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Provincia di RiminiAssessorato alla CulturaAssessorato al TurismoItinerarios <strong>malat</strong>estianosen Rímini y su provinciaRiviera di Rimini Travel Notes


Casco antiguo de RíminiPuente de TiberioFortaleza <strong>malat</strong>estianaIglesia de Sant’AgostinoPalacio del PodestàPalacio dell’ArengoMuseo della CittàTemplo MalatestianoArco de AugustoMurallas medievalesMurallas de San GiulianoIglesia de San FortunatoTeatro GalliPescadería viejaPalacio GambalungaAnfiteatro romano


Provincia di RiminiAssessorato alla CulturaAssessorato al TurismoAgenzia marketing turistico Riviera di RiminiPier Giorgio PasiniItinerarios <strong>malat</strong>estianosen Rímini y su provinciaen colaboración con


Coordinación:Valerio LessiProyecto gráfico:Relè - Leonardo SonnoliFotografías pertenecientesal archivo fotográficode la Diputación Provincial de RíminiSe agradece la amable colaboración de los fotógrafos:L. Bottaro, P. Cuccurese, P. Delucca,S. Di Bartolo, L. Fabbrini, R. Gallini,L. Liuzzi, G. Mazzanti, T. Mosconi,Paritani, V. Raggi, E. Salvatori,R. Sanchini, F. Taccola, R. UrbinatiTraducción:Maria Pilar Roca-Alsina,Link-Up, RíminiActualización a cargo de:Marino Campana, Caterina PolcariPaginaciones y sistemas de la prensa:Litoincisa87, RiminiLicia RomaniPrimera edición 2003Reimpresión 2008


ÍndiceIntroducción >Itinerario 1 >4 Los MalatestiLos orígenes de los Malatesti, entre el campo y la ciudadDamas y caballeros14 Rímini, una capital para el estadoItinerario 2 >21 Castel Sismondo, una ciudad para la corteItinerario 3 >Itinerario 4 >24 El Templo Malatestiano, para admiraciónde los contemporáneos y gloria de la posteridad31 Arte en el declino de una gran señoríaProfundización >36 En el territorio de los MalatestiBibliografía >40 Para saber máswww >Antes de salir de viaje visítenos enwww.riviera.rimini.it


Introducción > Los MalatestiArriba, a la izquierda, escudo<strong>malat</strong>estiano del s. XIV delMuseo della Città de Rímini.Arriba, a la derecha, y abajoa la izquierda, jarras del s. XIVcon escudo <strong>malat</strong>estiano,siempre del Museo dellaCittà, Rímini. Abajo, a laderecha, Silvio, hijo de Eneas,uno de los presuntosantepasados de los Malatesti,en un fresco del s. XIV en lafortaleza <strong>malat</strong>estiana deMontefiore.4No hace falta ser un viajero especialmente atento para dar contestimonios <strong>malat</strong>estianos en Lombardía y en Véneto, en Emilia y enMarche y, naturalmente y sobre todo, en Romaña. Quien vaya pormuseos encontrará, incluso más lejos, obras de arte debidas al mecenazgode los Malatesta, y no sólo en Italia, sino aquí y allá, en el viejoy en el nuevo continente. El hecho es que, hasta finales del Medievola señoría <strong>malat</strong>estiana fue, junto a la de los Visconti y la de Verona,una de las principales de la península, con nexos y parentelas en lasprincipales cortes italianas y extranjeras, y con unas ambiciones demecenazgo que la hicieron rivalizar con las de los Este y los Gonzaga,de los Médicis y los Montefeltro. Una señoría surgida en el interiordel dominio pontificio y, por lo tanto, casi siempre en neto contrastecon los intereses políticos y económicos del papado y que duró casitres siglos: extinguida en la segunda mitad del siglo XV debido a lafirme oposición, precisamente, del papado interesado en poner ordeny restablecer la tranquilidad dentro de sus dominios.Es probable que Malatesta haya sido en origen un mero “sobrenombre”que calificaba - y no de modo benévolo - a algún personajeparticularmente obstinado o malvado; luego se convierte en nombre yes recurrente hasta el punto de ser atribuido a toda la familia, al singularo al plural: “los Malatesti”, y ello es bastante apropiado, puestoque en los hechos <strong>malat</strong>estianos los episodios de crueldad, unacrueldad muchas veces despiadada y lúcidamente planificada, sonmuy frecuentes y están dirigidos contra quienes - incluso parientes deprimer grado y de las líneas colaterales - podían amenazar, o querealmente amenazaban, el poder del grupo hegemónico.Los Malatesti fueron en primer lugar soldados, mejor aún “condottieri”(caudillos) tal como lo atestigua su escudo más antiguo yprincipal: un escudo con tres bandas ajedrezadas, que alude con claridadal “juego de la guerra”. A las armas habían confiado su fortunapolítica y económica; la guerra, sobretodo la de conducción, es decir,hecha por cuenta ajena, era fuente de grandes ingresos, indispensablespara pagar la contribución anual a las cajas papales - a la que losMalatesti estaban obligados en su calidad de “vicarios”, lo que hoysería inquilinos o concesionarios, - así como para hacer frente a lasexigencias de una corte siempre más nutrida y a un mecenazgo querespondía, además de a un amor sincero por el arte, a unas exigenciasde relaciones exteriores, de prestigio y de propaganda.Los Malatesti fueron pues, y ante todo, “condottieri”; pero en lalarga historia de la familia, sobre todo a partir de mediados del sigloXIV, aparecen con frecuencia unos personajes con notables interesesculturales y de un singular nivel cultural: por ejemplo Pandolfo II, de


6la línea de Pesaro, amante de las letras y amigo de FrancescoPetrarca, fue muy conocido en 1361 en la corte de los Carrara dePadova; o bien su hijo Malatesta, llamado el de los “sonetos”. Al contrario,Galeotto Malatesta, señor de Rímini, llamado MalatestaUngaro, ya que había sido creado caballero por Luis I el Grande, reyde Hungría (1347), fue un aventurero y un viajero muy observador: sedesplazó a Tierra Santa y a la corte papal de Aviñón, y luego a Francia,a Flandes, a Inglaterra. El tío de Pandolfo II y de Malatesta Ungaro,Galeotto, era célebre por su valor con las armas y por su sabiduría: en1368 Urbano V lo elevó a la dignidad de senador de Roma; en primerasnupcias se había casado con Elise de la Villette, sobrina del gobernadorpontificio de la Marca, Amelio de Lautrec. No hay que olvidar aCarlo Malatesta, señor de Rímini de 1385 a 1429, que jugó un importantepapel en la conclusión del gran “cisma de Occidente” y que recibióen Rímini al pontífice legítimo, Gregorio XII, “dando por algúntiempo a la ciudad no sólo la dignidad de capital de la señoría <strong>malat</strong>estiana,sino la mucho más ambiciosa de capital del mundo católico”,como observaba el historiador Gino Franceschini. Su hermanoPandolfo III, señor de Brescia, Bergamo y Fano, había encargadoescribir y miniaturizar unos libros suntuosos y hecho decorar su residenciade Brescia por Gentile da Fabriano (1414-1418). Casi es inútil,en fin, recordar puesto que es muy conocido, el mecenazgo de sushijos Sigismondo y Malatesta Novello, que entre otras cosas diocomo resultado dos grandes obras que aún perduran: el TemploMalatestiano de Rímini y la Biblioteca Malatestiana de Cesena.Por las ciudades y, sobre todo, en las cortes <strong>malat</strong>estianasdurante más de un siglo y a partir de mediados del siglo XIV, circulabauna cultura cosmopolita, brillante, llena de novedades y proyectos.


