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Dr. Miguel RuizLA MAESTRIADEL AMORUna guía prácticaPara el arte de las relaciones1


Los toltecasHace miles de años los toltecas eran conocidos en todo el sur deMéxico como «mujeres y hombres de conocimiento». Los antropólogoslos han definido como una nación o una raza, pero de hecho, fueroncientíficos y artistas que crearon una sociedad para estudiar y conservarel conocimiento espiritual y las prácticas de sus antepasados.Establecieron una comunidad de maestros (naguales) y estudiantes enTeotihuacán, la ciudad de las pirámides en las afueras de Ciudad deMéxico, conocida como el lugar en el que «el hombre se convierte enDios».A lo largo de los milenios los naguales se vieron forzados a esconder susabiduría ancestral y a mantener su existencia en secreto. La conquistaeuropea, sumada a un agresivo mal use del poder personal por parte dealgunos aprendices, hizo necesario proteger el conocimiento de aquellosque no estaban preparados para utilizarlo con buen juicio o que hubieranpodido usarlo mal, intencionadamente, en beneficio propio.Por fortuna, el conocimiento esotérico tolteca se conservó ytransmitió de generación en generación por distintos linajes de naguales, yaunque permaneció oculto en el secreto durante cientos de años, lasantiguas profecías vaticinaban que llegaría el día en el que seríanecesario devolver la sabiduría a la gente, como ha sucedido ahora conel doctor Miguel Ruiz, un nagual del linaje de los Guerreros del Águila, queha sido guiado para divulgar estas poderosas enseñanzas.El conocimiento tolteca surge de la misma unidad esencial de laverdad de la que parten todas las tradiciones esotéricas sagradas delmundo. Aunque no es una religión, respeta a todos los maestrosespirituales que han enseñado en la tierra, y si bien abarca el espíritu,resulta más preciso describirlo como una manera de vivir que secaracteriza por facilitar el acceso a la felicidad y el amor.Un tolteca es un artista del amor,un artista del espíritu,alguien que, en cada momento,en cada segundo, crea el más bello arte:el arte de soñar.La vida no es más que un sueño,y si somos artistas,crearemos nuestra vida con amory nuestro sueño se convertiráen una obra maestra de arte.2


IntroducciónEl maestroÉrase una vez un maestro que hablaba a un grupo de gente y sumensaje resultaba tan maravilloso que todas las personas que estabanallí reunidas se sintieron conmovidas por sus palabras de amor. Enmedio de esa multitud, se encontraba un hombre que había escuchadotodas las palabras que el maestro había pronunciado. Era un hombremuy humilde y de gran corazón, que se sintió tan conmovido por laspalabras del maestro que sintió la necesidad de invitarlo a su hogar.Así pues, cuando el maestro acabó de hablar, el hombre se abriópaso entre la multitud, se acercó a él y, mirándole a los ojos, le dijo: «Séque está muy ocupado y que todos requieren su atención. También séque casi no dispone de tiempo ni para escuchar mis palabras, pero micorazón se siente tan libre y es tanto el amor que siento por usted queme mueve la necesidad de invitarle a mi hogar. Quiero prepararle lamejor de las comidas. No espero que acepte, pero quería que losupiera».El maestro le miró a los ojos, y con la más bella de las sonrisas, lecontestó: «Prepáralo todo. Iré». Entonces, el maestro se alejó.Al oír estas palabras el corazón del hombre se sintió lleno de júbilo. Aduras penas podía esperar a que llegase el momento de servir almaestro y expresarle el amor que sentía por él. Sería el día másimportante de su vida: el maestro estaría con él. Compró la mejorcomida y el mejor vino y buscó las ropas más preciosas paraofrecérselas como regalo. Después corrió hacia su casa a fin de llevar acabo todos los preparativos para recibir al maestro. Lo limpió todo,preparó una comida deliciosa y decoró bellamente la mesa. Su corazónestaba rebosante de alegría porque el maestro pronto estaría allí.El hombre esperaba ansioso cuando alguien llamó a la puerta. Laabrió con afán pero, en lugar del maestro, se encontró con una anciana.Ésta le miró a los ojos y le dijo: «Estoy hambrienta. ¿Podrías darme untrozo de pan?».El se sintió un poco decepcionado al ver que no se trataba delmaestro. Miró a la mujer y le dijo: «Por favor, entre en mi casa». La sentó3


en el lugar que había preparado para el maestro y le ofreció la comidaque había cocinado para él. Pero estaba ansioso y esperaba que la mujerse diese prisa en acabar de comer. La anciana se sintió conmovida por lagenerosidad de este hombre. Le dio las gracias y se marchó.Apenas hubo acabado de preparar de nuevo la mesa para el maestrocuando alguien volvió a llamar a su puerta. Esta vez se trataba de undesconocido que había viajado a través del desierto. El forastero le miróy le dijo: «Estoy sediento. ¿Podrías darme algo para beber?».De nuevo se sintió un poco decepcionado porque no se trataba delmaestro, pero aun así, invitó al desconocido a entrar en su casa, hizoque se sentase en el lugar que había preparado para el maestro y lesirvió el vino que quería ofrecerle a él. Cuando se marchó, volvió apreparar de nuevo todas las cosas.Por tercera vez, alguien llamó a la puerta, y cuando la abrió, seencontró con un niño. Éste elevó su mirada hacia él y le dijo: «Estoycongelado. ¿Podría darme una manta para cubrir mi cuerpo?».Estaba un poco decepcionado porque no se trataba del maestro, peromiró al niño a los ojos y sintió amor en su corazón. Rápidamente cogiólas ropas que había comprado para el maestro y le cubrió con ellas. Elniño le dio las gracias y se marchó.Volvió a prepararlo todo de nuevo para el maestro y después sedispuso a esperarle hasta que se hizo muy tarde. Cuando comprendióque no acudiría se sintió decepcionado, pero lo perdonó de inmediato.Se dijo a sí mismo: «Sabía que no podía esperar que el maestro viniese aesta humilde casa. Me dijo que lo haría, pero algún asunto de mayorimportancia lo habrá llevado a cualquier otra parte. No ha venido, peroal menos aceptó la invitación y eso es suficiente para que mi corazón sesienta feliz».Entonces, guardó la comida y el vino y se acostó. Aquella noche soñóque el maestro le hacía una visita. Al verlo, se sintió feliz sin saber quese trataba de un sueño. «¡Ha venido maestro! Ha mantenido supalabra.»El maestro le contestó: «Sí, estoy aquí, pero estuve aquí antes.Estaba hambriento y me diste de comer. Estaba sediento y me ofrecistevino. Tenía frío y me cubriste con ropas. Todo lo que haces por losdemás, lo haces por mí».El hombre se despertó con el corazón rebosante de dicha porquehabía comprendido la enseñanza del maestro. Lo amaba tanto que habíaenviado a tres personas para que le transmitiesen la lección másgrande: que él vive en el interior de todas las personas. Cuando das decomer al hambriento, de beber al sediento y cubres al que tiene frío,ofreces tu amor al maestro.4


ILa mente heridaQuizá nunca hayas pensado en esta cuestión, pero en mayor o enmenor medida, todos nosotros somos maestros. Somos maestros porquetenemos el poder de crear y de dirigir nuestra propia vida.De la misma manera en que las distintas sociedades y religiones detodo el mundo han creado una mitología increíble, nosotros creamos lanuestra. Nuestra mitología personal está poblada de héroes y villanos,ángeles y demonios, reyes y plebeyos. Creamos una población entera ennuestra mente e incluimos múltiples personalidades para nosotrosmismos. Después, adquirimos dominio sobre la imagen que vamos autilizar en determinadas circunstancias. Nos convertimos en artistas delfingimiento y de la proyección de nuestra imagen y en maestros decualquier cosa que creemos ser. Cuando conocemos a otras personas lasclasificamos de inmediato según lo que nosotros creemos que son. Yactuamos del mismo modo con todas las personas y cosas que nosrodean.Tienes el poder de crear. Tu poder es tan fuerte que cualquier cosa5


que decidas creer se convierte en realidad. Te creas a ti mismo, sea loque sea que creas que eres. Eres como eres porque eso es lo que creessobre ti mismo. Toda tu realidad, todo lo que crees, es fruto de tu propiacreación. Tienes el mismo poder que cualquier otro ser humano en elmundo. La principal diferencia entre otra persona y tú estriba en lamanera en que aplicas tu poder y en lo que creas con él. Tal vez teparezcas a otras personas en muchas cosas, pero no todo el mundo vivela vida de la misma manera que tú.Has practicado toda tu vida para ser quien eres y lo haces tan bienque te has convertido en un maestro de lo que crees que eres. Eres unmaestro de tu propia personalidad y de tus propias creencias; dominascada acción y cada reacción. Practicas durante años y años hasta quealcanzas el nivel de maestría para ser lo que crees que eres. Y cuandopor fin comprendemos que todos nosotros somos maestros, llegamos aver qué tipo de maestría tenemos.Cuando un niño tiene un problema con alguien, y se enfada, por larazón que sea, el enfado hace que el problema desaparezca y de estemodo obtiene el resultado que quería. Entonces, vuelve a ocurrir, yvuelve a reaccionar con enfado, ya que ahora sabe que, si se enfada, elproblema desaparecerá. Pues bien, después practica y practica hastallegar a convertirse en un maestro del enfado.Pues bien, de esta misma manera es como nos convertimos enmaestros de los celos, en maestros de la tristeza o en maestros del autorechazo.Toda nuestra desdicha y nuestro sufrimiento tienen su origen enla práctica. Establecemos un acuerdo con nosotros mismos y lopracticamos hasta que llega a convertirse en una maestría completa. Elmodo en que pensamos, el modo en que sentimos y el modo en queactuamos se convierte en algo tan rutinario que dejamos de prestaratención a lo que hacemos. Nos comportamos de una maneradeterminada sólo porque estamos acostumbrados a actuar y areaccionar así.Pero para convertirnos en maestros del amor tenemos que practicarel amor. El arte de las relaciones también es una maestría completa y elúnico modo de alcanzarla es mediante la práctica. Por consiguiente, parallegar a ser maestro en una relación hay que actuar. No se trata deadquirir determinados conceptos ni de alcanzar un conocimiento enconcreto. Es una cuestión de acción. Ahora bien, evidentemente, paraactuar es preciso contar con algún conocimiento o al menos con unamayor conciencia de la manera en que funcionamos los seres humanos.Quiero que te imagines que vives en un planeta donde todas laspersonas padecen una enfermedad en la piel. Durante dos mil o tres milaños, la gente de este planeta ha sufrido la misma enfermedad: todo sucuerpo está cubierto de heridas infectadas, que cuando se tocan, duelende verdad. Evidentemente, la gente cree que esta es la fisiología normalde la piel. Incluso los libros de medicina describen dicha enfermedadcomo el estado normal. Al nacer la piel está sana, pero a los tres o6


cuatro años de edad, empiezan a aparecer las primeras heridas y en laadolescencia, cubren todo el cuerpo.¿Puedes imaginarte cómo se tratan esas personas? Para relacionarseentre sí tienen que proteger sus heridas. Casi nunca se tocan la piel lasunas a las otras porque resulta demasiado doloroso, y si, por accidente,le tocas la piel a alguien, el dolor es tan intenso que de inmediato seenfada contigo y te toca a ti la tuya, sólo para desquitarse. Aun así, elinstinto del amor es tan fuerte que en ese planeta se paga un precioelevado para tener relaciones con otras personas.Bueno, imagínate que un día ocurre un milagro. Te despiertas y tupiel está completamente curada. Ya no tienes ninguna herida y no teduele cuando te tocan. Al tocar una piel sana se siente algo maravillosoporque la piel está hecha para la percepción. ¿Puedes imaginarte a timismo con una piel sana en un mundo en el que todas las personastienen una enfermedad en la piel? No puedes tocar a los demás porqueles duele y nadie te toca a ti porque piensan que te dolerá.Si eres capaz de imaginarte esto, podrás comprender que si alguiende otro planeta viniera a visitarnos tendría una experiencia similar conlos seres humanos. Pero no es nuestra piel la que está llena de heridas.Lo que el visitante descubriría es que la mente humana padece unaenfermedad que se llama miedo. Al igual que la piel infectada de loshabitantes de ese planeta imaginario, nuestro cuerpo emocional estálleno de heridas, de heridas infectadas por el veneno emocional. Laenfermedad del miedo se manifiesta a través del enfado, del odio, de latristeza, de la envidia y de la hipocresía, y el resultado de estaenfermedad son todas las emociones que provocan el sufrimiento del serhumano.Todos los seres humanos padecen la misma enfermedad mental.Hasta podríamos decir que este mundo es un hospital mental. Sinembargo, esta enfermedad mental ha estado en el mundo desde hacemiles de años. Los libros de medicina, psiquiatría y psicología ladescriben como un estado normal. La consideran normal, pero yo te digoque no lo es.Cuando el miedo se hace demasiado intenso, la mente racionalempieza a fallar y ya no es capaz de soportar todas esas heridas llenasde veneno. Los libros de psicología denominan a este fenómenoenfermedad mental. Lo llamamos esquizofrenia, paranoia, psicosis, perola verdad es que estas enfermedades aparecen cuando la menteracional está tan asustada y las heridas duelen tanto, que es preferibleromper el contacto con el mundo exterior.Los seres humanos vivimos con el miedo continuo a ser heridos yesto da origen a grandes conflictos dondequiera que vayamos. Lamanera de relacionarnos los unos con los otros provoca tanto doloremocional que, sin ninguna razón aparente, nos enfadamos y sentimoscelos, envidia o tristeza. Incluso decir «te amo» puede resultar aterrador.7


Pero, aunque mantener una interacción emocional nos provoque dolor ynos dé miedo, seguimos haciéndolo, seguimos iniciando una relación,casándonos y teniendo hijos.Debido al miedo que los seres humanos tenemos a ser heridos y a finde proteger nuestras heridas emocionales, creamos algo muy sofisticadoen nuestra mente: un gran sistema de negación. En ese sistema denegación nos convertimos en unos perfectos mentirosos. Mentimos tanbien, que nos mentimos a nosotros mismos e incluso nos creemosnuestras propias mentiras.No nos percatamos de que estamos mintiendo, y en ocasiones, auncuando sabemos que mentimos, justificamos la mentira y la excusamospara protegernos del dolor de nuestras heridas.El sistema de negación es como un muro de niebla frente a nuestrosojos que nos ciega y nos impide ver la verdad. Llevamos una máscarasocial porque resulta demasiado doloroso vernos a nosotros mismos opermitir que otros nos vean tal como somos en realidad. El sistema denegación nos permite aparentar que toda la gente se cree lo quequeremos que crean de nosotros. Y aunque colocamos estas barreraspara protegernos y mantener alejada a la gente, también nos mantienenencerrados y restringen nuestra libertad. Los seres humanos se cobijan yse protegen y cuando alguien dice: «Te estás metiendo conmigo», no esexactamente verdad. Lo que sí es cierto es que estás tocando una desus heridas mentales y él reacciona porque le duele.Cuando tomas conciencia de que todas las personas que te rodeantienen heridas llenas de veneno emocional, empiezas a comprender lasrelaciones de los seres humanos en lo que los toltecas denominan elsueño del infierno. Desde la perspectiva tolteca todo lo que creemos denosotros y todo lo que sabemos de nuestro mundo es un sueño. Siexaminas cualquier descripción religiosa del infierno te das cuenta deque no difiere de la sociedad de los seres humanos, del modo en quesoñamos. El infierno es un lugar donde se sufre, donde se tiene miedo,donde hay guerras y violencia, donde se juzga y no hay justicia, un lugarde castigo infinito. Unos seres humanos actúan contra otros sereshumanos en una jungla de predadores; seres humanos llenos de juicios,llenos de reproches, llenos de culpa, llenos de veneno emocional:envidia, enfado, odio, tristeza, sufrimiento. Y creamos todos estospequeños demonios en nuestra mente porque hemos aprendido a soñarel infierno en nuestra propia vida.Todos nosotros creamos un sueño personal propio, pero los sereshumanos que nos precedieron crearon un gran sueño externo, el sueñode la sociedad humana. El Sueño externo, o el Sueño del Planeta, es elSueño colectivo de billones de soñadores. El gran Sueño incluye todaslas normas de la sociedad, sus leyes, sus religiones, sus diferentesculturas y sus diferentes formas de ser. Toda esta informaciónalmacenada dentro de nuestra mente es como mil voces que nos hablanal mismo tiempo. Esto es lo que los toltecas denominan el mitote.8


Pero lo que nosotros somos en realidad es puro amor; somos Vida. Y loque somos en realidad no tiene nada que ver con el sueño, pero elmitote nos impide verlo. Cuando contemplas el sueño desde estaperspectiva, y cobras conciencia de lo que eres, comprendes cuánabsurdo resulta el comportamiento de los seres humanos, y entonces, seconvierte en algo divertido. Lo que para todos los demás parece un grandrama para ti es una comedia. Ves de qué modo los seres humanossufren por algo que carece de importancia, algo que ni siquiera es real.Pero no tenemos otra opción. Nacemos en esta sociedad, crecemos enesta sociedad y aprendemos a ser como todos los demás, actuando ycompitiendo continuamente de un modo absurdo.Ahora bien, imagina por un momento que pudieses visitar un planetaen el que toda la gente tuviera una mente emocional distinta. La maneraen que se relacionarían los unos con los otros sería siempre feliz,siempre amorosa, siempre pacífica. Ahora imagínate que un día tedespiertas en ese planeta y que ya no tienes heridas en tu cuerpoemocional. Ya no tienes miedo de ser quien eres. Ya no te importa lo quela gente diga de ti, porque no te lo tomas como algo personal y hadejado de producirte dolor. Así que ya no necesitas protegerte más. Notienes miedo de amar, de compartir, de abrir tu corazón. Ahora bien,esto sólo te ha ocurrido a ti. ¿Cómo te relacionarás con la gente quepadece heridas emocionales y que está enferma de miedo?Cuando un ser humano nace, su mente y su cuerpo emocional estáncompletamente sanos. Quizás hacia el tercer o cuarto año de edadempiecen a aparecer las primeras heridas en el cuerpo emocional y seinfecten con veneno emocional. Pero, si observas a los niños de dos otres años y te fijas en su manera de comportarse, verás que siempreestán jugando. Los verás reírse sin parar. Su imaginación es muypoderosa y su manera de soñar una auténtica aventura de exploración.Cuando algo va mal reaccionan y se defienden, pero, después,sencillamente se olvidan y vuelven a centrar su atención en el momentopresente para seguir jugando, explorando y divirtiéndose. Viven elmomento. No se avergüenzan del pasado y no se preocupan por elfuturo. Los niños pequeños expresan lo que sienten y no tienen miedo aamar.Por eso los momentos más felices de nuestra vida son aquellos en losque jugamos como si fuéramos niños, cuando cantamos y bailamos,cuando exploramos y creamos con el único propósito de divertirnos.Cuando nos comportamos como niños nos resulta maravilloso porqueese es el estado normal de la mente humana, la tendencia natural.Somos inocentes, igual que los niños, y para nosotros es normalexpresar amor. Pero ¿qué nos ha ocurrido? ¿Qué le ha ocurrido al mundoentero?Lo que ha sucedido es que, cuando éramos pequeños, los adultos yapadecían esa enfermedad mental, una enfermedad altamentecontagiosa. ¿Y cómo nos la transmitieron? Captando nuestra atención y9


enseñándonos a ser como ellos. Así es como trasladamos nuestraenfermedad a nuestros niños y así es como nuestros padres, nuestrosprofesores, nuestros hermanos mayores y toda una sociedad de genteenferma nos la contagió a nosotros. Captaron nuestra atención, y,mediante la repetición, llenaron nuestra mente de información. De estemodo aprendimos, y de este modo programamos una mente humana.El problema reside en el programa, en la información que hemosalmacenado en nuestra mente. Una vez captada la atención de losniños, les enseñamos un lenguaje, les enseñamos a leer, a comportarsey a soñar de un modo determinado. Domesticamos a los seres humanosde la misma manera que domesticamos a un perro o a cualquier otroanimal: con castigos y premios. Esto es perfectamente normal. Lo quellamamos educación no es otra cosa que la domesticación del serhumano.Al principio tenemos miedo de que nos castiguen, pero más tardetambién tenemos miedo de no recibir la recompensa, de no ser lobastante buenos para mamá o papá o un hermano o un profesor. Deeste modo es como nace la necesidad de ser aceptado. Antes de eso nonos importa si lo estamos o no. Las opiniones de la gente no sonimportantes y no lo son porque sólo queremos jugar y vivir en elpresente.El miedo a no conseguir la recompensa se convierte en el miedo a serrechazado. Y el miedo a no ser lo bastante buenos para otra persona eslo que hace que intentemos cambiar, lo que nos hace crear una imagen.Imagen que intentamos proyectar según lo que quieren que seamos,sólo para ser aceptados, sólo para recibir el premio. De este modoaprendemos a fingir que somos lo que no somos y perseveramos en serotra persona con la única finalidad de ser lo suficientemente buenospara mamá, papá, el profesor, nuestra religión o quienquiera que sea. Ycon este fin practicamos incansablemente hasta que nos convertimos enmaestros de ser lo que no somos.Pronto olvidamos quienes somos realmente y empezamos a vivirnuestras imágenes, porque no creamos una sola, sino muchasdiferentes, según los distintos grupos de gente con los que nosrelacionemos. Una imagen para casa, una para el colegio, y cuandocrecemos, unas cuantas más.Y esto funciona de la misma manera cuando se trata de una simplerelación entre un hombre y una mujer. La mujer tiene una imagenexterior que intenta proyectar a los demás, y cuando está sola, otra de símisma. Lo mismo pasa con el hombre, que también tiene una imagenexterior y otra interior. Ahora bien, cuando llegan a la edad adulta, laimagen interior y la exterior son tan distintas que ya casi no secorresponden. Y como en la relación entre un hombre y una mujerexisten al menos cuatro imágenes, ¿cómo es posible que se lleguen aconocer de verdad? No se conocen. La única posibilidad es intentarcomprender la imagen. Pero es preciso considerar más imágenes.10


Cuando un hombre conoce a una mujer, se hace una imagen propiade ella, y a su vez la mujer se hace una imagen del hombre desde supunto de vista. Entonces él intenta que ella se ajuste a la imagen que élmismo ha creado y ella intenta que él se ajuste a la imagen que se hahecho de él. Ahora, entre ellos existen seis imágenes. Evidentemente,aunque no lo sepan, se están mintiendo el uno al otro. Su relación sebasa en el miedo, en las mentiras, y no en la verdad porque resultaimposible ver a través de toda esa bruma.De pequeños no experimentamos ningún conflicto porque nofingimos ser lo que no somos. Nuestras imágenes no cambian realmentehasta que empezamos a relacionarnos con el mundo exterior y dejamosde tener la protección de nuestros padres. Esta es la razón por la que laadolescencia resulta particularmente difícil. Aun en el caso de queestemos preparados para sostener y defender nuestras imágenes, tanpronto intentamos proyectarlas al mundo exterior, éste las rechaza. Elmundo exterior empieza a demostrarnos, no sólo particular, sinotambién públicamente, que no somos lo que fingimos ser.Este sería el caso, por ejemplo, de un chico adolescente que aparentaser muy listo. Acude a un debate en el colegio, y, en ese debate, alguienque es más inteligente, y que está más preparado, le supera y le deja enridículo delante de todo el mundo. A continuación él intenta explicar,excusar y justificar su imagen delante de sus compañeros. Se muestramuy amable con todos e intenta salvar esa imagen delante de ellos,aunque sabe que está mintiendo. Por supuesto, hace todo lo posiblepara no perder el control delante de ellos, pero tan pronto se encuentrasolo y se ve reflejado en un espejo, lo hace añicos. Se odia a sí mismo;se siente verdaderamente estúpido y cree que es el peor. Existe unagran discrepancia entre la imagen interior y la imagen que intentaproyectar hacia el mundo exterior. Pues bien, cuanto más grande es ladiscrepancia, más difícil resulta la adaptación al sueño de la sociedad ymenos amor se tiene hacia uno mismo.Entre la imagen que finge ser y la imagen interior que tiene de símismo cuando está solo, existen mentiras y más mentiras. Ambasimágenes están completamente alejadas de la realidad; son falsas, peroél no es consciente de ello. Quizás otra persona lo advierta, pero él estátotalmente ciego. Su sistema de negación intenta proteger las heridas,pero éstas son reales y siente dolor porque intenta defender esa imagenpor todos los medios.De pequeños aprendemos que las opiniones de todas las personasson importantes y dirigimos nuestra vida conforme a esas opiniones.Una simple opinión de alguien, aunque no sea cierta, es capaz dehacernos caer en el más profundo de los infiernos: «Qué feo estás. Estásequivocado. Eres un estúpido». Las opiniones tienen un gran poder sobreel comportamiento absurdo de las personas que viven en el infierno. Porese motivo necesitamos oír que somos buenos, que lo estamos haciendobien, que somos bellos. «¿Qué aspecto tengo? ¿Ha estado bien lo que he11


dicho? ¿Cómo lo estoy haciendo?»Necesitamos escuchar las opiniones de los demás porque estamosdomesticados y esas opiniones tienen el poder de manipularnos. Por esobuscamos el reconocimiento en los otros; necesitamos el apoyoemocional de ellos; ser aceptados por el Sueño externo a través de losdemás. Esta es la razón por la que los adolescentes ingieren alcohol, sedrogan o empiezan a fumar. Sólo para ser aceptados por otras personasque opinan que eso es lo que hay que hacer; sólo para que esa genteconsidere que están «en la onda».Pero todas esas falsas imágenes que intentamos proyectar provocanun gran sufrimiento en muchos seres humanos. Las personas fingimosser muy importantes, pero, a la vez, creemos que no somos nada.Ponemos mucho empeño en ser alguien en el sueño de esa sociedad, enganar reconocimiento y en recibir la aprobación de los demás. Hacemosun gran esfuerzo para ser importantes, para triunfar, para ser poderosos,ricos, famosos, para expresar nuestro sueño personal e imponer nuestrosueño a las personas que nos rodean. ¿Por qué? Pues porque creemosque el sueño es real y nos lo tomamos muy en serio.IILa pérdida de la inocenciaLos humanos somos, por naturaleza, seres muy sensibles. Pero sitenemos una sensibilidad tan elevada es porque percibimos todas lascosas a través del cuerpo emocional. Este cuerpo emocional es como unaparato de radio que se puede sintonizar para percibir determinadasfrecuencias o bien para reaccionar frente a otras. La frecuencia normalde los seres humanos antes de la domesticación se ajusta en laexploración y el disfrute de la vida; estamos sintonizados para amar. Depequeños no definimos el amor como un concepto abstracto, sólo lovivimos. Es tal como somos.Tanto el cuerpo emocional como el cuerpo físico cuentan con uncomponente parecido a un sistema de alarma que nos permite sabercuándo algo no va bien. En el caso del cuerpo físico este sistema deaviso es lo que denominamos dolor.Cuando sentimos dolor es porque hay algún problema en nuestrocuerpo, algo que es necesario examinar y sanar. En el caso del cuerpoemocional, el sistema de alarma es el miedo. Siempre que sentimosmiedo es porque alguna cosa no va bien. Quizá corra peligro nuestravida.El cuerpo emocional percibe las emociones, pero no a través de los12


