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Mario Benedet ti: i~ Inventario cómplice - e-BUC

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50 ANA INÉS LARRE BORGESelección deliberada. «En la literatura la<strong>ti</strong>noamericana actual, no hay legado culturalque iguale en fuerza la influencia de la mera realidad», supo decir con desafío y riesgo'.El gesto de desterrar toda intertextualidad cuando se es un hombre hecho de literaturasupone una é<strong>ti</strong>ca que condiciona las estrategias discursivas y en ellas se realiza.El <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> lector -el que comparece en sus ensayos- ilumina -y es más: argumenta-sobre esa é<strong>ti</strong>ca de la escritura.E1 rostro del autorEn el ensayo que dedica a Roberto Fernández Retamar, <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> ha hecho unaconfesión: «Como lector -dice- siempre me ha apasionado buscar el verdadero rostrodel escritor»10. Antes de referirme a esa ní<strong>ti</strong>da metáfora «el rostro del autor» quepuede procurar varios sarpullidos crí<strong>ti</strong>cos en <strong>ti</strong>empos en que la muerte del autor hasido decretada junto a otros decesos igualmente improbables, quiero señalar la insistenciadel <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> crí<strong>ti</strong>co en ubicarse en la perspec<strong>ti</strong>va del lector. Esta vocación deacercamiento a su público <strong>ti</strong>ene una destacada permanencia aún por sobre la evolucióntambién significa<strong>ti</strong>va de sus intereses. Si el crí<strong>ti</strong>co ha ido cambiando el objeto desus prioridades al distanciarse de las letras europeas que signaron sus lecturas dejuventud por las la<strong>ti</strong>noamericanas que acompañan su toma de conciencia polí<strong>ti</strong>ca, sitrueca también su inclinación por la prosa en favor de la poesía, la ac<strong>ti</strong>tud para enfrentarlos textos manifiesta, en cambio, una singular coherencia.Una manera de auscultar esa coherencia puede definirse en primera instancia porla negación. La nega<strong>ti</strong>va -sostenida en tantos años de ejercicio crí<strong>ti</strong>co- a adoptarcomportamientos de la academia, la nega<strong>ti</strong>va a embanderarse con corrientes o métodoscrí<strong>ti</strong>cos, aun los afines a su ideología o sus intereses, y la nega<strong>ti</strong>va a u<strong>ti</strong>lizar unlenguaje profesional -el cuidado medido de no incurrir en jerga alguna- al escribirsus artículos y ensayos. Estas ausencias están muy lejos del desconocimiento teóricoy la prescindencia bibliográfica. <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> sabe que «no hay crí<strong>ti</strong>ca sin biblioteca»,pero reivindica el derecho a ejercitar con «irrestricta libertad, mi capacidad interpreta<strong>ti</strong>vay esclarecedora»".Es elocuente la advertencia que precede a las páginas que dedicó a Darío:«Advierto que en este prólogo hablaré muy poco de Modernismo y no se entrará enla discusión acerca de quién fue el iniciador del movimiento: 'No hay escuelas, haypoetas' dijo Darío desde la entraña misma del Modernismo»'*. El rescate de esa citadariana delata acaso una preferencia compar<strong>ti</strong>da, la de valorar siempre al escritor ensu singularidad. Hijo de la estación de las generaciones que hizo fortuna en el Río dela Plata en el magisterio de Ortega y Gasset y Julián Marías como demuestra paradigmá<strong>ti</strong>camentela producción de otro crí<strong>ti</strong>co uruguayo, su amigo Ángel Rama,<strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> no quiso plegarse a ese modelo de análisis. Aunque supo tempranamente yen el original alemán la teoría de Julius PetersenI3, prefirió desentenderse de categoríaspara asumir la perspec<strong>ti</strong>va del lector.«El problema consiste -dice en el citado ensayo- en saber si, después de leer aDarío, el lector sigue siendo el mismo. O sea someter a este poeta al infalible test quepermite reconocer a los grandes creadores, esos que nos conmueven, en el intelecto o

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