99 (1991) - Sociedad Española de Estudios Clásicos

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28 NARCISO SANTOS YANGUAShecho provocaría un cierto resentimiento social en el marco de algunascapas de la población trabajadora), la afición desmedida alos juegos de azar.. .Hasta los propios dioses, según palabras del historiador antioqueno,se habrían confabulado para lograr la destrucción del Imperio,lo que se relaciona con el hecho de que los emperadorespermitiesen a los bárbaros su asentamiento en suelo provincialcomo federados del Estado romano. El agobio provocado por estainfiltración de elementos extraños en el marco de la realidad socio-políticadel Imperio conduciría no sólo al reforzamiento de lacrisis sino también a que los propios contemporáneos de AmmianoMarcelino tomasen conciencia más clara de la misma.En este sentido el aumento del refinamiento en el vestir, asícomo de los placeres sensibles, unido a la afición cada vez másfuerte por los gustos culinarios y de la bebida, y el amor a las carrerasde caballos y al juego constituyen otros tantos síntomas dela crisis bajoimperial, que se complementaría con la impunidad deciertos personajes y el desprecio de la honradez, de manera que lacorrupción pasaría a convertirse en práctica habitual entre losfuncionarios y empleados palaciegos (eunucos sobre todo) 62.En tales circunstancias no puede resultar extraño que los intentosde desestabilización se multiplicasen, a pesar de que todosellos acabarían por ser abortados tras un período más o menosprolongado de tiempo; el siguiente ejemplo que nos refleja nuestrohistoriador puede servirnos como exponente de ello: ((Entre éstos(integrantes del servicio policial secreto) se distinguía el notarioPaulo, originario de España, impenetrable bajo su rostro imberbe,quien contaba con un olfato especial para urdir la perdición decualquiera. Enviado a Britannia a la búsqueda de unos oficialesque habían tenido la imprudencia de conspirar con Magnencio,aunque no le opusieron resistencia, sobrepasó demasiado librementesus icstrucciones, engulló a la manera de un torrente la fortunade muchos de ellos y se dejó llevar por destrucciones y ruinasde toda clase, cargando con cadenas los cuerpos de los hombreslibres, imponiendo a otros de ellos la vergüenza de la prisión yacumulando un sinfín de acusaciones, muy alejadas normalmentede la realidad» 63.M. Santos, «Los eunucos en la administración romana del Bajo Imperio según AmmianoMarcelino)), RIS 24. 1977, p. 541 y SS.63 Arnm. Marc. XIV 5. 6.

CRISIS ANTIGUA Y MUNDO ACTUAL 29En el desarrollo de todo este proceso cabe añadir igualmenteel inmoderado uso de los tejidos (incluidos los trajes de seda), elfausto adquirido en edificaciones y mobiliario (tanto de la administraciónestatal como de los propios particulares), el refinamientoconseguido desde el punto de vista gastronómico, el quebrantamientocada vez más acelerado de la disciplina militar, el aumentodel numero de personas que no gozaban de libertad en cuanto asu comportamiento, la adulación a los poderosos que desempeñabancargos en la administración central o provincial, el horror quela lectura y el cultivo de los valores intelectuales pro~ocaba~~, elmenosprecio por los estudios humanísticos (algo muy común enlos países actuales que se consideran desarrollados, o por lo menosen vías de estarlo), la afición a las arte mágicas, astronómicasy parapsicológicas ..., todo lo cual contribuiría enormemente a ladegeneración más absoluta del espíritu ciudadano.De esta manera la opresión enraizaría, hasta el punto de generalizarse,entre los componentes de las clases sociales inferiores,coadyuvando a ello tanto la rapacidad como el comportamientode los integrantes del aparato burocrático estatal romano, lo queprovocaría sin duda un amplio descontento en el plano social, exponenteinnegable de una sociedad en situación de crisis65.Como consecuencia de ello, aun cuando los problemas derivadosde la penetración de poblaciones exteriores en el territorioprovincial romano favorecerían sin duda una situación de caos,parecen revestir menos importancia para nuestro historiador quelos reajustes internos, entre los que cabe subrayar las delaciones yacusaciones infundadas, los falsos testimonios y calumnias, los juiciosde farsa, condenas y eliminación de personajes importantes,la corrupción generalizada de los miembros del aparato administrativo-gobernante,las traiciones continuadas ... 66.En este contexto no debemos desdeñar en modo alguno el hechode que Ammiano Marcelino dirija sus críticas contra la plebe(generalmente de las ciudades) y el colectivo de patricios refinados,mostrando una actitud moralista y exigente frente a la depra-LO que contrasta con el ansia desmesurada de dinero, en lo que casi todas las personascifraban el primer objetivo de su escala de valores y de sus aspiraciones vitales.65 La administración romana no lograría en todos los casos, a pesar de intentarlo, controlarlos efectos producidos por la situación que se había desencadenado. Cf. R. McMullen, Roman'sGovernment Response to Crisis, Harvard 1977.H. Funke, ((Majestats- und Magieprozesse bei Ammianus Marcellinus», JbAC 10 1967,p. 145 y SS.

