99 (1991) - Sociedad Española de Estudios Clásicos

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12 NARCISO SANTOS YANGUASforma de gobierno existente en las mismas importaba poco con talde que se vieran privadas total o parcialmente de su libertad deacción. En este contexto la presencia de una caricatura de democracia,ejercida por un epistates y supervisada por un destacamentode mercenarios al servicios del soberano, en modo alguno podíaconvertirse en peligrosa, de manera que algunos de tales monarcastrataron de llegar a atraerse a las masas populares con elfin de hacer frente a una especie de burguesía que les era hostil.Quizá existiesen varios motivos para dicha hostilidad, de loscuales uno de los más importantes sería el conjunto de impuestosque el soberano exigía de cada una de las ciudades vencidas oaliadas; este tipo de impuestos gravaba enormemente las finanzasde cada centro urbano al tiempo que eran consideradas como unaafrenta ignominiosa. De ahí que el hecho de que una ciudad seviese eximida durante un período de tiempo más o menos ampliode la obligación de abonar puntualmente tales cargas fuese consideradopor sus habitantes como un favor, que encontraría su expresiónen una serie de decretos honoríficos dedicados al monarca,incluyéndose entre ellos la celebración de fiestas religiosas ensu honor 15.Como norma común en el turbulento mundo griego de finalesdel siglo IV a.n.e. y toda la centuria siguiente la fortura cambiabamuy a menudo de campo: los núcleos de población fieles a los Lágidas,por ejemplo, al caer bajo el poder de los Seléucidas experimentabanel castigo de su fidelidad y viceversa. Por ello resultamucho más destacable la habilidad puesta de manifiesto por losrodios en cuanto al mantenimiento de una neutralidad fructíferaentre los monarcas antagonistas; del mismo modo durante el siglo11 al aliarse con Roma las ciudades griegas buscaban como objetivoprioritario conservar su independencia, preparando de esa manerael camino para un nuevo y completo servilismo 16.En el interior de dichas ciudades, en las que la vida políticahabía dejado de constituir un elemento real en cuanto a su funcionamientoefectivo, paulatinamente se iba configurando una sociedadnueva. Las conquistas de Alejandro dieron paso en un principioa una considerable afluencia de riquezas en el ámbito delmundo griego; esta situación se tradujo en un alza generalizada del5 Sin embargo, tales treguas no solían durar más que hasta el momento en que el soberanocorrespondiente tenía necesidad de asegurarse la fidelidad de la ciudad.l6 L. Braccesi, «Le tirannidi e gli sviluppi politici ed economico-socialin, Sroria e civiltu deiGreci 1, 2, 1978, p. 329 y ss.

CRISIS ANTIGUA Y MUNDO ACTUAL 13los precios, así como en una ampliación de los intercambios, porlo que podemos asegurar que los grandes dinastas helenísticos acomienzos del siglo 111 contaban en sus manos con un mundopróspero y rico 17.Ahora bien, esta prosperidad y riqueza se hallaban muy desigualmenterepartidas; así, en la Grecia propiamente dicha, sobretodo en la región del Peloponeso, pero igualmente en sus partesseptentrional y central, la gran mayoría de los campesinos apenasse habían visto favorecidos por esta prosperidad, por lo que,como consecuencia de ello, la crisis agraria, que ya se había cebadocon fuerza en ellos durante el siglo IV, se vio agravada por momentos.Junto a ello, numerosas personas se habían dirigido haciaOriente en busca de fabulosas riquezas, abandonando los camposque, de esta forma, pasarían a manos de hábiles especuladores.Sin embargo, pese a las fundaciones nuevas de ciudades y a lanecesidad de alfuencia de griegos a estos nuevos centros de poblaciónen el transcurso de las últimas décadas del siglo iv y los iniciosde la centuria siguiente, las posibilidades de emigración conéxito se veían cada vez más mermadas. Por lo general estos emigradosde las ciudades griegas más antiguas, tras haber dilapidadoel fruto de unos cuantos años de rapiñas y guerras, pasarían a unasituación de miseria más acusada que en los momentos históricosprecedentes 18.Ahora bien, en el marco de las distintas ciudades la situaciónno era mucho más halagüeña, dado que la miseria se había apoderadoigualmente, al menos en parte, de muchos elementos de lacomunidad. Aunque el mundo oriental se había visto envuelto enun amplio desarrollo a todos los niveles, la proliferación de centrosde producción artesanal acabaría por cercenar las salidas tradicionalesde los artesanos griegos, quienes, si exceptuamos algunoscasos muy aislados, no trabajarían ya con otro fin que con elde dar satisfacción a una demanda enormemente localizada 19.Pero es que, además, el alza generalizada de los precios agravaríacada vez más la miseria de una plebe urbana, que, junto al7 M. Rostovtzeff, Historia social y econbmica del mundo helenístico, Madrid 1967', vol. 1,p. 256 y SS.Las realistas descripciones de Polibio ponen de manifiesto la miseria y el abandono delos campos griegos durante las centurias Ir1 y 11 ame.; a ello hay que añadir que la agitaciónsocial y los movimiento revolucionarios habían pasado a convertirse en una situación endémica.l9 L. Suarez Fernandez, Manual de historia universal. 11: Edad Antigua, Madrid 1973',p. 354.

