12.07.2015 Views

Anarquismo y anarqu.a - Folletos Libertad

Anarquismo y anarqu.a - Folletos Libertad

Anarquismo y anarqu.a - Folletos Libertad

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

14Erico Malatesta<strong>Anarquismo</strong> y <strong>anarqu</strong>ía 19decadencia y arriesgarse a despertar simpatía hacia esa influencia al perseguirla?Dejando de lado todas las demás consideraciones, nos conviene siempre estar a favor de lalibertad, puesto que, si somos minoría, tendremos más fuerza moral al reclamar la libertad paratodos y podremos hacer respetar nuestra libertad, y si somos mayoría no tendremos motivo deviolar la libertad de los demás, si en verdad no nos proponemos imponer nuestra dominación...<strong>Libertad</strong> entonces, libertad para todos y en todo, sin otro límite que la igual libertad de losdemás: lo cual no significa -es inclusa ridículo tener que decirlo- que admitamos y queramosrespetar la “libertad” de explotar, de oprimir, de mandar, que es opresión y no libertad.<strong>Anarquismo</strong> y violenciaLos <strong>anarqu</strong>istas están en contra de la violencia. Esto es cosa sabida. La idea central del <strong>anarqu</strong>ismoes la eliminación de la violencia de la vida social, es la organización de las relacionessociales fundadas sobre la libertad de los individuos, sin intervención del gendarme. Por ellosomos enemigos del capitalismo que obliga a los trabajadores, apoyándose sobre la protecciónde los gendarmes, a dejarse explotar por los poseedores de los medios de producción o incluso apermanecer ociosos o a sufrir hambre cuando los patrones no tienen interés en explotarlos. Porello somos enemigos del Estado, que es la organización coercitiva, es decir violenta, de la sociedad.Pero si un caballero dice que él cree que es cosa estúpida y bárbara razonar a bastonazos yque es injusto y malvado obligar a alguien a hacer la voluntad de otro bajo la amenaza de un revólver,¿es acaso razonable deducir que ese caballero se propone hacerse dar bastonazos y sometersea la voluntad de otros sin recurrir a los medios más extremos de defensa?La violencia sólo es justificable cuando resulta necesaria para defenderse a sí mismo y a losdemás contra la violencia. Donde cesa la necesidad comienza el delito... El esclavo está siempreen estado de legitima defensa y, por lo tanto, su violencia contra el patrón, contra el opresor, essiempre moralmente justificable y sólo debe regularse por el criterio de la utilidad y de la economíadel esfuerzo humano y de los sufrimientos humanos.Hay por cierto otros hombres, otros partidos, otras escuelas tan sinceramente devotas delbien general como podemos serlo los mejores de nosotros. Pero lo que distingue a los <strong>anarqu</strong>istasde todos los demás es justamente el horror por la violencia, el deseo y el propósito de eliminarla violencia, es decir, la fuerza material, de las competencias entre los hombres.Se podría decir entonces que la idea específica que distingue a los <strong>anarqu</strong>istas es la abolicióndel gendarme, la exclusión de los factores sociales de la regla impuesta mediante la fuerzabruta, sea ésta legal o ilegal.Pero entonces se podrá preguntar por qué en la lucha actual contra las instituciones políticosocialesque consideran opresivas los <strong>anarqu</strong>istas han predicado y practicado, y predican y practicancuando pueden, el uso de los medios violentos que están sin embargo en evidente contradiccióncon sus fines. Y esto hasta el punto de que en ciertos momentos muchos adversarios debuena fe creyeron -y todos los de mala fe fingieron creer- que el carácter específico del <strong>anarqu</strong>ismoera justamente la violencia.La pregunta puede parecer embarazosa, pero es posible responderla en pocas palabras. Ocurreque para que dos personas vivan en paz es necesario que ambas deseen la paz; si uno de losdos se obstina en querer obligar por la fuerza al otro a trabajar para él y a servirlo, para que eseotro pueda conservar su dignidad de hombre y no quedar reducido a la más abyecta