ojos. Las emociones se perciben a través del cuerpo emocional. Losniños sencillamente «sienten» emociones, pero su mente racional no lasinterpreta ni las cuestiona. Esta es la razón por la que aceptan adeterminadas personas y rechazan a otras. Cuando no se sientenseguros cerca de una persona, la rechazan porque son capaces de sentirlas emociones que esa persona proyecta. Los niños perciben fácilmentecuando alguien está enfadado, ya que su sistema de alarma les provocaun pequeño miedo que les dice: «No te acerques», y siguiendo suinstinto, no lo hacen.Aprendemos a tener un determinado estado emocional según laenergía emocional que impregne nuestro hogar y de cómo reaccionemospersonalmente a esa energía. A eso se debe que cada componente de lafamilia, aunque sean hermanos, reaccione de un modo diferentedependiendo de la manera en que haya aprendido a defenderse a símismo y a adaptarse a las circunstancias. Cuando los padres se peleanconstantemente, falta la armonía y el respeto entre ellos, y se mienten,los niños siguen su ejemplo emocional y aprenden a ser como ellos. Yaunque les digan que no sean así y que no mientan, la energíaemocional de sus padres y de toda su familia les hará percibir el mundode una manera similar.La energía emocional que impregne nuestro hogar sintonizaránuestro cuerpo emocional con esa frecuencia. El cuerpo emocionalempieza a cambiar su sintonización y llega un momento que deja de serla sintonización normal del ser humano. Jugamos al juego de los adultos,jugamos al juego del Sueño externo y perdemos. Perdemos nuestrainocencia, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestra felicidad ynuestra tendencia a amar. Nos vemos forzados a cambiar y empezamosa percibir otro mundo, otra realidad: la realidad de la injusticia, larealidad del dolor emocional, la realidad del veneno emocional.Bienvenidos al infierno: el infierno que los seres humanos crean, elSueño del Planeta. Somos bienvenidos a este infierno, pero no lo hemosinventado nosotros. Ya estaba aquí antes de que naciésemos.Si observas a los niños podrás ver cómo se destruye el amorverdadero y la libertad. Imagínate a un niño de dos o tres años que correy se divierte en el parque. Mamá está mirando al pequeño y tiene miedode que se caiga y se lastime. Entonces se levanta para detenerlo, pero elniño, creyendo que está jugando con él, intenta correr todavía másdeprisa. Los coches pasan cerca, por una calle próxima, y eso intensificatodavía más el miedo de mamá hasta que, finalmente, lo atrapa. El niñoespera que ella se ponga a jugar con él, y sin embargo lo único querecibe es una azotaina. ¡Boom! Esto le causa un sobresalto. La felicidaddel niño no era otra cosa que la expresión del amor que emanaba de él,pero después de eso es incapaz de comprender por qué su madre actúade ese modo. Con el tiempo, este tipo de sobresalto acabará porbloquear el amor. El niño no comprende las palabras, pero aun así, sepregunta: «¿Por qué?».13


Y de este modo, correr y jugar, una expresión del amor, ha dejado deser algo seguro porque, cuando expresas tu amor, tus padres tecastigan. Te envían a tu habitación y no puedes hacer lo que quieres. Tedicen que estás siendo un niño o una niña mala y eso te hace sentirhumillado, significa castigo.En ese sistema de premios y castigos existe un sentido de la justiciay de la injusticia, de lo que es legítimo y de lo que no lo es. El sentido dela injusticia es como un cuchillo que abre una herida emocional en lamente. Después, según cómo reaccionemos ante la injusticia, la heridapuede infectarse con veneno emocional. Pero ¿por qué se infectanalgunas heridas? Veamos otro ejemplo.Imagínate que tienes dos o tres años. Te sientes feliz, estás jugando,explorando. Aún no tienes conciencia de lo que es bueno o de lo que esmalo, de lo que es correcto o incorrecto, de lo que deberías hacer y de loque no deberías hacer, porque todavía no estás domesticado. Estásjugando en la habitación con un objeto que se encuentra cerca de ti. Notienes intención de hacer nada malo, ni de intentar causarle daño anadie, pero estás jugando con la guitarra de tu papá. Para ti es sólo unjuguete; no quieres hacerle el menor daño a tu padre. Pero él tiene unode esos días en los que no se siente bien. Tiene problemas en su trabajo.Entra en la habitación y te encuentra jugando con sus cosas. Se enfadade inmediato, te coge y te da una zurra.Desde tu punto de vista, es una injusticia. Tu padre no hace más queentrar, y con su enfado, te hace daño. Confiabas plenamente en élporque es tu papá, alguien que, por lo general, te protege y te permitejugar y ser tú mismo. Sin embargo, ahora hay algo que no acaba deencajar. Ese sentido de la injusticia es como un dolor en el corazón. Tesientes vulnerable; te hace daño y te hace llorar. Pero no llorasúnicamente porque te ha dado una azotaina. No es la agresión física loque te duele; lo que te parece injusto es la agresión emocional. Nohabías hecho nada malo.Ese sentido de la injusticia abre una herida emocional en tu mente.Tu cuerpo emocional está herido, y en ese momento, pierdes unapequeña parte de tu inocencia. Aprendes que no puedes confiar siempreen tu padre, y aun en el caso de que tu mente todavía no lo sepa,porque no lo analiza, sí lo comprende: «No puedo confiar». Tu cuerpoemocional te dice que existe algo en lo que no puedes confiar y que esealgo puede repetirse.Quizá reacciones con miedo; quizá con enfado o con timidez osencillamente te pongas a llorar. Pero esa reacción ya es producto delveneno emocional porque, la reacción normal antes de la domesticaciónes que, cuando tu papá te da una bofetada, tú quieras devolvérsela. Lepegas o sólo intentas levantar la mano, pero lo único que consigues coneso es que él se enfade todavía más contigo. Solamente has levantadola mano, pero has conseguido que reaccione con mayor enfado y recibesun castigo todavía peor. Ahora sabes que te destruirá. Ahora le tienes14


miedo y dejas de defenderte porque eres consciente de que, si lohicieses, únicamente conseguirías empeorar las cosas.Sigues sin comprender el porqué, pero sabes que tu padre puedeincluso matarte. Esto abre una herida atroz en tu mente. Antes de queocurriese todo, tu mente estaba completamente sana; eras del todoinocente. Sin embargo, ahora, después de estos acontecimientos, lamente racional intenta hacer algo con esa experiencia. Aprendes areaccionar de un modo determinado, de una manera particular, tuya.Guardas la emoción en ti y eso cambia tu forma de vivir. Y a partir deentonces, esta experiencia se repite cada vez con mayor frecuencia. Lainjusticia proviene de mamá y de papá, de los hermanos y de lashermanas, de los tíos y las tías, del colegio, de la sociedad, de todos.Con cada miedo aprendes a defenderte, pero no lo haces de la mismamanera que antes de la domesticación, cuando te defendías y seguíasjugando.Ahora hay algo dentro de la herida que, en un principio, no parecerepresentar un gran problema: el veneno emocional. No obstante, elveneno emocional se acumula y la mente empieza a jugar con él. Acontinuación, el futuro empieza a preocuparnos un poco porque tenemosel recuerdo del veneno y no queremos que vuelva a ocurrir. Tambiéntenemos recuerdos de cuando hemos sido aceptados; recordamos amamá y a papá siendo buenos con nosotros y viviendo en armonía.Queremos esa armonía pero no sabemos de qué modo crearla. Y, comoestamos en el interior de la burbuja de nuestra propia percepción, nosparece que cualquier cosa que sucede a nuestro alrededor ha sidoprovocada por nosotros. Creemos que mamá y papá se pelean pornuestra culpa incluso cuando no tiene nada que ver con nosotros.Poco a poco perdemos nuestra inocencia; empezamos a sentirresentimiento, y después, ya no perdonamos más. Con el tiempo, estosincidentes e interacciones nos enseñan que no es seguro ser quienesrealmente somos. Por supuesto, la intensidad de todo esto varía en cadaser humano según sea su inteligencia y su educación. Dependerá demuchos factores. Si tienes suerte, la domesticación no será tan fuerte.Ahora bien, si no eres tan afortunado, la domesticación puede ser tandura y causar unas heridas tan profundas que incluso tengas miedo dehablar. El resultado es: «Oh, soy tímido». La timidez es el miedo aexpresarse uno mismo. Quizá creas que no sabes bailar o cantar, masesto es sólo la represión de un instinto humano natural: expresar elamor.Los seres humanos utilizamos el miedo para domesticar a otros sereshumanos; cada vez que experimentamos una nueva injusticia, nuestromiedo aumenta. El sentido de la injusticia es como un cuchillo que abreuna herida en nuestro cuerpo emocional. El veneno emocional se generaa partir de la reacción frente a lo que consideramos una injusticia.Algunas heridas se curarán, pero otras se infectarán con más y másveneno. Cuando estamos llenos de veneno emocional, sentimos la15


necesidad de liberarlo, y para deshacernos de él, se lo enviamos a otrapersona. ¿Y cómo lo hacemos? Pues captando su atención.Tomemos el ejemplo de una pareja corriente. Por la razón que sea, lamujer está enfadada. Está llena de veneno emocional debido a unainjusticia que tiene su origen en el marido. Éste no se encuentra en casa,pero ella recuerda la injusticia y el veneno aumenta en su interior.Cuando el marido llega, lo primero que ella quiere hacer es captar suatención porque, cuando lo haga, podrá traspasarle a él todo el veneno yentonces sentirse aliviada. Tan pronto le dice lo malo, estúpido o injustoque es, le transfiere a su marido el veneno que acumulaba en su interior.Habla y habla sin parar hasta que consigue captar su atención.Finalmente, él reacciona y se enfurece, y entonces, ella se siente mejor.Sin embargo, ahora el veneno recorre el cuerpo de él y siente lanecesidad de desquitarse. Tiene que captar la atención de ella a fin delibrarse del veneno, pero ya no es sólo el veneno de ella: es el venenode ella más el veneno de él. Si observas esta interacción detenidamente,comprenderás que lo que están haciendo es hurgar en sus respectivasheridas y jugar a ping-pong con el veneno emocional. De este modo, elveneno seguirá aumentando sin parar hasta que, algún día, uno de losdos estalle. Aun así, esta es la manera en que los seres humanos nosrelacionamos a menudo.Al captar la atención, la energía va de una persona a otra. Laatención es algo muy poderoso en lamente del ser humano. De hecho,en todo el mundo las personas van continuamente a la caza de laatención de los demás, y cuando la capturan, crean canales decomunicación. Pero al igual que se transfiere el sueño y el poder,también se transfiere el veneno emocional.Normalmente, nos liberamos del veneno traspasándoselo a lapersona que creemos responsable de la injusticia, pero si esa persona estan poderosa que no podemos enviárselo, entonces lo lanzamos contracualquier otra sin importarnos de quien se trate. Por ejemplo a los niños,que no son capaces de defenderse de nosotros, estableciendo asírelaciones abusivas. De este modo, la gente que tiene poder abusa delos que tienen menos, porque necesita deshacerse de su venenoemocional. Hay que desprenderse del veneno, y por eso en ocasiones,no se tiene en cuenta la justicia; sólo queremos deshacernos de él,queremos paz. Esa es la razón por la que los seres humanos andansiempre detrás del poder, porque, cuanto más poderoso se es, más fácilresulta descargar el veneno sobre los que no pueden defenderse.Por supuesto, estoy hablando de las relaciones en el infierno, de laenfermedad mental que existe en el planeta. No hay que culpar a nadiede esta enfermedad; no es buena ni mala ni correcta ni incorrecta;sencillamente, esa es la patología normal de esta enfermedad. Nadie esculpable por comportarse de manera abusiva con los demás. Del mismomodo que la gente de aquel planeta imaginario no era culpable de quesu piel estuviese enferma, tú no eres culpable de tener heridas16


infectadas con veneno. Cuando estás herido o físicamente enfermo, note culpas a ti mismo por estarlo. Entonces, ¿por qué sentirse mal oculpable si tu cuerpo emocional está enfermo?Lo que sí es importante es cobrar conciencia de que tenemos esteproblema, ya que cuando lo hacemos así, tenemos la oportunidad desanar nuestro cuerpo y nuestra mente emocional y de dejar de sufrir. Sinesa conciencia, no es posible hacer nada. Lo único que nos queda escontinuar sufriendo las consecuencias de nuestra interacción con otrosseres humanos, y no sólo eso, sino también sufrir a causa de lainteracción que mantenemos con nuestro propio yo, porque también nostocamos nuestras propias heridas con el único propósito de castigarnos.En nuestra mente hay una parte, creada por nosotros, que siempreestá juzgando. El Juez juzga todo lo que hacemos, lo que no hacemos, loque sentimos, lo que no sentimos. Nos juzgamos a nosotros mismos demanera continua y juzgamos incesantemente a los demás basándonosen nuestras creencias y en nuestro sentido de la justicia y demás esténequivocados. Sentimos la necesidad de tener «razón» porqueintentamos proteger la imagen que queremos proyectar al exterior.Tenemos que imponer nuestro modo de pensar, no sólo a otros sereshumanos sino también a nosotros mismos.Cuando cobramos conciencia de todo esto, comprendemos confacilidad por qué no funcionan las relaciones: con nuestros padres, connuestros hijos, con nuestros amigos, con nuestra pareja e incluso connosotros mismos. ¿Por qué no funciona la relación que mantenemos connosotros mismos? Porque estamos heridos y llenos de todo ese venenoemocional que a duras penas somos capaces de manejar. Estamos llenosde veneno porque hemos crecido con una imagen de perfección que nose corresponde a la realidad, que no existe, y sentimos esa injusticia ennuestra mente.Hemos visto de qué modo creamos esa imagen de perfección paracomplacer a los demás, aun cuando ellos crean su propio sueño, que noguarda ninguna relación con nosotros. Intentamos complacer a mamá ya papá, intentamos complacer a nuestro profesor, a nuestro guíaespiritual, a nuestra religión, a Dios. Pero la verdad es que, desde supunto de vista, nunca seremos perfectos. Esa imagen de perfección nosdice cómo deberíamos ser a fin de reconocer que somos buenos, a fin deaceptarnos a nosotros mismos. Pero ¿sabes qué? De todas las mentirasque nos creemos de nosotros mismos, esta es la más grande, porquenunca seremos perfectos. Y no hay manera de perdonarnos por no serlo.Esa imagen de perfección cambia nuestra forma de soñar.Aprendemos a negarnos y a rechazarnos a nosotros mismos. Segúntodas las creencias que tenemos, nunca somos lo bastante buenos o lobastante adecuados o lo bastante limpios o lo bastante sanos. Siempreexiste algo que el juez no acepta ni perdona jamás. Por esta razónrechazamos nuestra propia humanidad; es decir, esta es la razón por laque no nos merecemos ser felices; esta es la razón por la que buscamos17


a alguien que nos maltrate, a alguien que nos castigue. Y debido a esaimagen de perfección nos sometemos a un alto nivel de maltratopersonal.Cuando nos rechazamos a nosotros mismos y nos juzgamos, cuandonos declaramos culpables y nos castigamos de una manera tanexcesiva, tenemos la sensación de que el amor no existe. Parece como sien este mundo sólo existiera el castigo, el sufrimiento y el juicio. Elinfierno tiene muchos niveles diferentes. Algunas personas caen muyprofundamente en el infierno y otras apenas están en él, pero de todosmodos, ahí es donde se encuentran. En el infierno se dan relaciones muyabusivas, aunque también hay otras en las que apenas existe el abuso.Ya no eres un niño, así que si estás manteniendo una relación abusivaes porque aceptas ese maltrato, porque crees que te lo mereces. Y aunquela cantidad de maltratos que estás dispuesto a aceptar tiene unlímite, debes saber que no hay nadie en el mundo entero que temaltrate más que tú mismo. El límite del maltrato que tolerarás de otraspersonas es exactamente el mismo al que te sometes tú. Si alguien temaltrata más de lo que tú mismo te maltratas, te alejas, corres y teescapas de él. Ahora bien, si esa persona te maltrata sólo un poco másde lo que tú mismo te maltratas, quizás aguantes más tiempo. Todavíate mereces ese maltrato.Por lo general, en las relaciones corrientes que mantenemos en elinfierno se trata de pagar por una injusticia; de desquitarse. Te maltratoa ti de la manera que necesitas que te maltraten y tú me maltratas a míde la manera que yo necesito que me maltraten. El equilibrio es bueno;funciona. La energía atrae un mismo tipo de energía, por supuesto, unmismo tipo de vibración. Si una persona se te acerca y te dice: «Oh, memaltrata tanto» y tú le preguntas: «Bueno, ¿por qué sigues ahí?» nisiquiera sabrá contestarte por qué. La verdad es que necesita esemaltrato porque esa es su manera de castigarse.La vida te trae exactamente lo que necesitas. En el infierno existeuna justicia perfecta. No hay nada a lo que podamos echarle la culpa.Incluso podemos decir que nuestro sufrimiento es un regalo. Basta conque abras los ojos y mires lo que te rodea para limpiar el veneno, sanartus heridas, aceptarte y salir del infierno.IIIEl hombre que no creíaen el amor18


Quiero contarte una vieja historia sobre un hombre que no creía en elamor. Se trataba de una persona normal, como tú y como yo, pero lo quelo hacía especial era su manera de pensar: estaba convencido de que elamor no existía. Había acumulado mucha experiencia en su intento deencontrar el amor, por supuesto, y observado a la gente que tenía a sualrededor. Se había pasado buena parte de su vida intentando encontrarel amor y había acabado por descubrir que el amor no existía.Dondequiera que fuese solía explicarle a la gente que el amor no eraotra cosa que una invención de los poetas, una invención de lasreligiones que intentaban, de este modo, manipular la débil mente de losseres humanos para controlarlos y convertirlos en creyentes. Decía queel amor no era real y que, por esa razón, ningún ser humano loencontraría jamás aun cuando lo buscase.Este hombre tenía una gran inteligencia y resultaba muyconvincente. Había leído muchos libros, estudiado en las mejoresuniversidades y se había convertido en un erudito respetado. Era capaz,en cualquier parte y ante cualquier audiencia, de defender concontundencia su razonamiento. Lo que decía era que el amor es comouna especie de droga; te exalta, pero a su vez crea una fuertedependencia, por lo que es posible convertirse en un gran adicto a él. Y¿qué ocurre entonces cuando no recibes tu dosis diaria, dosis quenecesitas al igual que un drogadicto?Solía decir que la mayoría de las relaciones entre los amantes separecen a las que mantiene un adicto a las drogas con la persona que selas suministra. La persona que tiene la necesidad mayor es la que sufrela adicción a las drogas; la que tiene la necesidad menor es la que se lassuministra. Y la que tiene menor necesidad es la que controla toda larelación. Si es posible ver esta dinámica de forma tan diáfana es porque,generalmente, en todas las relaciones hay una persona que ama más yotra que ama menos y que se aprovecha de la que le ofrece su corazón.Es posible ver de qué modo se manipulan la una a la otra, sus acciones yreacciones, que son, sencillamente, iguales a las de un adicto a lasdrogas y su suministrador.El adicto a las drogas, el que tiene más necesidad, vive con un miedoconstante, temeroso de que, quizá, no sea capaz de conseguir supróxima dosis de amor, o de droga. El adicto a las drogas piensa: «¿Quévoy a hacer si ella me deja?». Ese miedo lo convierte en un ser muyposesivo. «¡Eso es mío!» Se vuelve celoso y exigente porque teme noconseguir su próxima dosis. Por su parte, el suministrador puedecontrolar y manipular a la persona que necesita la droga dándole másdosis, menos o retirándoselas del todo. La persona que tiene másnecesidad acabará por rendirse completamente y hará todo lo quepueda para no verse abandonada.De este modo, el hombre continuó explicando a la gente por qué noexistía el amor. «Lo que los seres humanos llaman "amor" no es otracosa que una relación de miedo que se fundamenta en el control.19


¿Dónde está el respeto? ¿Dónde está el amor que aseguran tenerse? Nohay amor. Las parejas jóvenes se hacen un sinfín de promesas mutuasdelante del representante de Dios, de sus familias y de sus amigos: vivirjuntos para siempre, amarse y respetarse, estar junto al otro en lo buenoy en lo malo. Prometen amarse y honrarse y mucho más. Pero, una vezcasados -pasada una semana, un mes o unos cuantos meses-, ya sepuede ver que no mantienen ninguna de esas promesas.«Lo que hay es una guerra de control para ver quién manipulará aquién. ¿Quién será el suministrador y quién tendrá la adicción? Unosmeses más tarde descubrirás que el respeto que juraron tenersemutuamente se ha desvanecido. Descubrirás el resentimiento, el venenoemocional, y verás cómo, poco a poco, empezarán a herirse el uno alotro, una situación que crecerá y crecerá hasta que lleguen a tenermiedo de quedarse solos, hasta que lleguen a temer las opiniones y losjuicios de los demás y también sus propios juicios y opiniones. Pero¿dónde está el amor?»Solía afirmar que había visto a muchas parejas mayores que habíancompartido su vida durante treinta, cuarenta o cincuenta años y que sesentían muy orgullosas de haber vivido unidas todos esos años. Noobstante, cuando hablaban de su relación, lo que decían era: «Hemossobrevivido al matrimonio». Eso significa que uno de ellos se rindió anteel otro; en un momento determinado ella renunció y decidió soportar elsufrimiento. El que tenía mayor empeño y menor necesidad de los dosganó la guerra, pero ¿dónde está la llama que denominan amor? Setratan el uno al otro como si fuesen una posesión: «Ella es mía». «Él esmío.»El hombre continuó hablando incansablemente de todas las razonespor las cuales creía que el amor no existía y siguió diciendo: «Yo ya hepasado por todo eso. No volveré a permitir que nadie manipule mi mentey controle mi vida en nombre del amor». Sus argumentos eran bastantelógicos y convenció a mucha gente con sus palabras. El amor no existe.Sin embargo, un día, este hombre salió a dar un paseo por un parque,donde se encontró, sentada en un banco, a una hermosa mujer queestaba llorando. Cuando advirtió su llanto, sintió curiosidad, se sentó asu lado y le preguntó si podía ayudarla. También le preguntó por quélloraba. Puedes imaginar su sorpresa cuando ella le respondió queestaba llorando porque el amor no existía. Él dijo: «Esto es increíble:¡una mujer que cree que el amor no existe!». Por supuesto, quiso sabermás cosas de ella.-¿Por qué dice que el amor no existe? -le preguntó.-Bueno, es una larga historia -replicó ella-. Me casé cuando era muyjoven, estaba muy enamorada, llena de ilusiones y tenía la esperanza decompartir mi vida con el que se convirtió en mi marido. Nos juramosfidelidad, respeto y honrarnos el uno al otro, y así creamos una familia.Pero, pronto, todo empezó a cambiar. Yo me convertí en la típica mujer20


consagrada al cuidado de los hijos y de la casa. Mi marido continuóprogresando en su profesión y su éxito e imagen fuera del hogar sevolvió para él en algo más importante que su propia familia. Me perdió elrespeto y yo se lo perdí a él. Nos heríamos el uno al otro, y en unmomento determinado, descubrí que no le quería y que él tampoco mequería a mí.»Pero los niños necesitaban un padre y esa fue la excusa que utilicépara continuar manteniendo la relación y apoyarle en todo. Ahora losniños han crecido y se han independizado. Ya no tengo ninguna excusapara seguir junto a él. Entre nosotros no hay respeto ni amabilidad. Séque, aunque encontrase a otra persona, sería lo mismo, porque el amorno existe. No tiene sentido buscar algo que no existe. Esa es la razón porla que estoy llorando.Como la comprendía muy bien, la abrazó y le dijo:-Tiene razón, el amor no existe. Buscamos el amor, abrimos nuestrocorazón, nos volvemos vulnerables y lo único que encontramos esegoísmo. Y, aunque creamos que no nos dolerá, nos duele. No importacuántas relaciones iniciemos; siempre ocurre lo mismo. Entonces ¿paraqué seguir buscando el amor?Se parecían tanto que pronto trabaron una gran amistad, la mejorque habían tenido jamás. Era una relación maravillosa. Se respetabanmutuamente y nunca se humillaban el uno al otro. Cada paso que dabanjuntos les llenaba de felicidad. Entre ellos no había ni envidia ni celos, nose controlaban el uno al otro y tampoco se sentían poseedores el uno delotro. La relación continuó creciendo más y más. Les encantaba estarjuntos porque, en esos momentos, se divertían mucho. Además, siempreque estaban separados se echaban de menos.Un día él, durante un viaje que lo había llevado fuera de la ciudad,tuvo una idea verdaderamente extraña. Pensó: «Mmm, tal vez lo quesiento por ella es amor. Pero esto resulta muy distinto de todo lo que hesentido anteriormente. No es lo que los poetas dicen que es, no es loque la religión dice que es, porque yo no soy responsable de ella. Notomo nada de ella; no siento la necesidad de que ella cuide de mí; nonecesito echarle la culpa de mis problemas ni echarle encima misdesdichas. Juntos es cuando mejor lo pasamos; disfrutamos el uno delotro. Respeto su forma de pensar, sus sentimientos. Ella no hace que mesienta avergonzado; no me molesta en absoluto. No me siento celosocuando está con otras personas; no siento envidia de sus éxitos. Tal vezel amor sí existe, pero no es lo que todo el mundo piensa que es».A duras penas pudo esperar a volver a casa para hablarle de suextraña idea. Tan pronto empezó a explicársela, ella le dijo: «Séexactamente lo que me quieres decir. Hace tiempo que vengo pensandolo mismo, pero no quise compartirlo contigo porque sé que no crees enel amor. Quizás el amor sí que existe, pero no es lo que creíamos queera». Decidieron convertirse en amantes y vivir juntos, e increíblemente,21