Introducción > Los orígenes de los Malatesti,entre el campo y la ciudad7Para dar con los orígenes de los Malatesti no hay que ir lejos, nien el espacio ni en el tiempo, tal como querían dar a entender lasleyendas adulatorias inventadas y divulgadas por sus cortesanos máseruditos. En efecto, los primeros documentos que citan a losMalatesti no van más allá del siglo XII, se refieren a unas posesionesde tierras en Romaña meridional y evidencian las huellas de un conflictoinsanable con el municipio de Rímini.Con toda seguridad, los Malatesti debieron ser una familia degrandes terratenientes y saqueadores que dominaba el valle mediodel Marecchia y controlaba las vías que desde Rímini llevaban a lazona del interior, basándose en la posesión de dos localidades bienfortificadas: Pennabilli y Verucchio, que aún hoy se disputan el honorde haber sido la cuna de la familia. Quizás a la buena suerte de losMalatesta no fueran extrañas ni la confianza dispensada ni la prote -cción de los arzobispos de Ravenna, que entre Romaña y Marche contabancon numerosas posesiones de bienes raíces, como tampoco lofueron la amistad, la complicidad, la parentela con las principalesfamilias de Romaña.Pero, al principio, quizás fueran determinantes los antiguoslazos que los unían a la familia feudal más ilustre y potente de lazona: los Carpegna. De los Carpegna, por otra parte, parecen descendertodas las familias importantes de las montañas de Monte Feltro yRomaña.A un cierto un momento, la presión de los Malatesti sobreRímini, gracias al control del territorio y de las vías de comunicación y,por lo tanto, de la producción agrícola y de los intercambios comerciales,debió de ser fuerte hasta el punto de amenazar la economía de laciudad y llegar a la guerra abierta, que se concluyó en 1197 con unacto de reparación por parte de Giovanni de Malatesta y de su sobrinoMalatesta minore. Después, el municipio de Rímini puso en obratoda una serie de operaciones para ligar los intereses de los Malatestia las suertes de la ciudad. Así, los Malatesti fueron nombrados ciudadanosy luego se les concedió un escaño en el concejo ciudadano(1206) y, en fin, se les invitó a vivir con carácter estable dentro de lasmurallas: para “obligarles” a ese paso - considerado indispensablepara alejarlos de sus centros de poder y ser más fácil controlarlos - seles eximió del pago de impuestos y se les financió con préstamos(1216).A partir del segundo decenio del siglo XII, los Malatesti aparecencomo personajes eminentes de la ciudad, la representan en losactos oficiales y garantizan por ella, apoyan la política “gibelina”, esdecir, filoimperial. De 1239 a 1247 Malatesta dalla Penna, que en


1228 había sido “podestà” (alcalde) de Pistoia, era también“podestà” de Rímini. Se había abierto la vía al ejercicio del poderabsoluto sobre la ciudad. En pocos decenios los Malatesti se haráncon todos los cargos civiles y religiosos y poco a poco dejarán a unlado los órganos ciudadanos pero sin abolirlos, combatiendo, echandoy matando a quien amenazara su supremacía.Cuando llegaron a la ciudad, los Malatesti no podían, ni muchomenos, compararse por antigüedad y elegancia con las familias deRímini nobles por tradición, como los Omodei, los Gambacerri y losParcitadi; se trataba de “gente nueva” y ruda, pero que podía contarcon ingentes riquezas y con importantes apoyos logrados gracias auna astuta política matrimonial y una cuidadosa política de alianzas.Podía contar, además, con el control del territorio y con la fuerza ejercidasin rémoras morales y totalmente sin perjuicios. Pero, una vez enel poder, trató de atribuirse unos orígenes muy antiguos y, por lotanto, antiguos títulos de nobleza. Así, es posible hallar unas narracioneslegendarias que hacen que el origen de la casa se remonte algran patriarca Noé, o a Tarcón, un mítico héroe de Troya primo deHéctor o de Eneas; o a Otón III, emperador del Sacro Imperio Romano;o incluso a Escipión el Africano. Al mito de este último fue particularmenteaficionado Sigismondo Pandolfo, el más célebre de losMalatesti, valiente “condottiero” y protector de literatos y artistas,señor de Rímini de 1432 a 1468.En la página de al lado, árbolgenealógico de los Malatesti,según L. Nissim Rossi (1933).9


Introducción > Damas y caballerosEn la página de al lado,escudo <strong>malat</strong>estiano dels. XIV de la fortaleza deMontefiore.10Parece ser que el primer título de nobleza de los Malatesti debaatribuirse al emperador Federico II de Suavia, que estuvo en Rímini en1220 y 1226; a él en persona se debe la investidura como caballero deMalatesta dalla Penna, cuyo hijo, Malatesta da Verucchio, llamadotambién el Centenario por su longevidad (1212-1312), echó las basesdel poder real y oficial en la ciudad y en todo el territorio: primero,casándose con Concordia dei Pandolfini (hija del vicario imperial me -sser Arrighetto o Enrichetto), que le trajo en dote extensas posesionesen Romaña meridional, y abandonando luego, inmediatamente despuésde la derrota de Federico II en Parma (1248), el partido imperialpara abrazar la causa papal: un cambio de partido subrayado en 1266por un nuevo matrimonio, esta vez con la rica sobrina del rector y legadoapostólico de la Marca y del ducado de Spoleto. La tradición deabrazar el partido de los güelfos que caracteriza a los Malatesti yRímini, y que hizo indignar profundamente al “ghibellin fuggiasco”Dante Alighieri, empieza con él; con él y con sus hijos parece culminartambién una tradición de atroces traiciones y crueles delitos que durantedecenios marcó - en un cuadro de contrastes entre el Papado y elImperio y de complicadas rivalidades locales - la lucha para aumentar odefender el poder de la familia, que encontró precisamente en el gibelinoDante a un acusador y divulgador tan exacto como faccioso.Con unos pocos y famosos versos Dante describió con exactitudla situación de Rímini y de los Malatesti a principios del siglo XIV: “E ‘lMastin vecchio e ‘l nuovo da Verucchio, che fecer di Montagna il malgoverno, là dove soglion fan d’i denti succhio” (Inferno, XXVII, 40-57).Como se sabe, el “Mastin vecchio” (“Mastín viejo”) es Malatesta daVerucchio, el “Mastin nuovo” (Mastín nuevo”) es su hijo Malatestinodall’occhio, y Montagna es el viejo Parcitadi, de antigua nobleza ciudadana,jefe de los gibelinos locales, hecho prisionero y asesinado en1295. Malatestino dall’occhio, llamado así porque era tuerto, eradefinido por Dante el “tiranno fello” que le recuerda como “quel traditorche vede pur con l’uno” y le atribuye el asesinato de Iacopo delCassero y Agnolello da Carignano, dos notables de Fano (Inferno,XXVIII, 76-90). Este delito abrió la vía a la posesión por parte de losMalatesta de Fano y de buena parte de Marche.La vida de los componentes de las familias de los Malatesti, estabatotalmente gobernada por la política; únicamente la “ragion distato” regulaba los enlaces matrimoniales, de los que dependíanalianzas y aumentos de riqueza y poder y que, con frecuencia y naturalmente,no tenían éxito. Para los hombres de la familia no había problema:para los mismos la infidelidad era casi una regla; las amantes -más o menos oficiales - eran respetadas y se organizaban una corte


