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<strong>LA</strong> <strong>ANTIDIETA</strong> 40<br />
gratuitamente. Como al nacer recibimos sin cargo alguno un cuerpo<br />
increíblemente maravilloso, tendemos a creer que siempre será así y<br />
abusamos de él. Debemos colaborar con nuestro cuerpo, en vez de trabajar<br />
en contra de él, y la manera perfecta de hacerlo es depurarlo en vez de<br />
obstruirlo.<br />
La razón de que comamos tal cantidad de comida que nos obstruye es que<br />
estamos prisioneros. Prisioneros, sí, de nuestras papilas gustativas; por<br />
saciarlas hacemos cualquier cosa. Si hay algo que nos podamos meter en la<br />
boca y que sepa bien, nos lo comemos sin pensárnoslo dos veces. La única<br />
exigencia que tenemos respecto de la comida es que sea sabrosa. Para las<br />
papilas gustativas está bien, pero ¿qué hay del resto del cuerpo? Si<br />
consideramos la superficie minúscula que ocupan las papilas gustativas, y<br />
luego echamos un vistazo al resto del cuerpo (que es el que tiene que<br />
arreglárselas con la comida que le gusta a las papilas), no podremos menos<br />
que asombrarnos de que la gente preste tanta atención a una parte tan<br />
pequeña del cuerpo y descuide una mucho más grande.<br />
Cuantas veces habéis oído a alguien decir:<br />
-Fíjate que esta mañana me desperté tan tarde que no tuve tiempo ni para<br />
tomar un bocado antes de salir. Me fui corriendo al despacho, y tenía tal<br />
cantidad de trabajo que no hice una sola pausa, ni para tomar café, ni para<br />
el almuerzo, ni nada. Trabajé todo el día.<br />
Sí, esto lo hemos oído alguna vez. Pues bien, se hacen las cinco de la tarde<br />
y es hora de volver a casa. De pronto, esa persona cae en la cuenta del<br />
hambre que tiene en realidad, se soba el estómago y dice:<br />
-Sí que tengo hambre. No he comido en todo el día. Ahora me voy<br />
directamente a comer algo que me haga una buena limpieza de intestinos.<br />
¡Que va! Lo que habremos oído decir no es eso, sino más bien algo en el<br />
estilo de:<br />
-Ahora sí que me voy a comer una pizza o una hamburguesa.