las cosas no cambiaron entre ellos. Continuaron respetándose el uno alotro, apoyándose, y el amor siguió creciendo cada vez más. Eran tanfelices que incluso las cosas más sencillas les provocaban un canto deamor en su corazón.El amor que sentía él llenaba de tal modo su corazón que, una noche,le ocurrió un gran milagro. Estaba mirando las estrellas y descubrió,entre ellas, la más bella de todas; su amor era tan grande que la estrellaempezó a descender del cielo, y al cabo de poco tiempo, la tuvo en susmanos. Después sucedió otro milagro, y entonces, su alma se fundió conaquella estrella. Se sintió tan inmensamente feliz que apenas fue capazde esperar para correr hacia la mujer y depositarle la estrella en susmanos, como una prueba del amor que sentía por ella. Pero en el mismomomento en el que le puso la estrella en sus manos, ella sintió unaduda: pensó que ese amor resultaba arrollador, y en ese instante, laestrella se le cayó de las manos y se rompió en un millón de pequeñosfragmentos.Ahora, un hombre viejo anda por el mundo jurando que no existe elamor, y una hermosa mujer mayor espera a un hombre en su hogar,derramando lágrimas por un paraíso que una vez tuvo en sus manospero que, por un momento de duda, perdió. Esta es la historia delhombre que no creía en el amor.¿Quién de los dos cometió el error? ¿Sabes qué es lo que nofuncionó? El que cometió el error fue él al pensar que podía darle sufelicidad a la mujer. La estrella era su felicidad y su error fue poner sufelicidad en las manos de ella. La felicidad nunca proviene del exterior. Élera feliz por el amor que emanaba de su interior; ella era feliz por elamor que emanaba de sí misma. Pero, tan pronto como él la hizoresponsable de su felicidad, ella rompió la estrella porque no podíaresponsabilizarse de la felicidad de él.No importa cuánto amase la mujer al hombre, nunca hubiera podidohacerle feliz porque nunca hubiese podido saber qué es lo que él quería.Nunca hubiera podido conocer cuáles eran sus expectativas porque nopodía conocer sus sueños.Si tomas tu felicidad y la pones en manos de alguien, más tarde omás temprano, la romperá. Si le das tu felicidad a otra persona, siemprepodrá llevársela con ella. Y como la felicidad sólo puede provenir de tuinterior y es resultado de tu amor, sólo tú eres responsable de tu propiafelicidad. Jamás podemos responsabilizar a otra persona de nuestrapropia felicidad, aunque cuando acudimos a la iglesia para casarnos, loprimero que hacemos es intercambiar los anillos. Colocamos la estrellaen manos de la otra persona con la esperanza de que nos haga felices yde que nosotros la haremos feliz a ella. No importa cuánto ames aalguien, nunca serás lo que esa persona quiere que seas.Ese es el error que la mayoría de nosotros cometemos nada másempezar. Asentamos nuestra felicidad en nuestra pareja y no es así22


como funciona. Hacemos todas esas promesas que somos incapaces decumplir, y entonces, nos preparamos para fallar.IVEl camino del amor,el camino del miedoToda tu vida no es más que un sueño. Vives inmerso en una fantasíaen la que todo lo que sabes sobre ti mismo sólo es verdad para ti. Tuverdad no es la verdad de nadie más y eso incluye a tus propios hijos o atus propios padres. Piensa, sencillamente, en lo que tú crees acerca de timismo y en lo que tu madre cree de ti. Ella dice conocerte muy bien,pero en realidad no tiene ni idea de quién eres. Tú sabes que no lo sabe.Por otro lado, tú puedes creer que conoces a tu madre muy bien, pero notienes ni idea de quién es realmente. En su mente guarda todas esasfantasías que nunca compartió con nadie. No tienes la menor idea de loque hay en su mente.Si analizas tu propia vida e intentas recordar lo que hacías cuandotenías once o doce años, comprobarás que a duras penas recuerdas másdel cinco por ciento de las cosas que has hecho. Rememorarás las másimportantes, por supuesto, cosas como tu nombre, porque es algo quese repite constantemente. Pero, en ocasiones, hasta te olvidas delnombre de tus hijos o del de tus amigos. Eso ocurre porque tu vida secompone de sueños: una infinidad de pequeños sueños que cambianconstantemente. Los sueños tienden a disolverse, y por esa razón,olvidamos con tanta facilidad.Todo ser humano tiene un sueño personal de la vida y ese sueño escompletamente diferente del sueño de cualquier otra persona. Soñamosen concordancia con todas las creencias que tenemos y modificamosnuestro sueño según sea nuestra manera de juzgar, según seannuestras heridas. A eso se debe que los sueños nunca sean iguales parados personas. En una relación podemos fingir que somos iguales, quepensamos de la misma manera, que sentimos lo mismo, que soñamos lomismo, pero eso es del todo imposible. Hay dos soñadores con dossueños. Cada soñador soñará su sueño a su manera. Este es el motivopor el que necesitamos aceptar las diferencias que existen entre dossoñadores; necesitamos respetar el sueño de cada uno.Es posible mantener miles de relaciones a la vez, pero cada una deesas relaciones es sólo entre dos personas y no más de dos. Yo tengouna relación con cada uno de mis amigos y sólo tiene lugar entre losdos.23


Tengo una relación con cada uno de mis hijos y cada relación escompletamente distinta de las otras. Según el modo en que sueñenestas dos personas se creará la dirección del sueño que denominamosrelación. Cada relación que tenemos -con mamá, papá, los hermanos, lashermanas, los amigos- es única porque soñamos un pequeño sueñojuntos. Toda relación se convierte en un ser vivo que ha sido engendradopor dos soñadores.De la misma manera que tu cuerpo está hecho de células, tus sueñosestán hechos de emociones. Existen dos cuentes principales para esasemociones: una es el miedo y todas las emociones que surgen de él; laotra es el amor y todas las emociones que emanan de él.Experimentamos ambas emociones, pero, en la gente corriente, la quepredomina es la del miedo. Podría decirse que, en este mundo, el tiponormal de relación está compuesto por un 95 por ciento de miedo y un 5por ciento de amor. Esto cambia según las personas, por supuesto, peroaun cuando el miedo ocupe el 60 por ciento y el amor el 40 por ciento,todavía seguirá basándose en el miedo.Para comprender mejor estas emociones, describiré determinadascaracterísticas sobre el amor y sobre el miedo que yo denomino el«camino del amor» y el «camino del miedo». Estos dos caminos sonmeros puntos de referencia para entender de qué modo vivimos nuestravida. El propósito de estas divisiones es facilitarle a la mente lógica lacomprensión para que, de este modo, intente obtener algún controlsobre las elecciones que hacemos. Veamos algunas de las característicasdel amor y del miedo.En el amor no existen obligaciones. El miedo está lleno deobligaciones. En el camino del miedo, la razón de cualquier cosa quehagamos es que «tenemos» que hacerla y esperamos que otraspersonas hagan algo porque «tienen» que hacerlo. Tenemos unaobligación y tan pronto como «tenemos» que hacer algo, nos resistimosa hacerlo. Cuanta más resistencia opongamos, más sufriremos. Mástarde o más temprano intentamos escaparnos de nuestras obligaciones.Por otra parte, el amor no tiene resistencias. Todo lo que hacemos esporque queremos hacerlo. Se convierte en un placer; es como un juego ynos divertimos con él.El amor no tiene expectativas. El miedo está lleno de expectativas.Cuando tenemos miedo, hacemos cosas porque suponemos quetenemos que hacerlas y esperamos que los demás hagan lo mismo. Esaes la razón por la que el miedo provoca dolor y el amor no. Esperamosalgo, y si no tiene lugar, nos sentimos heridos: no es justo. Culpamos alos demás por no satisfacer nuestras expectativas. Cuando amamos notenemos expectativas; cuando hacemos algo es porque queremos y silos demás lo hacen o no, es porque quieren o no quieren hacerlo y nonos lo tomamos como algo personal. Cuando no esperamos que sucedanada, y no sucede nada, no nos llama la atención. No nos sentimosheridos porque, suceda lo que suceda, está bien. Esta es la razón por la24


que, cuando estamos enamorados, las cosas apenas nos duelen; noesperamos nada de nuestro amante y no tenemos obligaciones.El amor se basa en el respeto. El miedo no respeta nada, ni tansiquiera se respeta a sí mismo. Desde el momento que yo siento lástimapor ti, dejo de respetarte, porque creo que no eres capaz de hacer tuspropias elecciones. Y cuando empiezo a hacer las elecciones por ti, tepierdo el respeto del todo. Entonces, como no te respeto, intentocontrolarte. Para poner un ejemplo, podríamos decir que la mayoría delas veces en las que les decimos a nuestros hijos cómo deben vivir suvida, es porque no los respetamos. Sentimos lástima de ellos eintentamos hacer lo que deberían hacer por sí mismos. Por otro lado,cuando yo no me respeto a mí mismo, siento lástima de mí mismo,pienso que no soy lo bastante bueno para desenvolverme en estemundo. Pero ¿cómo puedes saber una cosa así si no te respetas a timismo, si no dejas de decirte: «Pobre de mí, no soy lo suficientementefuerte, no soy lo suficientemente inteligente, no soy lo suficientementeguapo, no puedo hacerlo»? La autocompasión proviene de la falta derespeto.El amor no tiene piedad; no siente lástima por nadie, pero tienecompasión. El miedo está lleno de pena, siente lástima por todos. Túsientes lástima por mí cuando no me respetas, cuando piensas que nosoy lo bastante fuerte para desenvolverme por mí mismo. Por elcontrario, el amor respeta. Te amo, sé que puedes hacerlo. Sé que ereslo suficientemente fuerte, lo suficientemente inteligente, y estás losuficientemente capacitado para hacer tus propias elecciones. Yo notengo que hacerlo por ti. Tú puedes conseguirlo. Si te caes, te tenderé lamano, te ayudaré a levantarte. Te diré: «Puedes hacerlo, adelante». Esoes compasión, pero tener compasión no es lo mismo que sentir lástima.La compasión proviene del respeto y del amor; el sentimiento de lástimaproviene de la falta de respeto y del miedo.El amor es totalmente responsable. El miedo evita la responsabilidad,aunque esto no significa que no sea responsable. El intento de evitar laresponsabilidad es uno de los errores más grandes que cometemos,porque cada acción tiene una consecuencia. Todo lo que pensamos, todolo que hacemos, tiene una consecuencia. Si hacemos una elección,obtenemos un resultado o una reacción. Si no la hacemos, tambiénobtenemos un resultado o una reacción. De un modo u otro, siempreexperimentamos las consecuencias de nuestras acciones. Esta es larazón por la cual todo ser humano es totalmente responsable de susactos, aunque no quiera serlo, ya que aun cuando otras personasintenten pagar por sus errores, al final acaba pagando por ellos, y enesas ocasiones, el doble. Cuando otras personas intentan hacerseresponsables de ti sólo consiguen aumentar el drama.El amor es siempre amable. El miedo es siempre rudo. Con el miedonos llenamos de obligaciones, de expectativas, perdemos el respeto,evitamos la responsabilidad y sentimos lástima. ¿Cómo podemos25


sentirnos bien cuando el miedo nos hace sufrir tanto? Nos sentimosvíctimas por todo, enfadados o tristes, celosos o traicionados.El enfado no es otra cosa que el miedo cubierto con una máscara. Latristeza también es el miedo cubierto con una máscara. Y los celos sonmiedo cubierto con una máscara. Y con todas esas emociones queprovienen del miedo, y que nos causan sufrimiento, únicamente somoscapaces de fingir la amabilidad. No somos amables porque no nossentimos bien, y tampoco somos felices. Si estás en el camino del amor,no tienes obligaciones, no tienes expectativas. No sientes lástima de timismo ni de tu pareja. Todo te va bien y esa es la razón por la quesiempre hay una sonrisa dibujada en tu rostro. Te sientes bien contigomismo, y como eres feliz, eres amable. El amor siempre es amable y esaamabilidad te convierte en una persona generosa y te abre todas laspuertas. El amor es generoso. El miedo es egoísta; sólo se ocupa de unomismo. El egoísmo cierra todas las puertas.El amor es incondicional. El miedo está lleno de condiciones. En elcamino del miedo, te amo si permites que te controle, si eres buenoconmigo, si te ajustas a la imagen que he creado de ti. Construyo unaimagen de cómo deberías ser, y dado que no eres y nunca serás comoesa imagen, té juzgo por esa razón y te declaro culpable. En muchasocasiones, incluso llego a sentirme avergonzado de ti porque no eres loque yo quiero que seas. Si no te ajustas a la imagen que yo he creado,me avergüenzas, me enfureces, no tengo la menor paciencia contigo.Sólo finjo ser amable. En el camino del amor no hay ningún «si»; no haycondiciones. Te amo sin que hayan razones ni justificaciones de pormedio. Te amo tal como eres y eres libre de ser tú mismo. Si no megusta tu forma de ser, entonces será mejor que busque a alguien quesea como a mí me guste. No tenemos el derecho de cambiar a nadie ynadie tiene el derecho de cambiarnos a nosotros. Si cambiamos seráporque nosotros queremos cambiar, porque no queremos seguirsufriendo.La mayoría de la gente vive su vida entera en el camino del miedo.Aguanta una relación porque siente que tiene que hacerlo. Mantiene unarelación con todas esas expectativas respecto a su pareja y respecto a símisma. Y el origen de todo ese drama y ese sufrimiento está en queutilizamos los canales de comunicación que ya existían antes de nuestronacimiento. La gente juzga y se convierte en víctima, explica chismes delos demás, critica con sus amigos en el bar. Consigue que los miembrosde una familia se odien los unos a los otros. Acumula veneno emocionaly lo esparce entre sus hijos. «Mira lo que me hizo tu padre. No seascomo él. Todos los hombres son iguales; todas las mujeres son iguales.»Esto es lo que hacemos con las personas a las que tanto queremos: connuestros propios hijos, con nuestros amigos, con nuestras parejas.En el camino del miedo tenemos tantas condiciones, expectativas yobligaciones que inventamos muchas reglas a fin de protegernos contrael dolor emocional, cuando, lo cierto es que no debería existir ninguna26


egla. Estas reglas perjudican la calidad de los canales de comunicaciónentre nosotros, porque, cuando tenemos miedo, mentimos. Si tuexpectativa es que tengo que ser de una manera determinada, entoncesyo me siento obligado a ser de ese modo, aunque en realidad no soy loque tú quieres que sea. Entonces, el día que soy sincero y me muestrotal como soy, te sientes herido, te enfadas, así que te miento porquetemo tu juicio. Tengo miedo de que vayas a censurarme, a declararmeculpable y a castigarme. Y después, cada vez que te acuerdas de eseerror, me castigas sin cesar por él.En el camino del amor existe la justicia. Si cometes un errorsolamente pagas una vez por él, y si realmente te amas a ti mismo,aprendes de ese error. En el camino del miedo no existe la justicia. Teobligas a pagar miles de veces por el mismo error. Haces que tu pareja otu amigo pague mil veces por el mismo error, lo que provoca un gransentimiento de injusticia y abre muchas heridas emocionales. Después,por supuesto, te preparas para fracasar. Los seres humanos hacendramas de todo, incluso de las cosas sencillas y pequeñas. Pero si vemosesas desdichas en las relaciones normales del infierno es porque lasparejas están en el camino del miedo.En toda relación hay dos mitades. Tú eres una mitad y la otra mitades tu hijo, tu hija, tu padre, tu madre, tus amigos, tu pareja. De esasmitades, eres responsable sólo de tu parte; no eres responsable de laotra mitad. No importa cuán próximo te sientas o cuánta fuerza creasque tiene tu amor, bajo ningún concepto puedes ser responsable de loque otra persona tiene en su cabeza. No te es posible saber lo quesiente esa persona ni lo que cree ni conocer todas las suposiciones quehace. No sabes nada de ella. Esa es la verdad, pero ¿qué hacemos?Intentamos hacernos responsables de la otra mitad y esa es la razón porla que las relaciones del infierno se basan en el miedo, la desdicha y laguerra sobre el control.Si tomamos parte en una guerra sobre el control es porque notenemos respeto. La verdad es que no amamos. Se trata de egoísmo, node amor; el único propósito es el de recibir las pequeñas dosis que noshacen sentir bien. Cuando no tenemos respeto, iniciamos una guerra decontrol porque cada persona se siente responsable de la otra. Tengo quecontrolarte porque no te respeto. Tengo que hacerme responsable de tiporque cualquier cosa que te suceda a ti va a herirme a mí y yo quieroevitar el dolor. Entonces, si veo que no estás siendo responsable, temachacaré incesantemente para intentar que seas responsable, pero«responsable» desde mi punto de vista. Y eso no significa que yo tengarazón.Esto es lo que ocurre cuando tomamos el camino del miedo. Como note respeto, actúo como si tú no fueses lo suficientemente capaz o losuficientemente inteligente para ver lo que es bueno o malo para ti. Doypor hecho que no eres lo bastante fuerte para desenvolverte endeterminadas situaciones y cuidar de ti mismo. Tomo el control y te digo:27


«Déjame que lo haga por ti» o «No hagas eso». Intento suprimir tu mitadde la relación y controlarla por entero. Pero, si tomo el control de todanuestra relación ¿dónde queda tu parte? No funciona.Con la otra mitad podemos compartir, disfrutar, crear juntos el sueñomás maravilloso. Pero ella seguirá teniendo siempre su propia voluntad,su propio sueño, un sueño que jamás podremos controlar por muchoempeño que pongamos en ello. Entonces, ante una situación así sólopodemos hacer dos cosas: bien crear un conflicto e iniciar una guerra decontrol o bien convertirnos en compañeros de juego y formar un equipo.Los compañeros de juego juegan junto a los jugadores del equipo, perono contra ellos.Si juegas a tenis, formarás un equipo con tu pareja y nunca iréis encontra el uno del otro: nunca. Aunque los dos juguéis al tenis de distintamanera, tenéis el mismo objetivo: compartir la diversión, jugar juntos,ser compañeros de juego. Ahora bien, si tu pareja quiere controlar eljuego y te dice: «No, no juegues así; juega de esta otra manera. No, loestás haciendo mal», no te divertirás en absoluto y con el tiempo, noquerrás jugar más con ella. En este caso, en lugar de formar un equipo,lo que quiere tu pareja es controlar la forma que tienes de jugar. Y, sin elconcepto de equipo, siempre tendrás un conflicto. Por lo tanto, sicontemplas tu asociación, tu relación romántica, como un equipo, todoempezará a mejorar. En una relación, igual que en un juego, no se tratade ganar o de perder. Juegas porque quieres divertirte.En el camino del amor, se da más que se toma, y por supuesto, teamas tanto a ti mismo que no permites que la gente egoísta seaproveche de ti. No buscas la venganza, pero te comunicas con claridad.Dices: «No me gusta cuando intentas aprovecharte de mí, cuando mefaltas al respeto, cuando eres rudo conmigo. No necesito que nadie memaltrate ni verbal ni emocional ni físicamente. No necesito oír tusimprecaciones constantemente. No es porque yo sea mejor que tú, esporque amo la belleza, amo la risa, amo la diversión, amo el amor. No esque yo sea egoísta, es sólo que no siento la necesidad de tener a unagran víctima por compañía. No significa que no te ame, pero no puedoresponsabilizarme de tu sueño. Si quieres mantener una relaciónconmigo, tu parásito se encontrará con muchas dificultades, porque noreaccionaré en absoluto a tu basura». Esto no es egoísmo; esto es amorhacia uno mismo. El egoísmo, el control y el miedo romperán casicualquier relación. La generosidad, la libertad y el amor crearán larelación más bella: una continua aventura romántica.Para ser maestro en una relación tienes que trabajar en ti mismo. Elprimer paso consiste en cobrar conciencia, en saber que todas laspersonas sueñan su propio sueño. Una vez que sabes esto, es posibleresponsabilizarte de tu mitad de la relación, que eres tú. Si sabes quesólo eres responsable de la mitad de la relación, controlarás fácilmentetu mitad. No nos corresponde a nosotros controlar a la otra mitad.Cuando respetamos, sabemos que nuestra pareja o nuestro amigo o28


decir lo que quieres y ver si estás dispuesto a bailar o no. Entiéndelobien, porque es muy importante. Cuando realmente comprendas,probablemente serás capaz de ver lo que es verdad para los demás y nosólo lo que tú quieres ver.Si tienes un perro o un gato, piensa en cómo te relacionas con él.Supongamos, por ejemplo, que es un perro. El animal sabe qué hacerpara tener una relación perfecta contigo. Cuando tu perro hace algo mal¿cómo reaccionas ante él? A un perro no le importa lo que tú hagas;sencillamente te ama. No tiene ninguna expectativa. ¿No es maravilloso?Pero ¿qué ocurre con tu novia, tu novio, tu marido o tu mujer? Tienenmuchas expectativas y cambian continuamente.El perro es responsable de la mitad de su relación contigo. Esa mitadde la relación, la del perro, es completamente normal. Cuando llegas acasa, te ladra, mueve la cola y jadea porque se siente muy feliz de verte.Hace su parte realmente bien y tú sabes que es el perro perfecto. Tuparte también es casi perfecta. Te ocupas de lo que es responsabilidadtuya; lo alimentas, cuidas de él, juegas con él. Le quieresincondicionalmente; harías casi cualquier cosa por tu perro. Desempeñastu parte perfectamente y él la suya con la misma perfección.La mayoría de la gente es capaz de imaginarse con facilidad este tipode relación con su perro, pero no con una mujer o con un hombre. ¿Porqué? ¿Conoces a alguna mujer o a algún hombre que no sea perfecto? Elperro es un perro y tú lo aceptas así. No necesitas responsabilizarte de élpara que sea un perro. El perro no intenta que tú seas un buen serhumano, un buen amo. Entonces, ¿por qué no somos capaces depermitir que una mujer sea una mujer y que un hombre sea un hombre yamar a ese ser humano tal como es sin intentar cambiarlo?Quizás estés pensando: «Pero ¿y si no estoy con la mujer o con elhombre adecuado?». Sin duda, esta es una pregunta muy importante.Por supuesto, hay que escoger al hombre adecuado o a la mujeradecuada. ¿Y quién es el hombre adecuado o la mujer adecuada?Alguien que quiere ir en la misma dirección que tú, alguien que escompatible con tus opiniones y con tus valores emocionales, físicos,económicos y espirituales.¿Cómo sabes si tu pareja es adecuada para ti? Imaginemos que eresun hombre y que vas a ser escogido por una mujer. Si hay cien mujeresque buscan a un hombre y cada una de ellas te considera a ti posiblecandidato, ¿para cuántas de esas mujeres serías el hombre adecuado?La respuesta es: no lo sabes. Esa es la razón por la que necesitasexplorar y arriesgarte. Ahora bien, te puedo decir por adelantado, que lamujer adecuada para ti es la mujer que amas tal como es, la mujer queno tienes necesidad de cambiar en absoluto. Esa es la mujer adecuadapara ti. Si encuentras a la mujer adecuada para ti, y a la vez, tú resultasser el hombre adecuado para ella, serás una persona afortunada.Tú serás el hombre adecuado para ella si ella te ama tal como eres y30


no quiere cambiarte. No siente la necesidad de responsabilizarse de ti;es capaz de confiar en que serás lo que afirmas ser, lo que proyectasser. Puede ser totalmente sincera y proyectarte a ti lo que es. No seacercará a ti fingiendo ser algo que más tarde descubrirás que no es. Lapersona que te ama, te ama sencillamente tal como eres. Porque, sialguien quiere cambiarte, significa que no eres lo que esa personaquiere. Entonces ¿por qué está contigo?Sabes, resulta fácil querer al perro porque él no opina acerca de ti. Elperro te ama incondicionalmente. Esto es importante. Por lo tanto, si tupareja te ama tal como eres, te ama del mismo modo que el perro.Puedes ser tú mismo con tu pareja; ser simplemente un hombre o unamujer, al igual que el perro puede ser un perro contigo.Cuando conoces a una persona, inmediatamente después desaludarte y decirte «hola», empieza a enviarte información. A duraspenas es capaz de esperar para compartir su sueño contigo. Se abreaunque ni tan siquiera sepa que lo está haciendo. Resulta muy fácil ver acada persona tal y como es. No es necesario que te mientas a ti mismo.Ves lo que estás comprando y bien lo quieres o no lo quieres. Pero nopuedes culpar a la otra persona por ser un perro o un gato o un caballo.Si quieres un perro, entonces ¿por qué te compras un gato? Si quieres ungato, entonces ¿por qué comprarte un caballo o un pollo? ¿Sabes quétipo de mujer o de hombre quieres? El que hace que tu corazón cante, elque se alinea a tu modo de ser, el que te ama sencillamente como eres.¿Por qué engañarte con otra cosa? ¿Por qué no conseguir lo que quieres?¿Por qué fingir que alguien se ajusta a lo que no es? No significa que noquieras a esa persona. Significa que haces una elección y dices sí o noporque también te amas a ti mismo. Haces una elección y eresresponsable de tus elecciones. Después, si esas elecciones no funcionanbien, no te culpes a ti mismo. Sencillamente, haz una nueva elección.Pero imaginemos que te compras un perro y adoras a los gatos.Quieres que tu perro se comporte como un gato e intentas cambiar alperro porque nunca dice: «Miau». ¿Qué estás haciendo con un perro?¡Búscate un gato! Esta es la única manera de empezar una relaciónmaravillosa. En primer lugar tienes que saber lo que quieres, cómo loquieres y cuándo lo quieres. Tienes que saber exactamente cuáles sonlas necesidades de tu cuerpo, cuáles son las necesidades de tu mente yqué se adapta bien a ti.Existen millones de mujeres y de hombres y cada una de estaspersonas es única. Pues bien, de entre todas ellas, alguna será unabuena pareja para ti y otras no lo serán en absoluto. Es posible amar acualquiera; pero para tratar con una persona a diario necesitarás aalguien cuya forma de entender la vida sea más próxima a la tuya. Esapersona no necesita ser exactamente como tú; bastará con que ambosseáis como una llave en la cerradura: una unión que funciona.Necesitas ser sincero contigo mismo y sincero con todas laspersonas. Proyecta lo que sientes que eres verdaderamente y no finjas31


