12.07.2015 Views

Enero Nº 50 - Biblioteca Virtual El Dorado

Enero Nº 50 - Biblioteca Virtual El Dorado

Enero Nº 50 - Biblioteca Virtual El Dorado

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

VIAJES AL ISTMO DEL DARIENdes árboles qw~ la corriente arrastraba y que chocaban contra el inío contanta violencia, que lo haeían tambalear.dio,Tenía entonces las rodillas i~n el agua, a pi~sar ik que, como he diliabia cuatro pies desdc la raíz del árbol hasta la parte más baja (le la ca,\idad, y d agua corría con la misma rapide:z que la del río. La oscuridady los relámpagos hacían la inundación tan terrible, que olvid(~ d hambre,) sÓlo JICllsé en rogar a Dios que nw salvara la vida. Orando y meditandosobre la triste situación a que me veía re(lucido, vi aparecer la estrella de lamañana, que levantó m i ánimo abatido, y que fue seguida del ainane(:er t'llmenos de media hora, Pronto cesaron !tl lluvia y los relámpagos, y eL.cigua se escurriÓ tan. ligero, que ya no la había iil (lié de mi árhol cuando1 sol s(~ kvantÓ.nesd¡.~ luego salí de mi fría cavernil; pero estaba tan entumecido, v el,ern'no se había puesto tan resbaladizo, que apenas podía i~star de i,ie. Sin':mbargo, nH: arrastré lo mejor que fue posible hasta d lugar donde hahiapiosprendido fuego, y no encontrÓ allí a nadie. Llamé (~nseguida a mis:ompañeros en alta voz, y sÓlo oi la respuesta del eco, lo que m(' llenÓ deun terror taii grande, qUt~ caí en i ierra COIlIO muerto, agobiado (It tedio y deIHllnbn', pues lwcía va siete días que comíanios Únicamente frutas de pillnw.ra,Me qu(~dé algún tiempo sobre la tierra hÚmeda, sin esperanza de vol-'el' a ver a mis aiii~o~, ni de disfrutar de ningÚn consuelo, cuando oí, al fin,una vo:z cerca de mí, ,¡ue me volviÓ la vida, i;obre todo 11H~go qiie vi a MI'.!lingson. Los otros:. (lue se habían salvado sobre pequeños árboles, se nosjuntaron despu¡,,;. l\os ahra:zamos, con los ojos lleno', de lágrimas, y ledimos gnicins a Dios, que nos había preservado de tan gran peligt.o.Buscamos en seguida nuestras brdsas, que habíamos amarrado a un¡¡rbol, pero las hallamos atascadas, y las guacluris llenas de aguil, lo quenos sorprendi'" niucho, porque en~iamos que no ndiiití'in ni aún d aire, yque enm comi; ;;nini:es vf'¡igas inHadris. Era riiuv' probable que tuviesenhendi(luras, \ L11 \TZ r:osotl(Smi~nlOS las Iiabíamos hecho por des(",iido,:uando la~ j U'ilaniii": ,11 menos los !ll.t'nsilios qur: (Ji ellos se fabrican :~iJal-,!an muy hi'~n d agua,Este' fue, pues. 011'11 nLWVO motivo de disgusto " un obsiáeid" m,is anuestra salida: iwro la Provie!.ncia lo dispuso todo para nuestro bien, puessi hubiéramos hajado ('se, río. que se une al Chr:po, y corre en~e:;ui(ta hac;alabahia (le Panarii,i \ el Ilar del Sur, nos Iwhria conducido en medio de(os españoles, niiesll",o ('iicmigos, de quienes no podíanios esperar cuartel.Por otra parte, la aproximidad (k las niontañ-ls ~ su rápida pendiente.son la causa de que J os ríos crezcan así de un golpe después de esasPAGINA 30

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!