Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas

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7. CUESTIONES ÉTICAS EN LA INVESTIGACIÓN NEUROCIENTÍFICA DEL TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN DE LAS FARMACODEPENDENCIAStoman decisiones a nombre de sus hijos que afectarán su futuro (por ejemplo, enlo que se refiere a la dieta y a la educación). Por consiguiente, hay quienes argumentanque la inmunización contra la dependencia de cocaína sería simplementeotra decisión que los padres tomaran por sus hijos (Cohen, 1997). Con base eneste argumento, un padre tendría el derecho de inmunizar a sus hijos contra ladependencia de la cocaína, de la misma forma en que tiene derecho a vacunarloscontra el sarampión y otras enfermedades infecciosas (Kaebnick, 2000).El uso de la cocaína puede iniciarse en la adolescencia. Los adolescentes,aunque no tienen la mayoría de edad, tienen capacidad suficiente para involucrarseen la toma de decisiones sobre su futuro, como el hecho de inmunizarsecontra la dependencia de la cocaína. Aun si fuera éticamente aceptable que lospadres den su consentimiento a nombre de sus hijos, debe buscarse el asentimientode un adolescente o niño mayor, y si no lo dan, sólo en contadas ocasionesse descartaría su decisión y únicamente si hubiera una razón lo suficientementesólida para hacerlo (Brody, 1998). Debe recordarse que no todos los queconsumen cocaína por primera vez se hacen dependientes.Implicaciones de la investigación neurocientífica en losmodelos de las farmacodependenciasExiste un ya añejo conflicto entre los modelos morales y médicos de las farmacodependencias(Gerstein y Harwood, 1990; Leshner, 1997). El modelo moralpara la dependencia de sustancias concibe a ésta como un comportamiento principalmentevoluntario que las personas adoptan de manera libre. Los usuarios dedrogas que van en contra del código penal deben ser, por consiguiente, perseguidosy apresados si se les declara culpables (Szasz, 1985). En contraste, el modelomédico de las farmacodependencias reconoce que, aunque muchas personas consumendrogas psicoactivas sin desarrollar dependencia de las sustancias, unareducida proporción de los usuarios desarrolla las farmacodependencias yrequiere de tratamiento específico (Leshner, 1997).Los modelos médicos de las farmacodependencias pueden no ser un avancedel todo positivo si dan lugar a políticas sociales simplistas. Por ejemplo, la ideade que las farmacodependencias sean una entidad categórica de enfermedad sepresta a la simplificación en el caso de alcohol pues, específicamente, si se identificanpersonas genéticamente vulnerables a la dependencia del alcohol,entonces cabría suponer que el resto de la población puede usar alcohol sin desarrollarla dependencia (Hall y Sannibale, 1996). Este punto de vista no toma encuenta los efectos adversos sobre la salud pública de la intoxicación con alcohol.También se contrapone a la naturaleza multidimensional del uso del alcohol y lasdrogas ilícitas, así como de los síntomas de las farmacodependencias, y a la evidenciagenética de que hay varios genes implicados en la vulnerabilidad a ladependencia de una sustancia (véase Capítulo 5). Igualmente, puede provocarque los usuarios no asuman la responsabilidad de su conducta (Nelkin y Lindee,1996) y despertar inquietudes acerca de las explicaciones individuales de la conducta,con la correspondiente falta de atención a las causas sociales remediables231

NEUROCIENCIA DEL CONSUMO Y DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS PSICOACTIVASy a las opciones que ofrecen las políticas sociales para reducir la prevalencia de ladependencia de sustancias, incluyendo las dirigidas a controlar las drogas.Las implicaciones de una concepción neurocientífica de las farmacodependenciasen las políticas de control de drogas (que se abordan posteriormente) noson tan simples como parecen. La exposición al uso de drogas sigue representandouna condición necesaria para desarrollar las farmacodependencias. Por consiguiente,continúan siendo necesarias las iniciativas sociales (ya sea mediante elderecho penal o a través de medidas de salud pública) para limitar el acceso delos jóvenes a las drogas (Leshner, 1997). La desaprobación social sigue funcionandocomo un potente medio para desalentar el consumo de droga. Se esperaque las explicaciones neurocientíficas de las farmacodependencias suavicen laestigmatización y el ostracismo sociales de las personas farmacodependientes. Lasdemostraciones de la mayor efectividad respecto de los tratamientos, en comparacióncon la prisión, también pueden servir como una justificación económicapara una reacción social más humana, así como más efectiva y eficaz para lasfarmacodependencias.El desafío de la comunidad neurocientífica en el campo de las farmacodependenciasconsiste en explicar la dependencia de sustancias en términos biológicos,sin describir a las personas farmacodependientes como autómatas bajo el controlde receptores en sus cerebros (Valenstein, 1998). Esto significa concebir a las farmacodependenciascomo el resultado, en parte, de decisiones tomadas por individuos,no siempre de manera independiente. En el caso de los jóvenes, muchosde ellos operan a corto plazo con un sentido de invulnerabilidad personal, yreaccionan con escepticismo ante las advertencias de sus mayores sobre los riesgosdel uso de sustancias. Los adolescentes son particularmente vulnerables a laspresiones mercadotécnicas, en especial las referentes al uso de tabaco y alcohol.También puede significar considerar las farmacodependencias como unacuestión de grado, en la cual los usuarios dependientes de drogas tienen la capacidadde abstenerse y buscar ayuda para hacerlo. Asimismo, significar reconocerque el tratamiento farmacológico es tan sólo el principio del proceso de recuperacióny reintegración del farmacodependiente a la comunidad. Además, serequerirá la atención de una gama más amplia de políticas sociales para prevenirel consumo de drogas entre los jóvenes (Spooner y Hall, 2002).Implicaciones de la investigación neurocientífica en lostratamientos de las farmacodependenciasAcceso a tratamientosSi un tratamiento farmacológico derivado de la investigación neurocientíficademuestra ser efectivo, es necesario examinar la cuestión ética de asegurar unacceso equitativo al tratamiento para todos los que lo necesiten. Si una proporciónsignificativa de personas farmacodependientes no tiene acceso al tratamientoporque no carece de capacidad para financiarlo, podría necesitarse financiamientopúblico (Gerstein y Harwood, 1990). Proporcionar estos tratamientos232