Arriba, Paolo y Framcescasorprendidos por Gianciotto,en un cuadro de ClementeAlberi (1828), Rímini, Museodella Città. Abajo, Isotta degliAtti, la amante y luego terceraesposa de Sigismondo, enuna medalla de Matteo de’Pasti (hacia 1453), siempre enRímini, Museo della Città.13propia, mientras que los hijos bastardos eran considerados como unariqueza potencial de la familia y con frecuencia se les legitimaba: inclusoGaleotto Roberto, Sigismondo y Domenico Malatesta, por ejemplo,eran hijos bastardos de Pandolfo III. Pero la cuestión era muy diferentepara las mujeres. Todos recuerdan el caso de Francesca.Es siempre Dante, y sólo él, quien nos habla del amor de los doscuñados Paolo il bello y Francesca da Polenta, y de su trágico epílogopor mano del marido traicionado, Gianciotto (Giovanni “ciotto”, esdecir, cojo), en el V canto del Inferno. Gianciotto y Paolo eran hermanos,e hijos de aquel Malatesta que Dante había llamado “Mastínviejo”. El matrimonio entre Gianciotto y Francesca formaba parte deun plan perfectamente trazado de enlaces entre los Polentani y losMalatesti tendiente a reforzar el dominio de estos últimos enRomaña. La tragedia, en caso de que haya sucedido realmente, debesituarse entre 1283 y 1284 en Rímini, en las mansiones de losMalatesta, si bien el lugar de la traición y del delito también es reclamadopor Pesaro, Gradara y Santarcangelo.El de Francesca da Rímini no fue el único episodio sentimentalde las mujeres de los Malatesta, que en muchos casos se mostraronrebeldes frente a los comportamientos pretendidos por la políticafamiliar y la moral en uso: baste recordar el célebre caso de ParisinaMalatesta, hecha decapitar en Ferrara en 1425 por el marido Nicolòd’Este porque se había convertido en la amante de su hijo Ugo; o elde la primera esposa de Andrea Malatesta, Rengarda Alidosi, repudiadaporque había sido infiel y que fue asesinada por sus hermanosen 1401. Mirando atrás aparece una tal Costanza, hija de MalatestaUngaro, acusada de impudor y vida desordenada y hecha ajusticiarpor su tío Galeotto en 1378.Pero a estas figuras de mujeres “perdidas” la historia de la familiaopone otras de grandes virtudes y valentía: como Polentesia da Polenta,esposa de Malatestino Novello, que en 1326 salvó a su esposo de laconjuración de su familia; como Gentile Malatesta, viuda de GaleazzoManfredi, que dejó el gobierno de Faenza a sus hijos y lo defendió tambiéncombatiendo en 1424 contra los florentinos; como la cultaElisabetta Gonzaga, esposa de Carlo Malatesta, que subió a sus nietosGaleotto Roberto, Sigismondo y Domenico (Malatesta Novello); o comola esposa de este último, la dulce y piadosa Violante da Montefeltro; o labella Isotta degli Atti, amante y luego esposa de Sigismondo, figura centralde una corte extremamente refinada ; o, en fin, la caritativa AnnalenaMalatesta, que después del asesinato del marido Baldaccio d’Anghiari(1441) puso a disposición de los pobres todos sus bienes y ofreció sucasa de Florencia a las mujeres en busca de ayuda o protección.


Itinerario 1 > Rímini, una capital para el estadoArriba, las murallasmedievales de Rímini en lazona del Arco de Augusto;abajo, el Arco de Augusto,puerta romana de la ciudadde Rímini, construida al finalde la via Flaminia en el año27 a. J. C.14Malatesta el centenario, y sus hijos y nietos, después de haberconsolidado su dominio en Romaña oponiéndose a los rectores pontificios,lo ampliaron en Marche hasta Ascoli Piceno y en Toscanahasta Borgo San Sepolcro. Durante años pidieron inútilmente al pontíficeuna investidura oficial sobre esas tierras, que eran de la Iglesia,y que ellos habían ocupado sin otro derecho que el de la fuerza. Sóloen 1355 fueron nombrados vicarios in temporalibus de las ciudades yterritorios de Rímini, Pesaro, Fano y Fossombrone previo pago de unalquiler anual de 6.000 florines, de un tributo en hombres para lastropas del rector papal que era el cardenal Egidio Albornoz, a condiciónde que “restituyeran” el territorio de Marche meridional.En esa zona de considerable extensión - todo un estado recabadodentro del estado de la Iglesia - los Malatesti construyeron castillosy fortalezas para defenderlo frente a los enemigos interiores yexteriores y organizaron también un sistema estable de protecciónmilitar, esencial para tutelar los confines casi siempre vagos y provisionales,siempre puestos en discusión y amenazados por sus poderososvecinos. Tres ciudades, sobre todo, estuvieron dotadas con unválido sistema defensivo, con grandes residencias señoriales y eficientescancillerías, y se equiparon para que desempeñaran las funcionesde capital: Rímini, Cesena y Pesaro. Y, en efecto, las tres lofueron y contemporáneamente, bajo varias líneas familiares de losMalatesti, líneas que a veces compartieron todo pacíficamente peroque, casi siempre, estuvieron en neto contraste, peleándose y traicionándoserecíprocamente y sin escrúpulos.La más espléndida de entre las capitales de los Malatesta y que,como tal, gozaría de más larga vida, fue Rímini: podemos decir que loshechos <strong>malat</strong>estianos, iniciaron y se concluyeron en esa ciudad. Peroen Rímini, las huellas del dominio <strong>malat</strong>estiano ahora ya casi no sonevidentes. En primer lugar hay que buscarlas en las murallas ciudadanasmedievales, levantadas una y otra vez y restauradas, rebajadasluego y, en fin, privadas de sus fosos y en parte destruidas. La ciudadhabía procedido ya desde el siglo XII a dotarse de una cinta defensiva,que el emperador Federico II reforzó y llevó a conclusión; pero se completósólo bajo los Malatesti, que ciñeron parcialmente con murallasincluso los burgos.Las partes mejor conservadas de las murallas medievales seencuentran en la parte meridional y al oeste del casco antiguo ; seinterrumpen a la altura del Arco de Augusto, la antigua puerta orientalde la ciudad, transformada y embellecida en el año 27 a. J.C. enmemoria del emperador Augusto que había hecho enlosar las másimportantes vías de Italia, tal como indicaba la inscripción de la parte


