antiguos maestros. “Hacia 1843, dice, me hallaba en el Seminario<strong>de</strong> San Sulpicio cuando empecé a conocer Alemania por Goethe yHer<strong>de</strong>r. Creí entrar en un templo, y todo lo que había yo tenido poruna pompa digna <strong>de</strong> la Divinidad me produjo entonces el mismoefecto que flores <strong>de</strong> papel amarillentas y ajadas” 1 . Confiesa que todala vida se mantuvo casto, que sólo amó a cuatro mujeres –su madre,su hermana Enriqueta, su esposa y su hija–, que en los dinteles <strong>de</strong> lavejez vino a compren<strong>de</strong>r las palabras <strong>de</strong>l Eclesiastés: “Anda, pues,come tu pan y regocíjate con la mujer que amaste un día”. Sin embargo,“<strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño entreveía la hermosura como don tan superior que eltalento, el genio, la virtud misma, eran nada en comparación”; y en suvejez escribe frases que recuerdan a Heine predicando la rehabilitación<strong>de</strong> la carne o a Zola <strong>de</strong>fendiendo la dignidad y nobleza <strong>de</strong>l genésico:“¡Qué, dice, la obra por excelencia, la continuación <strong>de</strong> la vidaestará ligada como un acto ridículo o grosero!”. Quizá en todo su erotismosenil hay un simple recurso literario, un contagio <strong>de</strong>l naturalismo.Sólo así pue<strong>de</strong> explicarse que haya escrito: “El libertino tienerazón y practica la verda<strong>de</strong>ra filosofía <strong>de</strong> la vida”.Renan se presenta como ave rara en su época y en su nación, porel <strong>de</strong>sinterés o “<strong>de</strong>sprendimiento <strong>de</strong> los bienes temporales”, según<strong>de</strong>cía él mismo. Sus obras le produjeron muy poco: mientras novelistasy dramaturgos acumulaban sumas fabulosas y vivían regiamente,él vegetaba en la medianía y, a no ser por el Gobierno <strong>de</strong> la República,habría muerto en la escasez. Cuando el Imperio, al quitarle la cátedra<strong>de</strong> hebreo, quiso darle una compensación, él la renunció altivamente.Sin ser <strong>de</strong>spilfarrador como Lamartine o pródigo como Dumas,no tuvo como Voltaire y Víctor Hugo la ciencia práctica <strong>de</strong> la vida.1. La Reforme intellectuelle et morale. Después <strong>de</strong> modificar casi totalmente laredacción <strong>de</strong> este párrafo, el autor le agregó otro, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> “Hacia 1843” hasta “amarillentasy ajadas”.92 PENSAMIENTO Y LIBREPENSAMIENTO
Su felicidad habría consistido en que alguien hubiera tomado a cargoalojarle, alimentarle, vestirle y calentarle, <strong>de</strong>jándole completa libertad<strong>de</strong> pensar y escribir. Poco más o menos la dicha <strong>de</strong>l buen abad quepi<strong>de</strong> una buena bicicleta sin <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar un buen refectorio.Contrariamente al pesimismo general, Renan se regocijaba <strong>de</strong>haber nacido y proclamaba el placer <strong>de</strong> vivir. Siempre se mostró satisfecho,salvo que toda su satisfacción no pasara <strong>de</strong> un velo discretopara disimular los combates interiores. Quizá ni su alegría ni sutristeza fueron muy profundas, porque el verda<strong>de</strong>ro fondo <strong>de</strong> su carácterparecía un egoísmo sonriente, amable y <strong>de</strong> buen tono. Él mismo<strong>de</strong>clara con llaneza que <strong>de</strong> su educación clerical guardaba el horrora las amista<strong>de</strong>s particulares, que nunca prestó servicios a susamigos y por consiguiente a nadie. Probablemente, los dolores <strong>de</strong> laHumanidad no le quitaron una hora <strong>de</strong> sueño. Le tocó buen asientopara ver la representación <strong>de</strong>l drama, y se divertía sin cuidarse mucho<strong>de</strong> averiguar si sus prójimos se divertían también. Hombre ajenoa las pasiones profundas y por consiguiente a los dolores profundos,miraba el universo por el lado bueno y profesaba un optimismo,tan exagerado que más <strong>de</strong> una vez rayaba en irónico. Quién sabe sitoda su filosofía optimista se explica por este arranque: “Debemosla virtud al Eterno; pero, como <strong>de</strong>squite personal, tenemos <strong>de</strong>recho<strong>de</strong> agregarle la ironía, <strong>de</strong>volviendo así a quien lo merece, burla porburla, haciendo la misma pasada que nos hicieron”.Hombre <strong>de</strong> restricciones y reticencias, <strong>de</strong> avances y retrocesos,daba un rasguño y en seguida restañaba la sangre y aplicaba un vendaje,sin pensar que la cicatriz quedaría in<strong>de</strong>leble. Los rasguños mujerilesque Renan ha dado al catolicismo producen más daño que losfuribundos hachazos propinados por otros. Por una parte ha quitadoal ídolo <strong>de</strong> cartón sus papeles dorados, y por otra ha querido apuntalarlecon barras <strong>de</strong> hierro.BIBLIOTECA AYACUCHO93
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