Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas

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4. PSICOFARMACOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA DE LAS DIFERENTES CLASES DE DROGASmenos 3 meses (8 a 10% de la vida de una rata) para producir efectos neurotóxicosen roedores peripubertales, lo que podría ser comparable a unos 3 añosde exposición en monos rhesus y de 7 a 10 años en humanos. Los estudios enmonos, luego de haber sido expuestos diariamente hasta por 12 meses, no hanreportado consistentemente neurotoxicidad y aún no se han publicado los resultadosde exposiciones más prolongadas (Scallet, 1991).Cocaína (clorhidrato y crack)IntroducciónLa cocaína es un poderoso estimulante del sistema nervioso que puede aspirarseintranasalmente, inyectarse intravenosamente o fumarse. El uso que han dadodistintas culturas a la cocaína está presente en las hojas de Erythroxylon coca,árbol originario de Bolivia y Perú.Efectos sobre la conductaLa cocaína incrementa la lucidez, la sensación de bienestar y la euforia, aumentala energía y la actividad motora, la sensación de vigor y la capacidad sexual.También son frecuentes la ansiedad, paranoia e inquietud. Se puede aumentar elrendimiento atlético en deportes en los que se requiere atención y resistencia.Con una dosis excesiva se presentan temblores, convulsiones y una mayor temperaturacorporal. La activación del sistema nervioso simpático aparece concomitantementecon los efectos sobre la conducta. Durante una sobredosis decocaína puede ocurrir taquicardia, hipertensión, infarto al miocardio y hemorragiascerebrovasculares. Conforme disminuyen los efectos de la droga, el usuario sesiente disfórico, cansado, irritable y levemente deprimido, lo que puede incitar denuevo al uso de la droga para recuperar la experiencia anterior (O´Brien, 2001).Existen numerosos documentos que reportan que los animales puedenautoadministrarse cocaína por vía intravenosa y oral (Caine y Koob 1994; Barrosy Miczek, 1996; Rocha y colab., 1998; Platt, Rowlett y Spealman, 2001). El efectode la cocaína de aumentar la autoestimulación intracraneal requiere la activaciónde los receptores de dopamina D1 y D2 (Kita y colab., 1999). Es posibleinducir preferencias condicionadas de sitio en roedores mediante la administraciónde cocaína (Itzhak y Martin, 2002).Mecanismos de acciónEn el cerebro, la cocaína actúa como un bloqueador de vehículos de monoamina,con afinidades similares para los vehículos de dopamina, serotonina y norepinefrina(Ritz, Cone y Kuhar, 1990). La cocaína y el vehículo de dopamina alque se liga pueden visualizarse en el cerebro humano, por medio de tomografíasde emisión de positrones (TEP) (véase Figura 4.2). El antagonismo de las proteínastransportadoras deja más neurotransmisores monoaminérgicos disponiblesen la hendidura sináptica para actuar sobre los receptores sinápticos y postsinápticos.Comúnmente se acepta que la capacidad de la cocaína para actuar como89

NEUROCIENCIA DEL CONSUMO Y DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS PSICOACTIVASreforzador se debe principalmente a que es capaz de bloquear la reabsorción dedopamina (Wise y Bozarth 1987; Woolverton y Johnson 1992; Sora y colab.,2001). Los efectos reforzadores de los psicoestimulantes se asocian con incrementosen la dopamina cerebral y con la ocupación de receptores D2 enhumanos, como se ha hecho notar en estudios de TEP (Volkow y colab., 1999).No obstante, se han implicado a los receptores D1 y D2 en los efectosreforzadores de la cocaína. En estudios con animales se ha demostrado que losantagonistas de receptores similares D1 y D2 atenúan la autoadministración decocaína (Caine y Koob 1994), en tanto que los agonistas a receptores similares aD1 y D2 mantienen la autoadministración. (fue revisado en Platt, Rowlett ySpealman, 2001). Al emplear la TEP para investigar el papel de la dopamina enlos efectos reforzadores de la cocaína en humanos, se ha demostrado que el ritmoal que entra la cocaína en el cerebro y bloquea el vehículo de dopamina se asociacon “estar en onda” y no simplemente con la presencia de la droga en el cerebro(Volkow y colab., 1999).A pesar de las evidencias que señalan a un mecanismo dopaminérgico de la recompensade la cocaína, la dopamina puede no ser el único mediador de laspropiedades reforzadoras de la cocaína, puesto que ratones que no expresan elvehículo de dopamina –ratones en los que se silenció el gen vehículo de la dopaminapara que este vehículo no se exprese– (véase Capítulo 5) se siguen autoadministrandola droga (Rocha y colab., 1998). El sistema serotonérgico puedeinfluir sobre las propiedades reforzadoras de la cocaína, porque ésta también facilitala transmisión de serotonina en el núcleo accumbens (Andrews y Lucki, 2001).Tolerancia y abstinenciaEn general, parece haber poca tolerancia a los efectos de la cocaína, aunquepuede presentarse una tolerancia aguda con una sola sesión de uso repetido de lasustancia (Brown, 1989).La abstinencia de la cocaína no provoca los severos síntomas que caracterizan ala abstinencia de los opioides, aunque induce una depresión luego de “estar en onda”(Brown, 1989), lo que puede contribuir al uso posterior de la cocaína o de otra droga.Durante la abstinencia prolongada, la corteza orbitofrontral de personas con dependenciade la cocaína es hipoactiva en proporción a los niveles de receptores de dopaminaD2 en el estriado. Actualmente se está proponiendo que el estado dependienteimplica la perturbación de los circuitos de la corteza orbitofrontal relacionados conlas conductas repetitivas convulsivas (Volkow y Fowler, 2000).Adaptaciones neurobiológicas al uso prolongadoSe han hecho notar los déficit cognitivos asociados con el uso crónico de la cocaína,y que éstos reflejan cambios en los mecanismos cortical, subcortical y neuromodulatoriosubyacente, que cimentan la cognición, y también interfieren directamentecon los programas de rehabilitación (Rogers y Robbins, 2001). Los individuosdependientes de la cocaína tienen defectos específicos de funciones ejecutivas;por ejemplo, la toma de decisiones y el juicio. Esta conducta se asocia90

