LA ANTIDIETA 1

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30.11.2012 Views

LA ANTIDIETA 54 por los intestinos, y la manera de asegurarlo es no consumir más que un alimento concentrado por vez, no dos. Comer simultáneamente dos alimentos concentrados sería causa de que estos se pudran, y una comida que se pudre NO PUEDE SER ASIMILADA. Una combinación inadecuada de alimentos altera drásticamente los ciclos de asimilación y de eliminación. Hay una manera muy simple de evitar todo este problema. Si queréis comer un bistec, o un trozo de pescado o de pollo, perfecto. Simplemente, poned atención en que si vais a comer cualquier cosa que sea carne ese deberá ser vuestro único alimento concentrado para esa comida. Eso significa que no debéis acompañarlo de ningún otro alimento concentrado: nada de patatas, ni de arroz, fideos, queso o pan; con él comed solamente alimentos de alto contenido de agua. En otras palabras, acompañad el bistec con algunas verduras; digamos, por ejemplo, un poco de brécoles y calabacines. Puede ser cualquier verdura que os guste. Hay que entender que las verduras no necesitan sus propios jugos digestivos específicos: se descompondrán tanto en un medio ácido como en uno alcalino. Supongamos que cocemos ligeramente al vapor un poco de brécoles con calabacines, o que los freímos o los salteamos, según como nos guste prepararlos (sin olvidar que cuanto más larga sea la cocción, tanto más agua y más vida extraeremos de nuestras verduras). Pues, preparamos las verduras, y con ellas y el bistec comemos una ensalada cruda No creo que nadie vaya a quedarse con hambre después de haber comido así. No es nuestra intención que alguien pase hambre. De lo que hablamos es de que hay ciertas limitaciones fisiológicas que tiene el cuerpo humano, y que hay que respetarlas; nada más. Quien quiera comerse la patata al horno, pues que se la coma. Con un poco de mantequilla, preferentemente sin pasteurizar si la consigue. Y acompañada de verduras: brécoles, calabacines, judías verdes, lo que le guste, y de su ensalada. Tampoco en este caso tiene por qué quedarse con hambre. Supongo que está claro lo que significa combinar los alimentos. Si queremos comer carne, la comeremos con verduras y ensalada; si queremos patatas, las comeremos con verduras y ensalada Y el pan con verduras y ensalada, y las pastas con mantequilla al ajo, por ejemplo, y verduras. Y ensalada. ¿Queréis comer queso? Pues, cortado o rallado, agregadlo a la ensalada, sin croûtons o derretidlo sobre las verduras. Quizás esto le parezca demasiado simple a la

LA ANTIDIETA 55 gente que tiene miedo de no comer suficientes proteínas si no consume carne en todas las comidas, pero este es un tema sobre el cual volveré en el capítulo 7. 1. Véase III parte, pág. 226. 2. Decimos bastante porque las judías son notoriamente difíciles de digerir. Después de comerlas, la mayoría de las personas sienten gases y flatulencia, lo que demuestra que cualquier clase de combinación entre proteínas y almidones puede causar problemas. Ya ve el lector como estamos disfrutando al comer, estamos comiendo lo que nos gusta, pero sin mezclarlo todo ni comernos todo junto al mismo tiempo. Esta práctica no solo permite una extracción y utilización óptimas de las sustancias nutritivas que hay en los alimentos (ya que no se produce putrefacción ni fermentación), sino que además pone fin a los dolorosos trastornos digestivos e incrementa sustancialmente la energía disponible. La violación de las combinaciones adecuadas tiene muchas consecuencias negativas, y de la adhesión a sus principios provienen muchos resultados positivos. Vayamos en busca de lo positivo, y el primer resultado positivo es la PÉRDIDA DE PESO. Ocasionalmente, alguien objeta que la naturaleza misma combina almidones y proteínas en el mismo alimento, diciendo que si la naturaleza lo hace, también nosotros podemos hacerlo. Esta objeción no es válida. Si un alimento que es una combinación natural de almidón y proteína (como las alubias) se consume solo, el cuerpo es capaz de modificar sus jugos digestivos y de producir sus secreciones de manera tal que la digestión pueda realizarse con bastante eficacia.2 Pero cuando en la misma comida se ingieren un almidón y una proteína separados, esta adaptación de las secreciones digestivas al carácter y las exigencias digestivas del alimento no es posible. Hay una diferencia notable, e importante, entre comer algo que sea una combinación natural de proteína y almidón, y comer dos alimentos, de los cuales uno es una proteína y el otro un almidón. Si no es bueno mezclar una proteína y un almidón, ¿se puede mezclar sin inconvenientes una proteína con otra, o dos almidones diferentes? De hecho, la situación ideal es que haya un alimento concentrado por comida.

<strong>LA</strong> <strong>ANTIDIETA</strong> 55<br />

gente que tiene miedo de no comer suficientes proteínas si no consume<br />

carne en todas las comidas, pero este es un tema sobre el cual volveré en el<br />

capítulo 7.<br />

1. Véase III parte, pág. 226.<br />

2. Decimos bastante porque las judías son notoriamente difíciles de digerir.<br />

Después de comerlas, la mayoría de las personas sienten gases y<br />

flatulencia, lo que demuestra que cualquier clase de combinación entre<br />

proteínas y almidones puede causar problemas.<br />

Ya ve el lector como estamos disfrutando al comer, estamos comiendo lo<br />

que nos gusta, pero sin mezclarlo todo ni comernos todo junto al mismo<br />

tiempo. Esta práctica no solo permite una extracción y utilización óptimas<br />

de las sustancias nutritivas que hay en los alimentos (ya que no se produce<br />

putrefacción ni fermentación), sino que además pone fin a los dolorosos<br />

trastornos digestivos e incrementa sustancialmente la energía disponible.<br />

La violación de las combinaciones adecuadas tiene muchas consecuencias<br />

negativas, y de la adhesión a sus principios provienen muchos resultados<br />

positivos. Vayamos en busca de lo positivo, y el primer resultado positivo<br />

es la PÉRDIDA DE PESO.<br />

Ocasionalmente, alguien objeta que la naturaleza misma combina<br />

almidones y proteínas en el mismo alimento, diciendo que si la naturaleza<br />

lo hace, también nosotros podemos hacerlo. Esta objeción no es válida. Si<br />

un alimento que es una combinación natural de almidón y proteína (como<br />

las alubias) se consume solo, el cuerpo es capaz de modificar sus jugos<br />

digestivos y de producir sus secreciones de manera tal que la digestión<br />

pueda realizarse con bastante eficacia.2 Pero cuando en la misma comida<br />

se ingieren un almidón y una proteína separados, esta adaptación de las<br />

secreciones digestivas al carácter y las exigencias digestivas del alimento<br />

no es posible. Hay una diferencia notable, e importante, entre comer algo<br />

que sea una combinación natural de proteína y almidón, y comer dos<br />

alimentos, de los cuales uno es una proteína y el otro un almidón.<br />

Si no es bueno mezclar una proteína y un almidón, ¿se puede mezclar sin<br />

inconvenientes una proteína con otra, o dos almidones diferentes? De<br />

hecho, la situación ideal es que haya un alimento concentrado por comida.

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