Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario

Cuando contagiamos a otros este gustopor vivir la vida de verdad contribuimoscon el tejido y el capital social ennuestro entorno.Los desafíos del liderazgoPara crecer hacia un liderazgo derepresentación auténtico, quien estédispuesto a representar a otros deberíaformularse algunas preguntas. CarlRogers, un psicólogo experto eneducación y desarrollo humano, seformula algunas preguntas que permitenidentificar una relación maduray fructífera y que aquí adaptamoslibremente al tema que a nosotros nosocupa.¿Cómo puedo ser para el otro una personadigna de fe en sentido profundo?Cumplir con las condiciones externasde la confiabilidad, como respetar lapalabra empeñada, actuar profesionalmente,ser consistente y cumplircon los compromisos asumidos en eltiempo es indispensable, pero quizáno baste. Ganar la confianza del otrono depende de rígida coherenciao estabilidad, supone ser sincero yauténtico. Poder ser uno mismo es loque inspira confianza en los demás. Loprimero es crear una relación auténticaconsigo mismo; es decir, percibir lospropios pensamientos, sentimientosy necesidades y aceptarlos. Una malacomprensión de la dimensión vinculardel liderazgo puede hacer pensar querespetar el propio espacio de visión yconvicción es una traición al otro o ala comunidad representada. No puedetransmitir confianza quien está enguerra consigo mismo.¿Puedo permitirme comunicar actitudespositivas hacia el otro: respeto,interés, calidez, cuidado, acogimiento,agrado? Sentir todo esto es relativamentefácil. Lo difícil es comunicarlo.Tememos que si nos permitimosexperimentar y expresar tales sentimientoshacia otras personas, nosveamos atrapados o perdamos nuestraindependencia y capacidad de maniobra.Los otros podrían plantearnosexigencias o bien podríamos decepcionarnos.Naturalmente no queremoscorrer esos riesgos. Una de las formasde defendernos es asumir una posición“profesional” que implica distancia.La distancia da cierto poder, ¿pero esel tipo de poder que buscamos? Hacerun gesto de acercamiento hacia el otropuede ser relativamente fácil, perodesarrollar en nosotros la sensibilidadpor lo bueno que hay en el otro y enla vida en general y poderlo irradiarpuede suponer toda una conversióndel corazón.¿Puedo ser suficientemente fuertecomo persona como para distinguirmedel representado? ¿Puedo respetarcon firmeza mis propias opiniones ynecesidades aún cuando sean distintosy hasta opuestos a los del otro?¿Puedo expresarlas con claridadcomo algo que me pertenece? ¿Esmi individualidad lo suficientementefuerte como para no sentirme confundidoen el otro? ¿Soy suficientementefuerte como para entender quesu alejamiento, sus amenazas o susgestos de desprecio no me destruirán,que existo independientemente conderecho propio más allá de sus exigencias?¿Hasta cuánto puedo poneren riesgo una popularidad fácil ocondescendiente? Cuando logro sentircon libertad mi capacidad de ser unapersona independiente, descubro quepuedo comprender y aceptar al otrocon mayor profundidad y hasta puedoirradiar en él esa soberanía dinámicahacia su propio autodespliegue. ¿Osiento que el otro debería seguir miconsejo, depender de mí en algunamedida o bien tomarme como modeloy salvador?¿Puedo ponerme en el lugar del otro,caminar en sus zapatos, intentar serél por un instante, tratar de descubrirqué se siente siendo él? ¿Puedoingresar en su mundo sin caer en latentación de evaluarlo o juzgarlo?¿Puedo entrar en su casa con delicadaunción, dejando mis zapatosen la puerta? Existe una poderosatentación en “corregir” lo que vemosdefectuoso. Existe una poderosatentación en querer borrar la pobrezao lo que entendemos falta de iniciativaen la cultura de nuestros pueblos.Borrar todo eso de un plumazo y parasiempre. Pero esos intentos siempreterminaron en algún tipo de violencia;violencia de uno u otro signo. Esdifícil redimir lo que no se ha abrazado,lo que no se ha aceptado de algúnmodo. ¿Puedo comportarme en miactividad dirigencial con la delicadezanecesaria como para que mi conductano sea sentida como una amenaza?¿Puedo liberar al otro de la amenazade mi evaluación?¿Puedo ver al otro como un ser enproceso de trasformación o me verélimitado por una lectura rígida de mipasado y del suyo? Si en mi contactocon él lo veo como un pueblo inmaduro,un impotente, un dependientesin iniciativa, cada uno de estos conceptosdeterminarán y constituiránel tipo de la relación que establecerécon él. Son conceptos que creanlo que profetizan, funcionan comoprofecías de autocumplimiento. Elclientelismo político es una manipulaciónsiniestra, pero en su origen esuna lectura rígida de la capacidad dedespliegue del otro, una profecía deautocumplimiento. Si lo veo comoun dependiente, lo trato como tal ypor tanto termino creando un ser sininiciativa, con lo cual termino convalidandola profecía. Para MartínBuber “Confirmar significa…aceptarla total potencialidad del otro… Puedoreconocer en él a la persona queha sido creada para transformarse…Lo confirmo en mí mismo, y luegoen él…” Basta de fotografías, necesitamospelículas con final abierto, enlas que el protagonista se convierte enautor de su propio libreto.Representar es un desafío sumamentecomplejo, que implica empatía, identificacióny vínculo por un lado, y a suvez, distancia crítica. Sostener la tensiónentre estos dos polos es una de lasclaves. Hay un camino de autoeducaciónexigido en todos los que asumenla vocación política de ser representantes,un camino de autoeducaciónque muchos de nuestros representantesno parecen haber podido o queridotransitar44 | Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario