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Marco Interpretativo del EstudioEsta postura se relaciona también con la “teoría de las ventanas rotas” (Wilson y Kelling, 1982) que planteaque al aumentar la autoridad moral de los miembros de la comunidad, las oportunidades para un aumentodel crimen disminuyen (Arroyo, 2003). Esta perspectiva pone énfasis en el abordaje de los problemaspequeños en los barrios (como el graffiti) para disminuir la probabilidad de una escalada de la criminalidad.En este sentido, la comunidad juega un rol central al colaborar con la policía en la identificación deproblemas de convivencia.De la interpretación del fenómeno descrito se desprende que el crimen crece en comunidades empobrecidasy con problemas de convivencia y que, a su vez, el incremento del crimen genera mayores problemas enesos vecindarios. Desde esta perspectiva, la inversión en esas áreas urbanas, complementada con otrasmedidas de regeneración comunal, permitiría alterar este círculo vicioso al ayudar a que los integrantesde la comunidad pasen a tener un sentido de pertenencia compartido.Por otro lado, la comunidad puede ser vista principalmente como un sistema de control informal. En otraspalabras, la teoría de las ventanas rotas asume una relación causal entre la carencia de un sistema informalde control (comunidad) y la presencia de alta criminalidad. Este postulado descansa principalmente enuna perspectiva racionalista que explica la ocurrencia de hechos criminales a partir de la inexistencia demecanismos de control o de vigilancia permanente. En este sentido, asumir que el control informal puededisminuir la problemática de la criminalidad resulta por lo menos optimista y de hecho poco realista.Esta perspectiva presenta una falencia central al reconocer a la comunidad como un “ente” naturalmentepositivo en la implementación de mecanismos de control social. En diversos contextos, y últimamente enla mayoría de los países de América Latina, encontramos problemas graves de vigilantismo e inclusolinchamientos de presuntos criminales. De esta forma la cara negativa de lo “comunitario” se hace presentetambién mediante iniciativas autoritarias y, en algunos casos, para-policiales (Rowland, 2003).Estudios empíricos desarrollados en Estados Unidos plantean que la criminalidad tiene un impacto diversoen la vida comunitaria ( Wilson y Doenges, 2000; Paras, 2002; Walklate, 1998). En este sentido habría quesospechar de la colaboración inmediata de la comunidad como agente del control social. Así por ejemplo,un estudio sobre urbanizaciones cerradas en Estados Unidos reveló que el principal motivo declarado porlos entrevistados para mudarse a este tipo de desarrollo habitacional era la seguridad, y/o que considerabanque en espacios cerrados los vecinos son capaces de identificar a los extraños ( Wilson y Doenges, 2000).Paras concluye al respecto: “Las víctimas se sienten menos seguras y por ende se tornan menos confiadasde los demás y dejan de hacer importantes actividades sociales” (2002, p. 12 traducción propia).Otra forma de entender la comunidad es comprenderla como un lugar, es decir un territorio determinadodonde habita un numero específico de personas. El cambio que se evidencia en la teoría criminológicaen los últimos años puede ser caracterizado por el paso del énfasis en el análisis del victimario hacia loscrímenes, es decir, desde las personas hacia los hechos (Crawford, 1998). Hechos que ocurren en unespacio determinado, por lo que la variable espacial se ha convertido en un tema fundamental paraentender, analizar e interpretar la presencia de criminalidad. Esta practica reconoce la importancia de lascaracterísticas espaciales donde se produce un hecho delictual, pero puede convertirse en un arma dedoble filo ya que por un lado permite analizar la distribución y presencia de la criminalidad, pero por otrogenera estigmatización y segregación de determinados espacios urbanos. A partir de los postuladospropuestos por Newman y su caracterización de los espacios defendibles, la comunidad es asumida poralgunos autores como un mecanismo de defensa ante extraños. En otras palabras, se entiende porcomunidades fuertes a aquellas cuyos miembros se defienden y protegen frente a la “amenaza” externa21

Marco Interpretativo del Estudio(Pain, 2000). De esta manera se genera un “otro” y un “nosotros”, muchas veces artificial pero no por ellomenos real, que permite aumentar los procesos de estigmatización y de segregación urbana (Caldeira,2000). En Estados Unidos, grupos de vecinos bajo la consigna de “Not in my backyard”(no en mi patio)se han opuesto organizadamente a la localización de viviendas sociales o centros de rehabilitación dedrogas en sus “comunidades”. El principal motivo articulado en este discurso es la intromisión de extrañosa la comunidad y los efectos negativos de dicha presencia. En nuestro país el estudio realizado en 1998por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) demostró que frente a la existenciade un imaginario social se define claramente un “otro”, culpable de la mayoría de los problemas sociales,y especialmente de la criminalidad. De igual forma, la presencia de proyectos de viviendas sociales serefiere comúnmente como la causa central del aumento de la delincuencia en una determinada comuna(Ramos y Guzmán, 1999). El caso de la comuna de Lo Barnechea 7 donde se pretendió construir un murode división entre