Arriba, a la izquierda, untorreón del cinturón<strong>malat</strong>estiano del burgo deSan Giuliano en Rímini; a laderecha, ábside y campanariodel s. XIII de la iglesia deSant’Agostino en Rímini.Abajo, dos detalles de frescosde la “escuela de Rímini dels. XIV” en el ábside de lamisma iglesia y en el Museodella Città.17superior, ahora reemplazada por almenas. La Via Flaminia, procedentede Roma, termina aquí. Frente al Arco de Augusto se construyó enel Medievo una gran puerta que luego fue destruida, igual que todaslas demás menos una, ahora semienterrada, que se llamaba “PortaGalliana”, y que se conoce como el “Arco de Francesca”. Está cercadel puerto, cuya estructura aún es la realizada a principios del sigloXV por Carlo Malatesta, modificando sensiblemente la desembocaduradel río Marecchia; pero entonces el mar estaba mucho más cerca yllegaba hasta poco más allá de ese “Arco de Francesca”, a la alturadel actual puente ferroviario.Al otro lado del puerto y por lo tanto del río, se cruza por el puentede Tiberio, que es uno de los puentes más grandiosos y mejor conservadosdel mundo romano 14-21 d. J. C., se encuentra el Borgo SanGiuliano, cuya conformación urbanística mantiene caracteres medievales;está dominado por la importante iglesia de San Giuliano, quehabía sido abadía benedictina dedicada a San Pedro, reconstruida enel siglo XVI y en cuyo altar mayor se encuentra una de las últimasobras maestras de Paolo Veronese, que representa Il martirio di SanGiuliano, de 1587. La parte que da al mar de este burgo, que habíasido coto de caza de los Malatesti, y que era conocida como “l’orto deicervi” (“la huerta de los ciervos”), está defendida por murallas y torreonesde la segunda mitad del siglo XV, quizás atribuibles a RobertoMalatesta.Una huella indirecta, si bien consistente, de la presencia de losMalatesta, es la formada por numerosos conventos e iglesias de lascongregaciones religiosas: los Eremitas, los Dominicos, losFranciscanos, los Humillados, los Servitas, que se establecieron en laciudad en los siglos XII y XIV gracias a la ayuda de los Malatesti y bajosu protección y que aún conservan huellas de su magnificencia. Laúnica iglesia de Rímini que ha sobrevivido gracias a su sólida estructuramedieval es la de San Juan Evangelista, antes de los Eremitas deSan Agustín y por este motivo comúnmente llamada de San Agustín,que se caracteriza por un alto campanario gótico. En el ábside y lacapilla del campanario se pueden admirar aún unas pinturas al frescode los primeros años del siglo XIV pintadas por unos artistas localesdesconocidos y que fueron probablemente los hermanos Zangolo,Giovanni y Giuliano da Rímini: representan a Cristo e la Vergine inMaestà, y también las Storie di San Giovanni Evangelista y dellaVergine. Allí se guarda también un espléndido Crocifisso pintadosobre madera, mientras que un gran Giudizio Universale, en principiopintado al fresco sobre el arco de triunfo, se puede admirar en elMuseo della Città, junto a otras obras de arte del mismo período.


Arriba, a la izquierda,la sacristía-campanario deSanta Colomba, única parteexistente de la antiguacatedral de Rímini. Arriba,a la derecha, la piazza Cavourde Rímini con los antiguospalacios municipales y, abajoa la derecha, palaciodell’Arengo (1204). Abajo, a laderecha, panorama de Ríminihacia 1450., bajorrelieve deAgostino di Duccio en elTemplo Malatestiano.18En la primera mitad del siglo XIV, floreció en Rímini una “escuela”pictórica caracterizada por un precoz interés por el arte de Giotto.Su originalidad consiste en la utilización de un color suave, delicado,de tradición bizantina, que bien se armoniza con el gusto por unanarración propensa al lirismo, pero sin carecer de agudas observacionesnaturalistas y que no es ajena a extravagancias iconográficas quedemuestran la desenvoltura con que los artistas afrontaban los sujetosde la tradición y la libertad mental con que aceptaban las innovacionesde Giotto. La “escuela de Rímini” fue muy activa en la primeramitad del siglo XIV en Romaña, Marche, Emilia y Véneto, y, por loregular, en todo el territorio dominado por los Malatesti o en el quese notaba su influencia, si bien no sea posible saber si gozaba de ladirecta protección de la familia. Se ha tratado de atribuir a losMalatesti el encargo dado a Giotto, a finales del siglo XIII o en los primerosaños del siglo XIV de realizar la decoración pictórica de la iglesiade los Franciscanos de Rímini dedicada, naturalmente, a S.Francisco; se conoce como Templo Malatestiano y desde principiosdel siglo XIX es la catedral de la ciudad; de la obra del pintor ha quedadosólo un enorme, y humano, Crocifisso. Poner en relación la actividad,en la ciudad, de Giotto con el directo encargo <strong>malat</strong>estiano,puede parecer arriesgado; pero quizás no lo sea, sobre todo si sepiensa que el ámbito en el que actuaba el pintor de Toscana era precisamenteel de las grandes cortes y el de las grandes familias güelfasligadas a la curia romana, a los Anjou y a los Franciscanos, precisamentecomo eran los Malatesti.En Rímini los Malatesti realizaron numerosas e importantesobras y, entre los siglos XIII y XIV, ampliaron las mansiones que leshabía ofrecido el Municipio, situadas en una posición estratégica,cerca de la catedral y de la puerta “del gattolo”, que daba hacia lazona del interior y sus posesiones históricas situadas en el valle delMarecchia. En su testamento (1311) Malatesta il centenario llama esaresidencia palatium magnum y nos hace saber que estaba dotada conuna curia, es decir, una sala de audiencias al igual que las residenciasreales. En parte fue destruida y en parte englobada en el castillolevantado en la primera mitad del siglo XV por Sigismondo PandolfoMalatesta.Casi todos los grandes edificios que se remontaban a los primerosaños de la presencia y la dominación <strong>malat</strong>estiana en Rímini, handesaparecido o han sido transformados radicalmente. Incluso la antiguacatedral, Santa Colomba, fue destruida y ha quedado apenas unaparte, del siglo XIV, de la enorme sacristía - campanario situada enPiazza Malatesta. Además de la citada iglesia de los Agustinos, muy


20transformada, de este período hay que destacar el conjunto de lospalacios municipales: el de Arengo, con grandes ajimeces múltiples ybonitos arcos que se anticiparon al estilo gótico, es de 1204; el delPodestà es del siglo XIV, si bien haya sido fuertemente restaurado yreestructurado a principios del siglo XX. En los montantes de un arcosituado al lado de este palacio, fueron esculpidos unos sencillosmotivos heráldicos de los Anjou (los lirios) y de los Malatesta) (el ajedrezado).Entre el palacio <strong>malat</strong>estiano, la catedral y los palacios municipalestranscurría gran parte de la vida pública, civil y religiosa de la ciudad,se tomaban las decisiones políticas del estado y se administrabajusticia. En esa zona, que era todo un “centro de negocios”, se desarrollabantambién las actividades de tipo económico: las mesas de losnotarios y los bancos de comercio de los judíos. Así como el mercado,que se agrupaba junto a una antigua fuente situada enfrente delArengo. Esa fuente aún existe y, si bien haya sido ampliamente reestructuradaen el siglo XVI y objeto de ulteriores arreglos, conserva unsabor arcaico y algún elemento medieval; por su forma redonda y lasuperposición de las pilas recuerda, en tono menor, la célebre fontemaggiore de Perugia.Un eventual “<strong>itinerari</strong>o <strong>malat</strong>estiano” podría iniciar precisamenteen esta antigua plaza del Municipio o de la fuente, hoy PiazzaCavour, próxima tanto a los restos de la primitiva catedral como a laresidencia principal de los Malatesti, Castel Sismondo, y a la iglesiade San Agustín. Por el Corso d’Augusto se llega fácilmente a PiazzaTre Martiri, antiguo forum de la Rímini romana que con un hito recuerdala alocución de César: Rubicone superato y con una capilla queconmemora un célebre milagro de S. Antonio de Padua, el de la mula;yendo hacia el mar, está el Templo Malatestiano.De la Rímini <strong>malat</strong>estiana nos ha quedado un “retrato” extraordinariodel siglo XV: se trata de un bajorrelieve esculpido con la acostumbradatécnica refinada de Agostino di Duccio en un artesón delTemplo Malatestiano: representa el signo zodiacal de Cáncer, que esel signo de la ciudad y de su señor Sigismondo Pandolfo Malatesta.