esclavitud,Ha habido en Italia un partido que, con fines de elevada civilidad, se ha aplicado a extinguiren las masas toda fe en la violencia... y logró hacerlas incapaces de toda resistencia cuando llegóel fascismo. Me pareció que el mismo Turati ha reconocido más o menos claramente o lamentadoeste hecho en su discurso de París, en ocasión de la conmemoración de Jaurés.Los <strong>anarqu</strong>istas no son hipócritas. Es necesario rechazar la fuerza con la fuerza: hoy contralas opresiones de hoy; mañana contra las opresiones que pudieran tratar de sustituir a las de hoy.Mc Kinley, jefe de la oligarquía norteamericana, instrumento y defensor de los grandes capitalistas,traidor de los cubanos y los filipinos, el hombre que autorizó la masacre de los huelguistasde Hazleton, las torturas de los mineros de Idaho y las mil infamias que todos los días se cometencontra los trabajadores en la “república modelo”, el que encarnaba la política militarista,conquistadora, imperialista a que se lanzó la pingüe burguesía americana, cayó víctima del revólverde un <strong>anarqu</strong>ista.¿De qué queréis que nos aflijamos, como no sea por la suerte reservada al hombre generosoque, oportuna o inoportunamente, con buena o mala táctica, se ofreció en holocausto a la causade la igualdad y de la libertad?“El acto de Czolgosz (podría responder L´Agitazione) no ha hecho progresar en nada la causadel proletariado y de la revolución; a Mc Kinley le sucede su igual, Roosevelt, y todo quedaen el estado anterior, salvo que la posición se ha vuelto un poco más difícil para los <strong>anarqu</strong>istas."Y puede ocurrir que L´Agitazione tenga razón: más aún, en el ambiente norteamericano,por lo que yo sé, me parece probable que sea así.Y esto quiere decir que en la guerra hay movimientos brillantes y otros equivocados, haycombatientes sagaces y otros que, dejándose llevar por el entusiasmo, se ofrecen como fácilblanco al enemigo, y quizás comprometen la posición de los compañeros; esto quiere decir quecada uno debe aconsejar, defender y practicar la táctica que crea más adecuada para lograr lavictoria en el tiempo más breve con el menor sacrificio posible; pero no puede alterar el hechofundamental, evidente, de que quien combate bien o mal contra nuestro enemigo y con nuestrosmismos propósitos es nuestro amigo y tiene derecho no sólo a nuestra incondicional aprobación.sino también a nuestra cordial simpatía.El hecho de que la unidad combatiente sea una colectividad o un individuo solo no puedecambiar nada en el aspecto moral de la cuestión. Una insurrección armada que se realiza en formainoportuna puede producir un daño real o aparente para la guerra social que nosotros libramos,como ocurre con un atentado individual que choca contra el sentimiento popular; pero si lainsurrección se hace para conquistar la libertad, no habrá nadie que se atreva a negar el carácterde combatientes político-sociales que tienen los insurgentes vencidos. ¿Por qué debería ser dedistinta manera en caso de que el insurgente sea uno solo?...Aquí no se trata de discutir de táctica. Si se tratase de eso, yo diría que en líneas generalesprefiero la acción colectiva más bien que la individual, incluso porque en el caso de la accióncolectiva, que requiere cualidades medias bastantes comunes, se puede realizar más o menos laasignación de tareas, mientras que no se puede contar con el heroísmo excepcional y por naturalezaesporádico, que requiere el sacrificio individual. Se trata ahora de una cuestión más elevada:se trata del espíritu revolucionario, del sentimiento casi instintivo de odio contra la opresión,sin el cual no vale nada la letra muerta de los programas, por más libertarios que sean los propósitosque se afirmen; se trata del espíritu de combatividad, sin el cual incluso los <strong>anarqu</strong>istas sedomestican, y terminan por una u otra vía en el pantano del legalismo...Gaetano Bresci, operario y <strong>anarqu</strong>ista, asesinó al rey Humberto. Dos hombres: uno muerto

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!