los barrios residenciales y asentamientos empobrecidos de la comuna (iniciativa municipalapoyada por algunos vecinos), es un ejemplo paradigmático del tipo de organización comunitaria que lapretendida defensa del lugar puede producir. Las comunidades del miedo descritas por Beck (1998) sepueden homologar a este caso en que una comunidad identificó claramente los límites físicos que seestablecen entre la zona residencial y los espacios empobrecidos de la comuna, pasando a formar partede un espacio aparte y por ende de otra comunidad.En esta misma perspectiva, muchas veces se asume que la comunidad es un todo homogéneo, donde secomparten valores, tradiciones, y costumbres. Esta mirada resulta ser inocente respecto de la sociedadde hoy, al considerar la presencia de múltiples tribus urbanas con valores y ritos diversos (Perez-OriolCosta, 1996). De igual manera, el reconocimiento de la diversidad se presenta como un requisito paraafrontar las diferencias presentes en la vida social contemporánea de forma democrática. Así por ejemplo,algunos estudios plantean que la composición de género tiene un alto impacto sobre el tipo de políticasque se utilizan para prevenir o controlar la criminalidad (Newburn y Stanko, 1994).Otro de los temas difundidos sobre la comunidad es la noción de que lo peligroso no sólo es una amenazasino que se localiza “afuera”. Se asume que el peligro se sitúa principalmente en los espacios públicos,por lo que las políticas de prevención comunitaria tienden a enfocarse en dichos espacios dejando sinintervención los problemas vinculados a los ámbitos privado o semi privados. El principal ámbito noconsiderado en esta perspectiva es el hogar, a pesar de la reconocida problemática de la violencia intrafamiliarque se presenta en el ámbito nacional (UNICEF, 2000). Adicionalmente otros espacios, como la escuela,tampoco han sido abordados en profundidad y se conocen pocas iniciativas orientadas a disminuir el usode la violencia como mecanismo de resolución de conflictos. De igual forma, las políticas se centran enlos delitos “callejeros” como el robo o el hurto, dando menos atención a los “delitos de cuello blanco”.Finalmente, la comunidad es generalmente considerada como un recurso que debe ser utilizado en laprevención de la criminalidad. Esta visión de apropiación de la problemática criminal por las comunidadesse ha traducido en un esfuerzo para que ellas mismas movilicen sus recursos económicos y personalescon el fin de disminuir la presencia de criminalidad en sus zonas de residencia o comercio (Dammert,2002). Sin embargo vale la pena destacar que la mayoría de políticas de prevención comunitaria otorganun rol pasivo a la comunidad, entendida en general como el receptor de mecanismos de solución. Unclaro ejemplo de este tipo de emprendimiento es la visión de la intervención estatal como una generación7. La comuna de Lo Barnechea es netamente residencial de los sectores económicos más privilegiados del país.El tipo de vivienda desarrollada en esta comuna es la vivienda aislada, familiar, en mayoría de casos encondominio con fuerte presencia de vigilancia privada.22

Marco Interpretativo <strong>de</strong>l Estudio(Pain, 2000). De esta manera se g<strong>en</strong>era un “otro” y un “nosotros”, muchas veces artificial pero no por ellom<strong>en</strong>os real, que permite aum<strong>en</strong>tar los procesos <strong>de</strong> estigmatización y <strong>de</strong> segregación urbana (Cal<strong>de</strong>ira,2000). En Estados Unidos, grupos <strong>de</strong> vecinos bajo la consigna <strong>de</strong> “Not in my backyard”(no <strong>en</strong> mi patio)se han opuesto organizadam<strong>en</strong>te a la localización <strong>de</strong> vivi<strong>en</strong>das sociales o c<strong>en</strong>tros <strong>de</strong> rehabilitación <strong>de</strong>drogas <strong>en</strong> sus “comunida<strong>de</strong>s”. El principal motivo articulado <strong>en</strong> este discurso es la intromisión <strong>de</strong> extrañosa la comunidad y los efectos negativos <strong>de</strong> dicha pres<strong>en</strong>cia. En nuestro país el estudio realizado <strong>en</strong> 1998por el Programa <strong>de</strong> las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) <strong>de</strong>mostró que fr<strong>en</strong>te a la exist<strong>en</strong>cia<strong>de</strong> un imaginario social se <strong>de</strong>fine claram<strong>en</strong>te un “otro”, culpable <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los problemas sociales,y especialm<strong>en</strong>te <strong>de</strong> la criminalidad. De igual forma, la pres<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> proyectos <strong>de</strong> vivi<strong>en</strong>das sociales serefiere comúnm<strong>en</strong>te como la causa c<strong>en</strong>tral <strong>de</strong>l aum<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la <strong>de</strong>lincu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> una <strong>de</strong>terminada comuna(Ramos y Guzmán, 1999). El caso <strong>de</strong> la comuna <strong>de</strong> Lo Barnechea 7 don<strong>de</strong> se pret<strong>en</strong>dió construir un muro<strong>de</strong> división <strong>en</strong>tre los barrios resi<strong>de</strong>nciales y as<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos empobrecidos <strong>de</strong> la comuna (iniciativa municipalapoyada