Itinerario 2 > Castel Sismondo,una ciudad para la corteRíminiCastel Sismondopiazza Malatestatel. 0541 351611 (FondazioneCarim)www.fondcarim.itsegreteria@fondcarim.itDurante todo el año el castilloes la sede de exposiciones dealcance nacional.21De la gran mansión <strong>malat</strong>estiana construida, como ya se hadicho, en el siglo XIII cerca de la puerta “del gattolo”, han quedadosólo unos restos, pocos e inciertos, englobados en el castillo hechoconstruir en el siglo XV por Sigismondo Pandolfo Malatesta, castillodel que queda sólo el núcleo central. Sus actuales condiciones sedeben, más que a las importantes modificaciones realizadas en elsiglo XIII, cuando se trató de adaptarlo a moderna fortaleza y a losbombardeos de la segunda guerra mundial, a los desastrosos derribosdel siglo XIX, que llevaron a la aniquilación de algunas de sus partesy, sobre todo, a la destrucción de las murallas y los baluartesexteriores y al cierre de los fosos.Sigismondo inició su construcción el 20 de marzo de 1437, en elpenúltimo miércoles de cuaresma, a las 18,48 horas: el día, la hora y elminuto habían sido establecidos, con toda probabilidad, por los astrólogosde la corte. Y se dio oficialmente por terminada en 1446, un añoespecialmente afortunado para él, si bien en realidad aún trabajabanen ella en 1454 y puede decirse que, según el proyecto original, nuncase dio por acabada y preveía el edificio dominado por un gran encofrado,tal como lo demuestran algunas imágenes de la época.La señoría <strong>malat</strong>estiana gozaba en 1437 de un notable bienestareconómico y Sigismondo, con apenas veinte años y ya desde hacíatres “gonfaloniere” (abanderado) de la Iglesia, gozaba ya de fama personalcomo “condottiero”, lo que le procuraba buenas recompensas. Elcastillo había sido concebido como palacio y fortaleza a un tiempo,como digna sede de la corte y cuartel, así como signo de poder y supremacíasobre la ciudad. Para construirlo y crear alrededor del mismo lazona de respeto necesaria para su misma función, se derribó todo unbarrio apretadamente construido, que comprendía palacios y casas, asícomo el palacio episcopal, un convento de monjas y el baptisterio de lavecina catedral. Como arquitecto de la obra fue celebrado, por parte delos escritores de la corte, el mismo Sigismondo, quien, en efecto, seatribuye la paternidad de los grandes epígrafes de mármol colocadosen el edificio. Si por arquitecto se entiende el inspirador, el autor, elcoordinador, es decir, un “cliente” con exigencias e ideas bien precisas,entonces sí se puede aceptar esa “atribución”: en efecto, era detodos conocida la fuerte propensión de Sigismondo por las artes bélicasy su experiencia como “condottiero”. De todas maneras, debió deservirse de la experiencia de varios profesionales y especialistas; tenemosnoticias de una importante “asesoría”, realizada en la obra reciénempezada, por parte de Filippo Brunelleschi quien, en 1438, se desplazóa Rímini durante dos meses y llevó a cabo toda una serie de inspeccionesa las principales fortalezas <strong>malat</strong>estianas de Romaña y


Arriba, castel Sismondo,el antiguo palacio-fortaleza,hecho construir en Rímini porSigismondo (1437-1446).Abajo, escudo <strong>malat</strong>estianoy otro panorama de CastelSismondo.23Marche. Todavía hoy la construcción conserva un notable encanto consus grandes torres cuadradas y las recias murallas inclinadas, cuyoefecto original, al levantarse desde el fondo del foso, debía de ser verdaderamenteformidable; y Roberto Valturio, no sin razón, las comparabapor su inclinación y grandiosidad, a las pirámides. En la entradaque daba a la ciudad, precedida por un terraplén y un doble revellíncon puentes levadizos por encima del foso, aún luce un escudo formandopor el clásico escudo con bandas y motivo ajedrezado, rematadopor una cimera con cabeza de elefante con cresta y rodeado por unarosa de cuatro pétalos: se trata de un relieve buena calidad que se inspiraen el pintor Pisanello, esculpido por un artista probablementevéneto, tal como lo demuestran las cadencias de inspiración gótica deltema representado. A la izquierda y a la derecha del escudo se escribió“Sigismondo Pandolfo” con unos caracteres góticos minúsculos, altosy muy curiosos. Entre el escudo y el portal de mármol se colocó uno delos epígrafes que dedicaban el castillo, con un solemne texto latinoesculpido con caracteres lapidarios y que fue uno de los primerosejemplos del renacer de los caracteres clásicos: el mismo reza que en1446 Sigismondo erigió el edificio desde sus fundamentos para ornatode los habitantes de la ciudad y dispuso que llevara su mismo nombre,Castel Sismondo. Maravilla la audacia de Sigismondo al definir el edificiocomo ariminensium decus, puesto que basta observar apenas ladislocación de sus torres, orientadas hacia la ciudad, para comprenderque había sido concebido más para defender al señor frente a eventualesrevueltas de los habitantes de Rímini que para defender Rímini contraeventuales peligros exteriores: como si el recuerdo de las rarassediciones del pasado pesara, en la evaluación del señor, mucho másque los peligros inminentes por parte de enemigos exteriores. Inclusosin olvidar el concepto, corriente por aquel tiempo, de identificar la ciudady el estado con la señoría, Castel Sismondo debe ser visto, precisamente,como símbolo y defensa del poder personal del señor y nocomo símbolo y defensa de la ciudad y el estado.En tan amado castillo, Sigismondo muere el 9 de octubre de 1468;no sabemos cuándo empezó a residir en él con carácter estable, quizásya por 1446. Con toda seguridad, y bastante pronto, instaló su cancilleríay su guardia, y enseguida se convirtió en lugar de ceremonias yrecepciones oficiales: es más, llegó a ser la ciudad exclusiva de la corte,por aquel entonces llena de eruditos, de pintores y de medallistas, deescultores y de arquitectos que llegaban de todas partes de Italia. Unapequeña ciudad artificial y cosmopolita con pocos puntos de contactocon la real, que se extendía más allá de sus murallas y sus fosos, entreel Marecchia y el mar, y que se debatía entre mil problemas.


Itinerario 3 > El Templo Malatestiano:para admiración de los contemporáneosy gloria de la posteridadRíminiTempio Malatestianovia IV Novembre, 35tel. 0541 51130 (sacristía)0541 439098 (secretaríadiocesana)www.diocesi.rimini.itdiocesi@diocesi.rimini.itEs la Catedral de la Diócesisde Rímini.• apertura: laborables 8:30-12:30/15:30-19:00; festivos9:00- 13:00/15:30-19:00En la página de al lado,fachada y lateral del TemploMalatestiano, de LeonBattista Alberti.24A los diez años de haber iniciado la construcción del castillo alque quiso dar su mismo nombre, Sigismondo empezó a hacerse construiruna capilla gentilicia en la iglesia en la que habían sido enterradostodos sus antepasados: San Francesco. Si bien decorada por Giotto aprincipios del siglo XIV, la iglesia era de arquitectura modesta con unaúnica nave cubierta por un tejado y con tres capillas en el ábside, y seencontraba a las afueras pero bastante cerca de la plaza del foro, elcentro romano de la ciudad, es decir, la actual Piazza Tre Martiri.La nueva capilla contó con una estructura sencilla y absolutamentetradicional, con un gran arco gótico abierto al lado derecho dela iglesia, una bóveda de crucería y unas ventanas altas y estrechas.Enseguida se le unió una nueva capilla, también sencilla e igualmentetradicional, por voluntad de la joven amante de Sigismondo, Isottadegli Atti. Quizás el modelo de ambas fuera una capilla gentilicia<strong>malat</strong>estiana construida en el siglo anterior en el mismo lado de laiglesia, cerca del ábside. Las obras, que duraron más de tres años,debieron traer consigo un grave desequilibrio estático del viejo edificioque, hacia 1450, Sigismondo decidió transformar totalmente a susexpensas para cumplir con un voto hecho durante su victoriosa campañaen Toscana contra Alfonso de Aragón, tal como afirman los epígrafesgriegos de los lados y la dedicatoria de la fachada.La parte arquitectónica de la obra fue asignada a Matteo de’Pasti y la escultórica a Agostino di Duccio. El primero había sidoreclutado en la corte de los Este, en Ferrara; se trataba de un miniaturistay medallista veronés formado en la escuela de Pisanello y, por lotanto, de formación tardogótica. Incluso Agostino di Duccio, a pesarde ser discípulo de Donatello, conservaba refinadas cadencias góticas,profundizadas en Venecia; era florentino y venía, precisamente,de Venecia, quizás gracias a una recomendación de los Este que leconocían por haber trabajado en Modena. A la colaboración entre losdos artistas y a las sugerencias de los humanistas de la corte, se debeel interior del edificio, pintoresco y suntuoso, básicamente adherenteal gusto gótico de la corte en la exhibición del fasto, de la riqueza y deuna cultura refinada y de élite en la que cuenta mucho la adulación deSigismondo como señor, “condottiero” y mecenas.De la arquitectura del exterior se encarga Leon Battista Alberti,quien ideó hacia 1450 un revestimiento de mármol de nueva concepción,absolutamente independiente del edificio tal como iba configurándoseen su parte interior. Prohibida toda reminiscencia gótica ytoda cadencia decorativa, Alberti se orientó con pleno conocimientohacia la antigua arquitectura romana, captando parte de sus elementosy, es más, tratando de recuperar la concepción misma de arqui-