ser lo que no eres. Es como si estuvieses en un mercado: te vas avender a ti mismo y también vas a comprar. Para comprar quieres ver lacalidad del género. Y por lo tanto, a la hora de vender, es necesario queles muestres a los demás lo que tú eres. No se trata de ser mejor o peorque otra persona; se trata de serlo que eres.Si ves lo que quieres, ¿por qué no arriesgarte? Pero si ves que no eslo que quieres, ya sabes que vas a pagar por ello. Después no vayas porahí llorando y diciendo: «Mi amante me trata mal» cuando tú mismo loveías tan claro. No te mientas a ti mismo. No inventes en la gente lo queno tiene. Este es el mensaje. Si sabes lo que quieres, descubrirás que esexactamente igual a la relación que tienes con tu perro, sólo que mejor.Mira lo que tienes ante ti; no te ciegues ni finjas ver lo que no estáahí. No niegues lo que ves sólo para conseguir una mercancía cuando lamercancía no se adapta a tus necesidades. Cuando compras algo que nonecesitas acaba en el trastero. Lo mismo ocurre con una relación.Evidentemente, puedes tardar años en aprender esta dolorosa lección,pero es un buen comienzo. Si eres capaz de empezar bien, el resto serámás fácil porque podrás ser tú mismo.Quizá ya hayas invertido una cantidad determinada de tiempo en unarelación. Si decides continuar manteniéndola, te será posible volverla ainiciar aceptando y amando a tu pareja tal y como es. Ahora bien, loprimero que tendrás que hacer es dar un paso atrás. Tendrás queaceptarte y amarte a ti mismo tal y como eres. Sólo amándote yaceptándote a ti mismo, sencillamente como eres, te será posible ser yexpresar lo que eres. Eres lo que eres y no hay más. No necesitas fingirque eres otra persona, porque cuando uno finge ser lo que no es,siempre acaba fracasando.Una vez que te has aceptado a ti mismo sencillamente como eres, elsiguiente paso consiste en aceptar a tu pareja. Si decides estar con unapersona, no intentes cambiar nada de ella. Haz lo mismo que con tuperro o con tu gato, permítele que sea quien ella es. Tiene derecho a serquien es; tiene derecho a ser libre. Cuando inhibes la libertad de tupareja, inhibes la tuya propia porque tienes que estar ahí para ver lo quetu pareja hace o deja de hacer. Pero si de verdad te amas a ti mismo,nunca renunciarás a tu libertad personal.¿Eres capaz de ver las posibilidades que ofrece una relación?Explóralas. Sé tú mismo. Encuentra a una persona que se adapte a ti.Arriésgate, pero sé sincero. Si funciona, sigue adelante. Si no funciona,entonces hazle un favor a tu pareja y a ti mismo: márchate; permite quese vaya. No seas egoísta. Ofrécele la oportunidad de descubrir lo querealmente quiere, y a la vez, ofrécetela a ti mismo. Si no va a funcionar,es mejor mirar en una dirección distinta. Si no eres capaz de amar a tupareja tal como es, debes saber que hay alguien que sí lo hará. Nopierdas tu tiempo y tampoco le hagas perder el suyo. Eso es respeto.Si tú eres el suministrador y tu pareja es la adicta, y eso no es lo que32


tú quieres, quizá te sentirías más feliz con otra persona. Pero, si decidesmantener esa relación, haz siempre lo máximo que puedas. Haz lomáximo que puedas porque tú serás quien recogerá la recompensa. Siamas a tu pareja tal como es, si eres capaz de abrirle completamente tucorazón, alcanzarás el cielo a través de ese amor.Ahora bien, si tienes un gato y lo que quieres es un perro, ¿quéhacer? Empieza a practicar desde este punto. Apunta hacia un nuevoprincipio, cortando todas tus ataduras con el pasado y empezando denuevo otra vez. No necesitas mantener vínculos con el pasado. Todosnosotros somos capaces de cambiar y este cambio puede ser para bien.Se trata de un nuevo principio para ti a fin de que perdones todo loocurrido entre tu pareja y tú. Libéralo porque sólo se trataba de unacuestión que tenía importancia para ti. Sólo se trataba de unmalentendido. Sólo se trataba de alguien herido que intentabadesquitarse. No merece la pena desperdiciar la posibilidad de alcanzar elcielo en una relación por lo que fuera que ocurriese en el pasado. Ten elvalor de esforzarte el ciento por ciento en conseguirlo, y si no, libéralo.Libera el pasado y empieza cada día con un nivel más alto de amor. Estomantendrá el fuego encendido y hará que tu amor crezca todavía más.Por supuesto, detente a reflexionar en lo que significa tener buenos ymalos momentos. Si un mal momento significa ser maltratado emocionalo físicamente, no sé si la pareja debería continuar. Pero si pasar un malmomento significa que uno de los dos ha perdido el trabajo o tieneproblemas laborales o que ha sufrido un accidente, eso es otra cuestión.Ahora bien, si los malos momentos provienen del miedo, de la falta derespeto, de la humillación o del odio, evidentemente no sé cuántosmalos momentos es capaz de sobrevivir una pareja.En la relación con tu perro puedes tener un mal momento por larazón que sea: un accidente, un mal día en el trabajo o cualquier otracosa. Llegas a casa y allí está el perro ladrándote, moviendo la cola ybuscando tu atención. No tienes ganas de jugar con él, pero el perrosigue ahí. Si tú no quieres jugar, él no se sentirá herido porque no se lotoma como algo personal. Una vez que haya celebrado tu llegada ydescubierto que no quieres jugar con él, se pondrá a jugar él solo. Noseguirá insistiendo en que seas feliz.Hay veces, incluso, en que te sientes más apoyado por tu perro quepor la pareja que quiere hacerte feliz. Si no tienes ganas de sentirte felizy sólo quieres permanecer tranquilo, no es nada que haya que tomarsecomo algo personal. No tiene nada que ver con tu pareja. Quizá tienesun problema y sólo necesitas estar tranquilo. Sin embargo, tu silenciopuede llevar a que tu pareja haga muchas suposiciones: «¿Qué le hehecho ahora? Es por mi culpa». No tiene nada que ver con tu pareja; noes nada personal. Si se te deja en paz, la tensión se desvanecerá yvolverás a recuperar la felicidad.Esa es la razón por la que la llave tiene que encajar en la cerradura,para que en el momento en que uno de los dos atraviese una mala racha33


o una crisis emocional, salga a relucir vuestro acuerdo de permitirosmutuamente ser lo que sois. De este modo, la relación es algo distinto;tiene otras características y puede ser algo realmente bello en sutotalidad.La relación es un arte. Resulta más difícil dominar el sueño que creandos personas que el que crea sólo una. Para que los dos seáis capacesde mantener la felicidad, será necesario que mantengas tu mitad enperfecto estado. Eres responsable de tu mitad, que contiene unadeterminada cantidad de basura. Tu basura es tu basura. Y quien tieneque hacerse cargo de ella eres tú, no tu pareja. Si tu pareja intentalimpiar tu basura acabará con la nariz rota. Tenemos que aprender a nometer la nariz donde no nos llaman.Y lo mismo sucede con la mitad de tu pareja. Tu pareja tienedeterminada cantidad de basura. Sabes que la tiene y le permites quesea ella quien se ocupe de limpiarla. Pero la querrás y aceptarás contoda su basura. Respetarás su basura. No mantienes una relación paralimpiar la basura de tu pareja; que lo haga ella misma.Aun en el caso de que tu pareja te pida ayuda, tienes la posibilidadde decirle que no. Decir no, no significa que no la ames o que no laaceptes; significa que no eres capaz o que no quieres jugar a ese juego.Por ejemplo, si tu pareja se enfada puedes decirle: «Tienes derecho aenfadarte, pero yo no tengo por qué estar enfadado porque tú lo estés.No he hecho nada para provocar tu enfado». No hay ningún motivo paraaceptar el enfado de tu pareja, pero puedes permitirle que estéenfadada. No hay ninguna necesidad de discutir; sencillamente permiteque sea quien es y que se cure sin intervenir. Y también es posibleconvenir que ella no interfiera en tu propio proceso de curación.Digamos que eres un hombre, que eres feliz y que, por la razón quesea, tu pareja no es capaz de ser feliz. Tiene problemas personales; estáocupándose de su basura y se siente desgraciada. Como la amas, laapoyas, pero apoyarla no significa que tú tengas que ser infeliz sóloporque ella lo es. Ese no es apoyo de ninguna clase. Si ella esdesgraciada y tú también empiezas a sentirte desgraciado, al final oshundiréis los dos. Ahora bien, si tú te mantienes feliz, esta felicidad serácapaz de devolverle a ella la suya.De la misma manera, si tú te sientes deprimido y ella es feliz, esafelicidad que ella siente será tu apoyo. Por tu propio interés, permite quesea feliz; ni tan siquiera intentes rebajar esa felicidad. Ocurra lo queocurra en tu trabajo, no llegues a casa y le eches encima tu veneno.Quédate callado y hazle saber que no se trata de nada personal;sencillamente estás ocupándote de ti mismo. Dile: «Sigue siendo feliz,continua jugando y yo me uniré a ti cuando sea capaz de disfrutar de tufelicidad. Ahora mismo necesito estar a solas».Si comprendes el concepto de la mente herida, comprenderás larazón por la que las relaciones románticas resultan tan complicadas. El34


cuerpo emocional está enfermo. Tiene heridas; tiene veneno. Cuando nosomos conscientes de que estamos enfermos o de que nuestra parejaestá enferma, nos volvemos egoístas. Las heridas duelen y tenemos queprotegerlas incluso de la persona a la que amamos. Pero si somosconscientes de eso, podemos establecer unos acuerdos distintos.Cuando somos conscientes de que nuestra pareja tiene heridasemocionales y la amamos, indudablemente hacemos todo lo posiblepara no tocárselas. No la empujamos para que sane sus heridas ytampoco queremos que nos empuje a nosotros para que sanemos lasnuestras.Arriésgate y hazte responsable de establecer un nuevo acuerdo contu pareja: no un acuerdo que hayas leído en un libro, sino un acuerdoque os funcione a vosotros. Si no va bien, sustitúyelo por otro nuevo.Utiliza tu imaginación para explorar nuevas posibilidades, para crearnuevos acuerdos que se basen en el respeto y el amor. La comunicaciónbasada en el respeto y el amor es la clave para mantener vivo el amor yno aburrirse nunca en la relación. Se trata de encontrar tu voz y denombrar tus necesidades. Se trata de confiar en ti mismo y en tu pareja.Lo que vas a compartir con tu pareja no es la basura, sino el amor, larelación romántica, la comprensión. El objetivo que persigues para losdos es ser cada vez más felices, y para alcanzarlo es preciso tener cadavez más y más amor. Eres el hombre perfecto o la mujer perfecta, y tupareja ese ser humano perfecto, del mismo modo que el perro es elperro perfecto. Si tratas a tu pareja con amor y con respeto, ¿quiénsaldrá beneficiado? Nadie más que tú.Sana tu mitad y serás feliz. Si eres capaz de sanar esa parte de ti,entonces estarás listo para establecer una relación sin miedo, sinnecesidad. Pero recuerda, sólo puedes curar tu mitad. Si mantienes unarelación y trabajas en tu mitad y tu pareja trabaja en la suya, verás conqué rapidez se progresa. El amor es lo que te hace feliz, y si teconviertes en el sirviente del amor y tu pareja en la sirviente del amor,imagínate todas las posibilidades que se te abrirán. Llegará el día en queserás capaz de estar con ella sin sentir culpabilidad ni recriminaciones nienfados ni tristeza. Ese día será maravilloso, te abrirás por completo sólopara compartir, para servir, sólo para dar tu amor.Una vez que te decides a formar pareja estás ahí a fin de servir a lapersona que amas, a la persona que eliges. Estás ahí para servir tu amora tu amante, para serviros mutuamente. En cada beso, en cada caricia,sentís que ambos estáis ahí para satisfacer a la persona que amáis sinesperar nada a cambio. Más que de sexo, se trata de estar juntos. Elsexo también se vuelve maravilloso, pero es completamente distinto. Elsexo se convierte en una comunión; en una entrega absoluta, una danza,un arte, una suprema expresión de la belleza.Puedes establecer un acuerdo que diga: «Me gustas; eres maravillosay me haces sentir muy bien. Yo traeré las flores y tú la música suave.Bailaremos y ambos nos elevaremos hasta las nubes». Es precioso, es35


maravilloso, es romántico. Ha dejado de ser una guerra de control; ahorase trata de servirse. Ahora bien, sólo es posible hacer esto cuando elamor que te tienes a ti mismo es muy profundo.VILa cocina mágicaImagina que tienes en tu casa una cocina mágica, que te proporcionala cantidad que desees de cualquier comida del mundo. Nunca tepreocupas de lo que vas a comer, ya que puedes servir en la mesacualquier cosa. Y como eres generoso, les ofreces a todos comida sinesperar nada a cambio. Alimentas a quienquiera que venga a verte porel mero placer de compartir lo que tienes, y tu casa siempre está llenade gente que se acerca para degustar la comida de tu cocina mágica.Entonces, un día alguien llama a tu puerta, abres y te encuentras auna persona con una pizza en las manos, te mira y te dice: «Oye, ¿vesesta pizza? Te la doy si me permites controlar tu vida, sólo tienes quehacer lo que yo quiera. Y nunca te morirás de hambre porque yo tetraeré una pizza cada día. Lo único que tienes que hacer es ser buenoconmigo».¿Te imaginas tu reacción? Sólo con pedírselo a tu cocina obtendrás lamisma pizza o incluso mejor, y esa persona te está ofreciendo comida acambio de que hagas lo que ella quiera. Lógicamente te echarás a reír yle dirás: «¡No, gracias! No necesito tu comida; tengo toda la que quiero.Entra y te daré de comer sin pedirte nada a cambio, pero no voy a hacerlo que me pides. No me voy a dejar manipular a cambio de una pizza».Ahora imagínate exactamente lo contrario. Llevas varias semanas sinprobar bocado. Estás muerto de hambre y no tienes dinero para comprarcomida. Entonces llega esa persona con la pizza y te dice: «Oye, aquíhay comida. Te la puedes comer si haces sencillamente lo que yoquiero». Hueles el aroma que desprende y estás hambriento. Decidesaceptar y hacer cualquier cosa que esa persona te pida. Tras hincarle eldiente, la persona te dice: «Si quieres más te daré más, pero tendrásque seguir haciendo lo que yo quiera».Hoy has comido, pero mañana quizá no tengas qué llevarte a la boca,de modo que accedes a hacer todo lo que puedas para conseguir lacomida. Y estás decidido a convertirte en un esclavo a cambio de lapizza, porque la necesitas y no la tienes. No obstante, pasado algúntiempo, empiezas a tener tus dudas. Dices: «¿Qué voy a hacer si no metrae la pizza? No seré capaz de vivir sin ella. ¿Y si mi pareja decide darlemí pizza a otra persona?».36


Ahora imagínate que en lugar de comida hablamos de amor. El amorque hay en tu corazón es abundante. Tienes amor no sólo para ti, sinopara el mundo entero. Amas tanto que no necesitas el amor de nadie.Compartes el amor sin condiciones; no te gusta el «si». Eres millonarioen amor y si alguien llama a tu puerta para decirte: «Oye, aquí tengoamor para ti, te lo daré si haces lo que yo quiera», ¿cuál será tureacción? Te reirás y dirás: «Gracias, pero no necesito tu amor. Tengo esemismo amor aquí, en mi corazón, sólo que mejor y más grande, ycomparto mi amor sin condiciones».Pero, qué ocurrirá si estás hambriento de amor, si no tienes ese amoren tu corazón y alguien viene y te dice: «¿Quieres un poco de amor? Telo ofrezco a cambio de que hagas lo que yo te pida». De ser así, una vezlo hayas probado, harás todo lo posible por conservarlo. Es posible quete sientas tan necesitado que hasta vendas tu alma para conseguir sóloun poco de atención.Tu corazón es como esa cocina mágica. Basta con abrirlo para queobtengas todo el amor que quieras. No hay ninguna necesidad de darvueltas por el mundo suplicando amor: «Por favor, que alguien me ame.Estoy tan solo, no soy lo suficientemente bueno para ser amado;necesito a alguien que me ame, que me demuestre que soy digno de seramado». Sin embargo el amor está aquí mismo, en nuestro interior, perono lo vemos.¿Ves cuánta desdicha crean los seres humanos cuando piensan queno tienen amor? Están hambrientos de amor y cuando prueban unapequeña cantidad del que alguien les ofrece, sienten una grannecesidad. Se convierten en personas necesitadas y obsesionadas conese amor. Entonces llega la gran tragedia: «¿Qué voy a hacer si él medeja?». «¿Cómo podría vivir sin ella?» Son incapaces de vivir sin elsuministrador, la persona que les proporciona las dosis diarias. Y comoestán hambrientos, por esa pequeña cantidad de amor permiten queotra gente controle sus vidas. Permiten que otra persona les diga lo quetienen que hacer, lo que no deben hacer, cómo vestirse, cómo novestirse, cómo comportarse, cómo no comportarse, qué creer y qué nocreer. «Te amo si te comportas de esta manera, si me permites controlartu vida, sólo si eres bueno conmigo. De otro modo, olvídate.»El problema que tienen los seres humanos es que desconocen queposeen una cocina mágica en su corazón. Y todo este sufrimientoempezó cuando, hace mucho tiempo, cerramos nuestro corazón ydejamos de sentir el amor que reside en él. En algún momento denuestra vida nos asustó amar porque creímos que el amor era injusto. Elamor duele. Intentamos ser lo bastante buenos para otra persona, seraceptados por otra persona y fracasamos. Ya hemos tenido dos o tresamantes y el corazón se nos ha roto unas cuantas veces. Amar de nuevosignifica arriesgarse demasiado.Por supuesto, nos juzgamos tanto que nos resulta imposible sentiramor por nosotros mismos. Y si no nos amamos a nosotros mismos,37


¿cómo podremos siquiera fingir que compartimos el amor con otrapersona?Cuando iniciamos una relación, nos volvemos egoístas porque nossentimos necesitados. Todo gira a nuestro alrededor. Somos tan egoístasque queremos que la persona con quien compartimos nuestra vida estétan necesitada como nosotros. Queremos a «alguien que me necesite» afin de sentir que nuestra existencia está justificada, a fin de sentir quetenemos una razón para vivir. Pensamos que lo que buscamos es amor,pero lo que buscamos es a «alguien que me necesite», alguien a quienpodamos controlar y manipular.Pero esta guerra de control en las relaciones humanas existe porquefuimos domesticados para competir por el control de la atención. Lo quellamamos amor -alguien que me ame, alguien que se preocupe por mínoes amor, es egoísmo. ¿Cómo es posible que funcione? El egoísmo nofunciona porque en él no hay cabida para el amor. Ambas personasestán hambrientas de amor. Cuando comparten el sexo, prueban unpoco de ese amor y se vuelve adictivo porque están hambrientos deamor. Pero, entonces, se encuentran con todos los juicios que están ahí.Se encuentran con todo el miedo, toda la desdicha y toda la culpa.Después nos ponemos a buscar consejo sobre el amor y el sexo. Sehan escrito muchos libros al respecto y prácticamente todos podríantitularse: Cómo ser sexualmente egoísta. La intención es buena, pero ¿dóndeestá el amor? Estos libros no abordan la cuestión de aprender a amar; nohay nada que aprender sobre el amor. Todo está ya en nuestros genes,en nuestra naturaleza. No tenemos que aprender nada, salvo lo queinventamos en este mundo de ilusión. Buscamos el amor fuera denosotros cuando el amor nos rodea por todas partes. El amor está entodas partes, pero no tenemos ojos para verlo. Nuestro cuerpoemocional ya no está sintonizado con el amor.Y nos asusta tanto amar porque nos parece que no es seguro hacerlo.El miedo al rechazo nos asusta. Tenemos que fingir que somos lo que nosomos; intentamos ser aceptados por nuestra pareja cuando nosotrosmismos no nos aceptamos. Pero el problema no estriba en que nuestrapareja nos rechace. El problema estriba en que nosotros mismos nosrechazamos porque no somos lo bastante buenos, porque eso es lo quecreemos.El rechazo de uno mismo es el principal problema. Nunca serás losuficientemente bueno para ti mismo mientras tengas una idea de laperfección completamente equivocada. Se trata de un concepto falso, nisiquiera es real. Pero tú te lo crees. Como no eres perfecto, te rechazas ati mismo. El nivel de rechazo de uno mismo depende de la dureza quedemostraron los adultos cuando rompieron tu integridad.Después de la domesticación ya no se trata de ser bueno para nadiemás. Has dejado de ser lo bastante bueno para ti mismo, porque el granJuez siempre está ahí recordándote que no eres perfecto. Como ya he38


dicho antes, eres incapaz de perdonarte a ti mismo por no ser lo quedeseas ser y ese es el verdadero problema. Ahora bien, si eres capaz decambiar esto, te ocuparás de tu mitad de la relación. La otra mitad no estu problema.Cuando le dices a una persona que la amas y ella te responde:«Bueno, yo no te amo a ti», ¿es esa una razón para sufrir? Que alguiente rechace no significa que tú tengas que rechazarte a ti mismo. Si unapersona no te ama, otra te amará. Siempre hay alguien más. Y es mejorestar con alguien que quiere estar contigo que con alguien que sienteque tiene que estar contigo.Tienes que concentrarte en la relación más maravillosa que esposible tener: la relación contigo mismo. No es una cuestión de egoísmo;se trata de amarse a uno mismo. No es lo mismo. Eres egoísta contigomismo porque no sientes amor. Necesitas amarte a ti mismo, y cuandolo hagas, entonces el amor crecerá más y más. Después, el día queinicies una relación, no lo harás porque necesites sentirte amado. Lohabrás elegido. Y cuando lo hagas, escogerás a alguien y verás quién esrealmente. Si no necesitas su amor, no tienes por qué mentirte a timismo.Estás completo. Cuando el amor sale de ti ya no lo buscas por miedoa la soledad. Y cuando sientes todo ese amor hacia ti mismo, puedesestar solo sin el menor problema. Te sientes feliz estando solo y tambiénte resulta divertido compartir.Si me gustas y salimos juntos, ¿es porque queremos sentirnoscelosos, porque tengo necesidad de controlarte o tú tienes necesidad decontrolarme a mí? Si se trata de eso, no resultará divertido. Si voy a sercriticado o juzgado, si me voy a sentir mal, entonces quizá mejor que mequede solo. ¿Se une la gente para sentirse desdichada, para poseersemutuamente, para castigarse, para ser salvada? ¿Es esa la verdaderarazón por la que lo hacen? Evidentemente, todas esas posibilidadesestán ahí. Pero ¿qué es lo que buscamos en realidad?De pequeños -a los cinco, seis o siete años- nos sentimos atraídoshacia otros niños porque queremos jugar, divertirnos. No nos juntamoscon ellos para pelearnos o ser desdichados. Puede ocurrir, claro está,pero durará poco. Sencillamente seguimos jugando y jugando, y cuandonos aburrimos cambiamos de juego, cambiamos las reglas, pero nodejamos de explorar.Si inicias una relación para experimentar un drama porque quieressentir celos, porque quieres ser posesivo, porque quieres controlar lavida de tu pareja, no estás buscando la diversión, sino el dolor y eso eslo que encontrarás. Si inicias una relación con egoísmo esperando que tupareja te haga feliz, no lo conseguirás. Y no será por su culpa, sino por latuya.Cuando iniciamos una relación de cualquier clase es porquequeremos compartir, disfrutar, divertirnos, no queremos aburrirnos. Si39


uscamos una pareja es porque queremos jugar, ser felices y disfrutar loque somos. No lo hacemos para entregarle toda nuestra basura a lapersona que afirmamos amar, para descargar todos nuestros celos, todonuestro enfado, todo nuestro egoísmo sobre ella. ¿Cómo puede alguiendecirte «te amo» y después maltratarte, abusar de ti, humillarte yfaltarte al respeto? Quizás asegure que te ama, pero ¿se trata realmentede amor? Quien ama quiere lo mejor para las personas que ama. ¿Porqué arrojar toda nuestra basura sobre nuestros hijos? ¿Que estemosllenos de miedo y de veneno emocional es razón suficiente para que losmaltratemos? ¿Por qué culpar a nuestros padres de nuestra propiabasura?La gente aprende a volverse egoísta y a cerrar herméticamente sucorazón. Está hambrienta de amor y no sabe que el corazón es unacocina mágica. Tu corazón es una cocina mágica.Ábrelo. Abre tu cocina mágica y niégate a andar dando tumbos por elmundo suplicando que te den amor. En tu corazón se encuentra todo elamor que necesitas. Tu corazón es capaz de crear amor, no sólo para timismo, sino para el mundo entero. Puedes entregar tu amor sincondiciones; ser generoso con él, porque tienes una cocina mágica en tucorazón. De esta manera, toda esa gente hambrienta que cree que elcorazón está cerrado, querrá estar siempre cerca de ti por tu amor.Lo que te hace feliz es el amor que proviene de ti. Y si eres generosocon tu amor, todas las personas te amarán. Si eres generoso nuncaestarás solo. Si eres egoísta siempre estarás solo y no podrás culpar anadie por ello, salvo a ti mismo. La generosidad te abrirá todas laspuertas, pero no el egoísmo.El egoísmo proviene de la pobreza de corazón y de la creencia de queel amor no es abundante. Nos volvemos egoístas cuando pensamos quequizá mañana no obtendremos ni un solo trozo de pizza. Sin embargo,cuando sabemos que nuestro corazón es una cocina mágica nosmostramos siempre generosos y nuestro amor se vuelve completo eincondicional.VIIEl maestro del sueñoToda relación en tu vida es susceptible de ser sanada, toda relaciónpuede ser maravillosa, pero siempre empezará por ti. Es necesario quetengas valentía para utilizar la verdad, para hablarte a ti mismo con laverdad, para ser completamente sincero contigo mismo. Quizá no esnecesario que te muestres sincero con todo el mundo, pero puedes serlo40


