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<strong>LA</strong> <strong>ANTIDIETA</strong> 104<br />
Como sucede con las proteínas, hay una cantidad de información colosal<br />
que vincula el consumo de productos lácteos con las enfermedades<br />
cardíacas, el cáncer, la artritis, migrañas, alergias, infecciones de oídos,<br />
fiebre del heno, asma, dolencias respiratorias y multitud de otros<br />
problemas, tal como lo documentan entre otros Hannah Allen, Alec<br />
Burton, Viktoras Kulvinskas, F. M. Pottenger, Herbert M. Shelton y N. W.<br />
Walker. Para lo que aquí nos interesa, sólo haremos mención de los<br />
productos lácteos en cuanto afectan a la energía y a la pérdida de peso.<br />
El lector puede estar absolutamente seguro de una cosa: en Estados Unidos<br />
la leche es el alimento políticamente más contaminado. De acuerdo con<br />
Los Angeles Times, la industria lechera recibe subsidios (lo cual significa<br />
que la financian los contribuyentes) por valor de casi; ¡tres mil millones de<br />
dólares por año! Eso significa 342.000 dólares por hora para comprar, por<br />
un valor de millones de dólares, productos lácteos que con toda<br />
probabilidad jamás serán consumidos, sino que permanecen almacenados y<br />
en muchos casos pudriéndose. La cuenta de almacenamiento por el<br />
excedente que jamás se llegará a usar es de cuarenta y siete millones de<br />
dólares anuales. La demanda de productos lácteos a disminuido<br />
sustancialmente, a medida que se pone más de manifiesto que no son<br />
alimentos perfectos, como una vez se los consideró.<br />
Pero la producción es continua. Podéis estar seguros de que gran parte de la<br />
publicidad que se refiere a los beneficios que los lácteos representan para la<br />
salud está comercialmente motivada. En marzo de 1984 Los Angeles<br />
Times informaba que el Departamento de Agricultura había decidido<br />
lanzar una campaña publicitaria de 140 millones de dólares para promover<br />
el consumo de leche y ayudar a reducir el excedente de miles de millones<br />
de dólares. Aunque la verdadera razón de la campaña publicitaria es la<br />
reducción del excedente, los anuncios intentan convencer al público de que<br />
compre leche por sus múltiples supuestos beneficios para la salud.<br />
Discutir los pros y los contras del consumo de productos lácteos resultaría<br />
fútil, de modo que una vez. más el lector tendrá que confiar en su propio<br />
sentido común para tomar una decisión.<br />
Vayamos directamente al grano. Os formularé una pregunta que quisiera<br />
ver respondida a partir del más estricto sentido común. Si las vacas no