Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas

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7. CUESTIONES ÉTICAS EN LA INVESTIGACIÓN NEUROCIENTÍFICA DEL TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN DE LAS FARMACODEPENDENCIASen instituciones públicas requerirá de una justificación económica, especialmenteen el caso de individuos dependientes de drogas ilícitas, muchos de ellos indigentese incapaces de pagar su tratamiento. Los defensores de los tratamientoscon fármacos públicamente subsidiados deberán dejar en claro los costoseconómicos y sociales comparativos que tiene el tratar a los farmacodependientes,en contraposición a la actual política en muchos países de lidiar con lasfarmacodependencias únicamente a través del sistema jurídico penal (Gerstein yHarwood, 1990; Consejo Nacional de Investigaciones de EE.UU., 2001).Tratamiento legal coercitivoEs necesario considerar el uso potencial de un tratamiento farmacológico de ladependencia de sustancias o de una inmunoterapia para drogas bajo coerciónlegal (Cohen, 1997). Con frecuencia se considera el primer uso cuando se mencionael concepto de inmunoterapia para drogas; las preocupaciones de la comunidadsobre esta forma de emplear inmunoterapias para drogas también puedenafectar adversamente las actitudes hacia otros usos terapéuticos. Por consiguiente,es necesario examinar la cuestión, aunque falte mucho para llevarla a cabo.Existen buenas razones para tener cautela ante el uso coercitivo de un tratamientofarmacológico o de una inmunoterapia contra drogas. La comunidad tienepoca simpatía por los delincuentes farmacodependientes que se ven involucradosen delitos, por lo que debe ponerse especial atención en proteger los derechoslegales y humanos de los delincuentes usuarios de drogas.Argumentos para el tratamiento bajo coerción legalQuienes ingresan a un tratamiento contra drogas de coerción legal son personasacusadas o condenadas por un delito en el que contribuyó su farmacodependencia.Con frecuencia se ofrece como alternativa a una pena en prisión, y generalmenteexiste la amenaza de la cárcel si el individuo no cumple el tratamiento(Hall, 1997; Spooner y colab., 2001).Una de las principales justificaciones para el tratamiento coercitivo es que setrata de una forma efectiva para tratar la farmacodependencia de los delincuentes,y que reduce la posibilidad de que reincidan (Gerstein y Harwood,1990; Inciardi y McBride, 1991). Históricamente, es el enfoque que se ha utilizadocon mayor frecuencia en el tratamiento de delincuentes que dependen dela heroína (Leukefeld y Tims, 1988), aunque recientemente se ha aplicado adelincuentes dependientes de la cocaína en “tribunales de drogas” en EstadosUnidos (Consejo Nacional de Investigaciones de EE.UU., 2001). Una cuestiónpor dilucidar es si debería haber una norma más elevada de efectividad comprobadapara los tratamientos coercitivos, más que para los voluntarios. Otro asuntoconsiste en que si el tratamiento es ordenado por un tribunal, podría haberuna tendencia para que la duración del tratamiento fuera cuando menos la deuna condena en prisión. Por consiguiente, la forma y duración del tratamientose fijarían con base en criterios relacionados con el sistema judicial, y no necesariamentecon la mejor práctica terapéutica.233

NEUROCIENCIA DEL CONSUMO Y DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS PSICOACTIVASEl advenimiento del VIH/SIDA ha proporcionado un argumento adicional paratratar a los delincuentes farmacodependientes, en vez de encarcelarlos. Los presosque se inyectan droga tienen un mayor riesgo de haber contraído el VIH y el virusde la hepatitis C, al compartir agujas antes de ser aprehendidos (Dolan, 1996). Estánen riesgo de transmitir estas enfermedades infecciosas a otros reclusos, al compartiragujas y mediante actos sexuales de penetración mientras están en prisión (Vlahovy Polk, 1988), así como también a sus parejas sexuales antes o después de ser recluidos.Proporcionar tratamiento bajo coerción en la comunidad es una forma dereducir la transmisión del VIH. Los argumentos correccionales y de salud públicapara el tratamiento contra drogas bajo coerción son reforzados por el argumentoeconómico de que es menos costoso tratar a los delincuentes farmacodependientesen la comunidad, que recluirlos (Gerstein y Harwood, 1990).Formas de coerción legalExisten varias maneras de obligar a los delincuentes a someterse al tratamientocontra las drogas (Gostin, 1991; Spooner y colab., 2001). Luego de identificarun delito, la policía puede decidir no acusar al delincuente si éste acepta ingresaren un tratamiento contra la farmacodependencia. En general, esta forma de coerciónno se favorece porque carece de supervisión judicial y, por ende, puedenocurrir abusos. La coerción para un tratamiento puede ocurrir también cuandoun delincuente ya ha sido acusado, antes de ser procesado por un tribunal. Éstees el caso en los tribunales de drogas de Estados Unidos, donde es posibleposponer la adjudicación hasta completar el tratamiento (Oficina de laContraloría General de Estados Unidos, 1995).Se puede obligar a un delincuente a ingresar en un tratamiento después de su convicción.Si ello se hace antes de la sentencia, el tribunal puede decidir que terminarel tratamiento es la condición para suspender la sentencia. Una alternativa consisteen alentar a un delincuente a iniciar el tratamiento contra las drogas para ayudarlo apermanecer abstinente mientras la sentencia está suspendida. El tratamiento contralas drogas también puede ser un requisito luego de haber purgado parte de la condena:ingresar en un tratamiento contra sustancias puede ser una condición para obtenerla libertad condicional. Por otra parte, someterse a un tratamiento contra drogaspuede ser una forma de no consumir sustancias ilícitas al estar en libertad condicional.Cuestiones éticas en el tratamiento coercitivoEl tratamiento coercitivo implica el uso del poder del Estado para obligar a una personaa recibir tratamiento, y en consecuencia es inevitable que plantee cuestioneséticas y de derechos humanos (Mann, 1999). Las evidencias en Estados Unidos indicanque el tratamiento contra la dependencia de heroína, como mantenimiento conmetadona, comunidades terapéuticas y asesoría contra drogas, es beneficioso paraquienes lo reciben (Gerstein y Harwood, 1990). Sin embargo, hay cierta incertidumbrerespecto a los beneficios para cualquier persona, puesto que el tratamientoayuda a sólo 50% de quienes lo reciben (Gerstein y Harwood, 1990), y dado quehay una gran incidencia de recaída en el uso de heroína luego del tratamiento. El234