12 NARCISO SANTOS YANGUASforma <strong>de</strong> gobierno existente en las mismas importaba poco con tal<strong>de</strong> que se vieran privadas total o parcialmente <strong>de</strong> su libertad <strong>de</strong>acción. En este contexto la presencia <strong>de</strong> una caricatura <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia,ejercida por un epistates y supervisada por un <strong>de</strong>stacamento<strong>de</strong> mercenarios al servicios <strong>de</strong>l soberano, en modo alguno podíaconvertirse en peligrosa, <strong>de</strong> manera que algunos <strong>de</strong> tales monarcastrataron <strong>de</strong> llegar a atraerse a las masas populares con elfin <strong>de</strong> hacer frente a una especie <strong>de</strong> burguesía que les era hostil.Quizá existiesen varios motivos para dicha hostilidad, <strong>de</strong> loscuales uno <strong>de</strong> los más importantes sería el conjunto <strong>de</strong> impuestosque el soberano exigía <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s vencidas oaliadas; este tipo <strong>de</strong> impuestos gravaba enormemente las finanzas<strong>de</strong> cada centro urbano al tiempo que eran consi<strong>de</strong>radas como unaafrenta ignominiosa. De ahí que el hecho <strong>de</strong> que una ciudad seviese eximida durante un período <strong>de</strong> tiempo más o menos amplio<strong>de</strong> la obligación <strong>de</strong> abonar puntualmente tales cargas fuese consi<strong>de</strong>radopor sus habitantes como un favor, que encontraría su expresiónen una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>cretos honoríficos <strong>de</strong>dicados al monarca,incluyéndose entre ellos la celebración <strong>de</strong> fiestas religiosas ensu honor 15.Como norma común en el turbulento mundo griego <strong>de</strong> finales<strong>de</strong>l siglo IV a.n.e. y toda la centuria siguiente la fortura cambiabamuy a menudo <strong>de</strong> campo: los núcleos <strong>de</strong> población fieles a los Lágidas,por ejemplo, al caer bajo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los Seléucidas experimentabanel castigo <strong>de</strong> su fi<strong>de</strong>lidad y viceversa. Por ello resultamucho más <strong>de</strong>stacable la habilidad puesta <strong>de</strong> manifiesto por losrodios en cuanto al mantenimiento <strong>de</strong> una neutralidad fructíferaentre los monarcas antagonistas; <strong>de</strong>l mismo modo durante el siglo11 al aliarse con Roma las ciuda<strong>de</strong>s griegas buscaban como objetivoprioritario conservar su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, preparando <strong>de</strong> esa manerael camino para un nuevo y completo servilismo 16.En el interior <strong>de</strong> dichas ciuda<strong>de</strong>s, en las que la vida políticahabía <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> constituir un elemento real en cuanto a su funcionamientoefectivo, paulatinamente se iba configurando una sociedadnueva. Las conquistas <strong>de</strong> Alejandro dieron paso en un principioa una consi<strong>de</strong>rable afluencia <strong>de</strong> riquezas en el ámbito <strong>de</strong>lmundo griego; esta situación se tradujo en un alza generalizada <strong>de</strong>l5 Sin embargo, tales treguas no solían durar más que hasta el momento en que el soberanocorrespondiente tenía necesidad <strong>de</strong> asegurarse la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> la ciudad.l6 L. Braccesi, «Le tirannidi e gli sviluppi politici ed economico-socialin, Sroria e civiltu <strong>de</strong>iGreci 1, 2, 1978, p. 329 y ss.

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