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Teología24marzoabril2011Nota. Dado que no es un indiv<strong>id</strong>uo, sino una situaciónpropia de todo indiv<strong>id</strong>uo mortal, es indeb<strong>id</strong>opersonificar la muerte.2. El alma de las plantas y el alma de las bestias son corruptiblesy mortales. En efecto, ellas pe<strong>re</strong>cen totalmente,ya que todas sus funciones vitales dependende algunos órganos corpó<strong>re</strong>os que, con la muerte, sedescomponen y <strong>re</strong>tornan a sus elementos materiales.3. El alma humana es incorruptible e inmortal. En efecto,ella no puede pe<strong>re</strong>cer di<strong>re</strong>ctamente, es decir, nopuede descomponerse, por ser una sustancia simple(es decir, no está compuesta de elementos materialescorruptibles). Tampoco puede pe<strong>re</strong>cer indi<strong>re</strong>ctamente,ya que el alma humana no necesita del cuerpo yde los órganos corpó<strong>re</strong>os para ejercer sus funcionesinmateriales propias (el poder intelectual y el poderde autodeterminación).Nota: Después de estás t<strong>re</strong>s anotaciones típicas del dualismopsicosomático, evaluamos las posturas escatológicasdel materialismo, del <strong>re</strong>encarnacionismo y delpanteísmo, hasta llegar a la doctrina de la <strong>re</strong>sur<strong>re</strong>cción.Contestamos: Aunque el <strong>re</strong>encarnacionismo confirma nuestrodeseo natural de inmortal<strong>id</strong>ad; sin embargo, no salva laindiv<strong>id</strong>ual<strong>id</strong>ad y la personal<strong>id</strong>ad del ser humano. Por tanto,no salvando la <strong>id</strong>ent<strong>id</strong>ad indiv<strong>id</strong>ual, no se puede hablar deuna inmortal<strong>id</strong>ad, más b<strong>ie</strong>n se trataría de un aniquilam<strong>ie</strong>ntode nuestra personal<strong>id</strong>ad.La supervivencia según el panteísmoEl panteísmo (Dios es el Todo, es decir, el Todo es Dios)dice que el cuerpo humano es sólo una ilusión efímera,m<strong>ie</strong>ntras que el alma humana espiritual constituiría unasola e <strong>id</strong>éntica sustancia con la sustancia divina, de la queseríamos una emanación o manifestación fugaz. Al términode esta v<strong>id</strong>a ter<strong>re</strong>nal, el alma se <strong>re</strong>uniría con el granTodo, sin poseer ni indiv<strong>id</strong>ual<strong>id</strong>ad ni conc<strong>ie</strong>ncia de sí.La supervivencia metafórica según el materialismoEl materialismo afirma que el ser humano es puro cuerpocorruptible, así que sería absurdo hablar de alma y deinmortal<strong>id</strong>ad. Un materialista concede que pod<strong>re</strong>mos serconmemorados únicamente por nuestras obras.Al materialismo contestamos que el homb<strong>re</strong> no es purocuerpo mortal. En efecto, es un compuesto de un cuerpoanimado por el alma, que es principio de las operacionesmateriales de la v<strong>id</strong>a vegetativa y de la v<strong>id</strong>a sensitiva (comunescon las plantas y con los animales). La misma almahumana es también principio de las operaciones inmaterialesdel conocim<strong>ie</strong>nto intelectual y del que<strong>re</strong>r <strong>re</strong>flexivo. Estasdos operaciones son inmortales, ya que no dependen di<strong>re</strong>ctamentedel cuerpo corruptible. Por esta independenciadel cuerpo el alma humana no puede perder su existenciaindiv<strong>id</strong>ual y sigue comunicándose personalmente con losdemás se<strong>re</strong>s espirituales.La supervivencia según el <strong>re</strong>encarnacionismoEl <strong>re</strong>encarnacionismo (metempsicosis, trasmigración delas almas) dice que nuestro cuerpo es mortal, pero segui<strong>re</strong>mosviv<strong>ie</strong>ndo en otro cuerpo. En efecto, en una v<strong>id</strong>a anterioralgu<strong>ie</strong>n de nosotros pudo haberse encarnado en unaplanta o en un animal o en algún ser humano. Ahora b<strong>ie</strong>n,en tales <strong>re</strong>ciclajes sucesivos, el ser humano encontraría lasoportun<strong>id</strong>ades necesarias para alcanzar su <strong>re</strong>alización. Ala hora de la muerte corporal, no habría una evaluaciónfinal. Sólo habría una nueva oportun<strong>id</strong>ad, para alcanzaruna forma de v<strong>id</strong>a mejorada.Al panteísmo contestamos que, negando la <strong>id</strong>ent<strong>id</strong>ad indiv<strong>id</strong>ual,ya no se puede hablar de inmortal<strong>id</strong>ad, más b<strong>ie</strong>nse trataría de una negación de la personal<strong>id</strong>ad.¿Qué es la <strong>re</strong>sur<strong>re</strong>cción de los muertos?Hemos sosten<strong>id</strong>o nuestra inmortal<strong>id</strong>ad ilimitada y personal;sin embargo, permanece la p<strong>re</strong>gunta inqu<strong>ie</strong>tante:“¿Cómo podría vivir mi alma separada del cuerpo al momentode mi muerte corporal?” En efecto, solamente s<strong>ie</strong>stá un<strong>id</strong>a a su cuerpo, el alma t<strong>ie</strong>ne la perfección de sunaturaleza. A tal p<strong>re</strong>gunta contestamos con el auxilio dela doctrina <strong>re</strong>sur<strong>re</strong>ccionista. (Etimológicamente, <strong>re</strong>sur<strong>re</strong>cciónes la acción de volver a levantar).La <strong>re</strong>sur<strong>re</strong>cción de los muertos es una forma de v<strong>id</strong>a quebrota de una corpo<strong>re</strong><strong>id</strong>ad nueva, incorruptible y gloriosaque <strong>re</strong>basa la corpo<strong>re</strong><strong>id</strong>ad actual integrada por elementosmateriales corruptibles.El cuerpo glorioso estará integrado por elementos inmaterialesincorruptibles. San Agustín admitía que la doctrinade la <strong>re</strong>sur<strong>re</strong>cción de los muertos era la más <strong>re</strong>chazada; sinembargo, él argumentaba así: (I) Dios, que c<strong>re</strong>ó al homb<strong>re</strong>de la nada, t<strong>ie</strong>ne poder para <strong>re</strong>sucitarlo. Él sabe cómo y dedónde <strong>re</strong>sucitarlo. (II) Dios puede <strong>re</strong>sucitar nuestros cuerposcorromp<strong>id</strong>os, así como es capaz de hacer milagros po<strong>re</strong>ncima de las leyes de la naturaleza.