Arriba, a la izquierda, medallade Matteo de’ Pasti con elmodelo del TemploMalatestiano (hacia 1450),Rímini, Museo della Città.Arriba, a la derecha, y abajo ala izquierda, dos bajorrelievesde Agostino di Duccio en elTemplo Malatestiano.Abajo, a la derecha, detalledel fresco de Piero dellaFrancesca con el retrato deSigismondo (1451) en elTemplo Malatestiano.27tectura como una áulica celebración del hombre y una exaltación desu nobleza intelectual. Por desgracia, el edificio quedó por terminaren lo que debía ser su parte más original y significativa, el ábside,ideado como una rotonda en forma de cúpula, que hubiera resuelto,o por lo menos arreglado, el evidente desacuerdo entre la parte exteriory la interior. Para tener una idea del proyecto de Alberti, hay quemirar una medalla fundida por Matteo de’ Pasti, que presenta elprospecto de dos órdenes del edificio y la gran cúpula que debía delevantarse al final de la nave. La intervención de Alberti, con unanueva propuesta de formas antiguas, si bien inventadas de nuevo ysupeditadas a significados modernos, justifica plenamente el términode Templo con el que esta iglesia cristiana, y franciscana, fue llamadaa partir del siglo XV.La decoración interior del Templo excluye los tradicionales ciclospintados al fresco y está dedicada principalmente a las elegantesesculturas de Agostino di Duccio y a los revestimientos de mármol,enriquecidos por policromías y dorados. La única pintura al fresco configuras se encuentra casi escondida en la pequeña sacristía situada enla última capilla a la derecha: representa a Sigismondo PandolfoMalatesta inginocchiato davanti a San Sigismondo re di Borgogna, yes obra de Piero della Francesca, quien la firmó y fechó en 1451. A primeravista puede parecer una escena piadosa absolutamente tradicionalpor lo que al tema se refiere y con el señor ante su santo protector.A decir verdad la interpretación dada por Piero es totalmente nueva:en el contenido, por su relación absolutamente libre, natural y “laica”que une las figuras inmersas en una luz serena y en un espacio deconstrucción racional; en las formas, que son sencillas, bien proporcionadasy armónicas, capaces como nunca lo habían sido antes deexaltar la humanidad y la dignidad de los personajes, su nobleza intelectual,su belleza física y, además, en grado de homologar el poderdivino y el poder terrenal en virtud de una concepción de la dignidad yla racionalidad que son comunes al santo rey y al devoto que encargóla obra. El blanco revestimiento del Templo, querido por Alberti, aúnno había empezado cuando Piero della Francesca firmaba esta pinturaal fresco que constituía, pues, para Rímini y Romaña la primeramanifestación del “verdadero” Renacimiento; una manifestación que,mientras halagaba al príncipe, confundía a los artistas interesadossólo en el fasto exterior e invitaba a los eruditos a abrir un resquiciode humanidad en su búsqueda infecunda, anunciando un futuro utópicodeterminado por la razón y confortado con la poesía.Es probable que en la corte de Rímini, el silencio lleno de encantoy las pausas estudiadas del estilo de Piero della Francesca, e inclu-


En la página de al lado,interior del TemploMalatestiano con las capillasde los ancestros y de SanSigismondo.28so hasta el presagio de nuevos tiempos que el mismo contenía, nointeresaran en demasía. Las damas, los pajes, los caballeros, losmúsicos, quienes improvisaban rimas durante las frecuentes ausenciasde Sigismondo, daban un tono divertido y brillante a la vida quetranscurría en el castillo y los palacios <strong>malat</strong>estianos donde convivíanmejor la fantasía gótica y la suntuosidad tradicional que triunfaban enla decoración escultórica de las capillas del Templo, con escudos deparada y guirnaldas suspendidas, festones que cuelgan de los arquitrabesy telas y paneles pintados con desenvoltura encima de lossepulcros: una especie de adorno “efímero” que parece que se hayafosilizado de golpe o mágicamente petrificado.En ese ambiente, los bajorrelieves tan finos de Agostino diDuccio asumen un aspecto precioso y una elegancia extrema. Jovialesamorcillos que bromean y se persiguen; querubines que cantan ytocan melodías; Virtudes y Sibilas que se mueven para mostrar sussímbolos y el elegante movimiento de sus vestiduras; Apolo y lasMusas, los Planetas y las Constelaciones forman un grupo pintoresco,con unos vestidos exóticos increíbles, menos Venus, que aparecedesnuda y triunfante sobre el mar entre un vuelo de palomas. Todo sepuede explicar en términos de religión tradicional, incluso los extrañossignos de los planetas y del zodíaco, que no se encuentran aquípara componer horóscopos descabellados, sino sencillamente paraexaltar la perfección del firmamento creado por Dios. Pero basta unpoco de malicia y de interpretación diferente para ver por doquierpaganismo e irreligiosidad. Así Pío II, enemigo jurado de Sigismondo,afirmó que esa iglesia estaba llena de paganos y de cosas profanas, yla juzgó mal en detrimento del señor de Rímini. Quien, en los epígrafesgriegos de las paredes exteriores, había explicado con claridadque la misma estaba dedicada “a Dios inmortal y a la ciudad, por elpeligro alejado y las victorias logradas en la guerra itálica”; y, en labella inscripción clásica de la fachada, confirmaba que la había hechoerigir “por un voto”.La construcción del edificio comportó unos gastos enormes y esdifícil pensar que Sigismondo lo hubiera querido levantar por purareligiosidad o por mecenazgo desinteresado. Por otra parte, el mecenazgonunca fue y nunca es desinteresado; en el siglo XV era parteintegrante del modo de gobernar: estaba finalizado a aumentar elconsenso de los súbditos y de las instituciones, a aumentar el propioprestigio dentro y fuera del estado y a atraer la consideración, y posiblementela envidia, de otras cortes; paro también para crear lasbases para ser recordado con admiración por la posteridad. La inmortalidada la que los señores y los humanistas del siglo XV aspiraban,


