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<strong>LA</strong> <strong>ANTIDIETA</strong> 63<br />
Quizás lo que voy a decir sorprenda: la razón de que instintivamente nos<br />
atraiga la fruta es que se trata, incuestionablemente, del alimento más<br />
importante que se puede aportar al cuerpo humano, el único al cual nuestra<br />
especie esta biológicamente adaptada.<br />
El 15 de mayo de 1979 el New York Times publicó un artículo sobre la<br />
obra del doctor Alan Walker, eminente antropólogo de la John Hopkins<br />
University. El trabajo cayó como una bomba entre los médicos, dietistas y<br />
especialistas en nutrición que no estaban al tanto de la inmensa importancia<br />
de la fruta en la dieta humana. Los descubrimientos del doctor Walker<br />
indican que «nuestros primeros antepasados humanos no se alimentaban<br />
predominantemente de carne, ni tampoco de semillas, brotes, hojas, o<br />
hierba. Tampoco eran omnívoros, sino que al parecer han subsistido<br />
principalmente con una dieta de frutas». El doctor Walker encontró una<br />
manera interesantísima de determinar las tendencias dietéticas, estudiando<br />
las estrías o marcas de los dientes. Los diversos alimentos dejan marcas<br />
características diferentes sobre los dientes. En sus estudios realizados sobre<br />
dientes fósiles, el doctor Walker observó que, hasta la fecha «no se han<br />
encontrado excepciones. Cada diente que fue examinado, de los<br />
provenientes de los homínidos del período de doce millones de años que<br />
conducen al Homo erectus, resultó ser el de un comedor de frutas». ¡Vaya!,<br />
si casi se oye el rechinar de dientes en la Asociación de ganaderos.<br />
Como estamos biológicamente adaptados para comer fruta, es mucho más<br />
importante pensar en qué cantidad de fruta y no de proteína vamos a comer<br />
durante el día.<br />
En quince años jamás he encontrado una persona con una deficiencia<br />
proteínica, pese al hecho de que efectivamente existe en circunstancias<br />
devastadoras, como el kwashiorkor. En cambio, he visto centenares que<br />
presentaban envenenamientos por exceso de proteínas, y la mayoría de<br />
ellos no estaban comiendo suficiente cantidad de fruta El consumo<br />
excesivo de proteínas ha sido relacionado con diferentes formas de cáncer<br />
(mama, hígado y vejiga) y con un incremento en la incidencia de la<br />
leucemia.1 De acuerdo con William J. Mayo, en una conferencia<br />
pronunciada ante el Colegio Norteamericano de Cirujanos: «En los últimos<br />
100 años, el consumo de carne se ha incrementado en un 400 por ciento. El<br />
cáncer de estómago alcanza a casi un tercio de todas las formas de cáncer