por algunos vecinos), es un ejemplo paradigmático <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> organización comunitaria que lapret<strong>en</strong>dida <strong>de</strong>f<strong>en</strong>sa <strong>de</strong>l lugar pue<strong>de</strong> producir. Las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l miedo <strong>de</strong>scritas por Beck (1998) sepue<strong>de</strong>n homologar a este caso <strong>en</strong> que una comunidad i<strong>de</strong>ntificó claram<strong>en</strong>te los límites físicos que seestablec<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre la zona resi<strong>de</strong>ncial y los espacios empobrecidos <strong>de</strong> la comuna, pasando a formar parte<strong>de</strong> un espacio aparte y por <strong>en</strong><strong>de</strong> <strong>de</strong> otra comunidad.En esta misma perspectiva, muchas veces se asume que la comunidad es un todo homogéneo, don<strong>de</strong> secompart<strong>en</strong> valores, tradiciones, y costumbres. Esta mirada resulta ser inoc<strong>en</strong>te respecto <strong>de</strong> la sociedad<strong>de</strong> hoy, al consi<strong>de</strong>rar la pres<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> múltiples tribus urbanas con valores y ritos diversos (Perez-OriolCosta, 1996). De igual manera, el reconocimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la diversidad se pres<strong>en</strong>ta como un requisito paraafrontar las difer<strong>en</strong>cias pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la vida social contemporánea <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>mocrática. Así por ejemplo,algunos estudios plantean que la composición <strong>de</strong> género ti<strong>en</strong>e un alto impacto sobre el tipo <strong>de</strong> políticasque se utilizan para prev<strong>en</strong>ir o controlar la criminalidad (Newburn y Stanko, 1994).Otro <strong>de</strong> los temas difundidos sobre la comunidad es la noción <strong>de</strong> que lo peligroso no sólo es una am<strong>en</strong>azasino que se localiza “afuera”. Se asume que el peligro se sitúa principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los espacios públicos,por lo que las políticas <strong>de</strong> prev<strong>en</strong>ción comunitaria ti<strong>en</strong><strong>de</strong>n a <strong>en</strong>focarse <strong>en</strong> dichos espacios <strong>de</strong>jando sininterv<strong>en</strong>ción los problemas vinculados a los ámbitos privado o semi privados. El principal ámbito noconsi<strong>de</strong>rado <strong>en</strong> esta perspectiva es el hogar, a pesar <strong>de</strong> la reconocida problemática <strong>de</strong> la viol<strong>en</strong>cia intrafamiliarque se pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> el ámbito nacional (UNICEF, 2000). Adicionalm<strong>en</strong>te otros espacios, como la escuela,tampoco han sido abordados <strong>en</strong> profundidad y se conoc<strong>en</strong> pocas iniciativas ori<strong>en</strong>tadas a disminuir el uso<strong>de</strong> la viol<strong>en</strong>cia como mecanismo <strong>de</strong> resolución <strong>de</strong> conflictos. De igual forma, las políticas se c<strong>en</strong>tran <strong>en</strong>los <strong>de</strong>litos “callejeros” como el robo o el hurto, dando m<strong>en</strong>os at<strong>en</strong>ción a los “<strong>de</strong>litos <strong>de</strong> cuello blanco”.Finalm<strong>en</strong>te, la comunidad es g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te consi<strong>de</strong>rada como un recurso que <strong>de</strong>be ser utilizado <strong>en</strong> laprev<strong>en</strong>ción <strong>de</strong> la criminalidad. Esta visión <strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong> la problemática criminal por las comunida<strong>de</strong>sse ha traducido <strong>en</strong> un esfuerzo para que ellas mismas movilic<strong>en</strong> sus recursos económicos y personalescon el fin <strong>de</strong> disminuir la pres<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> criminalidad <strong>en</strong> sus zonas <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia o comercio (Dammert,2002). Sin embargo vale la p<strong>en</strong>a <strong>de</strong>stacar que la mayoría <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong> prev<strong>en</strong>ción comunitaria otorganun rol pasivo a la comunidad, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral como el receptor <strong>de</strong> mecanismos <strong>de</strong> solución. Unclaro ejemplo <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> empr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to es la visión <strong>de</strong> la interv<strong>en</strong>ción estatal como una g<strong>en</strong>eración7. La comuna <strong>de</strong> Lo Barnechea es netam<strong>en</strong>te resi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong> los sectores económicos más privilegiados <strong>de</strong>l país.El tipo <strong>de</strong> vivi<strong>en</strong>da <strong>de</strong>sarrollada <strong>en</strong> esta comuna es la vivi<strong>en</strong>da aislada, familiar, <strong>en</strong> mayoría <strong>de</strong> casos <strong>en</strong>condominio con fuerte pres<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> vigilancia privada.22

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