30era una fama imperecedera en el acontecer del hombre, es decir, en lahistoria y no en una eternidad poblada por divinidades.En la construcción del Templo Malatestiano se trabajó rápidamentehasta finales de 1460, cuando creció la hostilidad de Pío IIhacia Sigismondo, valeroso “condottiero” pero pésimo político. En1461 llegaron las dificultades económicas y la excomunión del Papa,luego la derrota y la reducción del estado (1463); y por ello el granedificio quedó interrumpido para siempre. Aún hoy en día, su condiciónde inacabado, visible tanto por fuera como por dentro, evidenciaa los ojos del mundo la desgracia de Sigismondo y declara la substancialfragilidad de su poder, la inconsistencia de sus ambiciosossueños de gloria. Y precisamente el Templo puede ser consideradocomo un sueño, un sueño interrumpido: para Sigismondo, que quisoque fuera un templo grandioso para gloria de Dios y la ciudad, perosobre todo para convertir en inmortal su proprio nombre y su propiadinastía; para Leon Battista Alberti, que pensó en hacer un monumentoque exaltara la nobleza intelectual del hombre; para elHumanismo, que pensaba se pudieran esconder las dramáticas contradiccionesdel tiempo tras un telón de inteligentes recuperacionesculturales y refinadas obras de arte.


Itinerario 4 > Arte en el declino de una gran señoríaRíminiMuseo della Cittàvia L. Tonini, 1tel. 0541 21482www.comune.rimini.itmusei@comune.rimini.it• apertura: todo el año;día descanso: lunes31La ambición y la presunción llevaron a Sigismondo a toda unaserie de evaluaciones políticas y de decisiones equivocadas, con frecuenciainterpretadas como traiciones, que acentuaron los tradicionalescontrastes con su astuto rival Federico da Montefeltro y la hostilidadde Pío II, que quería volver a la posesión directa de las tierras delos Malatesti, casi seguramente para cederlas en vicariato a sus sobrinosPiccolomini. Así, en 1461 se llegó a la excomunión del señor deRímini a la que bien pronto siguió una inevitable y total derrota pormano de las tropas pontificias al mando de Federico de Montefeltro(1463). A Sigismondo le quedó apenas el dominio de la ciudad sin suterritorio y ello significó para él la necesidad absoluta de ponerse adisposición de terceros como un mero capitán de mercenarios. Losvenecianos lo asoldaron por trescientos florines al mes para combatircontra los turcos en Morea, adonde se desplazó desde 1464 a 1465. Asu regreso, derrotado, oyó proponer por parte del nuevo pontíficePablo II, una permutación del vicariato: Spoleto por Rímini. Murió,entristecido, en 1468 y destinó parte de los bienes que le habían quedadopara continuar las obras del Templo Malatestiano.Quizás la última obra encargada por él, de regreso de Morea, fueuna Pietà a Giovanni Bellini, probablemente terminada sólo despuésde su muerte y entregada a su principal consejero Rainerio Melioraride quien, por testamento, pasó a los Franciscanos; ahora se encuentraen el Museo della Città, del que constituye su mejor obra. Se trata deun fragmento de gran pintura y alta poesía, por el estilo refinado conque las figuras aparecen dispuestas sobre el fondo negro, descritascon una línea suave y recortada, modeladas por una luz firme y suave,sumidas en un color cálido y tierno. En el cuerpo abandonado deJesucristo parece celado el misterio de la muerte; en los querubinesque lo sostienen el misterio de la vida. Se desprende del cuadro unsentido de alta y profunda conmoción que exaltar una dignidad y unabelleza humana que ni siquiera el dolor y la muerte pudieron borrar.El Museo ciudadano de la ciudad acoge otros testimonios de laépoca <strong>malat</strong>estiana, como cerámicas de los siglos XIV y XV, pinturasal fresco, escudos, fragmentos lapídeos, esculturas y una serie dehermosas medallas fundidas por Matteo de’ Pasti a mediados delsiglo XV para Sigismondo e Isotta. Además, cuenta con un importanteretablo de altar procedente de la iglesia, hoy destruida, de SanDomenico, que había sido encargado a Domenico Ghirlandaio por elsobrino de Sigismondo, Pandolfo IV Malatesta, llamado “elPandolfaccio”, que fue el último señor de Rímini. Representa a lossanti Vincenzo Ferreri, Sebastiano e Rocco con toda la familia <strong>malat</strong>estianaarrodillada a sus pies, es decir, Pandolfo IV con su esposa


Arriba, Giovanni Bellini, Cristoin Pietà (hacia 1468), Rímini,Museo della Città. Abajo,Domenico Ghirlandaio,retablo <strong>malat</strong>estiano deSan Vincenzo Ferreri (1494),Rímini, Museo della Città.33Violante Bentivoglio, su madre Elisabetta Aldobrandini y su hermanoCarlo. Parece ser se trate de una especie de gran ex voto por haberevitado el peligro de la peste. Encargado en 1493, poco antes de lamuerte de Ghirlandaio (1494), fue terminado por su hermano Davidcon la ayuda de fra’ Bartolomeo, para los retratos, que de todosmodos no fueron del agrado de quienes los habían encargado y que,por lo tanto, se borraron. Aparecieron gracias a una restauraciónhecha en 1923.Este retablo es el último acto de mecenazgo de la señoría de losMalatesta, que había llegado definitivamente a su ocaso. En 1498 losnotables de Rímini hicieron una conjura contra Pandolfo IV, que fracasó,y tuvo como consecuencia una terrible venganza por parte deljoven y odiado señor, que poco después se vio obligado a abandonarla ciudad debido al asedio de Cesare Borgia, llamado el Valentino.Regresó en 1503, pero sólo para vender la señoría a los venecianosque en 1509 tuvieron que devolverla a la Iglesia. Pandolfo tentó aúnhasta 1528, inútilmente, volver a ser el señor de Rímini a pesar de lahostilidad de los ciudadanos.El padre de Pandolfo IV, Roberto llamado il magnifico, fue tanprepotente y cruel como su hijo, pero seguramente no tan ineptocomo él; después de la muerte de Sigismondo había logrado, casienseguida, deshacerse de sus hermanos y de Isotta, y gobernarRímini por sí mismo; el territorio había sido recuperado en parte graciasa su matrimonio con Elisabetta, hija de Federico da Montefeltro(1475). Fue un gran general y murió prematuramente en 1482, mientrascombatía al servicio del Papa, quien le hizo erigir un importantemonumento en San Pietro, en Roma. De él, en el Museo della Città, seconserva sobre todo una serie de tablillas para el techo decoradascon escudos y siglas, procedentes de uno de sus palacios de Rímini.Con la visita a los testimonios <strong>malat</strong>estianos recogidos y expuestosen el Museo, se puede dar por terminado este breve <strong>itinerari</strong>o<strong>malat</strong>estiano que ha tocado las murallas, el centro medieval con losPalacios Municipales y Castel Sismondo, y el Templo Malatestiano.Quien quiera darse un agradable paseo hasta la colina de Covignano,a espaldas de Rímini, que en el siglo XV estaba recubierta por bosquesy pertenecía en gran parte a los Malatesti, podrá ver aún unabonita iglesia <strong>malat</strong>estiana. Se trata de la iglesia parroquial de SanFortunato, adornada con los escudos de piedra de RobertoMalatesta. A él, en efecto, se debe la reconstrucción con formas renacentistasde la fachada del edificio, que pertenecía a la abadía de losmonjes de los Olivos de Santa Maria di Scolca, hecha construir a principiosde siglo por Carlo Malatesta y destruida después de las supre-


siones napoleónicas vendiendo los escombros como material para laconstrucción. De Carlo Malatesta ha quedado el escudo, en el centrodel techo de cuarterones de la nave, sencilla y luminosa, adornadacon estucos del siglo XVII. En esta iglesia se podrá admirar tambiénunas obras que no tienen nada que ver con los Malatesta, pero queson unas de las más interesantes de la ciudad, como el cuadro delábside de Giorgio Vasari que representa l’Adorazione dei Magi pintadoen 1547, y un interesante ciclo de pinturas al fresco de GirolamoMarchesi da Cotignola, de 1512, en la capilla de la sacristía.Enfrente de la iglesia hay una amplia plaza de proporcionesrenacentistas, desde la que se ve el mar y parte del territorio <strong>malat</strong>estianohacia Marche, desde el promontorio de Gabicce hasta los primeroscastillos que coronan las colinas del Valle del Conca. Es casiuna invitación a buscar en el territorio las raíces y las huellas de esagran y potente familia que la dominó durante tres siglos.Arriba, detalle de la fachadade la iglesia de San Fortunato(ex abadía de Santa Maria diScolca) en la colina deCovignano. Abajo, GiorgioVasari, L’Adorazione dei Magi(1547), en la iglesia de SanFortunato.34


