99 (1991) - Sociedad Española de Estudios Clásicos

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3 8 M." JOSÉ VEGAmantener un orden social 13. Además de aspectos políticos y académicos,la querella aborda un problema semántico fundamental: larelación entre la elocuencia y la sabiduría, y la unión constitutivadel significado y las palabras. Para el sector pro-latino, el conocimientorequiere un vehículo semánticamente preciso, certero y capazde concisión (i.e., la lengua no sólo es vehículo de conocimiento,sino que en cierto modo, lo constituye; cf. Ong, 1971,134-5 pp. 171; Waswo, 1987, pp. 191, 219). La sabiduría está no sólotransmitida, sino también conformada por las lenguas clásicas,mientras que las lenguas vulgares son un vehículo inepto cuyoacervo léxico carece de especificidad, propiedad y autoridad. Porotra parte, la retórica enseña que una misma materia puede exponerseen varios estilos, ser objeto de amplificaciones, de distintasformulaciones según la ocasión o el auditorio, y cifra las figuras ymuchos aspectos de la elocución en términos vestimentarios y cosméticos.Las fórmulas de la copiosidad y de la variación de estiloproporcionan modelos de lenguaje semánticamente no constitutivo.Bajo esta aparente contradicción subyacen dos modos de considerarlas lenguas clásicas: desde la precisión y aptitud en ladesignación (científica), y desde la abundancia y la copiosidad (retóricas).La lengua vulgar suma a su inopia (retórica) la inadecuacióncientífica y la indigencia terminológica (cf. Speroni, 1542,p. 124r).La percepción de la historia de la lengua latina (y de las clásicas,en general) como una secuencia de crecimiento o engrandecimiento,madurez o culminación y posterior declinación está claramenteexplícita en obras cuatrocentistas (cf. Fubini, 1961, pp. 529,549; Grayson, 1960, pp. 11-13) 14. Este entendimiento cíclico reaparecel3 La cortesanía, fuertemente vulgarizada, pero no identificable con la plebe, introduce untercer elemento. Ni los doctos reconocen a los cortesanos como de los suyos ni éstos, por suparte, se reconocen en la descripción letrada del vulgo ignaro. Uno de los personajes del Dialogode Speroni es, precisamente, el Cortesano: se trata de un personaje colectivo y anónimo-frente a la identidad individual del resto de los interlocutores- cuya reacción pro-vulgar esmás anti-docta que anti-latina; sintomáticamente, Speroni lo muestra vindicando el grupo alque or exclusión, se siente asimilado (Speroni, 1542, p. 119r).? Este proceso histórico, en los términos de «subida»-«cumbre»-«declinación)~, es el quevertebra el prólogo-dedicatoria de la Gramática castellana de Nebrija. En él, la secuencia estádeterminada por razones políticas cuya ascendencia y extensión ha estudiado Asensio (1960,passim; vid quoque Terracini, 1979, p. 93). Para la formulación de la relación lengua-imperio (ligadaa la corrupción y bastardía, vid. supra) en la obra de Lorenzo Valla cfr. Asensio, 1960,p. 401; Fubini, 1961, p. 547 SS., si bien Valla afirma que la decadencia cultural, consecuencia de lacaída del imperio, puede ser recuperada y salvaguardada por el tutelaje de la Iglesia católica,única institución que vela por la continuidad de la transmisión del latín. En el caso de las defensasitalianas la determinación política es infrecuente (pero véase P.e. la utilización de la