CRISIS ANTIGUA Y MUNDO ACTUAL 29En el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> todo este proceso cabe añadir igualmenteel inmo<strong>de</strong>rado uso <strong>de</strong> los tejidos (incluidos los trajes <strong>de</strong> seda), elfausto adquirido en edificaciones y mobiliario (tanto <strong>de</strong> la administraciónestatal como <strong>de</strong> los propios particulares), el refinamientoconseguido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista gastronómico, el quebrantamientocada vez más acelerado <strong>de</strong> la disciplina militar, el aumento<strong>de</strong>l numero <strong>de</strong> personas que no gozaban <strong>de</strong> libertad en cuanto asu comportamiento, la adulación a los po<strong>de</strong>rosos que <strong>de</strong>sempeñabancargos en la administración central o provincial, el horror quela lectura y el cultivo <strong>de</strong> los valores intelectuales pro~ocaba~~, elmenosprecio por los estudios humanísticos (algo muy común enlos países actuales que se consi<strong>de</strong>ran <strong>de</strong>sarrollados, o por lo menosen vías <strong>de</strong> estarlo), la afición a las arte mágicas, astronómicasy parapsicológicas ..., todo lo cual contribuiría enormemente a la<strong>de</strong>generación más absoluta <strong>de</strong>l espíritu ciudadano.De esta manera la opresión enraizaría, hasta el punto <strong>de</strong> generalizarse,entre los componentes <strong>de</strong> las clases sociales inferiores,coadyuvando a ello tanto la rapacidad como el comportamiento<strong>de</strong> los integrantes <strong>de</strong>l aparato burocrático estatal romano, lo queprovocaría sin duda un amplio <strong>de</strong>scontento en el plano social, exponenteinnegable <strong>de</strong> una sociedad en situación <strong>de</strong> crisis65.Como consecuencia <strong>de</strong> ello, aun cuando los problemas <strong>de</strong>rivados<strong>de</strong> la penetración <strong>de</strong> poblaciones exteriores en el territorioprovincial romano favorecerían sin duda una situación <strong>de</strong> caos,parecen revestir menos importancia para nuestro historiador quelos reajustes internos, entre los que cabe subrayar las <strong>de</strong>laciones yacusaciones infundadas, los falsos testimonios y calumnias, los juicios<strong>de</strong> farsa, con<strong>de</strong>nas y eliminación <strong>de</strong> personajes importantes,la corrupción generalizada <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l aparato administrativo-gobernante,las traiciones continuadas ... 66.En este contexto no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar en modo alguno el hecho<strong>de</strong> que Ammiano Marcelino dirija sus críticas contra la plebe(generalmente <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s) y el colectivo <strong>de</strong> patricios refinados,mostrando una actitud moralista y exigente frente a la <strong>de</strong>pra-LO que contrasta con el ansia <strong>de</strong>smesurada <strong>de</strong> dinero, en lo que casi todas las personascifraban el primer objetivo <strong>de</strong> su escala <strong>de</strong> valores y <strong>de</strong> sus aspiraciones vitales.65 La administración romana no lograría en todos los casos, a pesar <strong>de</strong> intentarlo, controlarlos efectos producidos por la situación que se había <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado. Cf. R. McMullen, Roman'sGovernment Response to Crisis, Harvard 1977.H. Funke, ((Majestats- und Magieprozesse bei Ammianus Marcellinus», JbAC 10 1967,p. 145 y SS.

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