contigo mismo. Quizá no seas capaz de controlar lo que ocurrirá a tualrededor, pero puedes controlar tus propias reacciones. Esas reaccionesguiarán el sueño de tu vida, tu sueño personal. Son tus reacciones lasque te hacen sentir muy desdichado o muy feliz.Tus reacciones son la clave para tener una vida maravillosa. Si erescapaz de aprender a controlar tus propias reacciones, entonces podráscambiar tus costumbres y cambiarás tu vida.Eres responsable de las consecuencias de todo lo que haces, piensas,dices y sientes. Tal vez te resulte difícil comprender qué accionesprovocaron una consecuencia determinada -qué emociones, quépensamientos-, pero lo que sí ves es la consecuencia porque, bien laestás sufriendo, o estás disfrutando de ella. Controlas tu sueño personalmediante las elecciones. Comprueba si la consecuencia de tu elección teresulta satisfactoria o no. Si es una consecuencia que te permitedisfrutar, entonces sigue adelante. Perfecto. Pero si no te gusta lo queestá ocurriendo en tu vida, si no estás disfrutando de tu sueño, intentaaveriguar qué está originando las consecuencias que tanto te disgustan.Así es como se transforma el sueño.Tu vida es la manifestación de tu sueño personal. Si eres capaz detransformar el programa de tu sueño personal te convertirás en unmaestro del sueño. Un maestro del sueño crea una vida que es una obramaestra. Pero llegar a ser un maestro del sueño representa un gran reto,ya que normalmente los seres humanos se convierten en esclavos desus propios sueños. El modo en que aprendemos a soñar es una trampa.Con todas las creencias que tenemos de que nada es posible, resultadifícil escapar del sueño del miedo. A fin de despertar del sueño,necesitas dominarlo.Por esa razón los toltecas crearon la Maestría de la Transformación,para liberarse del viejo sueño y crear un nuevo sueño donde todo esposible, incluso escapar del sueño. En la Maestría de la Transformación,los toltecas dividen a la gente en soñadores y en cazadores al acecho.Los soñadores saben que el sueño es una ilusión y juegan en ese mundode ilusión sabiendo que se trata sólo de eso. Los cazadores al acechoson como un tigre o un jaguar, y están al acecho de toda acción yreacción.Tienes que acechar tus propias reacciones; trabajar en ti mismo acada instante. Requiere mucho tiempo y valor porque resulta más fáciltomarse las cosas como algo personal y reaccionar de la misma maneraque acostumbras a hacer. Y eso te conduce a cometer muchos errores ya padecer mucho dolor, porque tus reacciones sólo generan más venenoemocional e incrementan la desdicha.Ahora bien, cuando seas capaz de controlar tus reacciones,descubrirás que no tardas nada en ver, es decir, en percibir las cosascomo realmente son. Por lo general, la mente percibe las cosas comoson, pero debido a toda la programación y a todas las creencias que41


tenemos, hacemos interpretaciones de lo que percibimos, de lo queoímos, y sobre todo, de lo que vemos.Existe una gran diferencia entre ver de la manera en que la gente veen el sueño y ver sin establecer juicios, tal como es. La diferencia resideen el modo en que reacciona tu cuerpo emocional frente a lo quepercibes. Por ejemplo, si vas andando por la calle y un desconocido tedice: «Eres un estúpido» y se aleja, puedes percibir la situación yreaccionar de muchas maneras diferentes. Aceptar lo que esa persona teha dicho y pensar: «Sí, debo de ser un estúpido». Enfurecerte o sentirtehumillado, o sencillamente ignorarlo.Lo cierto es que esa persona te está enfrentando a su propio venenoemocional y te ha hecho ese comentario porque has sido el primero quese ha cruzado en su camino. No tiene nada que ver contigo. No hay nadapersonal en ello. Y si eres capaz de ver esa verdad, tal como es, noreaccionarás.Dirás: «Cómo sufre esa persona», pero no te lo tomarás como algopersonal. Es sólo un ejemplo, pero se puede aplicar a la mayoría de lascosas que suceden continuamente. Tenemos un pequeño ego que setoma todas las cosas de manera personal, que nos hace reaccionarexageradamente. No vemos lo que está ocurriendo realmente porquereaccionamos al instante y lo convertimos en parte de nuestro sueño.Tu reacción proviene de una creencia interior muy profunda. Hasrepetido esa manera de reaccionar miles de veces y al final se haconvertido en un hábito para ti. Estás condicionado a ser de unadeterminada manera. Y ahí reside el reto: cambiar tus reaccionesnormales, cambiar tus hábitos, arriesgarte y hacer elecciones diferentes.Si no consigues la consecuencia que querías, cámbiala una y otra vezhasta obtener finalmente el resultado que deseas.He dicho que nunca hicimos la elección de tener en nuestro interior alParásito, que es el Juez, la Víctima y el Sistema de Creencias. Si sabemosque no teníamos otra opción y adquirimos conciencia de que no es nadamás que un sueño, recobraremos algo que perdimos y que es muyimportante: algo que las religiones llaman «libre albedrío», y que es loque Dios les concedió a los seres humanos cuando los creo. Es cierto,pero el sueño nos lo arrebató y se lo quedó, porque el sueño es quiencontrola la voluntad de la mayoría de los seres humanos.Algunos dicen: «Quiero cambiar, realmente quiero cambiar. No hayninguna razón para que sea tan pobre. Soy inteligente. Merezco vivir unavida mejor, ganar mucho más dinero del que gano actualmente». Losaben, pero sólo es lo que su mente les dice. ¿Y qué hacen? Encender eltelevisor y pasarse horas y horas mirándolo. Entonces, ¿dónde está lafortaleza de su voluntad?Una vez que tenemos conciencia, podemos hacer una elección. Sifuésemos capaces de tener esa conciencia de manera permanente,cambiaríamos nuestras costumbres, nuestras reacciones y nuestra vida42


entera. Cuando cobramos esa conciencia, volvemos a tener el librealbedrío. Cuando recobramos el libre albedrío, entonces somos capacesde recordar quienes somos en cualquier momento. Y si lo olvidamos,podemos escoger otra vez, pero sólo si tenemos esa conciencia. De locontrario, no tenemos elección.Cobrar conciencia significa ser responsable de la propia vida. No eresresponsable de lo que está sucediendo en el mundo. Eres responsable deti mismo. No fuiste tú quien hizo el mundo tal como es; el mundo yaestaba como es ahora antes de que tú nacieses. No viniste aquí con lagran misión de salvar al mundo y de cambiar la sociedad, pero,indudablemente, viniste con una gran misión; una misión importante. Laverdadera misión que tienes en la vida es hacerte feliz, y a fin de serfeliz, debes examinar tus creencias, la manera que tienes de juzgarte ati mismo, tu victimismo.Sé completamente sincero con respecto a tu felicidad. No proyectesuna falsa impresión de felicidad diciéndole a todo el mundo: «Mírame.He triunfado en la vida, tengo todo lo que quiero, soy muy feliz», cuandono te gustas.Todo está ahí para nosotros, pero lo primero que necesitamos estener la valentía de abrir los ojos, de utilizar la verdad y de ver las cosascomo son en realidad. Los seres humanos están muy ciegos y la razónde tanta ceguera es que no quieren ver. Por ejemplo: Una mujer jovenconoce a un hombre y de inmediato siente una fuerte atracción hacia él.Tiene una subida de hormonas y lo único que quiere es a ese hombre.Todas sus amigas ven qué tipo de hombre es. Consume drogas, notrabaja, tiene todas las características que hacen sufrir tanto a lasmujeres. Pero cuando ella lo mira, ¿qué es lo que ve? Sólo ve lo quequiere ver. Ve que es alto, guapo, fuerte, encantador. Se crea unaimagen de él e intenta negar lo que no quiere ver. Se miente a sí misma.Realmente quiere creer que la relación funcionará. Las amigas le dicen:«Pero toma drogas, es un alcohólico, no trabaja». Y ella les contesta: «Sí,pero mi amor hará que cambie».Su madre no soporta a ese hombre, claro, y lo mismo le sucede a supadre. Los dos están preocupados por ella porque ven adonde la va allevar el camino que ha tomado. Le dicen: «No es un buen hombre». Peroella les responde: «Me estáis diciendo lo que tengo que hacer». Seenfrenta a su madre y a su padre, hace caso de sus hormonas y semiente a sí misma en un intento de justificar su elección: «Es mi vida yvoy a hacer con ella lo que quiera».Meses más tarde, la relación la devuelve a la realidad. La verdadempieza a aflorar y ella le culpa a él por las cosas que no quiso veranteriormente. No hay respeto, la maltrata, pero, ahora, lo que más leimporta es su orgullo. ¿Cómo va a volver a su casa y reconocer que sumadre y su padre tenían razón? Con eso sólo conseguiría que sesintiesen satisfechos. ¿Cuánto le va a costar a esta mujer aprender la43


lección? ¿Cuánto se ama a sí misma? ¿Hasta qué punto se va amaltratar?Todo ese sufrimiento se deriva de no querer ver, aun cuando lascosas se nos muestran claramente ante nuestros ojos. Por eso, cuandoconocemos a alguien que intenta fingir que es mejor de lo que es, y quea pesar de haberse puesto esa falsa máscara, no puede ocultar su faltade amor, su falta de respeto, no queremos verlo ni oírlo. A eso se debeque un anciano profeta dijera una vez: «No hay hombre más ciego que elque no quiere ver. Y tampoco hombre más sordo que el que no quiereoír. Y no hay hombre más loco que el que no quiere comprender».Estamos muy ciegos, lo estamos de verdad y lo acabamos pagando.Ahora bien, si llegamos a abrir los ojos y ver la vida tal y como es,seremos capaces de evitar mucho dolor emocional. Esto no significa queno nos arriesguemos. Estamos vivos y necesitamos arriesgarnos, y sifallamos, bueno, ¿qué pasa?, ¿a quién le importa? Da lo mismo.Aprendemos y seguimos adelante sin hacer juicios.No necesitamos juzgar; no necesitamos culpar ni sentirnos culpables.Sólo necesitamos aceptar nuestra verdad y proponernos un nuevoprincipio. Si somos capaces de vernos a nosotros mismos tal y comosomos, habremos dado el primer paso hacia nuestra propia aceptación,hasta anular el rechazo de uno mismo. Desde el mismo momento en quesomos capaces de aceptarnos como somos, todos los cambios sonposibles.Todas las personas tienen un valor, y la vida respeta ese valor. Peroese valor no se mide en dólares ni en oro; se mide en amor. Más queeso, se mide en el amor hacia uno mismo. Tu valor viene dado por lacantidad de amor que te tienes a ti mismo: y la vida respeta ese valor.Cuando te amas a ti mismo, tu valor es muy alto, lo cual significa que tutolerancia frente a los maltratos que tú mismo te infliges es muy baja. Esmuy baja porque te respetas. Te gustas tal y como eres y eso aumentatu valor. Siempre que haya cosas en ti que no te gustan, tu valor será unpoco más bajo.En ocasiones, la autocrítica es tan fuerte que la gente necesitaatontarse para poder estar consigo misma. Cuando no te gusta unapersona, puedes apartarte de ella. Cundo no te gusta un grupo de gente,te puedes apartar de él. Pero si no te gustas a ti mismo, no importaadónde vayas, siempre estarás ahí. Para evitar tu propia compañíanecesitas tomar algo que te atonte, que aparte tu mente de ti. Quizás elalcohol te ayude. O quizás alguna droga. Puede que la comida: sólocomer, comer y comer. Pero el maltrato de uno mismo puede llegar a sermucho peor que todo esto. Hay gente que realmente se odia a sí misma.Es autodestructiva, se mata poco a poco porque no tiene la suficientevalentía para hacerlo de golpe.Si observas a las personas auto destructivas, verás que atraen agente parecida. ¿Qué hacemos cuando no nos gustamos a nosotros44


mismos? Intentamos atontarnos con alcohol a fin de olvidar nuestrosufrimiento. Esa es la excusa que utilizamos. ¿Y adónde vamos paraobtener alcohol?Vamos a un bar a beber, y una vez allí ¿adivina con quién nosencontramos? Con alguien igual que nosotros, alguien que tambiénintenta evitarse a sí mismo y atontarse. Así pues, nos atontamos juntos,empezamos a hablar de nuestros sufrimientos y nos comprendemos muybien. Hasta empezamos a disfrutarlo. La razón de que nuestroentendimiento mutuo sea tan perfecto es porque vibramos en la mismafrecuencia. Ambos somos auto destructivos. Entonces yo te hago daño ytú me haces daño: una relación perfecta en el infierno.¿Qué ocurre cuando cambias? Por la razón que sea, ya no necesitasel alcohol. Ahora te sientes bien cuando estás contigo mismo yrealmente lo disfrutas. Ya has dejado la bebida, pero tienes los mismosamigos y todos beben. Se embriagan, empiezan a sentirse más felices,pero tú ves claramente que su felicidad no es real. Lo que llamanfelicidad es una rebelión en contra de su propio dolor emocional. En esa«felicidad» están tan heridos que se divierten causando dolor a otraspersonas y a sí mismos.Al final, te resulta imposible encajar en ese ambiente, y por supuesto,ellos se enfadan contigo porque advierten que han dejado de gustarte.«Oye, veo que me rechazas porque has dejado de beber conmigo,porque ya no nos emborrachamos juntos.» Ahora es el momento dehacer una elección: retroceder o bien avanzar hacia otra frecuenciadistinta y conocer a aquellos que acabarán por aceptarse a sí mismoscomo lo estás haciendo tú. Por fin descubres que existe otro reino derealidad, una nueva manera de relacionarse y ya no aceptasdeterminados tipos de maltrato.VIIISexo: el mayor demonioen el infiernoSi fuésemos capaces de sacar a los seres humanos de la creación deluniverso, veríamos que toda ella -las estrellas, la Luna, las plantas, losanimales, todas las cosas- es perfecta tal y como es. La vida no necesitajustificaciones ni juicios; sin nosotros sigue funcionando igualmente.Ahora bien, si incluyes a los seres humanos en la creación, peroarrebatándoles la capacidad de juzgar, descubrirás que somos45


exactamente iguales al resto de la naturaleza. Ni buenos ni malos nitenemos razón ni estamos equivocados: somos sencillamente comosomos.En el Sueño del Planeta, tenemos la necesidad de justificarlo todo:hacer que todo sea bueno o malo, correcto o incorrecto, cuando,sencillamente, las cosas son como son y punto. Los seres humanosacumulamos muchos conocimientos; aprendemos todas esas creencias,toda esa moral y las reglas de nuestra familia, de la sociedad y de lareligión. Basamos la mayor parte de nuestra conducta y de nuestrossentimientos en esos conocimientos. Creamos ángeles y demonios, yclaro, el sexo se convierte en el mayor demonio del infierno. El sexo es elmayor pecado de los seres humanos, cuando el cuerpo humano estáhecho para el sexo.Biológicamente eres un ser sexual, y no hay más. Tu cuerpo es muysabio. Toda la inteligencia reside en los genes, en el ADN. El ADN nonecesita comprender ni justificar las cosas; sólo sabe. El problema noreside en el sexo. El problema reside en el modo en que manipulamos elconocimiento y en nuestros juicios, cuando, en realidad, no hay nadaque justificar. A la mente le resulta muy difícil rendirse, aceptar que es,sencillamente, como es. Tenemos toda una serie de creencias sobre loque debería ser el sexo, sobre cómo deberían ser las relaciones, y esascreencias están completamente distorsionadas.En el infierno pagamos un precio muy alto por un encuentro sexual,pero el instinto es tan fuerte que, de todos modos, lo hacemos.Entonces, sentimos mucha culpa y mucha vergüenza; oímos todos loschismes sobre el sexo. «¡Oh! ¡Mira lo que está haciendo esa mujer! ¡Miraa ese hombre!» Tenemos una definición completa de lo que es unamujer, de lo que es un hombre, de cuál debería ser el comportamientosexual de una mujer y de cuál debería ser el comportamiento sexual deun hombre. Los hombres son siempre demasiado machos o demasiadodébiles, dependiendo de quien los juzgue. Las mujeres son siempredemasiado delgadas o demasiado gordas. Tenemos todas esas creenciassobre cómo debería ser una mujer para ser considerada hermosa. Tienesque comprar la ropa adecuada, crearte una imagen apropiada a fin deresultar seductora y ajustarte a esa imagen. Si no encajas en esaimagen de belleza, creces con la creencia de que careces de valor, deque no le gustarás a nadie.Nos creemos tantas mentiras sobre el sexo que no lo disfrutamos. Elsexo es para los animales. El sexo es maligno. Deberíamosavergonzarnos de tener sentimientos sexuales. Estas reglas sobre elsexo van completamente en contra de la naturaleza y sólo son un sueño,pero nos las creemos. Tu verdadera naturaleza aflora y no encaja contodas esas reglas. Te sientes culpable. No eres lo que deberías ser. Eresjuzgado; una víctima. Te castigas a ti mismo y no es justo. Esto abreheridas que se infectan con veneno emocional.La mente juega a este juego, pero al cuerpo no le importa lo que la46


mente crea; el cuerpo sólo siente la necesidad sexual. En un momentodeterminado de nuestra vida nos resulta imposible no sentir unaatracción sexual. Esto es completamente normal; no comporta ningúnproblema. El cuerpo sentirá un deseo sexual cuando se excite, cuandosea tocado, cuando sea visualmente estimulado, cuando vea laposibilidad de sexo. El cuerpo puede sentir un deseo sexual, y unosminutos más tarde, dejar de sentirlo. Si la estimulación cesa, el cuerpodeja de sentir la necesidad de sexo, pero la mente es otro cantar.Digamos que estás casada y que recibiste una educación católica.Tienes todas esas ideas sobre cómo debería ser el sexo: sobre lo que esbueno o malo o correcto o incorrecto, sobre lo que es pecado y lo queresulta aceptable. Necesitas firmar un contrato para que el sexo seaaceptado; si no lo haces, el sexo es pecado. Has dado tu palabra de queserás fiel, pero un día, cuando vas por la calle, un hombre se cruza en tucamino. Sientes una fuerte atracción; el cuerpo siente la atracción. Nohay ningún problema porque no significa que vayas a emprender unaacción, sin embargo, eres incapaz de evitar ese sentimiento porque esalgo completamente normal. Cuando el estímulo desaparece, el cuerpolo libera, pero la mente necesita justificar lo que siente el cuerpo.La mente «sabe», y ahí reside el problema. Tu mente sabe, tú sabes,pero ¿qué es lo que sabes? Sabes lo que crees. No importa si es bueno omalo, adecuado o inadecuado, correcto o incorrecto. Has sido educadapara creer que eso es malo, y de inmediato, haces ese juicio. En esemomento empieza el drama y el conflicto.Más adelante piensas en ese hombre, y sólo con pensar en él, tushormonas vuelven a aumentar. Dada la poderosa memoria de la mente,es como si tu cuerpo volviese a verlo de nuevo. El cuerpo reaccionaporque la mente piensa en ello. Si la mente dejase al cuerpo en paz, lareacción se desvanecería como si nunca hubiese tenido lugar.Pero la mente lo recuerda, y como sabes que no está bien, empiezasa juzgarte. La mente dice que no está bien e intenta reprimir lo quesiente. Pero, cuando tratas de reprimir tu mente, adivina qué ocurre.Piensas todavía más en ello. Entonces vuelves a ver a ese hombre, yaunque esta vez la situación sea distinta, tu cuerpo reacciona con mayorfuerza.Si la primera vez hubieses liberado el juicio, ahora quizás al verlo porsegunda vez, no experimentarías ninguna reacción. Sin embargo, enestos momentos, al verlo, tienes sentimientos sexuales, juzgas esossentimientos y piensas: «Oh, Dios mío, no está bien. Soy una mujerterrible». Necesitas ser castigada; eres culpable; y de este modo entrasen una espiral descendente, por nada, porque todo está en la mente.Quizás ese hombre ni siquiera ha advertido tu existencia. Empiezas aimaginarte toda la escena, haces suposiciones y llegas a desearlotodavía más. Entonces, por la razón que sea, lo conoces, hablas con él yte resulta maravilloso. Al final se convierte en una obsesión; es muyatractivo, pero te da miedo.47


Acabas haciendo el amor con él y es, a la vez, la mejor y la peorexperiencia que has tenido. Ahora realmente necesitas ser castigada.«¿Qué clase de mujer permite que su deseo sexual sea más importanteque sus principios morales?» Quién sabe a qué juegos va a jugar lamente. Sientes dolor, pero intentas negar tus sentimientos; intentasjustificar tus acciones a fin de evitar el dolor emocional. «Bueno,probablemente mi marido hace lo mismo.»La atracción cobra fuerza, pero no es a causa del cuerpo, sino de lamente, que está siguiendo un juego. El miedo se convierte en unaobsesión, y así, el que sientes en relación a tu atracción sexual seintensifica. De este modo, cuando haces el amor con él, tienes una granexperiencia, pero no porque él sea maravilloso ni tampoco porque lo seael sexo, sino porque liberas toda la tensión y todo el miedo. Entonces,para que vuelva a crecer de nuevo, la mente sigue creyendo en el juegode que es así por el hombre, pero eso no es verdad.El drama sigue creciendo y no se trata de otra cosa que de unsencillo juego mental. Ni siquiera es real. Tampoco es amor, porque unarelación como esta se vuelve muy destructiva. Es autodestructivaporque te hieres a ti misma y lo que más te duele es lo que crees. Noimporta que tus creencias sean correctas o incorrectas, buenas o malas,estás rompiendo con ellas, algo deseable cuando se hace a la maneradel guerrero espiritual, pero no cuando se hace a la manera de lavíctima. Y lo que estás haciendo es utilizar esa experiencia paraadentrarte más profundamente en el infierno, no para salir de él.Tu mente y tu cuerpo tienen unas necesidades completamentediferentes, pero la mente controla al cuerpo. Este tiene unasnecesidades que no es posible evitar: comer, beber, guarecerse, dormiry satisfacerse sexualmente. Todas esas necesidades son completamentenormales y muy fáciles de satisfacer. El problema reside en que la mentedice que esas son «sus» necesidades.En nuestra mente creamos una imagen dentro de esta burbuja deilusión. La mente se responsabiliza de todo. Piensa que tiene necesidadde comida, de agua, de cobijo, de ropa y de sexo, aunque lo cierto esque no la tiene, ya que no experimenta necesidades físicas. La mente nonecesita comida, no necesita oxígeno ni agua, ni tampoco sexo. Pero¿cómo sabemos que esto es verdad? Cuando tu mente dice: «Necesitocomida» y comes, el cuerpo se siente completamente satisfecho, perono la mente, que sigue pensando que todavía necesita más. Entoncessigues comiendo sin parar, y, aun así, no eres capaz de que tu mente sesienta satisfecha, porque esa necesidad no es real.La necesidad de cubrir el cuerpo es otro ejemplo. Sí, el cuerponecesita ser cubierto cuando el viento es demasiado frío o cuando el solquema en exceso, pero quien tiene esa necesidad es el cuerpo y es fácilsatisfacerla. Por eso, cuando la necesidad está en la mente, aunque teeches encima toneladas de ropa, la mente seguirá necesitando más.Entonces abres el armario, y aunque está lleno de ropa, tu mente no se48


siente satisfecha, así que dices: «No tengo nada que ponerme».La mente necesita otro coche, otras vacaciones, una casa para invitara tus amigos: todas esas necesidades que no eres capaz de satisfacerplenamente están en la mente. Pues bien, lo mismo ocurre con el sexo.Cuando la necesidad está en la mente, no es posible satisfacerla.Cuando la necesidad está en la mente también están ahí todo el juicio ytodo el conocimiento, lo que hace muy difícil hacerle frente al sexo. Lamente no necesita sexo. Lo que realmente necesita es amor, no sexo.Más que la mente, es tu alma la que necesita amor, porque tu mente escapaz de sobrevivir con el miedo. El miedo también es energía yalimento para la mente: no exactamente el alimento que deseas, perofunciona.Necesitamos liberar al cuerpo de la tiranía de la mente, ya quecuando ésta deja de necesitar comida y sexo, todo resulta muy fácil.Para ello, el primer paso que hay que dar es dividir las necesidades endos categorías: en las necesidades que tiene el cuerpo, y en lasnecesidades que tiene la mente.La mente confunde las necesidades del cuerpo con las suyas porquenecesita saber: «¿Quién soy yo?». Vivimos en un mundo de ilusión y notenemos la menor idea de qué somos. Por lo tanto, la mente elaboratodas estas preguntas. «¿Qué soy yo?» se convierte en el mayor misterioy cualquier respuesta satisface la necesidad de sentirse a salvo. Lamente dice: «Yo soy el cuerpo. Yo soy lo que veo; yo soy lo que pienso;yo soy lo que siento; siento dolor; estoy sangrando».La afinidad entre la mente y el cuerpo es tan grande que la mente secree el siguiente postulado: «Yo soy el cuerpo». El cuerpo tiene unanecesidad y la mente dice: «Yo necesito». La mente se toma como algopersonal todo lo que tiene relación con el cuerpo porque intentacomprender «¿Qué soy yo?». Por eso resulta completamente normalque, en un momento determinado, la mente empiece a ganar controlsobre el cuerpo. Y vives tu vida de esta manera hasta que sucede algoque te conmociona y te permite ver lo que no eres.Sólo empiezas a cobrar conciencia cuando ves lo que no eres, cuandotu mente empieza a comprender que no es el cuerpo. Cuando se dice así misma: «Entonces, ¿qué soy yo? ¿Soy la mano? Si me corto la mano,todavía sigo siendo yo. Entonces, no soy la mano». Eliminas lo que noeres hasta que, al final, lo único que queda es lo que realmente eres. Lamente atraviesa un largo proceso hasta descubrir su propia identidad. Enese proceso liberas tu historia personal, lo que te hace sentir seguro,hasta que finalmente comprendes lo que en verdad eres.Descubres que no eres lo que crees que eres porque nunca escogistetus creencias, que estaban ahí cuando naciste. Descubres que tampocoeres el cuerpo, porque empiezas a funcionar sin él. Empiezas a advertirque no eres el sueño, que no eres la mente. Y si profundizas más, tellegas a dar cuenta de que tampoco eres el alma. Entonces, lo que49


descubres resulta verdaderamente increíble. Descubres que lo que ereses una fuerza: una fuerza que le permite a tu cuerpo vivir, una fuerzaque permite que tu mente sueñe.Sin ti, sin esa fuerza, tu cuerpo se derrumbaría. Sin ti, todo tu sueñose disolvería hasta convertirse en nada. Lo que realmente eres es esafuerza que es la Vida. Y si miras a los ojos de alguien que esté cerca de tidescubrirás esa conciencia propia, la manifestación de la Vida que brillaen ellos. La vida no es el cuerpo, no es la mente, no es el alma. Es unafuerza, y por medio de esta fuerza un recién nacido se convierte en unniño, en un adolescente, en un adulto; se reproduce y envejece. Cuandola Vida abandona el cuerpo, este se descompone y se convierte enpolvo.Eres Vida que atraviesa tu cuerpo, que atraviesa tu mente, queatraviesa tu alma. Y una vez que descubres esto, no con la lógica, no conel intelecto, sino porque la sientes, descubres que eres la fuerza quehace que se abran y se cierren las flores, que hace que el colibrí vuelede una flor a otra, que estás en cada árbol, en cada animal, en cadavegetal y en cada roca. Eres esa fuerza que mueve el viento y querespira a través de tu cuerpo. Todo el universo es un ser viviente movidopor esa fuerza, y eso es lo que tú eres. Eres vida.IXLa cazadora divinaEn la mitología griega existe una historia sobre Artemisa, la cazadoradivina. Artemisa era la cazadora suprema porque podía cazar sin tenerque esforzarse demasiado. Satisfacía sus necesidades con gran facilidady vivía en perfecta armonía con el bosque. Era amada por todos losanimales, y ser cazado por ella se consideraba un honor. Nunca daba laimpresión de estar cazando; todo lo que necesitaba se le acercaba y esoes lo que la convertía en la mejor cazadora, pero, a la vez, también, enla presa más difícil. Su forma animal era la de un ciervo mágico al queresultaba casi imposible cazar.Y así vivió Artemisa en perfecta armonía con el bosque, hasta que, undía, el rey le dio una orden a Hércules, el hijo de Zeus, que iba en buscade su propia trascendencia. Le ordenó que cazara al ciervo mágico deArtemisa. Hércules, invicto hijo de Zeus, no se negó, y se adentró en elbosque para cumplir su misión. El ciervo, cuando vio a Hércules, no seasustó, e incluso le permitió acercarse. Sin embargo, al ver que éste sedisponía a capturarlo, se alejó corriendo, poniendo claramente demanifiesto que a menos que sus dotes de cazador fuesen mejores quelas de Artemisa, jamás podría cazarlo.50