NEUROCIENCIA DEL CONSUMO Y DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS PSICOACTIVASEl advenimiento <strong><strong>de</strong>l</strong> VIH/SIDA ha proporcionado un argumento adicional paratratar a los <strong><strong>de</strong>l</strong>incuentes farmaco<strong>de</strong>pendientes, en vez <strong>de</strong> encarcelarlos. Los presosque se inyectan droga tienen un mayor riesgo <strong>de</strong> haber contraído el VIH y el virus<strong>de</strong> la hepatitis C, al compartir agujas antes <strong>de</strong> ser aprehendidos (Dolan, 1996). Estánen riesgo <strong>de</strong> transmitir estas enfermeda<strong>de</strong>s infecciosas a otros reclusos, al compartiragujas y mediante actos sexuales <strong>de</strong> penetración mientras están en prisión (Vlahovy Polk, 1988), así como también a sus parejas sexuales antes o <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ser recluidos.Proporcionar tratamiento bajo coerción en la comunidad es una forma <strong>de</strong>reducir la transmisión <strong><strong>de</strong>l</strong> VIH. Los argumentos correccionales y <strong>de</strong> salud públicapara el tratamiento contra drogas bajo coerción son reforzados por el argumentoeconómico <strong>de</strong> que es menos costoso tratar a los <strong><strong>de</strong>l</strong>incuentes farmaco<strong>de</strong>pendientesen la comunidad, que recluirlos (Gerstein y Harwood, 1990).Formas <strong>de</strong> coerción legalExisten varias maneras <strong>de</strong> obligar a los <strong><strong>de</strong>l</strong>incuentes a someterse al tratamientocontra las drogas (Gostin, 1991; Spooner y colab., 2001). Luego <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificarun <strong><strong>de</strong>l</strong>ito, la policía pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir no acusar al <strong><strong>de</strong>l</strong>incuente si éste acepta ingresaren un tratamiento contra la farmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>. En general, esta forma <strong>de</strong> coerciónno se favorece porque carece <strong>de</strong> supervisión judicial y, por en<strong>de</strong>, pue<strong>de</strong>nocurrir abusos. La coerción para un tratamiento pue<strong>de</strong> ocurrir también cuandoun <strong><strong>de</strong>l</strong>incuente ya ha sido acusado, antes <strong>de</strong> ser procesado por un tribunal. Éstees el caso en los tribunales <strong>de</strong> drogas <strong>de</strong> Estados Unidos, don<strong>de</strong> es posibleposponer la adjudicación hasta completar el tratamiento (Oficina <strong>de</strong> laContraloría General <strong>de</strong> Estados Unidos, 1995).Se pue<strong>de</strong> obligar a un <strong><strong>de</strong>l</strong>incuente a ingresar en un tratamiento <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su convicción.Si ello se hace antes <strong>de</strong> la sentencia, el tribunal pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir que terminarel tratamiento es la condición para suspen<strong>de</strong>r la sentencia. Una alternativa consisteen alentar a un <strong><strong>de</strong>l</strong>incuente a iniciar el tratamiento contra las drogas para ayudarlo apermanecer abstinente mientras la sentencia está suspendida. El tratamiento contralas drogas también pue<strong>de</strong> ser un requisito luego <strong>de</strong> haber purgado parte <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>na:ingresar en un tratamiento contra <strong>sustancias</strong> pue<strong>de</strong> ser una condición para obtenerla libertad condicional. Por otra parte, someterse a un tratamiento contra drogaspue<strong>de</strong> ser una forma <strong>de</strong> no consumir <strong>sustancias</strong> ilícitas al estar en libertad condicional.Cuestiones éticas en el tratamiento coercitivoEl tratamiento coercitivo implica el uso <strong><strong>de</strong>l</strong> po<strong>de</strong>r <strong><strong>de</strong>l</strong> Estado para obligar a una personaa recibir tratamiento, y en consecuencia es inevitable que plantee cuestioneséticas y <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos humanos (Mann, 1999). Las evi<strong>de</strong>ncias en Estados Unidos indicanque el tratamiento contra la <strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong> <strong>de</strong> heroína, como mantenimiento conmetadona, comunida<strong>de</strong>s terapéuticas y asesoría contra drogas, es beneficioso paraquienes lo reciben (Gerstein y Harwood, 1990). Sin embargo, hay cierta incertidumbrerespecto a los beneficios para cualquier persona, puesto que el tratamientoayuda a sólo 50% <strong>de</strong> quienes lo reciben (Gerstein y Harwood, 1990), y dado quehay una gran inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> recaída en el uso <strong>de</strong> heroína luego <strong><strong>de</strong>l</strong> tratamiento. El234

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