NEUROCIENCIA DEL CONSUMO Y DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS PSICOACTIVASy a las opciones que ofrecen las políticas sociales para reducir la prevalencia <strong>de</strong> la<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong> <strong>de</strong> <strong>sustancias</strong>, incluyendo las dirigidas a controlar las drogas.Las implicaciones <strong>de</strong> una concepción neurocientífica <strong>de</strong> las farmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>sen las políticas <strong>de</strong> control <strong>de</strong> drogas (que se abordan posteriormente) noson tan simples como parecen. La exposición al uso <strong>de</strong> drogas sigue representandouna condición necesaria para <strong>de</strong>sarrollar las farmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>s. Por consiguiente,continúan siendo necesarias las iniciativas sociales (ya sea mediante el<strong>de</strong>recho penal o a través <strong>de</strong> medidas <strong>de</strong> salud pública) para limitar el acceso <strong><strong>de</strong>l</strong>os jóvenes a las drogas (Leshner, 1997). La <strong>de</strong>saprobación social sigue funcionandocomo un potente medio para <strong>de</strong>salentar el <strong>consumo</strong> <strong>de</strong> droga. Se esperaque las explicaciones neurocientíficas <strong>de</strong> las farmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>s suavicen laestigmatización y el ostracismo sociales <strong>de</strong> las personas farmaco<strong>de</strong>pendientes. Las<strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> la mayor efectividad respecto <strong>de</strong> los tratamientos, en comparacióncon la prisión, también pue<strong>de</strong>n servir como una justificación económicapara una reacción social más humana, así como más efectiva y eficaz para lasfarmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>s.El <strong>de</strong>safío <strong>de</strong> la comunidad neurocientífica en el campo <strong>de</strong> las farmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>sconsiste en explicar la <strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong> <strong>de</strong> <strong>sustancias</strong> en términos biológicos,sin <strong>de</strong>scribir a las personas farmaco<strong>de</strong>pendientes como autómatas bajo el control<strong>de</strong> receptores en sus cerebros (Valenstein, 1998). Esto significa concebir a las farmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>scomo el resultado, en parte, <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones tomadas por individuos,no siempre <strong>de</strong> manera in<strong>de</strong>pendiente. En el caso <strong>de</strong> los jóvenes, muchos<strong>de</strong> ellos operan a corto plazo con un sentido <strong>de</strong> invulnerabilidad personal, yreaccionan con escepticismo ante las advertencias <strong>de</strong> sus mayores sobre los riesgos<strong><strong>de</strong>l</strong> uso <strong>de</strong> <strong>sustancias</strong>. Los adolescentes son particularmente vulnerables a laspresiones mercadotécnicas, en especial las referentes al uso <strong>de</strong> tabaco y alcohol.También pue<strong>de</strong> significar consi<strong>de</strong>rar las farmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>s como unacuestión <strong>de</strong> grado, en la cual los usuarios <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> drogas tienen la capacidad<strong>de</strong> abstenerse y buscar ayuda para hacerlo. Asimismo, significar reconocerque el tratamiento farmacológico es tan sólo el principio <strong><strong>de</strong>l</strong> proceso <strong>de</strong> recuperacióny reintegración <strong><strong>de</strong>l</strong> farmaco<strong>de</strong>pendiente a la comunidad. A<strong>de</strong>más, serequerirá la atención <strong>de</strong> una gama más amplia <strong>de</strong> políticas sociales para prevenirel <strong>consumo</strong> <strong>de</strong> drogas entre los jóvenes (Spooner y Hall, 2002).Implicaciones <strong>de</strong> la investigación neurocientífica en lostratamientos <strong>de</strong> las farmaco<strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong>sAcceso a tratamientosSi un tratamiento farmacológico <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> la investigación neurocientífica<strong>de</strong>muestra ser efectivo, es necesario examinar la cuestión ética <strong>de</strong> asegurar unacceso equitativo al tratamiento para todos los que lo necesiten. Si una proporciónsignificativa <strong>de</strong> personas farmaco<strong>de</strong>pendientes no tiene acceso al tratamientoporque no carece <strong>de</strong> capacidad para financiarlo, podría necesitarse financiamientopúblico (Gerstein y Harwood, 1990). Proporcionar estos tratamientos232

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