Ante esta situación, Hércules recurrió a Hermes, el mensajero de losdioses por ser el más rápido, para que le prestase sus alas, lo que lepermitió ser más rápido que Hermes, y cazar la presa más valiosa. Ya tepuedes imaginar la reacción de Artemisa. Había sido cazada porHércules, y por supuesto, quiso vengarse. No obstante, aunque hizo todolo que pudo para capturar a Hércules, éste se había convertido en lapresa más difícil. Hércules gozaba de plena libertad y, aunque Artemisano cejó en su intento, no fue capaz de conseguir atraparlo.A todo esto, Artemisa no necesitaba a Hércules para nada. Sentía unaimperiosa necesidad de capturarlo, pero no se trataba de nada más quede una ilusión. Creía que estaba enamorada de él y lo quería para ellasola, de manera que lo único que tenía en la mente era conseguirlo, yesto llegó a convertirse en una obsesión que la llevó a perder lafelicidad. Empezó a cambiar. Dejó de estar en armonía con el bosque, yse puso a cazar sólo por el placer de conseguir una presa. Y así rompiósus propias reglas y se convirtió en una predadora. Ahora los animales letenían miedo y el bosque empezó a rechazarla; sin embargo, a ella no leimportó. No era capaz de ver la verdad; Hércules era lo único queocupaba su mente.Había muchos trabajos que requerían la atención de Hércules, peroaun así, en ocasiones iba al bosque a fin de visitar a Artemisa. Y cadavez que acudía, ella hacía todo lo que estaba en sus manos para cazarlo.Cuando estaba con Hércules, se sentía desbordada de felicidad por estara su lado, aunque sabía que él se marcharía, lo que la hacía sentirsecelosa y posesiva. Cada vez que Hércules se marchaba, ella sufría ylloraba.Lo odiaba y lo amaba al mismo tiempo. Hércules no tenía la menoridea de lo que estaba ocurriendo en la mente de Artemisa; no advirtióque pretendía cazarlo. En su mente, él no se consideró nunca una presa.Amaba y respetaba a Artemisa, pero no era eso lo que ella deseaba.Quería poseerlo; quería cazarlo y ser su predadora. Por supuesto, en elbosque todos advirtieron el cambio que había experimentado Artemisa,excepto ella. En su mente seguía considerándose la cazadora divina. Nohabía cobrado conciencia de que había fallado. No era consciente de queel bosque, que antes había sido el cielo, ahora se había convertido en uninfierno, porque, tras su caída, el resto de los cazadores cayeron con ellay todos se convirtieron en predadores.Un día, Hermes adoptó una forma animal, y en el mismo instante enque ella se disponía a destrozarlo, se convirtió en un Dios, lo que lepermitió descubrir de nuevo la sabiduría que había perdido. Hermes leexplicó que había fallado, y con esta nueva conciencia, Artemisa seacercó a Hércules y solicitó su perdón. Lo que había provocado su caídano había sido nada más que su importancia personal. Al hablar conHércules comprendió que no había llegado a ofenderlo nunca porque éldesconocía lo que había estado sucediendo en su mente. Entonces,contempló el bosque y vio lo que le había hecho. Pidió disculpas a cada51


flor y a cada animal hasta que recobró el amor, y así se convirtió, denuevo, en la cazadora divina.Te explico esta historia para que sepas que todos somos cazadores ytodos somos presas. Todo lo que existe es, a la vez, cazador y presa.¿Por qué cazamos? Cazamos a fin de satisfacer nuestras necesidades.He hablado de las necesidades del cuerpo en oposición a lasnecesidades de la mente. Cuando esta cree que es el cuerpo, lasnecesidades no son más que ilusiones y por eso es imposiblesatisfacerlas. Cuando intentamos cazar esas necesidades irreales de lamente, nos convertimos en predadores: intentamos atrapar algo que nonecesitamos.Los seres humanos persiguen el amor. Sentimos que necesitamos eseamor porque creemos que no tenemos amor, y eso nos pasa porque nonos amamos a nosotros mismos. Vamos en busca del amor en otrosseres humanos como nosotros y esperamos recibirlo de ellos cuando, dehecho, esos seres humanos se encuentran en la misma situación quenosotros. Tampoco se aman a sí mismos, de modo que, ¿cuánto amorpodemos recibir de ellos? Por lo tanto, lo único que hacemos es crearuna mayor necesidad que no es real; seguimos buscando afanosamente,pero en el lugar equivocado, porque los demás seres humanos no tienenel amor que nosotros necesitamos.Cuando Artemisa fue consciente de su caída, volvió a ser quien habíasido porque todo lo que necesitaba estaba en su interior. Y lo mismo valepara todos nosotros, ya que todos somos como Artemisa tras su caída yantes de su redención. Buscamos afanosamente el amor. Perseguimos lajusticia y la felicidad. Perseguimos a Dios, pero Dios está en nuestrointerior.La caza del ciervo mágico te enseña que tienes que buscar en tuinterior. Es una gran historia que merece la pena recordar. Si no teolvidas de Artemisa, siempre encontrarás amor en tu interior. Los sereshumanos que se persiguen afanosamente unos a otros en busca deamor nunca se sentirán satisfechos; nunca encontrarán el amor quenecesitan en otros seres humanos. La mente siente la necesidad, perono es posible satisfacerla porque no está ahí. Nunca está ahí.El amor que necesitamos buscar es el que reside en nuestro interior,pero ese amor es difícil de apresar. Resulta muy difícil acechar en tuinterior y conseguir el amor que hay en ti. Tienes que ser muy rápido,tan rápido como Hermes, porque cualquier cosa puede distraerte yapartarte de tu objetivo. Cualquier cosa que capte tu atención tedistraerá y obstaculizará la consecución de tu objetivo, que es conseguirla presa que reside en tu interior: el amor. Si eres capaz de capturar lapresa, verás que el amor crecerá con fuerza en tu interior y que satisfarátus necesidades. Esto es de vital importancia para tu felicidad.Por lo general, los seres humanos inician una relación como si fuesena cazar. Buscan lo que creen que necesitan y esperan encontrarlo en52


otra persona, para después descubrir que no está ahí. Por eso, cuandose inicia una relación sin esta necesidad, es otro asunto.¿Cómo cazar en tu interior? Para capturar el amor que está en tuinterior tienes que entregarte a ti mismo como el cazador y su presa.Dentro de tu mente existe un cazador y también una presa. ¿Quién es elcazador y quién es la presa? En la gente corriente, el cazador es elParásito. El Parásito lo sabe todo de ti y lo que quiere son las emocionesque provienen del miedo. El Parásito es un comedor de basura. Adora elmiedo y la desdicha; adora el enfado, los celos y la envidia; adoracualquier emoción capaz de hacerte sufrir. El Parásito quiere desquitarsey quiere tener el control.El método que adopta el Parásito para que te maltrates a ti mismo esel acoso continuo durante veinticuatro horas al día; te persigueconstantemente. De este modo nos convertimos en la presa del Parásito,una presa muy fácil. El Parásito es quien te maltrata. Es más que uncazador; es un predador y te está comiendo vivo. La presa, el cuerpoemocional, es esa parte de nosotros que sufre y sufre sin cesar; es laparte de nosotros que quiere ser redimida.En la mitología griega, también encontramos la historia de Prometeoque, encadenado a una roca, contemplaba día tras día cómo un águila ledevoraba las entrañas. Pero ¿cuál es el significado de esta historia?Cuando Prometeo está despierto, tiene un cuerpo físico y emocional. Eláguila es el Parásito que se come sus entrañas. Por la noche, no tienecuerpo emocional y se recupera. Vuelve a nacer para convertirse en elalimento del águila hasta que Hércules llega para liberarlo. Hércules, aligual que Cristo, Buda o Moisés, rompe la cadena del sufrimiento y leconcede la libertad.A fin de buscar en tu interior es necesario que empieces a acechartodas las reacciones que tienes. Cambia un hábito de una vez. Es unaguerra para liberarte del sueño que controla tu vida. Es una guerra entreel predador y tú, en la que la verdad está situada entre los dos. En todaslas tradiciones del oeste, desde Canadá hasta Argentina, nosdenominamos guerreros porque el guerrero es el cazador que se acechaa sí mismo. Se trata de una gran guerra, porque es una guerra contra elParásito. Que seas un guerrero no significa que ganes la guerra, pero almenos te rebelas y dejas de aceptar que el Parásito te devore vivo.Convertirte en cazador es el primer paso. Cuando Hércules acudió albosque en busca de Artemisa, vio que no tenía posibilidades de capturaral ciervo. Entonces se fue a ver a Hermes, el supremo maestro, yaprendió a ser un cazador más hábil. Necesitaba ser mejor que Artemisaa fin de darle caza. Para cazarte a ti mismo también necesitas ser mejorcazador que el Parásito.Si el Parásito trabaja veinticuatro horas al día, tú también tienes quetrabajar veinticuatro horas al día. Pero el Parásito tiene una ventaja: teconoce muy bien. Te resulta imposible esconderte de él. El Parásito es la53


presa más difícil. Es la parte de ti que intenta justificar tu conductadelante de los demás, pero cuando estás solo, se convierte en el peorjuez. Siempre está juzgando, culpando y haciéndote sentir culpable.En una relación normal en el infierno, el Parásito de tu pareja se alíacon tu Parásito en contra de tu verdadero yo. Tienes en tu contra no sóloa tu propio Parásito, sino también al Parásito de tu pareja, que se une altuyo para hacer que el sufrimiento sea eterno. Ahora bien, si eresconsciente de esto, podrás establecer un cambio. Podrás tener unamayor compasión hacia tu pareja y permitirle enfrentarse a su propioParásito. Te sentirás feliz cada vez que ella dé un nuevo paso hacia lalibertad, y serás consciente de que, cuando esté disgustada, entristecidao celosa, no estás tratando con la persona que amas sino con el Parásitoque está poseyéndola en ese momento.Cuando sabes que el Parásito está ahí y comprendes qué es lo que leestá sucediendo a tu pareja, eres capaz de ofrecerle el espacio necesariopara que se enfrente a él. Y dado que tú sólo eres responsable de tumitad de la relación, le permitirás a ella que se ocupe de su propio sueñopersonal. De ese modo te resultará más fácil no tomarte como algopersonal lo que tu pareja haga. Esto será de gran ayuda para la relación,porque no te tomarás a mal nada de lo que haga tu pareja. Ella estarádespachando su propia basura, y si tú no te lo tomas como un asuntopersonal, te resultará muy fácil mantener una relación maravillosa conella.XVer con los ojos del amorSi observas tu cuerpo descubrirás billones de seres vivos quedependen de ti. Cada célula es un ser vivo que depende de ti, y eresresponsable de todos, ya que para ellos, tus células, tú eres Dios. Lesproporcionas lo que necesitan; puedes amarlos o bien ser mezquino conellos.Las células de tu cuerpo te son totalmente leales; trabajan paramantener tu armonía. Hasta se puede decir que rezan por ti. Tú eres suDios. Esa es la verdad absoluta. Y ahora que sabes esto, ¿qué vas ahacer?Y no lo olvides, todo el bosque estaba en perfecta armonía conArtemisa, hasta que ésta cayó y perdió el respeto por él. Entonces,cuando recobró su conciencia, fue de flor en flor diciendo: «Lo siento;ahora volveré a ocuparme de ti». Y la relación entre Artemisa y elbosque volvió a ser, de nuevo, una relación de amor.54


El bosque es tu cuerpo y bastará con que reconozcas esta verdadpara decirle: «Lo siento; ahora volveré a ocuparme de ti». La relaciónentre tu cuerpo y tú, entre tú y todas esas células vivas que dependende ti, puede convertirse en la relación más bella. Tu cuerpo y todas esascélulas vivas son perfectas en su mitad de la relación, del mismo modoque el perro es perfecto en su mitad. La otra mitad es tu mente. Tucuerpo se ocupa de su mitad de la relación, pero la mente es la queabusa del cuerpo y lo trata con tanta mezquindad.Piensa únicamente en cómo tratas a tu gato o a tu perro. Si erescapaz de tratar a tu cuerpo de la misma manera, verás que todo estosólo es una cuestión de amor. Tu cuerpo está dispuesto a recibir todo elamor de la mente, pero la mente dice: «No, no me gusta esta parte demi cuerpo. Mira que nariz tengo; no me gusta mi nariz. Mis orejas sondemasiado grandes. Mi cuerpo está demasiado gordo. Mis piernas sondemasiado cortas». La mente es capaz de imaginar todo tipo de cosassobre el cuerpo.Tu cuerpo es perfecto tal y como es, pero todos nosotros tenemosesos falsos conceptos sobre lo que es correcto e incorrecto, bueno ymalo, bonito y feo. El problema reside en que, aunque sólo se trate deunos conceptos, nos los creemos. Con esa imagen de perfección en lamente, esperamos que nuestro cuerpo tenga una determinadaapariencia, que se comporte de un modo concreto. Rechazamos nuestropropio cuerpo, cuando el cuerpo nos es totalmente leal. Y aun cuando noes capaz de hacer algo, debido a sus propias limitaciones, nosotros loempujamos, y al menos, lo intenta.Mira lo que haces con tu cuerpo. Si tú lo rechazas, ¿qué puedenesperar de ti los demás? Si lo aceptas, serás capaz de aceptarprácticamente a todo el mundo, todas las cosas. Esta es una cuestión desuma importancia cuando se aborda el tema del arte de las relaciones.La relación que tienes contigo mismo se refleja en las relaciones con losdemás. Si rechazas tu propio cuerpo, cuando compartes tu amor con tupareja, te sientes tímido. Piensas: «Mira mi cuerpo. ¿Cómo puedeamarme con un cuerpo como éste?».Entonces te rechazas a ti mismo y supones que la otra persona terechazará exactamente por la misma razón. Y cuando rechazas a otrapersona, la rechazas por las mismas razones por las que te rechazas a timismo.Para crear una relación capaz de conducirte hasta el cielo, tienes queaceptar totalmente tu cuerpo. Tienes que amarlo y permitirle ser librepara ser, libre para dar, libre para recibir, sin timidez, porque la«timidez» no es otra cosa que miedo.Piensa en cómo ves a tu perro. Lo miras con amor y disfrutas de subelleza. Que el perro sea bonito o feo no importa en absoluto. Eres capazde extasiarte sólo con mirar la belleza de ese perro, porque no tepreocupa poseer esa belleza. La belleza es sólo un concepto que hemos55


aprendido.¿Crees que las tortugas o las ranas son feas? Miras una rana y vesque es preciosa, magnífica. Miras una tortuga y es preciosa. Todo lo queexiste es magnífico, todo. Pero piensas: «Oh, eso sí que es feo», porquealguien te hizo creer en su día que había cosas bonitas y cosas feas, delmismo modo que alguien te hizo creer que hay cosas buenas y cosasmalas.No existe el menor problema en ser guapo o feo, bajo o alto, delgadoo grueso. No existe el menor problema en ser magnífico. Si al cruzartecon un grupo de gente alguien te dice: «Oh, eres muy guapo», puedesdecirle: «Gracias, lo sé», y seguir tu camino. Eso no cambia las cosaspara ti. Pero si no crees que eres guapo y alguien te dice que lo eres,entonces eso sí que te afectará. Dirás: «¿De verdad lo soy?». Estaopinión te impresionará, claro, y te convertirá en una presa fácil.Crees que necesitas esta opinión porque piensas que no eres guapo.¿Te acuerdas de la historia de la cocina mágica? Si tienes toda la comidaque necesitas y alguien te pide que le dejes controlarte a cambio decomida, le dirás: «No, gracias». Si deseas ser guapo, pero no crees serloy alguien te dice: «Te diré siempre lo guapo que eres si me permitescontrolarte», tú le responderás: «Oh, sí, por favor, dime que soy guapo».Y permitirás que eso suceda porque crees que necesitas esa opinión.Lo que verdaderamente importa no son las opiniones que provienende los demás, sino tus propias opiniones. Eres guapoindependientemente de lo que diga la mente. Eso es un hecho. Notienes que hacer nada porque ya tienes toda la belleza que necesitas.Ser guapo no te obliga a nada con nadie. Los demás son libres de ver loque quieran. Mientras tú seas consciente de tu propia belleza y laaceptes, la opinión y los juicios de los demás sobre si eres guapo o no,no te afectarán en absoluto.Quizá creciste creyendo que no eras atractivo y envidias la belleza enotras personas. Entonces, a fin de justificar esa envidia, te dices a timismo: «No quiero ser guapo». Quizás hasta te asuste serlo. Este miedopuede tener muchos orígenes distintos, y no es el mismo para todas laspersonas, pero a menudo suele ser el miedo a tu propio poder. Lasmujeres que son guapas tienen un poder sobre los hombres, y no sólosobre los hombres, sino también sobre las mujeres. Es probable queotras mujeres que no sean tan guapas como tú te envidien porqueatraes la atención de los hombres. Si te vistes de una manera especial ylos hombres enloquecen al verte, ¿qué dirán sobre ti las mujeres?: «Oh,es una pelandusca». Acabas teniendo miedo a todos estos juicios que lagente hace sobre ti. Esto, de nuevo, no son más que falsos conceptos,se trata de falsas creencias que abren heridas en el cuerpo emocional. Ydespués, claro está, tenemos que cubrir esas heridas emocionales con elsistema de negaciones.La envidia también es una creencia que puede ser fácilmente56


desmontada por la conciencia. Puedes aprender a enfrentarte a laenvidia de otras mujeres o de otros hombres porque la verdad es que labelleza está en todos. La única diferencia entre la belleza de unapersona y la belleza de otra estriba en el concepto de belleza que lagente tiene.La belleza no es nada más que un concepto, nada más que unacreencia, pero si crees en ese concepto de belleza, basarás todo tupoder en ella. El tiempo pasa y compruebas que envejeces. Según tupunto de vista, tal vez no seas tan bella como eras antes, y aparezcauna mujer más joven que, ahora, es la más bella. Como creemos quenuestra belleza es nuestro poder, pensamos que, a fin de conservar esepoder, ha llegado el momento de la cirugía estética. Nuestro propioenvejecimiento empieza a herirnos. «Oh, Dios mío, mi belleza estádesapareciendo. ¿Me seguirá amando mi pareja si pierdo mi atractivo?Ahora se fijará en mujeres más atractivas que yo.»Nos resistimos a envejecer; creemos que porque una mujer sea viejaya no es bella. Esta creencia es totalmente errónea. Un recién nacido esbello. También una persona mayor es bella. El problema reside en laemoción que está tras nuestros ojos cuando percibimos qué es bello yqué no lo es. Tenemos todos esos juicios, todos esos programas quelimitan nuestra propia felicidad, que nos empujan a rechazarnos anosotros mismos y a rechazar a otras personas. ¿Eres capaz de ver dequé modo representamos ese drama, de qué modo nos preparamos parafracasar con todas esas creencias?Envejecer es algo bello, del mismo modo que crecer es bello.Crecemos y nos transformamos de niños en adolescentes y después enhombres o en mujeres jóvenes. Es bello. Convertirse en un hombre o unamujer mayor también es bello. En la vida de los seres humanos existenunos años determinados en los que nos reproducimos activamente. Esprobable que, durante esos años, queramos resultar sexualmenteatractivos, porque la naturaleza nos hace de esa manera. Desde esepunto de vista, cuando somos mayores, ya no tenemos la necesidad deser sexualmente atractivos, pero eso no significa que no seamos bellos.Eres lo que crees que eres. No hay nada que hacer salvo ser lo queeres. Tienes derecho a sentirte bello y a disfrutar de ese sentimiento. Esposible honrar tu cuerpo y aceptarlo tal como es. No necesitas que tequiera alguien para hacerlo. El amor proviene de nuestro interior. Vive ennuestro interior y siempre está ahí, pero con ese muro de niebla, no losentimos. Sólo percibes la belleza que reside fuera de ti cuando sientes labelleza que reside en tu interior.Tienes una creencia sobre lo que es bello y lo que es feo, así que sino te gustas a ti mismo, cambia tu creencia, y entonces tu vidacambiará. Parece muy sencillo, pero no lo es. Quienquiera que controlela creencia, controla el sueño. Y cuando, finalmente, el soñador controlael sueño, el sueño se convierte en una obra de arte.57


