentonces se les viene a llamar a estas ti!~rras.Pues bien, la donación papal no era una innovaciÓn improvisada nimucho menos. <strong>El</strong> historiador belga Ernest Nys, 1m un estudio ya clásicoque puiblcó en 1896, llegÓ a probar hasta la saciedad que éstil fue uiiaantigua práetica medioeval y que las donaciones que los papas hicieron aPortugal y a España con anterioridad fueron aceptarl¡,i" por todos comotítulo valedero, ya que para el concenso del hombre medioeval el Papa eraci supremo dispensador de las tierras y señorios del mundo y su juris.diceiÓn se exkndía sobre fieles e infieles. En dos palabras, era el Do-PAGINA 70 LOTERIA .
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