NEUROCIENCIA DEL CONSUMO Y DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS PSICOACTIVASreforzador se <strong>de</strong>be principalmente a que es capaz <strong>de</strong> bloquear la reabsorción <strong>de</strong>dopamina (Wise y Bozarth 1987; Woolverton y Johnson 1992; Sora y colab.,2001). Los efectos reforzadores <strong>de</strong> los psicoestimulantes se asocian con incrementosen la dopamina cerebral y con la ocupación <strong>de</strong> receptores D2 enhumanos, como se ha hecho notar en estudios <strong>de</strong> TEP (Volkow y colab., 1999).No obstante, se han implicado a los receptores D1 y D2 en los efectosreforzadores <strong>de</strong> la cocaína. En estudios con animales se ha <strong>de</strong>mostrado que losantagonistas <strong>de</strong> receptores similares D1 y D2 atenúan la autoadministración <strong>de</strong>cocaína (Caine y Koob 1994), en tanto que los agonistas a receptores similares aD1 y D2 mantienen la autoadministración. (fue revisado en Platt, Rowlett ySpealman, 2001). Al emplear la TEP para investigar el papel <strong>de</strong> la dopamina enlos efectos reforzadores <strong>de</strong> la cocaína en humanos, se ha <strong>de</strong>mostrado que el ritmoal que entra la cocaína en el cerebro y bloquea el vehículo <strong>de</strong> dopamina se asociacon “estar en onda” y no simplemente con la presencia <strong>de</strong> la droga en el cerebro(Volkow y colab., 1999).A pesar <strong>de</strong> las evi<strong>de</strong>ncias que señalan a un mecanismo dopaminérgico <strong>de</strong> la recompensa<strong>de</strong> la cocaína, la dopamina pue<strong>de</strong> no ser el único mediador <strong>de</strong> laspropieda<strong>de</strong>s reforzadoras <strong>de</strong> la cocaína, puesto que ratones que no expresan elvehículo <strong>de</strong> dopamina –ratones en los que se silenció el gen vehículo <strong>de</strong> la dopaminapara que este vehículo no se exprese– (véase Capítulo 5) se siguen autoadministrandola droga (Rocha y colab., 1998). El sistema serotonérgico pue<strong>de</strong>influir sobre las propieda<strong>de</strong>s reforzadoras <strong>de</strong> la cocaína, porque ésta también facilitala transmisión <strong>de</strong> serotonina en el núcleo accumbens (Andrews y Lucki, 2001).Tolerancia y abstinenciaEn general, parece haber poca tolerancia a los efectos <strong>de</strong> la cocaína, aunquepue<strong>de</strong> presentarse una tolerancia aguda con una sola sesión <strong>de</strong> uso repetido <strong>de</strong> lasustancia (Brown, 1989).La abstinencia <strong>de</strong> la cocaína no provoca los severos síntomas que caracterizan ala abstinencia <strong>de</strong> los opioi<strong>de</strong>s, aunque induce una <strong>de</strong>presión luego <strong>de</strong> “estar en onda”(Brown, 1989), lo que pue<strong>de</strong> contribuir al uso posterior <strong>de</strong> la cocaína o <strong>de</strong> otra droga.Durante la abstinencia prolongada, la corteza orbitofrontral <strong>de</strong> personas con <strong><strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia</strong><strong>de</strong> la cocaína es hipoactiva en proporción a los niveles <strong>de</strong> receptores <strong>de</strong> dopaminaD2 en el estriado. Actualmente se está proponiendo que el estado <strong>de</strong>pendienteimplica la perturbación <strong>de</strong> los circuitos <strong>de</strong> la corteza orbitofrontal relacionados conlas conductas repetitivas convulsivas (Volkow y Fowler, 2000).Adaptaciones neurobiológicas al uso prolongadoSe han hecho notar los déficit cognitivos asociados con el uso crónico <strong>de</strong> la cocaína,y que éstos reflejan cambios en los mecanismos cortical, subcortical y neuromodulatoriosubyacente, que cimentan la cognición, y también interfieren directamentecon los programas <strong>de</strong> rehabilitación (Rogers y Robbins, 2001). Los individuos<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> la cocaína tienen <strong>de</strong>fectos específicos <strong>de</strong> funciones ejecutivas;por ejemplo, la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones y el juicio. Esta conducta se asocia90

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