Puedes empezar por hacer una puja diaria para tu cuerpo. En India lagente hace pujas, o rituales, para los diferentes dioses o diosas. En la pujase hace una reverencia al ídolo, se colocan flores cerca de él y se leofrecen alimentos con todo el amor, porque esas estatuas representan aDios. Tienes la posibilidad de ofrecerle a tu propio cuerpo un amordevoto diario. Cuando te duches, cuando te bañes, trátalo con todo tuamor, con honor, con gratitud, con respeto. Cuando comas, toma unbocado, cierra los ojos y disfruta de la comida. Esa comida es unaofrenda al propio cuerpo, al templo en el que reside Dios. Si lo haces asícada día, sentirás que el amor hacia tu cuerpo se vuelve tan fuerte quenunca más te rechazarás.Sólo imagínate cómo te sentirás el día que sientas adoración por tupropio cuerpo. Cuando te aceptes tal y como eres, te sentirás muy agusto con tu cuerpo y serás muy feliz. Entonces, cuando te relacionescon otra persona, el límite del maltrato hacia ti mismo seráprácticamente nulo. Esto es el amor hacia uno mismo. No se trata deuna cuestión de importancia personal, porque tratas a los demás con elmismo amor, el mismo honor, el mismo respeto y la misma gratitud queutilizas contigo mismo. ¿Eres capaz de ver la perfección en una relacióncomo esta? Se trata de honrar al Dios que reside en el interior de cadauno.Cuando te impones el objetivo de crear una relación perfecta entre tucuerpo y tú, aprendes a tener una relación perfecta con cualquierpersona, incluso con tu madre, tus amigos, tu amante, tus hijos o tuperro. Y desde el momento que estableces una relación perfecta entre tucuerpo y tú, la mitad de cualquier relación exterior a ti estácompletamente satisfecha. El éxito de tu relación ya no depende delexterior.Cuando haces una puja con tu propio cuerpo, cuando sabes quesientes devoción por tu cuerpo y tocas el de tu amante, lo haces con lamisma devoción, el mismo amor, el mismo honor y la misma gratitud. Y,cuando tu amante te toca a ti, tu cuerpo está completamente abierto; nohay miedo, no hay necesidad: está lleno de amor.Imagínate todas las posibilidades que se derivan de compartir tuamor de esta manera. Ni siquiera necesitas tocar. Te bastará con mirar alos ojos de la otra persona para satisfacer las necesidades del alma. Elcuerpo ya se siente satisfecho porque tiene todo tu amor. Nunca másestarás solo porque te satisfarás a ti mismo con tu propio amor.No importa hacia dónde dirijas tu mirada, porque te sentirás colmadode amor, pero ese amor no provendrá de otros seres humanos. Esposible mirar un árbol y sentir todo el amor que proviene de él. Mirar elcielo y sentir que satisface la necesidad de amor que tiene tu mente.Verás a Dios en todas partes y ya no será únicamente una cuestiónteórica. Dios está en todas partes. La vida está en todas partes.Todo está hecho de amor, de vida. Incluso el miedo es un reflejo del58


amor, pero el miedo existe en la mente, y en los seres humanos, ycontrola la mente. Después, lo interpretamos todo según lo que tenemosen la mente. Si tenemos miedo, todo lo que percibimos lo analizaremoscon miedo. Si estamos enfadados, todo lo que percibimos loanalizaremos con enfado. Nuestras emociones actúan como un filtro através del cual vemos el resto del mundo.Podría decirse que los ojos son una expresión de tus sentimientos.Percibes el sueño externo según los ojos con que lo miras. Cuando estásenfadado, ves el mundo a través de los ojos del enfado. Si lo miras conlos ojos llenos de celos, tus reacciones serán diferentes, porque verás elmundo a través de los celos. Cuando lo haces con ojos llenos de enfado,como ya he dicho antes, todo te molestará. Si ves el mundo a través delos ojos de la tristeza, llorarás porque llueve, porque hay demasiadoruido, por cualquier cosa. La lluvia es lluvia. No hay nada que interpretarni que juzgar, pero tú la verás conforme a tu cuerpo emocional. Comoestás triste, mirarás con ojos de tristeza y todo lo que percibas teresultará triste.Pero si miras con los ojos del amor, dondequiera que vayas sólo verásamor. Los árboles están hechos con amor. Los animales están hechoscon amor. El agua está hecha con amor. Cuando percibes las cosas conlos ojos del amor, puedes conectar tu voluntad con la voluntad de otrosoñador, y entonces, el sueño se convierte en un solo sueño. Cuandopercibes con amor te conviertes en uno con los pájaros, con lanaturaleza, con una persona, con todo. Sólo así serás capaz de ver conlos ojos del águila o experimentar la transformación a cualquier otro tipode vida. Con tu amor te conectas con el águila y te conviertes en susalas o en lluvia o en nubes. Ahora bien, para conseguir esto, necesitaseliminar todo el miedo de tu mente y percibir con los ojos del amor.Tienes que desarrollar tu voluntad hasta que se haga tan fuerte que seacapaz de captar la otra voluntad y convertirse en una sola, ya quehaciéndolo así, tendrás alas para volar. O, si eres el viento, serás capazde ir de aquí para allá, harás que desaparezcan las nubes y que brille elsol. Este es el poder del amor.Cuando satisfacemos las necesidades de nuestra mente y de nuestrocuerpo, los ojos ven con amor. Vemos a Dios en todas partes. Inclusovemos a Dios detrás del Parásito de otras personas. En el interior decada ser humano se encuentra la Tierra Prometida que Moisés ofreció asu pueblo. Esta tierra prometida se halla en el reino de la mentehumana, pero sólo en la mente que es fértil para el amor, porque es ahídonde reside Dios. Si observas la mente humana corriente, verás quetambién es una tierra fértil, pero para el Parásito que hace crecer lassemillas de la envidia, del enfado, de los celos y del miedo.En la tradición cristiana se dice que después de que el arcángel sanGabriel anuncie la Resurrección con su trompeta, los muertos saldrán dela tumba para vivir la vida eterna. Esa tumba es el Parásito y laresurrección es el retorno a la Vida, porque únicamente estás vivo59


cuando tus ojos son capaces de ver la Vida, que es el Amor.Es posible tener una relación que satisfaga tu sueño del cielo; esposible crear un paraíso, pero tienes que empezar por ti mismo. Empiezapor aceptar totalmente tu cuerpo. Persigue afanosamente al Parásito yconsigue su rendición. Cuando lo hagas, la mente amará al cuerpo ydejará de sabotear al amor. No depende de nadie más que de ti. Pero, enprimer lugar, debes aprender a sanar tu cuerpo emocional.XISanar el cuerpo emocionalImaginemos de nuevo que padecemos una enfermedad en la piel yque nuestras heridas están infectadas. Como queremos que la piel senos cure, acudiremos a un médico, y éste utilizará un escalpelo paraabrir las heridas. Después las limpiará, aplicará un medicamento y lasmantendrá limpias hasta que se curen y dejen de provocarnos dolor.Pues bien, para sanar el cuerpo emocional procederemos del mismomodo. Abrir y limpiar las heridas, aplicar algún medicamento ymantenerlas limpias hasta que se curen. Pero ¿cómo las abriremos?Utilizando la verdad como si se tratase de un escalpelo. Hace dos milaños uno de los grandes maestros dijo: «Y conocerás la verdad y laverdad te hará libre».La verdad es como un escalpelo porque produce dolor al abrir lasheridas y descubrir todas las mentiras. Las heridas de nuestro cuerpoemocional están cubiertas por el sistema de negación, el sistema dementiras que hemos creado a fin de protegerlas. Ahora bien, sólocuando miremos nuestras heridas con los ojos de la verdad, seremosfinalmente capaces de sanarlas.Empieza a practicar la verdad contigo mismo. Cuando eres sincerocontigo mismo, comienzas a ver las cosas como son y no como quieresque sean. Utilicemos un ejemplo que tiene una gran carga emocional: laviolación.Digamos que alguien te violó hace diez años; es cierto que fuisteobjeto de esa violación. Pero, ahora mismo, ya no es cierto. Fue unsueño, y en ese sueño, alguien abusó violentamente de ti. No lobuscaste tú. No se trató de nada personal. Por la razón que fuera, teocurrió a ti, igual que podría haberle ocurrido a cualquier persona. Pero¿vas a condenarte a sufrir sexualmente el resto de tu vida por haber sidoobjeto de una violación? No es el violador el que te condena a hacer eso.Tú eres la víctima, y si te juzgas a ti misma y te declaras culpable,60


¿cuántos años te castigarás a ti misma sin disfrutar de una de las cosasmás maravillosas del mundo? En ocasiones, una violación puededestrozar la sexualidad para el resto de la vida. ¿Dónde está la justicia?Tú no eres el violador, de modo que ¿por qué tienes que sufrir el resto detu vida por algo que no hiciste? No eres culpable de que te violaran, peroel Juez que reside en tu mente puede hacerte sufrir y vivir avergonzadadurante muchos años.Por supuesto, esta injusticia creará una profunda herida emocionalinfectada de veneno que bien podría necesitar unos cuantos años deterapia antes de ser liberado. Sí, es verdad que fuiste objeto de unaviolación, pero ya no es verdad que debas sufrir esa experiencia. Es unaelección.Este es el primer paso cuando se utiliza la verdad como si fuese unescalpelo: descubres que, ahora, en este mismo momento, la injusticiaque originó la herida ya no es verdad. Quizá descubras que, lo quecreíste que te había herido tan profundamente, nunca fue verdad. Y aunen el caso de que sí lo fuese, eso no significa que ahora lo continúesiendo. Cuando utilizas la verdad, abres la herida y ves la injusticiadesde una nueva perspectiva.En este mundo, la verdad es relativa; cambia sin cesar porquevivimos en un mundo de ilusiones. Lo que es verdad en este mismoinstante no tiene por qué serlo más adelante. Y después, podría volver aserlo. En el infierno, la verdad también podría ser otro concepto, otramentira capaz de ser utilizada en tu contra. Nuestro sistema de negaciónes tan fuerte y poderoso que se convierte en algo muy complicado. Hayverdades que están ahí para tapar mentiras, y, a la vez, también haymentiras que tapan la verdad. Es como pelar una cebolla, la verdad serevela poco a poco hasta que, al final, abres los ojos y descubres quetodas las personas que te rodean, incluido tú mismo, mientenconstantemente.En este mundo de ilusión, casi todas las cosas son mentira. Esa es larazón por la que les pido a mis aprendices que sigan las tres reglas paradescubrir la verdad. La primera es: No me creas. No tienes que creerme,sino pensar y hacer elecciones. Cuando te digo algo, cree en lo que túquieras creer, pero sólo si tiene sentido para ti, si te hace feliz. Si teconduce hacia tu despertar, entonces haz esa elección y cree en ella.Soy responsable de lo que digo, pero no soy responsable de lo que túcomprendas. Vivimos en un sueño completamente diferente. Aunque loque yo digo sea absolutamente cierto para mí, no significa que tengaque serlo para ti. La primera regla resulta muy sencilla: No me creas.La segunda regla es más difícil: No te creas a ti mismo. No te creastodas las mentiras que te dices: todas esas mentiras que tú nuncaescogiste, pero que fuiste programado para creer. No te creas a ti mismocuando te dices que no eres lo bastante bueno ni lo bastante fuerte ni lobastante inteligente. No te creas tus propias limitaciones y dificultades.No te creas que no eres digno de amor o de felicidad. No te creas que no61


eres bello. No te creas ninguna cosa que te haga sufrir. No creas en tudesdicha. No creas en tu propio Juez o en tu propia Víctima. No te creasla voz interior que te dice que eres un estúpido, que te dice que tesuicides. No te la creas porque no es verdad. Abre tus oídos, abre tucorazón y escucha. Cuando oigas que tu corazón te conduce hacia lafelicidad, entonces haz una elección y mantenla. Pero no te creas a timismo sólo porque es algo que estás acostumbrado a decir, porque másdel ochenta por ciento de las cosas que crees se basan en la mentira: noson verdad. La segunda regla es difícil: No te creas a ti mismo.La tercera regla es: No creas a nadie. No creas a otras personasporque todas mienten constantemente. Cuando hayas curado tusheridas emocionales y no sientas la necesidad de creer a otras personassólo para ser aceptado, lo verás todo más claro. Verás si es negro oblanco, si es o no es. Lo que ahora mismo es, quizá no lo sea dentro deunos pocos instantes. Lo que ahora no está bien quizá lo esté dentro deunos momentos. Todo cambia muy rápido pero, si eres consciente,podrás ver cómo acontece. No creas a los demás porque utilizarán tupropia estupidez para manipular tu mente. No te creas a una mujer quete diga que proviene de las Pléyades y que quiere salvar el mundo.¡Malas noticias! No necesitamos que nadie venga a salvar el mundo. Elmundo no necesita a intrusos que vengan del exterior a salvarnos. Elmundo está vivo; es un ser vivo y es más inteligente que todos nosotrosjuntos. Si creemos que el mundo necesita ser salvado, pronto llegaráalguien y dirá: «Bien, hay que escapar del planeta porque va a chocarcontra nosotros un cometa. Mátate y ¡boom!, alcanzarás al cometa e irásal cielo». No creas en ese tipo de historias. Crea tu propio sueño delcielo; nadie puede hacerlo por ti. Sólo el sentido común será capaz deconducirte hacia tu propia felicidad, tu propia creación. La regla númerotres resulta difícil porque necesitamos creer en otras personas. No creasen ellas.No creas en mí, no creas en ti y no creas en nadie más. Cuando nocrees, todo lo que no es verdad desaparece como por arte de magia eneste mundo de ilusión. Todo es lo que es. No necesitas justificar lo que esverdad; no tienes que dar explicaciones. Lo que es verdad no necesita elapoyo de nadie. Tus mentiras necesitan de tu apoyo. Necesitas crear unamentira que sostenga la primera mentira, después otra que sostenga ala última y otras más para sostener todas las mentiras juntas. Y así, alfinal, creas una gran estructura de mentiras, y cuando aparece laverdad, todo se desmorona. Pero es así. No es necesario que te sientasculpable por decir mentiras.La mayoría de las mentiras en las que creemos, sencillamente sedisiparán cuando dejemos de creer en ellas. Todo lo que no sea verdadno sobrevivirá al escepticismo; ahora bien, la verdad siempresobrevivirá. Lo que es verdad es cierto, lo creas o no lo creas. Tu cuerpoestá hecho de átomos. No es necesario que te lo creas. Lo creas o no locreas, es verdad. El universo está hecho de estrellas; esto es verdad lo62


creas o no lo creas. Sólo lo que es verdad sobrevivirá, y esto incluye losconceptos que tienes sobre tu persona.Hemos dicho que, de pequeños, no tuvimos la oportunidad deescoger qué creer y qué no creer. Bueno, ahora es distinto. Ahora quesomos adultos tenemos el poder de hacer una elección. Podemos creer ono creer. Aunque algo no sea verdad, si decidimos creer en ello, locreeremos porque esa será nuestra voluntad. Puedes escoger cómoquieres vivir tu vida. Y si eres sincero contigo mismo, sabrás quesiempre tendrás la libertad de hacer nuevas elecciones.Cuando estamos dispuestos a ver con los ojos de la verdad,destapamos algunas mentiras y abrimos las heridas. Pero las heridastodavía están llenas de veneno.Por lo tanto, una vez abiertas, las limpiaremos para eliminar todo elveneno. Pero ¿cómo lo haremos? El mismo maestro nos dio la soluciónhace dos mil años: el perdón. El único medio para limpiar las heridas ydesprendernos del veneno es el perdón.Debes perdonar a quienes te hirieron aunque, en tu mente, todo loque te hicieron resulte imperdonable. Los perdonarás no porquemerezcan tu perdón, sino porque no quieres sufrir y causarte más dolora ti mismo cada vez que recuerdes lo que te hicieron. No importa lo queotras personas te hiciesen, las perdonarás porque no quieres sentirtepermanentemente enfermo. El perdón es necesario para sanar tu mente.Perdonarás porque sentirás compasión de ti mismo. El perdón es un actode amor hacia uno mismo.Para ilustrar lo que acabo de decir te pondré el ejemplo de la mujerdivorciada. Imagínate que has estado casada durante diez años, y por larazón que sea, tienes una gran pelea con tu marido a causa de unainjusticia. Te divorcias de él; realmente no puedes soportarle. Sólo conoír su nombre sientes un fuerte dolor en el estómago y tienes ganas devomitar. El veneno emocional es tan fuerte que eres incapaz desoportarlo más. Necesitas ayuda, de modo que acudes a un terapeuta yle dices: «Estoy sufriendo mucho. Estoy llena de enfado, de celos y deenvidia. Lo que hizo es imperdonable. No aguanto a ese hombre».El terapeuta te mira y te dice: «Necesita liberar sus emociones;necesita expresar su enfado. Lo mejor sería desahogar sus emocionescon una gran pataleta. Coja una almohada, golpéela y libere su enfado».De modo que eso es lo que haces: montas una pataleta colosal y liberastodas esas emociones. Realmente parece funcionar. Le pagas ciendólares y le dices: «Muchas gracias. Me siento mucho mejor».Finalmente, aparece una gran sonrisa en tu rostro.Abandonas la consulta del terapeuta, y ¿adivinas quién se te cruzapor delante con el coche? Cuando ves a tu ex marido vuelves a sentir lamisma cólera de inmediato, sólo que peor. Tienes que volver corriendo alterapeuta y desembolsar otros cien dólares para desahogarte de nuevo.Liberar tus emociones de esta manera sólo proporciona una solución63


temporal. Quizá te ayude a desprenderte de una determinada cantidadde veneno emocional y te sientas mejor momentáneamente, pero nocuras tu herida.El único medio para sanar tus heridas es a través del perdón. Tienesque perdonar a tu ex marido por la injusticia que cometió contigo. Ahorabien, sólo sabrás que has perdonado a alguien cuando lo veas y ya nosientas nada, cuando escuches su nombre y no experimentes ningunareacción emocional. Por lo tanto, cuando seas capaz de tocar una heridaemocional y ya no sientas dolor, entonces sabrás que verdaderamentehas perdonado. Evidentemente, en ese lugar te quedará una cicatriz, delmismo modo que te queda en la piel. Recordarás lo que sucedió, cómoeras antes, pero una vez que la herida se haya curado, dejará de dolerpara siempre.Tal vez pienses: «De acuerdo. Es fácil decir que debemos perdonar. Lohe intentado, pero no soy capaz de hacerlo». Tienes muchas razones,muchas justificaciones por las cuales no puedes perdonar. Pero no esverdad. La verdad es que no puedes perdonar porque aprendiste a nohacerlo, porque eso es lo que practicaste, porque llegaste a ser unmaestro de la falta de perdón.Durante una época, de pequeños, el perdón era nuestro instintonatural. Antes de habernos contagiado de esta enfermedad mental,perdonar nos resultaba fácil y normal. Acostumbrábamos a perdonar alos demás de un manera casi instantánea. Si observas a dos niños quejuegan juntos y empiezan a pelearse y a pegarse entre ellos,comprobarás que, de pronto, rompen a llorar y corren hacia sus madres.«¡Eh, me ha pegado!» Una de las madres se acerca a la otra para hablarcon ella. Las dos se pelean, y, sin embargo, a los cinco minutos, los dosniños están jugando juntos otra vez como si no hubiera sucedido nada,mientras las dos madres se detestarán la una a la otra el resto de suvida.No tenemos que aprender a perdonar porque ya nacemos con lacapacidad de hacerlo. Pero ¿adivinas qué nos ha ocurrido? Pues quehemos aprendido y practicado la conducta opuesta, y ahora nos resultamuy difícil perdonar. Cuando una persona nos hace algo, ya está, nosolvidamos de ella, queda expulsada de nuestra vida. Convertimos elasunto en una guerra de orgullo. ¿Por qué? Pues porque nuestraimportancia personal crece cuando no perdonamos. Al decir: «Haga loque haga no la perdonaré. Lo que hizo fue imperdonable», nuestraopinión parece cobrar importancia.El verdadero problema reside en el orgullo. A causa del orgullo y delhonor, añadimos más leña al fuego de la injusticia a fin de que nosrecuerde que no podemos perdonar. Pero ¿adivinas quién es el que va asufrir y a acumular más y más veneno emocional? Pues nosotrosmismos, ya que sufriremos por las cosas que hagan las personas quenos rodean, aun cuando no tengan ninguna relación con nuestrapersona.64


También aprendemos a sufrir con el único propósito de castigar a lapersona que nos maltrató. Nos comportamos como niños pequeños quemontan una pataleta para llamar la atención. Me hiero a mí mismo sólopara decir: «Mira lo que estoy haciendo por tu culpa». Es una granbroma, pero eso es exactamente lo que hacemos. Lo que realmentequeremos decir es: «Dios, perdóname», pero no diremos una palabrahasta que Dios venga y nos pida primero que le perdonemos. En muchasocasiones ni siquiera sabemos por qué estamos tan disgustados connuestros padres, nuestros amigos, nuestra pareja. Estamos disgustadosy si, por alguna razón, la otra persona nos pide que la perdonemos, nosechamos a llorar de inmediato y decimos: «Oh, no, perdóname tú a mí».Ves a buscar al niño pequeño que está en el rincón con una rabieta.Coge tu orgullo y tíralo a la basura. No lo necesitas. Sencillamente,libérate de tu importancia personal y pide perdón. Perdona a los demásy verás cómo los milagros empiezan a suceder en tu vida.En primer lugar, haz una lista de todas las personas a las que creesque necesitas pedir perdón, y acto seguido, pídeles perdón. Aunque notengas tiempo de llamarlas a todas, pide perdón en tus oraciones y através de tus sueños. En segundo lugar, haz otra lista de todas laspersonas a quienes necesitas perdonar. Empieza por tus padres,hermanos y hermanas, tus hijos, tu cónyuge, tus amigos, tu amante, tugato, tu perro, el gobierno y Dios.Ahora perdonarás a los demás porque sabes que,independientemente de lo que alguien te hiciese, no tenía nada que vercontigo. Cada uno sueña su propio sueño, ¿recuerdas? Las palabras y losactos que te hirieron fueron, meramente, la reacción de esa persona alos demonios de su propia mente. Está soñando en el infierno y tú noeres más que un personaje secundario de su sueño. Nada de lo que hacenadie es por ti. Una vez que cobres esta conciencia, y no te lo tomescomo algo personal, la compasión y la comprensión te conducirán alperdón.Empieza a trabajar en el perdón; empieza a practicar el perdón. Alprincipio cuesta, pero después se convertirá en un hábito. El único mediode recuperar el perdón es volver a practicarlo. Practica incansablementehasta que, al final, puedas comprobar si eres capaz de perdonarte a timismo. En un momento determinado, descubres que tienes queperdonarte a ti mismo por todas las heridas y el veneno que tú mismocreaste en tu propio sueño. Cuando te perdonas a ti mismo, empiezas aaceptarte, y entonces, el amor por tu persona crece. Ese es el perdónsupremo: perdonarte a ti mismo.Lleva a cabo un acto de poder y perdónate a ti mismo por todo lo quehas hecho en tu vida. Y, si crees en las vidas anteriores, perdona todaslas cosas que crees haber hecho en tus vidas pasadas. El concepto delkarma es verdadero sólo porque creemos que lo es. Debido a nuestrascreencias sobre la bondad o la maldad, nos sentimos avergonzados porlo que creemos que es malo. Nos declaramos culpables, pensamos que65


nos merecemos un castigo y nos castigamos a nosotros mismos.Estamos seguros de que lo que creamos es una inmundicia que espreciso limpiar. Y sólo por creerlo «Así es». Se convierte en algo real parati. Creas tu karma y tienes que pagar por él. Así de poderoso eres.Romper un antiguo karma es fácil. Lo único que tienes que hacer esabandonar esa creencia negándote a creer en ella, y de este modo,harás que desaparezca. No necesitas sufrir, ni pagar por nada; ya pasó.Para que el karma desaparezca bastará con que te perdones a ti mismo.Cuando llegues a ese punto, podrás empezar de nuevo. El perdón es elúnico medio para limpiar las heridas emocionales; cuando perdonas, lavida se convierte en algo fácil. El perdón es el único medio para sanarnuestras heridas.Una vez que hayamos limpiado las heridas, utilizaremos unapoderosa medicina para acelerar el proceso de curación. Por supuesto,esta medicina también nos la ha dado el mismo gran maestro, y es elAmor. El amor es la medicina que acelera el proceso de curación. Noexiste otra medicina más que el amor incondicional. No se trata de: «Teamo si...», o «Me amo a mí mismo si...». Sin condiciones nijustificaciones ni explicaciones. Se trata sólo de amar. Ámate a ti mismo,ama a tu vecino y ama a tus enemigos. Es de sentido común, pero noseremos capaces de amar a los demás hasta que no nos amemos anosotros mismos. Y esa es precisamente la razón por la que debemosempezar a hacerlo.Hay millones de maneras distintas de expresar tu felicidad, pero sólouna de ser realmente feliz, y esa manera consiste en amar. No existeotra. No es posible ser feliz si no te amas a ti mismo. Es un hecho. Si note amas a ti mismo no tienes ninguna posibilidad de ser feliz. No sepuede compartir lo que no se tiene. Si no te amas a ti mismo, tampocopuedes amar a nadie. Aun así, sientes la necesidad de amor, y si hayalguien que te necesita, dirás que eso es amor; eso es lo que los sereshumanos llamamos amor. Pero no es amor. No es más que un acto deposesión, de egoísmo y de control que no conoce el respeto. No temientas a ti mismo; eso no es amor.Sólo es posible ser feliz cuando el amor emana de ti, cuando sientesun amor incondicional por ti mismo y te entregas por completo a eseamor. Cuando actúas de este modo, dejas de resistirte a la vida. Dejasde rechazarte a ti mismo. Ya no cargas con todos esos reproches y esesentimiento de culpabilidad. Sencillamente aceptas quien eres y a todaslas personas tal como son. Tienes derecho a amar, a sonreír, a ser feliz,a compartir tu amor y a no tener miedo de recibirlo.La curación se fundamenta en tres puntos muy sencillos: la verdad, elperdón y el amor hacia uno mismo. Una vez adquiridos, el mundo enterosanará y dejará de ser un hospital mental para siempre.Estos tres puntos clave para sanar la mente nos fueron brindados porJesús, pero él no fue el único que nos enseñó el camino de la curación.Buda y Krishna hicieron lo mismo. Y muchos otros maestros llegaron a66


las mismas conclusiones y nos enseñaron las mismas lecciones. En todoel mundo, de Japón a México, a Perú, a Egipto o a Grecia, la curación delos seres humanos fue un hecho. Vieron que la enfermedad residía en lamente humana y utilizaron estos tres métodos: la verdad, el perdón y elamor hacia uno mismo. Si somos capaces de ver nuestro estado mentalcomo una enfermedad, descubriremos que existe una verdaderacuración. No es necesario que suframos más; si somos conscientes deque nuestra mente está enferma, de que nuestro cuerpo emocional estáherido, también seremos capaces de sanar.Imagínate que todos los seres humanos empezasen a ser sincerosconsigo mismos, que empezasen a perdonarse los unos a los otros y aamar a todas las personas. Si todos los seres humanos amasen de estemodo, dejarían de ser egoístas; estarían abiertos a dar y a recibir y no sejuzgarían los unos a los otros. Los chismes se acabarían y el venenoemocional, al final, se disolvería.Ahora estamos hablando de un planeta completamente distinto. Nose parece en nada a la Tierra. Esto es lo que Jesús llamó «El cielo en latierra», Buda, «Nirvana» y Moisés, la «Tierra Prometida». Es un lugar enel que todos nosotros podemos vivir con amor porque centramos nuestraatención en el amor. Elegimos amar.Sea cual sea el nombre que le des al nuevo sueño, sigue siendo unsueño tan real o tan falso como el sueño del infierno. Pero ahora eliges elsueño en el que tú quieres vivir. Ahora tienes en tus manos lasherramientas necesarias para sanarte. La cuestión es: ¿qué vas a hacercon ellas?XIIDios en tiEres la fuerza que juega con tu mente y utiliza tu cuerpo como sifuese su juguete favorito para jugar y divertirse. Esa es la razón por laque estás aquí: para jugar y divertirte. Nacemos con el derecho a serfelices, con el derecho a disfrutar de la vida. No estamos aquí para sufrir.Quien quiera sufrir goza de libertad para hacerlo, pero no hay razón parasufrir.Entonces, ¿por qué sufrimos? Pues porque el mundo entero sufre ypensamos que el sufrimiento es algo normal, y para corroborarlo,creamos un sistema de creencias que apoye esa «verdad». Nuestrasreligiones nos dicen que hemos venido aquí a sufrir, que la vida es unvalle de lágrimas. Sufre hoy, sé paciente, y cuando te mueras, tendrás turecompensa. Suena bien, pero no es verdad.67