Prufundización > En el territorio <strong>malat</strong>estiano36Parece que el mecenazgo de los Malatesta se refiriera únicamente,o sobretodo, a las capitales y los principales centros del estado.Además de Rímini, hay huellas también en Cesena, en Pesaro, enFano, en Fossombrone y en Senigallia; e incluso bastante más lejos,es decir en Bergamo y Brescia, que fueron ciudades <strong>malat</strong>estianassólo por unos pocos decenios. Pero en el territorio de Rímini se levantaroncasi exclusivamente fortalezas y castillos, es decir, construccionesde carácter militar, diseminadas por doquier, en las afueras de lospueblos o en la cumbre de las colinas. Las vías del Marecchia y elConca son dos <strong>itinerari</strong>os fáciles y perfectos para darse cuenta de suscaracterísticas.Con frecuencia, no obstante, estos edificios albergaron a personajesilustres y en ellos nacieron o murieron algunos de losMalatesti; no tenían, por lo tanto, sólo una función defensiva y decustodia del territorio, sino también de residencia, a veces sólo temporaly de vida de relación.De varias fuentes sabemos que la fortaleza de Mondaino a vecesfue marco de encuentros de carácter diplomático; que las de Gradara,de San Giovanni in Marignano y de Saludecio acogieron frecuentementea la corte que quería “cambiar de aires”; que las fortalezas deValconca, sobre todo la de Montefiore, eran las preferidas para cazar.En Motescudo y Saludecio, los apartamentos privados del señorsiempre estaban listos para recibirle y lo mismo sucedía en los principalescastillos. Todo ello significaba la presencia en el territorio deelementos de decoración, muebles y obras de arte de una cierta calidady un determinado valor, así como contar con artistas y artesanos.Pero no han quedado huellas, ni nada que lo recuerde. Una agradableexcepción es la formada por los fragmentos de las pinturas al frescode la fortaleza de Montefiore, encargadas por Malatesta Ungaro yrealizadas por el boloñés Jacopo Avanzi hacia 1370 en una sala llamada“del Emperador”, toda ella decorada con figuras y episodios de lahistoria romana.Incluso si en algunos casos se contaba con apartamentos suntuosamentedecorados y quizás cómodos, pero seguramente inaccesiblespara la mayoría de sus súbditos, los edificios de los señoresaparecían con un aire severo y ostentaban, sobre todo, su mole poderosa,que por tamaño y forma infundían respeto e incluso miedo.Por lo que parece, tampoco las familias locales acomodadas ynobles dejaron huella de sí mismas con algún gesto importante demecenazgo artístico en el territorio y en época <strong>malat</strong>estiana: quizásporque, incluso si mantenían posesiones e intereses patrimoniales enel “condado”, según las leyes estatutarias de Rímini estaban obliga-


tés contemporáneo, ingenuamente considerado por el artista comoun modelo de perfección. Una pintura al fresco parecida, si bien fragmentaria,quizás debida a un discípulo de Alberti, se encuentra en laiglesia de San Cristoforo en Pennabilli y representa la Annunciazioney la Madonna con il Bambino), encerrada en una bella hornacina renacentistasegún la moda de Urbino (1528).Siguiendo el Marecchia hay otra iglesia renacentista que vale lapena visitar: Santa Maria d’Antico, con un portal adornado con unabonita luneta del siglo XV en la que fue esculpida una arcaizanteMadonna della Misericordia. El elaborado presbiterio, con parástades,marcos y cuarterones de piedra, presenta una armoniosa arquitecturarenacentista (1480-1504) y recuerda los modelos de Urbino:en el centro brilla una cándida y dulce Madonna con il Bambino demayólica atribuida a Andrea della Robbia. Estas obras se deben alinterés de los condes Oliva di Piagnano, que durante muchos añosfueron aliados de los Malatesta.Arriba, Jacopo Avanzi, detallede una Battaglia di cavalieri(hacia 1370), fresco de lafortaleza <strong>malat</strong>estiana deMontefiore. Abajo, a laizquierda, pintor de Ríminidel s. XIV, Crucifijo de laColegiata de Verucchio; a laderecha, Andrea della Robbia,Madonna con il Bambino dela iglesia de Santa Mariad’Antico de Maiolo (Pu).39


Bibliografía > Para saber más40L. ToniniStoria di Rimini, III-V,Rimini 1862-1880, rist. an. B.Ghigi ed., Rimini 1971C. RicciIl Tempio Malatestiano,Roma-Milano 1924 (ristampaan. con appendice di P. G.Pasini, Cinquant’anni di studisul Tempio Malatestiano,B. Ghigi ed., Rimini 1974)N. MatteiniFrancesca da Rimini,Cappelli ed., Bologna 1965Autori variSigismondo PandolfoMalatesta e il suo tempo,Mostra storica (Rimini),Neri Pozza ed., Vicenza 1970Autori variRocche e castelli di Romagna,III, Alfa, Bologna 1972G. FranceschiniI Malatesta,Dall’Oglio, Milano 1973P. G. PasiniI Malatesti e l’arte,Silvana ed., Milano 1983A. VasinaComuni e signorie in Emilia ein Romagna,UTET, Torino 1986P.G. PasiniGuida per Rimini,Maggioli ed., Rimini 1989Autori variStoria illustrata di Rimini, I-III,Nuova Editoriale Aiep,Milano 1990P. G. PasiniLa pittura riminese delTrecento,Silvana ed., Milano, 1990P. G. PasiniPiero e i Malatesti. L’attivitàdi Piero della Francesca perle corti romagnole,Silvana ed., Milano 1992Autori variSventurati amanti. Il mito diPaolo e Francesca nell’800,a cura di C. Poppi, Mazzottaed., Milano 1994C. CurradiAlle origini dei Malatesti,in “Romagna arte e storia”,48, 1996O. DeluccaArtisti a Rimini fra Gotico eRinascimento. Rassegna difonti archivistiche,S. Patacconi ed., Rimini 1997Autori variMedioevo fantastico e cortese.Arte a Rimini fra Comune eSignoria,a c. di P. G. Pasini, MuseiComunali, Rimini 1998E. Tosi BrandiAbbigliamento e societàa Rimini nel XV secolo,Panozzo ed., Rimini 2000P. G. PasiniIl Tempio <strong>malat</strong>estiano.Splendore cortese eclassicismo umanistico,Skira ed., Milano 2000Il potere, le arti, la guerra.Lo splendore dei Malatesta,a c. di A. Donati,Mostra (Rimini),Electa, Milano 2001

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