y se afirma en las defensas del siglo xvr, que presentan a la lenguavulgar en los momentos 'ascendentes' en contraposición con los'descendentes' de la lengua latina. Una de las familias analógicasmás desarrolladas en las querellas quinientistas es la que proponeel entendimiento de las lenguas vulgares y clásicas y de sus relacionesmutuas mediante la comparación de esta secuencia evolutivacon un ciclo orgánico (niñez-juventud-madurez-vejez). En todocaso, afirmar este desarrollo cíclico y orgánico de las lenguas privaa las clásicas de su posición privilegiada (superior por naturaleza)y permite relativizar su supremacía.El foro del crecimiento orgánico (particularmente, el que asemejalas lenguas a los árboles) favorece una nueva argumentaciónen la legitimación del vernacular. En primer lugar, dentro del ciclovital, los valores del vulgar pasan a ser valores de futuro: es lalengua naciente y pujante -aún pequeña, sin cultivar- frente ala frondosidad, pero también vejez, de las clásicas. En segundo lugar,permite invertir y neutralizar la consideración de la lenguavulgar como corrupción de la latina mediante el razonamiento deque toda corrupción -como muestra la naturaleza- implica lageneración de otra cosa (Speroni, 1542, pp. 117r-118v; Du Bellay,[1549] 1972, 1 9, p. 43; «la mutazione della lingua latina nella volgarenon si dee chiamare corruzione, ma generazione)), Varchi,1570, p. 121).Por otra parte, la asimilación lenguas-árboles permite variadosdesarrollos fóricos que abundan en los valores de futuro del vulgarmediante la oposición entre naturaleza y artificio. La concienciadel desarrollo y evolución de las lenguas evidencia un hechofundamental: éstas no han sido siempre excelentes (nacieron comolenguas maternas), sino que devienen tales por la diligencia dequienes las cultivan. Todas las lenguas -dirán Speroni y DuBellay- son, en su inicio, un tallo frágil. Algunas crecerán comoplantas silvestres, sin cuidado ni adorno, y envejecerán sin cuidadoy sin frutos. Los romanos fueron, simplemente, buenos agricultoresde su lengua: podan ramos inútiles e injertan otros (de lalengua griega) con tal maestría que lo injertado se confunde conel tronco original. De aquí surgen las flores y los frutos de la elocuencia(Speroni, 1542, p. 117r, Du Bellay, [1549], 1972, 1 3, p. 28).unión lengua-imperio en Lorenzo de Medici en Baron, 1955, 11, p. 310). puesto que no hay unasituación unitaria y expansiva, antes bien, de fragmentación y, en algunos casos, de someti-

y se afirma en las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong>l siglo xvr, que presentan a la lenguavulgar en los momentos 'ascen<strong>de</strong>ntes' en contraposición con los'<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ntes' <strong>de</strong> la lengua latina. Una <strong>de</strong> las familias analógicasmás <strong>de</strong>sarrolladas en las querellas quinientistas es la que proponeel entendimiento <strong>de</strong> las lenguas vulgares y clásicas y <strong>de</strong> sus relacionesmutuas mediante la comparación <strong>de</strong> esta secuencia evolutivacon un ciclo orgánico (niñez-juventud-madurez-vejez). En todocaso, afirmar este <strong>de</strong>sarrollo cíclico y orgánico <strong>de</strong> las lenguas privaa las clásicas <strong>de</strong> su posición privilegiada (superior por naturaleza)y permite relativizar su supremacía.El foro <strong>de</strong>l crecimiento orgánico (particularmente, el que asemejalas lenguas a los árboles) favorece una nueva argumentaciónen la legitimación <strong>de</strong>l vernacular. En primer lugar, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ciclovital, los valores <strong>de</strong>l vulgar pasan a ser valores <strong>de</strong> futuro: es lalengua naciente y pujante -aún pequeña, sin cultivar- frente ala frondosidad, pero también vejez, <strong>de</strong> las clásicas. En segundo lugar,permite invertir y neutralizar la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la lenguavulgar como corrupción <strong>de</strong> la latina mediante el razonamiento <strong>de</strong>que toda corrupción -como muestra la naturaleza- implica lageneración <strong>de</strong> otra cosa (Speroni, 1542, pp. 117r-118v; Du Bellay,[1549] 1972, 1 9, p. 43; «la mutazione <strong>de</strong>lla lingua latina nella volgarenon si <strong>de</strong>e chiamare corruzione, ma generazione)), Varchi,1570, p. 121).Por otra parte, la asimilación lenguas-árboles permite variados<strong>de</strong>sarrollos fóricos que abundan en los valores <strong>de</strong> futuro <strong>de</strong>l vulgarmediante la oposición entre naturaleza y artificio. La conciencia<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo y evolución <strong>de</strong> las lenguas evi<strong>de</strong>ncia un hechofundamental: éstas no han sido siempre excelentes (nacieron comolenguas maternas), sino que <strong>de</strong>vienen tales por la diligencia <strong>de</strong>quienes las cultivan. Todas las lenguas -dirán Speroni y DuBellay- son, en su inicio, un tallo frágil. Algunas crecerán comoplantas silvestres, sin cuidado ni adorno, y envejecerán sin cuidadoy sin frutos. Los romanos fueron, simplemente, buenos agricultores<strong>de</strong> su lengua: podan ramos inútiles e injertan otros (<strong>de</strong> lalengua griega) con tal maestría que lo injertado se confun<strong>de</strong> conel tronco original. De aquí surgen las flores y los frutos <strong>de</strong> la elocuencia(Speroni, 1542, p. 117r, Du Bellay, [1549], 1972, 1 3, p. 28).unión lengua-imperio en Lorenzo <strong>de</strong> Medici en Baron, 1955, 11, p. 310). puesto que no hay unasituación unitaria y expansiva, antes bien, <strong>de</strong> fragmentación y, en algunos casos, <strong>de</strong> someti-

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