Escogemos sufrir porque hemos aprendido a sufrir. Y si continuamoshaciendo las mismas elecciones, continuaremos sufriendo. El Sueño delPlaneta lleva consigo el sueño de la humanidad, la evolución de los sereshumanos, y el sufrimiento es el resultado de esa evolución. Los sereshumanos sufrimos porque sabemos, sabemos en qué consisten todasesas creencias, conocemos todas esas mentiras, y como somosincapaces de satisfacer tanta mentira, sufrimos.No es verdad que tras la muerte se viva en el cielo o en el infierno. Sevive en el infierno o en el cielo, ahora. El cielo y el infierno sólo existen aun nivel mental. Si sufrimos ahora, cuando muramos seguiremossufriendo, porque la mente no se muere con el cerebro. El sueñocontinúa, y cuando nuestro sueño tiene lugar en el infierno, nuestrocerebro muere y seguimos soñando en el mismo infierno. La únicadiferencia entre estar muerto y estar dormido es que, cuando dormimos,nos despertamos porque tenemos un cerebro. Cuando morimos, nopodemos despertar porque el cerebro ha dejado de funcionar, pero elsueño está ahí.El cielo o el infierno están aquí y ahora. No necesitas esperar amorirte. Cuando te responsabilizas de tu vida y de tus actos, tienes elfuturo en tus manos, y entonces, puedes vivir en el cielo mientras elcuerpo aún está vivo.El sueño que la mayoría de los seres humanos crean en este planetaes, obviamente, el del infierno. Esto no es correcto ni incorrecto, nibueno ni malo, y no hay nadie a quien echarle las culpas. ¿Podemosculpar a nuestros padres? No. Cuando eras pequeño y te programaron lohicieron lo mejor que pudieron. Si tienes hijos, seguro que tampocosabes qué otra cosa hacer. Que cobres conciencia no significa quetengas que culpar a nadie más o que tengas que cargar con las culpaspor lo que hiciste. ¿Cómo podemos culparnos por tener una enfermedadmental que es muy contagiosa?Sabes, todo lo que existe es perfecto. Eres perfecto tal y como eres.Esa es la verdad. Eres un maestro. Aunque seas un maestro del enfado yde los celos, tu enfado y tus celos son perfectos. Aunque tengas un granconflicto en tu vida, es perfecto, es hermoso. Es posible ver una películacomo Lo que el viento se llevó y llorar por toda esa desdicha. ¿Quién dice queel infierno no es hermoso? El infierno puede ser una fuente deinspiración. Incluso el infierno es perfecto, porque sólo existe laperfección. Incluso aunque sueñes el infierno en tu vida, eres perfectosiendo sencillamente como eres.Nuestra creencia de que no somos perfectos se debe alconocimiento. El conocimiento no es más que una descripción del sueño.El sueño no es real, de modo que el conocimiento tampoco lo es.Provenga de donde provenga, sólo es real desde una determinadapercepción, y una vez que la cambias, deja de serlo. Con esteconocimiento nunca llegaremos a descubrir quienes somos. Finalmente,eso es lo que buscamos: encontrarnos a nosotros mismos, ser nosotros68


mismos y vivir nuestra propia vida en lugar de vivir la del Parásito: lavida para la que fuimos programados.No es el conocimiento el que nos conducirá hasta nosotros mismos,sino la sabiduría. Tenemos que distinguir entre conocimiento y sabiduría,porque no son la misma cosa. El conocimiento lo utilizamos sobre todopara comunicarnos con los demás y ponernos de acuerdo en lo quepercibimos. El conocimiento es la única herramienta que los sereshumanos tenemos para comunicarnos, ya que difícilmente noscomunicamos de corazón a corazón. Por lo tanto, lo importante es lamanera que tenemos de utilizar ese conocimiento, ya que puede hacerque nos convirtamos en su esclavo y dejemos de ser libres.La sabiduría no tiene nada que ver con el conocimiento; tiene que vercon la libertad. Cuando eres sabio, eres libre de utilizar tu propia mentey de dirigir tu propia vida. Una mente sana está libre del Parásito; gozade la misma libertad que tenía antes de la domesticación. Cuando sanastu mente, cuando te liberas del sueño, ya no eres inocente, sino sabio.En muchos aspectos vuelves a ser de nuevo como un niño, salvo por undetalle que cambia mucho las cosas: un niño es inocente y por esopuede hundirse en el sufrimiento y la infelicidad. Quien trasciende elsueño es sabio; esa es la razón por la que no vuelve a hundirse más:porque ahora sabe y cuenta con el conocimiento del sueño.No es necesario acumular conocimiento para convertirse en sabio;cualquier persona puede conseguirlo. Cualquiera. Cuando te hacessabio, la vida se convierte en algo fácil, porque te transformas en quienrealmente eres. Es difícil intentar convertirse en lo que uno no es,intentar convencerse a uno mismo y a todos los demás de que se es loque no se es. Cuando intentas ser lo que no eres desperdicias todas tusenergías. Ser quien eres no requiere el menor esfuerzo.Al convertirte en sabio, no necesitas utilizar todas esas imágenes quecreaste; no necesitas fingir que eres diferente de lo que realmente eres.Te aceptas a ti mismo tal cual. y esa aceptación completa se convierteen la aceptación completa de todos los demás. Ya no intentas cambiar aotras personas o imponer tu punto de vista. Respetas las creencias delos demás. Aceptas tu cuerpo y tu propia humanidad con todos tusinstintos. No hay nada malo en ser un animal. Somos animales y losanimales siempre siguen su instinto. Somos seres humanos y, debido, anuestra gran inteligencia, aprendemos a reprimir nuestros instintos; noescuchamos lo que proviene del corazón. Esa es la razón por la queactuamos en contra de nuestro propio cuerpo, intentando reprimir susnecesidades o negando su existencia. Esto no es sabiduría.Cuando te conviertes en sabio, respetas tu cuerpo, respetas tumente, respetas tu alma. Cuando te conviertes en sabio, controlas tuvida con el corazón, no con la cabeza. Dejas de sabotearte a ti mismo,de sabotear tu felicidad o tu amor. Dejas de cargar con toda esa culpa yesos reproches; dejas de juzgarte y de juzgar a los demás. A partir deese momento, todas las creencias que te hacen infeliz, que te empujan a69


pelearte con la vida y que la convierten en algo difícil, simplementedesaparecen.Renuncia a todas esas ideas sobre ser lo que no eres y conviértete enlo que realmente eres. Cuando te entregas a tu naturaleza, a lo querealmente eres, entonces, dejas de sufrir. Cuando te entregas a tuverdadero yo, te entregas a la Vida, te entregas a Dios. Y una vez que teentregas, ya no hay forcejeo, ya no hay resistencia, ya no haysufrimiento.Cuando eres sabio, siempre optas por la opción fácil, que es ser túmismo, seas lo que seas. El sufrimiento no es otra cosa que laresistencia a Dios. Cuanto más te resistes, más sufres. Así de sencillo.Imagínate que, de la noche a la mañana, te despiertas del sueño yestás completamente sano. Ya no tienes heridas, ya no tienes venenoemocional. Imagínate la libertad que experimentarás. Dondequiera quevayas todo te hará feliz por el mero hecho de estar vivo. ¿Por qué? Puesporque un ser humano sano no tiene miedo de expresar el amor. Notienes miedo de estar vivo y tampoco de amar. Imagínate cómo viviríastu vida, cómo te relacionarías con la gente que te rodea si no tuviesesesas heridas y ese veneno en tu cuerpo emocional.En las escuelas místicas de todo el mundo, a este proceso lodenominan el despertar. Es como si un día te despertaras y ya notuvieses heridas emocionales. Pues bien, cuando ya no tienes esasheridas en el cuerpo emocional, las limitaciones desaparecen yempiezas a ver todas las cosas tal como son y no según tu sistema decreencias.Desde el momento en que abres los ojos sin esas heridas, teconviertes en un escéptico: no aumentas tu importancia personaldiciéndole a todo el mundo lo inteligente que eres o burlándote de otraspersonas que creen en todas esas mentiras. No, en el momento en quete despiertas, te conviertes en un escéptico porque ves claramente queel sueño no es verdad. Abres los ojos, estás despierto y todo te resultaobvio.Cuando te despiertas, cruzas una línea que no tiene retorno y nuncamás vuelves a ver el mundo de la misma manera. Todavía estás soñando-no se puede evitar el sueño porque soñar es una función de la mente-,pero la diferencia estriba en que sabes que se trata de un sueño. Y unavez que lo sabes, puedes disfrutarlo o sufrirlo. Eso depende de ti.El despertar es como hallarse en medio de una fiesta en la que haymiles de personas y todas están borrachas excepto tú. Eres el único quese mantiene sobrio. Pues bien, eso es el despertar, ya que la mayoría delos seres humanos ven el mundo a través de sus heridas emocionales, através de su veneno emocional. No son conscientes de que estánviviendo en el sueño del infierno. No son conscientes de que estánviviendo en un sueño, del mismo modo que los peces que nadan en elagua no son conscientes de que viven en el agua.70


Cuando despiertes y descubras que eres la única persona sobria enuna fiesta en la que todos los demás están embriagados, sientecompasión por ellos porque, antes, tú estabas en sus mismascircunstancias. No juzgues, ni tan siquiera a la gente que está en elinfierno, porque también estuviste en él.Al despertar, tu corazón se transforma en una expresión del Espíritu,del Amor, en una expresión de la Vida. El despertar tiene lugar cuandocobras conciencia de que tú eres Vida. Y cuando cobras conciencia deque eres la fuerza que denominamos Vida, todo es posible. Los milagrosse suceden sin cesar, porque es el corazón el que obra esos milagros. Elcorazón está en comunión directa con el alma humana, y aun cuando lacabeza oponga resistencia, cuando el corazón habla, algo cambia en tuinterior; tu corazón se abre a otro corazón, y te es posible experimentarel verdadero amor.Existe una vieja historia de India que nos habla de la soledad de Dios:Brahma. No existía nada más que Brahma, y por esa razón estaba muyaburrido. Brahma decidió jugar a un juego, pero no tenía a nadie conquien jugar. De modo que creó a una hermosa diosa, Maya, con el únicopropósito de divertirse. Una vez que Maya existió y Brahma le explicó elpropósito de su existencia, ella le dijo: «De acuerdo, juguemos al juegomás maravilloso, pero tú harás lo que yo te diga». Brahma aceptó y,siguiendo las instrucciones de Maya, creó todo el universo. Creó el Sol ylas estrellas, la Luna y los planetas. Después, la vida en la Tierra: losanimales, los océanos, la atmósfera, todo.Entonces Maya le dijo: «Qué bello es este mundo de ilusión que hascreado. Ahora quiero que crees un tipo de animal que sea tan inteligentey goce de tal conciencia que esté capacitado para apreciar tu creación».Finalmente, Brahma creó a los seres humanos, y una vez que acabó conla creación, le preguntó a Maya cuándo iba a empezar el juego.«Lo empezaremos de inmediato», dijo ella. Cogió a Brahma y lo cortóen miles de pedacitos diminutos. Puso un trocito en el interior de cadaser humano y dijo: «¡Ahora empieza el juego! ¡Voy a hacer que olvidesquién eres y tendrás que encontrarte a ti mismo!». Maya creó el sueñoy, hoy, Brahma todavía está intentando recordar quién es. Brahma estáahí, en tu interior, y Maya te impide que recuerdes quién eres.Cuando te despiertas del sueño, te conviertes de nuevo en Brahma yreclamas tu divinidad. Ahora, si el Brahma que está en tu interior te dice:«De acuerdo. Estoy despierto, ¿qué ocurre con el resto de mí?», comoconoces el juego de Maya, comparte la verdad con otras personas paraque despierten también. Uno se divierte más cuando hay dos personassobrias en la fiesta. Y si son tres, mejor que mejor. Empieza por ti.Después, empezarán a cambiar más y más personas, hasta que todo elsueño, toda la gente que está en la fiesta, esté sobria.Las enseñanzas que nos llegan de India, de los toltecas, de loscristianos, de los griegos -de distintas sociedades de todo el mundo-71


provienen de la misma verdad. Todas nos hablan de reclamar la propiadivinidad y encontrar a Dios en nuestro interior. Hablan de abrir elcorazón por completo y convertirse en un sabio. ¿Eres capaz deimaginarte cómo sería el mundo si todos los seres humanos abriesen sucorazón y descubriesen el amor en su interior? Podemos hacerlo. Cadauno puede hacerlo a su manera. No se trata de seguir una ideaimpuesta; se trata de encontrarte a ti mismo y de expresarte a tumanera. Esa es la razón por la cual tu vida es un arte. Tolteca significa«artista del espíritu». Los toltecas son los que pueden expresarse con elcorazón, los que aman incondicionalmente.Estás vivo por el poder de Dios, que es el poder de la Vida. Eres lafuerza que es la Vida, pero como sabes pensar al nivel de la mente, teolvidas de quién eres en realidad. Y cuando esto sucede, resulta fácil vera otra persona y decir: «Oh, ahí está Dios. Dios se responsabilizará detodo; Dios me salvará». No. Dios sólo ha venido a decirte -a decirle alDios que se encuentra en tu interior- que seas consciente, que elijas, quetengas valor para avanzar a través de todos tus miedos y cambiarlos afin de no temer más al amor. El miedo al amor es uno de los mayoresmiedos que padecen los seres humanos. ¿Por qué? Pues porque, en elSueño del Planeta, un corazón roto significa «Pobre de mí».Tal vez te preguntes: «Si realmente somos la Vida o Dios, ¿por qué nolo sabemos?». Pues porque estamos programados para no saberlo.Nos enseñan: «Eres un ser humano; estas son tus limitaciones».Entonces, nuestros propios miedos limitan nuestras posibilidades. Eres loque crees que eres. Los seres humanos son magos poderosos. Cuando tecrees que eres lo que eres, eso es lo que eres. Y puedes hacerlo porqueeres Vida, Dios, Intento. Tienes el poder de convertirte en lo que eresahora mismo. Pero no es la mente racional la que controla tu poder, sinolo que tú crees.Como ves, todo son creencias. Lo que creemos es lo que dirigenuestra existencia, lo que dirige nuestra vida. Construimos un sistemade creencias que es como una caja en cuyo interior nos instalamos; nopodemos escapar porque creemos que no podemos hacerlo. Y esta es lasituación en la que nos encontramos. Los seres humanos crean suspropias restricciones, sus propias limitaciones. Decidimos lo que eshumanamente posible y lo que es imposible, y, después, sólo porque asílo creemos, se convierte en nuestra verdad.Las profecías de los toltecas han previsto el inicio de un nuevomundo, de una nueva humanidad donde los seres humanos seresponsabilizan de sus propias creencias, de sus propias vidas. Se acercael momento en el que te convertirás en tu propio gurú. No necesitas queotros te digan cuál es la voluntad de Dios. Ahora Dios y tú estáis cara acara, sin intermediario alguno. Buscabas a Dios y lo has encontrado entu interior. Dios ya no está fuera de ti.Cuando sabes que el poder que es la Vida reside en tu interior,72


aceptas tu propia divinidad, y aun así, eres humilde porque ves la mismadivinidad en todas las personas. Ves cuán fácil es comprender a Dios,porque todo es una manifestación de Él. El cuerpo morirá, la mentetambién se disolverá, pero tú no. Eres inmortal; existes durante billonesde años en distintas manifestaciones, porque eres Vida y la Vida nopuede morir. Estás en los árboles, en las mariposas, en los peces, en elaire, en la luna, en el sol. Dondequiera que vayas, estás ahí,esperándote a ti mismo.Tu cuerpo es un templo, un templo vivo en el que reside Dios. Tumente es un templo vivo en el que reside Dios. Dios vive en tu interior,Dios es la Vida. La prueba de que Dios reside en tu interior es que estásvivo. Tu vida es la prueba.Por supuesto, en tu mente hay basura y veneno emocional, pero Diostambién está ahí.No tienes que hacer nada para alcanzar a Dios, para alcanzar lailuminación, para alcanzar el despertar. No hay nadie que pueda llevartehasta Dios. Quien diga que te llevará hasta él es un mentiroso, porqueya estás en él. Sólo existe un ser vivo, y lo quieras o no, te resistas o no,sin hacer ningún esfuerzo, ya estás con Dios.Por lo tanto, lo único que queda es disfrutar de la vida, estar vivo,sanar el cuerpo emocional para crear una nueva vida que te permitacompartir abiertamente todo el amor que está en tu interior.El mundo entero puede amarte, pero ese amor no te hará feliz. Lafelicidad proviene del amor que emana de tu interior. Ese es el amor querealmente cuenta, no el amor que los demás sienten por ti. Tu amor porlos demás es tu mitad; la otra mitad puede ser un árbol, un perro, unanube. Tú eres una mitad; la otra mitad es lo que percibes. La mitad quete corresponde es la del soñador, y, el sueño, es la otra mitad.Siempre serás libre para amar. Si eliges comprometerte en unarelación y tu pareja juega al mismo juego, ¡qué regalo! Cuando larelación abandone del todo el infierno, os amaréis tanto a vosotrosmismos que no os necesitaréis el uno al otro en absoluto. Os uniréis porpropia voluntad y crearéis belleza. Y esa creación mutua es el sueño delcielo.Ya eres un maestro del miedo y del auto-rechazo. Ahora lo que tienesque hacer es recuperar el amor hacia ti mismo, ya que con ese amor porti mismo te volverás tan fuerte y poderoso que transformarás tu sueñopersonal de miedo en un sueño de amor, y sustituirás el sufrimiento porla felicidad. Entonces, como el sol, emitirás luz y amor en todomomento, sin condiciones. Cuando amas incondicionalmente, tú el serhumano y tú el Dios estás en sintonía con el Espíritu de la Vida que semueve a través de ti. La vida no es más que un sueño, y si creas tu vidacon amor, tu sueño se convierte en una obra de arte.73


OracionesHaz el favor de tomarte unos instantes para cerrar los ojos, abrir tucorazón y sentir todo el amor que emana de él.Quiero que te unas a mí en una oración muy especial paraexperimentar la comunión con nuestro Creador.Dirige tu atención a tus pulmones, olvidándote de todo lo demás.Cuando se expandan, siente el placer de satisfacer la mayor necesidaddel cuerpo humano: respirar.Haz una inspiración profunda y siente el aire a medida que vaentrando en los pulmones. Siente que no es otra cosa que amor.Descubre la conexión que existe entre el aire y los pulmones, unaconexión de amor. Llénalos de aire hasta que tu cuerpo sienta lanecesidad de expulsarlo. Y entonces, espira y siente de nuevo el placer,porque siempre que satisfacemos una necesidad del cuerpo humano,sentimos placer. Respirar nos proporciona un gran placer. Es lo único quenecesitamos para sentirnos felices, para disfrutar de la vida. Estar vivoses suficiente. Siente el placer de estar vivo, el placer del sentimiento delamor...74


ORACIÓN PARA LA CONCIENCIAHoy, Creador del Universo, te pedimos que abras nuestro corazón ynuestros ojos para que podamos disfrutar de todas tus creaciones y viviren amor eterno contigo. Ayúdanos a verte en todas las cosas quepercibimos con los ojos, con los oídos, con el corazón, con todosnuestros sentidos. Permítenos percibir con los ojos del amor a fin dedescubrirte dondequiera que vayamos y que te veamos en todas tuscreaciones. Permítenos verte en cada célula de nuestro cuerpo, en cadaemoción de nuestra mente, en cada sueño, en cada flor, en cadapersona que conozcamos. No puedes esconderte de nosotros porqueestás en todas partes y somos uno contigo. Permítenos ser conscientesde esta verdad.Permítenos ser conscientes de nuestro poder para crear un sueño delcielo en el que todo es posible. Ayúdanos a utilizar nuestra imaginaciónpara que guíe el sueño de nuestra vida, la magia de nuestra creación, afin de vivir sin miedo, sin enfado, sin celos, sin envidia. Ilumínanos paraseguir, y permite que hoy sea el día en que finalice nuestra búsquedadel amor y de la felicidad. Permite que hoy suceda algo extraordinarioque cambie nuestra vida para siempre: permite que todo lo quehagamos y digamos sea una expresión de la belleza que reside ennuestro corazón, que se fundamenta en el amor.Ayúdanos a ser como tú eres, a amar como tú amas, a compartircomo tú compartes, a crear una obra maestra de belleza y amor, delmismo modo que todas tus creaciones son obras maestras de belleza yde amor. Empezando hoy, ayúdanos a aumentar a diario el poder denuestro amor a fin de que seamos capaces de crear una obra maestrade arte: nuestra propia vida. Hoy, Creador, te damos las gracias ynuestro amor porque nos has dado la Vida. Amén.ORACIÓN PARA EL AMOR POR UNOMISMOHoy, Creador del Universo, te pedimos que nos ayudes a aceptarnosa nosotros mismos tal como somos, sin juzgarnos. Ayúdanos a aceptarnuestra mente tal como es, con todas nuestras emociones, nuestrasesperanzas y nuestros sueños, nuestra personalidad, nuestra manera deser única. Ayúdanos a aceptar nuestro cuerpo tal como es, con toda subelleza y su perfección. Permite que el amor hacia nosotros mismos seatan fuerte que nunca más volvamos a rechazarnos o a sabotear nuestrafelicidad, nuestra libertad y nuestro amor.De ahora en adelante, permite que cada acción, cada reacción, cada75


pensamiento y cada emoción se fundamente en el amor. Ayúdanos,Creador, a aumentar el amor hacia nosotros mismos hasta que todo elsueño de nuestra vida se transforme, y el miedo y la desdicha seansustituidos por el amor y el júbilo. Permite que el poder del amor hacianosotros mismos sea lo suficientemente fuerte para romper todas lasmentiras que nos hicieron creer; todas las mentiras que nos dicen queno somos suficientemente buenos o suficientemente fuertes osuficientemente inteligentes, y que no seremos capaces de conseguirlo.Permite que el amor hacia nosotros mismos sea tan fuerte que ya nonecesitemos vivir nuestra vida según las opiniones de otras personas.Permite que confiemos del todo en nosotros mismos a fin de quehagamos las elecciones que debamos hacer. Con este amor quesentimos por nosotros mismos ya no tenemos miedo de enfrentarnos alas responsabilidades de nuestra vida o a los problemas, ni deresolverlos a medida que surjan. Permite que el poder del amor hacianosotros mismos nos ayude a realizar todos nuestros deseos.Ayúdanos a empezar hoy mismo a amarnos tanto que nunca creemosuna circunstancia que vaya en contra nuestra. Podemos vivir la vidasiendo nosotros mismos y sin fingir que somos distintos sólo para seraceptados por otras personas. Ya no necesitamos ser aceptados porotras personas ni que nos digan lo buenos que somos, porque sabemoslo que somos. Con el poder del amor que sentimos hacia nosotrosmismos, permítenos que disfrutemos de la imagen que vemos cada vezque nos miramos al espejo. Permite que una gran sonrisa se dibuje ennuestro rostro y que realce nuestra belleza interior y exterior. Ayúdanosa que el amor que sentimos hacia nosotros mismos sea tan intenso quenos permita disfrutar siempre de nuestra propia presencia.Permítenos amarnos sin juzgarnos, porque cuando nos juzgamos,cargamos con el peso de la culpa y los reproches, necesitamoscastigarnos y perdemos la perspectiva de tu amor. Fortalece nuestravoluntad para perdonarnos a nosotros mismos en este momento. Limpianuestra mente del veneno emocional y de las recriminaciones a fin deque vivamos en un amor y una paz completos.Permite que el amor que sentimos hacia nosotros mismos sea elpoder que cambie el sueño de nuestra vida. Con este nuevo poder ennuestro corazón, el poder del amor por uno mismo, permítenostransformar todas las relaciones que mantenemos, empezando por laque tenemos con nosotros mismos. Ayúdanos a estar libres de conflictoscon los demás. Permítenos ser felices por compartir nuestro tiempo conlas personas que amamos y perdonarlas por cualquier injusticia quesintamos en nuestra mente. Ayúdanos a amarnos tanto a nosotrosmismos que perdonemos a cualquier persona que nos haya herido ennuestra vida.Concédenos el valor para amar a nuestra familia y a nuestros amigosincondicionalmente y, para cambiar nuestras relaciones de la maneramás positiva y amorosa posible. Ayúdanos a crear nuevos canales de76


comunicación en nuestras relaciones a fin de que no se produzca unaguerra de control, de que no exista un vencedor o un perdedor.Permítenos trabajar unidos, como un equipo, para el amor, la dicha y laarmonía.Permite que las relaciones con nuestra familia y nuestros amigos sefundamenten en el respeto y la alegría a fin de que no sintamos lanecesidad de decirles qué deben pensar o cómo deben ser. Permite quenuestra relación romántica sea la relación más maravillosa; permite quenos sintamos dichosos cada vez que lo compartimos todo con nuestrapareja. Ayúdanos a aceptar a los demás como son, sin juicios, porquecuando los rechazamos, nos rechazamos a nosotros mismos, y cuandonos rechazamos a nosotros mismos, te rechazamos a ti.Hoy es un nuevo comienzo. Ayúdanos a empezar otra vez nuestravida con el poder del amor hacia nosotros mismos. Ayúdanos a disfrutarde la vida, a disfrutar de las relaciones, a explorar la vida, aarriesgarnos, a estar vivos y a no vivir mas con miedo al amor.Permítenos abrir nuestro corazón al amor que nos corresponde porderecho de nacimiento. Ayúdanos a convertirnos en maestros de laGratitud, de la Generosidad y del Amor a fin de que seamos capaces dedisfrutar de todas tus creaciones por siempre jamás. Amén.Sobre el autorEl doctor Miguel Ruiz es un maestro de la escuela tolteca detradición mística. Combina su mezcla única de conocimientos entalleres, conferencias y viajes guiados a Teotihuacán, México. Enesta antigua ciudad de las pirámides, conocida por los toltecascomo el lugar en el que «el hombre se convierte en Dios», el doctorMiguel Ruiz sigue el proceso que los antiguos profetas trazaronpara guiar a los buscadores a través de sus niveles ascendentes deconciencia.Si desea recibir más información, puede ponerse en contactocon:SIXTH SUNJourneys of the SpiritP O. Box 184677


Carlsbad, CA 92018-18461-800-294-3203Visite nuestra página web en:http://www miguelruiz.com78

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